lunes, 27 de abril de 2015

CONTRIBUCIÓN A LA DEFINICIÓN DE LA VIDA

CONTRIBUCIÓN A LA DEFINICIÓN DE LA VIDA

Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

1. Introducción

Definir un concepto no es expresar cualquier ocurrencia acerca de algo. Es resultado del proceso de abstracción de los aspectos individuales o singulares de los objetos, para centrarse en los aspectos generales o universales, ya que la verdad de la multitud de rasgos singulares cambiantes de los objetos materiales está en lo general o universal. Lo general o universal es lo que permanece relativamente estable en la variabilidad de la diversidad de los aspectos singulares del objeto de estudio; es decir, la ciencia tiene que descubrir detrás de la variabilidad de lo singular, lo que es relativamente constante y expresarlo, a través de conceptos, definiciones y leyes, formas lógicas que expresan la verdad de los fenómenos materiales. El descubrimiento de lo general o universal que está oculto en la variabilidad de lo singular, no es suficiente para definir un concepto; es necesario moverse del fenómeno a la esencia. Esto significa que después de descubrir los rasgos generales de un conjunto de aspectos singulares que caracterizan a un objeto de estudio, es necesario distinguir cuáles de las propiedades generales o comunes, son esenciales, es decir, cuales son los rasgos fundamentales, que caracterizan al objeto de estudio, ya que es en la esencia en la que está la verdad del objeto de interés y es la que debe estar implícita en su definición. Esta, es la expresión lógica de la esencia, por consiguiente, para definir la vida, primero, hay que encontrar los rasgos generales o universales que caracterizan a la vida y después, descubrir cuáles de esos rasgos generales, son esenciales, para poder definir el concepto de vida.

Definir la vida es un problema complejo, ya que requiere seguir el desarrollo histórico de las diversas formas de vida: desde las más simples –células procariotas y eucarióticas- hasta las más complejas –especie humana- y a través de la abstracción, descubrir los rasgos comunes –universales-. Desde los organismos procariontes hasta los más complejos tienen como base a la célula como la unidad anatómica y fisiológica; es decir, la célula, es la forma de existencia de la vida. Donde hay célula hay vida. Así pues, para definir el concepto vida es necesario, primero descubrir los rasgos generales  o universales que caracteriza a todos los organismos vivos: desde los más imples hasta los más complejos y posteriormente, descubrir los rasgos generales esenciales que caracterizan a la materia viva.


2. Fundamento teórico

2.1. Dialéctica de singular y lo general

Para definir el concepto de vida, es indispensable comprende la dialéctica de la general y lo singular, ya que la verdad de lo singular, está en universal.

Afanasiev (1990) explica que al observar el mundo material, lo primero que se revela  ante nuestra vista es una multitud infinita de objetos y fenómenos singulares. Posteriormente, al compararlos y confrontarlos, el hombre descubre a través de la abstracción, lo general –universal-, o sea los rasgos comunes inherentes a los objetos singulares.


Las categorías –conceptos más generales- de lo general y lo singular, expresan los nexos contradictorios que existen en un conjunto de objetos de la misma clase.


Lo universal –general- es lo que existe realmente en lo singular; es por ello inadmisible cualquier contraposición absoluta entre los conceptos que expresan lo universal y los objetos singulares.


Las categorías pares –apariencia vs esencia, casualidad vs necesidad, contenido vs forma, lo general vs lo singular, etc.- expresan en forma particular la ley universal de la contradicción, es decir, el hecho real en el sentido de que todos los procesos materiales son contradictorios, pero la contradicción no excluye la unidad relativa y temporal de los aspectos contrapuestos.


Lo singular es un fenómeno u objeto determinado, un proceso o hecho que se da en la naturaleza y en la sociedad. Lo singular recibe con frecuencia en las obras filosóficas el nombre de individual. También se denomina singular o individual al concepto de un hecho o acontecimiento real único, es decir, al pensamiento que abarca este hecho singular. Por universal se entiende la comunidad que existe objetivamente de rasgos, propiedades y caracteres de los objetos y fenómenos singulares de la realidad objetiva, o también la similitud de las relaciones y nexos entre ellos. Universal es lo que se repite a través de lo múltiple, lo diverso y lo individual. También se denomina universal o general al grupo o clase de objetos, caracterizados por poseer aspectos comunes a todos ellos. Lo universal se refleja en el conocimiento bajo la forma de los conceptos generales, de las definiciones y de las leyes de la ciencia.


Se denomina particular a un grupo de objetos, fenómenos o hechos que, siendo generales, forman parte al mismo tiempo de otro grupo más general; dentro de este grupo, lo particular se presenta como singular o individual, es decir, como parte de un todo mas amplio. Lo particular es un eslabón intermedio entre lo general y lo singular.


El pensamiento solo puede conocer y definir lo singular considerándolo como universal. El pensamiento no puede expresar lo singular sino es por medio de lo universal, expresado a través del lenguaje. 

Lo singular no existe al margen de sus nexos con lo universal, y lo universal solo existe a través de lo singular. Lo singular solo existe en el nexo que lo une a lo universal.

Todo objeto singular, posee al mismo tiempo, el carácter de lo universal. Ello quiere decir que todo lo que es singular es también, de uno u otro modo, universal. Pero lo universal es también una parte, un aspecto o la esencia de lo singular. Lo universal existe en lo singular y este forma parte de lo universal.

Lo individual o singular es siempre el objeto concreto, el fenómeno individual.

El concepto –reflejo mediato y generalizado de los objetos singulares- es el resultado de la abstracción de lo singular y de lo particular, del descubrimiento de lo universal en lo singular y de la fijación de este último en nuestro pensamiento, por medio del lenguaje articulado. Sin lenguaje no hay pensamiento abstracto, ya que solo la palabra permite generalizar y la generalización es la esencia del pensamiento abstracto.

Así pues, existe una unidad indisoluble entre lo universal y lo singular, de tal manera que lo general está en lo singular y éste es de alguna forma universal. Es por esto, que lo general constituye el fundamento de las ciencias particulares. Estas no están separadas, están vinculadas entre sí mismas, por medio de lo universal. En este sentido, las leyes universales del movimiento de la materia y el pensamiento, constituyen el fundamento teórico de las ciencias particulares: naturaleza abiótica y biótica, sociedad y pensamiento.

Lo general al ser parte de lo singular, tiene que estar presente en la infinidad de objetos singulares y una forma de expresar lógicamente lo universal, es a través del concepto y la definición.


2.2. Dialéctica del fenómeno  y la esencia

Para definir un concepto no basta descubrir las propiedades generales inherentes a una multitud de objetos singulares; es necesario destacar el rasgo más general, cuyo movimiento histórico culmina cuando alcanza su mayor concreción en la que está implícita la esencia del objeto de estudio. Por consiguiente, es indispensable entender la naturaleza contradictoria del fenómeno -lo cambiante- y la esencia.


Afanasiev (1990) explica que la esencia solo es el aspecto principal, intrínseco, y relativamente estable del objeto. La esencia determina la naturaleza del objeto y es el principio del que proceden sus demás características y aspectos.

El fenómeno y la esencia expresan la compleja unidad de los aspectos internos y externos de los objetos y procesos de la realidad objetiva. En cuanto categorías del conocimiento, reflejan la unidad dialéctica de los grados sensible y racional del proceso cognoscitivo, que revela la esencia profunda de las cosas, sobre la base de la práctica.

La esencia y el fenómeno, son dos aspectos indisolublemente vinculados de la realidad objetiva; uno de ellos, el aspecto interno (esencia) no puede manifestarse sino a través del aspecto externo (fenómeno). Ahora bien los dos aspectos contradictorios, no coinciden nunca plenamente en el modo de manifestarse, y es precisamente esta falta de coincidencia lo que hace necesario el proceso del conocimiento científico. En efecto, la ciencia no tiene otro fin que el descubrir detrás de lo externo, detrás de lo que se percibe inmediatamente, el fundamento, la esencia de las cosas; es decir, el otro aspecto, el aspecto oculto e interno de los procesos materiales.

La esencia es el aspecto interno relativamente estable, de la realidad objetiva, que permanece oculto tras la superficie de los fenómenos y que se manifiesta a través de ellos.

El fenómeno es el aspecto externo más movible y cambiante de la realidad objetiva, que constituye la forma de manifestarse de la esencia.

En un primer nivel la contradicción entre la esencia y el fenómeno se presenta como la unidad contradictoria de los aspectos externos e internos.

El proceso del conocimiento inicia con el aspecto externo cambiante de las cosas y a través de la abstracción descubre la esencia oculta de los fenómenos.

La unidad existente entre la esencia y sus diversas manifestaciones nos permite hallar lo universal en la pluralidad de los fenómenos singulares y descubrir los conceptos, las definiciones y las leyes de su desarrollo.

En el nivel superficial de los fenómenos están los datos científicos proporcionados por la observación directa y por los instrumentos; información que representa la etapa inicial para el descubrimiento de la esencia oculta de los fenómenos.

Para descubrir la esencia, hay que realizar una serie de experiencias y observaciones especiales; hay que separar lo esencial e importante de lo inesencial y casual; hay que desarrollar un complejo trabajo analítico de los datos experimentales obtenidos; en una palabra, es necesario llevar a cabo una profunda investigación científica.

La contradicción entre esencia y fenómeno es precisamente la causa de que la ciencia solo pueda descubrir la esencia de muchos fenómenos al cabo de una prolongada labor y a veces como fruto de investigaciones que duran siglos.

En el segundo nivel la contradicción entre la esencia y el fenómeno se presenta también bajo la forma de contradicción entre lo estable y lo inestable, entre lo que se halla en reposo y lo que se mueve, entre lo que permanece más o menos constante y lo que cambia rápidamente.

Una vez que ha sido descubierta la esencia, es decir, una vez operada la reducción de lo externo a lo interno, del fenómeno a la esencia, la tarea del conocimiento científico consiste en demostrar cómo y porqué la esencia aparece precisamente bajo determinada forma y no bajo otra; en este momento se transita dialécticamente a las categorías de causa y efecto.

El descubrimiento de la contradicción existente entre la esencia y el fenómeno en el proceso cognoscitivo constituye, por tanto, un proceso complejo. Este proceso consiste en el movimiento del pensamiento de lo concreto sensible a lo abstracto, al conocimiento de la esencia y estriba, a su vez, en un movimiento inverso: de ascenso de lo abstracto a lo concreto teórico, de la esencia al fenómeno, es decir, de elevación hacia una comprensión más profunda de los fenómenos y de los procesos. En este sentido el movimiento del conocimiento tiene un carácter cíclico.

La práctica constituye el fundamento inmediato del conocimiento sensible, también se convierte en el criterio objetivo de la verdad científica expresada en los conceptos, definiciones y leyes, todas formas del pensamiento que expresan lógicamente la esencia de los objetos materiales.

La práctica es la fuente, la fuerza motriz del proceso del conocimiento, ella es justamente la que plantea a la ciencia nuevas tareas, a la par que exige el que se penetre cada vez más con mayor profundidad en la esencia de los fenómenos.

El proceso del conocimiento no puede detenerse en la superficie de los fenómenos, sino que debe siempre llegar a su esencia, penetrar en lo más profundo de los procesos, asimilar las leyes por las que se rige el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, ya que solo el conocimiento de la esencia, de los nexos internos de los hechos, permite que nos orientemos en el medio que nos rodea, prever el resultado probable de nuestras acciones y determinar acertadamente el rumbo que han de seguir los procesos históricos.

Por esencia se entienden las relaciones internas, estables. La esencia, como el aspecto interno, es lo opuesto al aspecto externo, mutable de la realidad y conocido como fenómeno. La verdad de lo singular cambiante -fenómeno- esta en la esencia y ésta hecha pensamiento se convierte en definición.


3. Método

3.1. Dialéctica de lo abstracto a lo concreto


Lo general no es sensible, pero esto no significa que no tenga existencia material, solo que al ser inherente a una gran diversidad de objetos singulares, está oculto "detrás" de los mismos. En este sentido lo general tiene que ser descubierto y como tal es esencia, que tiene que ser descubierta, por medio del pensamiento abstracto.

El método para descubrir la esencia de los objetos materiales, consiste en el movimiento de lo abstracto a lo concreto.

Según Rosental y Straks (1960) las categorías de lo abstracto y lo concreto, están íntimamente relacionadas con el proceso del conocimiento y están estrechamente vinculadas con las categorías de esencia y fenómeno. Estas últimas nos orientan para entender los aspectos internos y externos de los objetos, y lo concreto y abstracto son categorías que nos guían en el descubrimiento de la esencia mediante la abstracción.


Lo concreto en el conocimiento refleja el hecho objetivo de que los fenómenos y objetos de la realidad existen en una unidad, como un todo compuesto de diferentes aspectos, cualidades y relaciones.


La imagen concreta cognoscitiva representa un reflejo unitario del objeto; es decir, sus diferentes aspectos se presentan en una unidad, en una conexión recíproca.


Lo abstracto puede darse en el conocimiento porque los diferentes aspectos y las diversas propiedades y relaciones de los objetos poseen una relativa autonomía, se distinguen entre sí, se hallan en una distinta relación con la esencia; por ello, en el conocimiento se pueden separar unos aspectos del objeto, abstrayéndolos de otros.


Lo abstracto surge al separar los aspectos secundarios de los fenómenos, con el fin de captar su esencia. Esta actividad mental que permite prescindir de los aspectos inesenciales para descubrir la esencia, se conoce como abstracción.

La práctica determina cual es la propiedad que debe destacarse como esencial.


La tarea de abstraer no solamente consiste en destacar lo que hay de común, de idéntico, entre los objetos, sino principalmente en poner de relieve la esencia de las cosas. La abstracción no estriba simplemente en separar lo general, sino en destacar al mismo tiempo lo que es general y esencial en los procesos materiales.


Así pues, lo abstracto no solo refleja lo que hay de similar entre los fenómenos, sino su esencia, su sujeción a leyes y su naturaleza universal.

Lo abstracto no es el punto final del proceso del conocimiento, sino una etapa para elevarse a lo concreto.


En el movimiento de lo abstracto a lo concreto no se recrea el objeto sensible, que ya existía antes e independientemente de que fuera conocido, lo que surge es el concepto y definición concretos del objeto de estudio; la verdad abstracta no existe, la verdad es siempre concreta. Esta marcha ascendente hacia lo concreto significa una marcha hacia el conocimiento más profundo de la esencia del objeto.


La Lógica Dialéctica considera que lo concreto es el punto de partida y de llegada del proceso del conocimiento. Lo concreto sensible es el punto de partida del conocimiento, lo concreto, a su vez, como síntesis y combinación de numerosas abstracciones, es la meta del conocimiento científico y las abstracciones aisladas constituyen el medio para alcanzar este fin.


La marcha de nuestro conocimiento desde lo concreto sensible a través de lo abstracto hacia lo concreto del pensamiento, reproducido sobre la base del conocimiento de la esencia de los fenómenos, expresa la negación de la negación del saber humano.


Lo abstracto es la negación de lo concreto sensible, y lo concreto, como síntesis de innumerables abstracciones, es la negación de lo abstracto. Esto no significa la vuelta a lo concreto sensible que sirve de punto de partida, sino a lo concreto elevado a un nivel más alto de desarrollo del conocimiento, en el que el objeto es captado de modo más profundo y multilateral en la esfera del pensamiento.

Kursanov (1966) escribe que Marx en su genial Introducción a la crítica de la economía política (1857), pone de manifiesto la inconsistencia del método rudimentario que parte inmediatamente del todo, sin analizarlo ni descomponerlo, por ejemplo, de la población, ya que como es abstracción no es nada, si se prescinde de las clases de que se compone. En esta trayectoria correcta de la ciencia, lo concreto se manifiesta como un concepto rico, pleno del contenido del saber multifacético del mundo, como la combinación de numerosas definiciones y de conceptos particulares que revelan las multiformes facetas y relaciones de los individuos, sintetizadas en el concepto concreto único. Lo concreto es la unidad de lo multiforme, la unidad de los conceptos abstractos particulares que se crean como síntesis histórico-lógicas de éstos últimos. “Lo concreto lo es precisamente –dice Marx- por ser la síntesis de muchas definiciones y, por consiguiente, la unidad de lo multiforme”.

El proceso de la dinámica del pensamiento en el desarrollo de los conceptos de lo abstracto a lo concreto, en línea ascendente, a través de un reflejo cada vez más profundo y completo de la esencia de los objetos y de los fenómenos, es la ley dialéctica universal del conocimiento. La riqueza del objeto determina la riqueza del contenido del concepto y su definición, y exigen la creación en el desarrollo histórico del conocimiento de nuevos y nuevos conceptos y definiciones para su adecuada expresión. Cuanto más complejo y rico es el objeto, tanto más rico y multiforme debe ser el concepto y definición del mismo. Cada definición abstracta es el componente necesario y un peldaño imprescindible en la formulación de lo concreto, y solo la suma infinita de los conceptos y definiciones universales nos ofrece lo concreto en toda su plenitud.

Blauberg (1968) afirma que lo abstracto y lo concreto (del latín “abstractio”, aislamiento; concreto de “concrescere» crecer por aglomeración) son dos categorías dialécticamente vinculadas entre sí. Lo abstracto es un estado no desarrollado del objeto, un estado en que todavía no se han puesto de manifiesto por completo todas sus propiedades, todas sus particularidades; en tanto, lo concreto es el objeto en su integridad orgánica, en toda la multilateralidad de sus aspectos y conexiones. Son relativas las diferencias entre lo abstracto y lo concreto. Si un objeto concreto íntegro es examinado como parte de un sistema más general, tal objeto puede resultar abstracto. Lo abstracto y lo concreto ayudan de modo importante a caracterizar el conocimiento teórico acerca de los objetos. Por abstracto se entiende el conocimiento no completo, unilateral. Este conocimiento refleja distintos aspectos, rasgos y facetas de los objetos concretos, separados de otros de sus aspectos y propiedades. Tal cosa posibilita examinar las propiedades de los objetos en forma pura, al margen de cualesquiera influencias secundarias o casuales. En este caso, sin embargo, los objetos quedan desarticulados, pierden su integridad, la conexión interna de sus partes. En tanto, el conocimiento sólo es verdadero cuando es concreto, cuando considera los objetos y fenómenos de la realidad, en la total unidad de sus múltiples aspectos. El conocimiento de lo concreto no puede ser logrado repentinamente: es el resultado del movimiento del pensar desde las determinaciones unilaterales, abstractas, del objeto, hasta las determinaciones cada vez más complejas y dialécticamente contradictorias. Este proceso de movimiento del pensamiento es denominado ascenso de lo abstracto a lo concreto. Fue Hegel quien quién lo describió por primera vez en sus rasgos generales; sin embargo, lo hizo de forma idealista al representárselo como un proceso en el que el pensamiento hace surgir, engendra los objetos materiales concretos mismos. Estos en realidad existen como todo lo concreto antes de que emerja cualquier conocimiento; más son reproducidos, reconstruidos mentalmente en el pensamiento en el proceso de ascenso de lo abstracto a lo concreto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de muchas determinaciones; es por consiguiente, la unidad de lo diverso. Es por eso que en el pensamiento actúa como proceso de síntesis, como resultado y no como punto de partida; aunque de hecho constituye el punto de partida real y por eso mismo también el punto de partida de la contemplación y la representación. La reproducción del objeto en el pensamiento como un todo vivo no es la simple suma, la enumeración de las abstracciones que reflejan los diferentes aspectos del objeto. En este proceso es superada su unilateralidad, su aislamiento y se ubican con una lógica tal que refleja el nexo objetivo existente entre los aspectos del propio objeto y el proceso de su desarrollo. El conocimiento no se queda en los marcos del solo pensamiento: debe utilizar el material de la observación empírica, remitirse frecuentemente a los hechos reales, a la práctica, sin lo cual no puede obtenerse el cuadro acertado del objeto como un todo concreto.

3.2. La abstracción científica

Rosental y Iudin (1965) explican que la abstracción deriva del latín «abstractio»: aislamiento, término que introdujo Boecio como traducción de la expresión griega utilizada por Aristóteles. Una de las facetas o formas del conocimiento consistente en la separación mental de varias propiedades de los objetos y de sus relaciones con delimitación o desmembración de una propiedad o relación determinada. La abstracción designa tanto el proceso de separación como su resultado. Todo conocimiento se halla necesariamente unido a procesos de abstracción. Sin ellos no sería posible descubrir la esencia del objeto, penetrar en su interior. La división del objeto en partes y la delimitación de las que son esenciales en él, el análisis multilateral de las mismas en su aspecto puro, son resultado de la actividad abstractiva del pensar. Todas las abstracciones científicas (correctas, serias, no absurdas) reflejan la naturaleza con mayor profundidad o, mejor dicho, de manera más completa. El carácter de la abstracción así como lo que concretamente se delimita en cada caso concreto y también las partes del objeto de que procede la separación mental, están determinados por los objetivos a que responda la actividad práctica y cognoscitiva del hombre y por la naturaleza del objeto que se investiga. La práctica nos proporciona, asimismo, el criterio para juzgar si las abstracciones introducidas en la ciencia son auténticamente científicas. La interpretación científica del proceso de abstracción y de sus resultados nos la proporciona el materialismo dialéctico. El idealismo ha especulado frecuentemente con las dificultades que ofrece la función abstractiva del pensar. Es propio de la filosofía idealista transformar los productos de la abstracción -conceptos, ideas- en la esencia y primer fundamento del mundo. Al mismo tiempo, el idealismo ve las abstracciones como resultado de una actividad arbitraria del intelecto, sin nexo alguno con el mundo objetivo ni con el hacer práctico del hombre. Esta manera de entender la abstracción es propia del positivismo moderno y de otras tendencias idealistas. En la lógica dialéctica, el concepto de lo abstracto se emplea también en el sentido de lo unilateral, lo que está sin desarrollar, a diferencia de lo concreto.

Kursanov (1966) al escribir acerca de la naturaleza del concepto, explica que está estrechamente vinculado al proceso de abstracción: por un lado como proceso de su formación y, por el otro, como su resultado, es decir, como concepto propiamente. Hegel expuso ideas profundas acerca de la idea dialéctica del proceso y del carácter de la abstracción. Tanto en su Ciencia de la lógica (1812-1816) como en su Fenomenología del espíritu (1807) propugna la concepción de que el concepto como abstracción suprema es la expresión y la forma en que se manifiesta la razón. Únicamente abstrayéndose de todos los elementos de la sensibilidad, alcanza el pensamiento su verdadera fuerza en el saber teórico, en la ciencia, en los conceptos y definiciones  como formas supremas del conocimiento. Solo sí la abstracción se lleva hasta el fin, hasta eliminar por completo todos los elementos de las sensaciones y las nociones, se llega al concepto en el sentido supremo, enfático, de la palabra, como le gustaba repetir con frecuencia a Hegel.

La abstracción es un actividad mental compleja de naturaleza cíclica y se mueve; primero, desde el objeto sensible a la esencia y de ésta al concepto abstracto -verdad abstracta-; segundo, desde la verdad abstracta a la verdad concreta, para apropiarse del objeto de estudio en su totalidad concreta. En este proceso mental participan la observación, la formulación de hipótesis, prueba de hipótesis, conversión de las hipótesis en leyes y teoría; pasos metodológicos necesarios para culminar en un sistema de conceptos, definiciones y leyes, que explican racionalmente el movimiento de los objetos materiales.

3.3. Dialéctica del movimiento de lo abstracto a lo concreto en la definición de la vida

Si la verdad de lo singular está en lo general o universal, por consiguiente, hay que hacer abstracción de los aspectos singulares de los cinco reinos biológicos: Monera (bacterias), Protista (algas y protozoos), Fungi (hongos), Plantae (plantas) y Animalia (animales); es decir, hay que dejar de lado las propiedades específicas de cada uno de los cinco reinos y encontrar los rasgos generales que son comunes a todos.

Los cinco reinos en los que se clasifican los seres vivos, se presentan en la imagen siguiente.
Imagen 1. Los cinco reinos biológicos

En la imagen 1 se presentan los rasgos singulares de cada uno de los cinco reinos en los que se clasifican los seres vivos. Para definir el concepto vida, hay que hacer abstracción de las características singulares de cada uno de los cinco reinos y descubrir las propiedades generales o comunes inherentes a los cinco reinos.

Un artículo de Internet (2010) considera que todos los seres vivos clasificados en los cinco reinos -desde los más simples hasta los más complejos-, los rasgos que los identifican son los que se describen en seguida:

Organización.  La materia que forma los seres vivos, se constituye en varios grados de complejidad que se denominan niveles de organización. Cada uno de ellos presenta propiedades de la materia viva que no se encuentran en los anteriores.

Intercambio de materia y energía con el entorno. Todos los seres vivos mantienen  un intercambio de energía  y de materia con el medio en el que viven. Esto lo realizan mediante la alimentación que forma parte de los procesos de nutrición.

Respiración. Mediante este proceso se oxidan los nutrientes permitiendo la obtención de materia y energía  fundamental para los procesos vitales.

Liberación de productos de desecho. Como consecuencia de la nutrición y de la respiración se liberan materiales tóxicos, que cuando alcanzan determinados niveles deben ser expulsados al exterior.

Respuesta a los cambios ambientales. Los seres vivos captan estímulos externos y dan respuestas a esos estímulos.

Crecimiento. Los seres vivos presentan etapas en las que se producen un aumento de volumen o de tamaño, hasta que el organismo alcanza su tamaño definitivo.

Reproducción.  Es la capacidad que presentan los seres vivos de perpetuar su especie.

Ciclo vital.  Todos los organismos tanto unicelulares como pluricelulares pasan por una serie de fases que se suceden ordenadamente y que constituyen el ciclo vital de un ser vivo. Está controlado genéticamente e influenciado por el ambiente.

Los ocho rasgos generales que caracterizan a la vida, listados anteriormente, dejan de la lado el rasgo esencial que los determina a todos: la célula, que constituye la unidad anatómica y fisiológica de todo ser vivo: desde los unicelulares hasta los más complejos. En este sentido, como se menciona en la parte metodológica, el conocimiento de la esencia no puede iniciar con un listado de la totalidad de rasgos que caracteriza a la vida, ya que se genera confusión, en lugar de avanzar en la consecución de una definición derivada de la esencia de la vida. El método tiene que empezar con lo abstracto -lo más general y esencial-. Es decir, el proceso del conocimiento para definir la vida, tiene que empezar por la célula, ya sin ésta no hay vida.

En la imagen siguiente, se muestra el intercambio recíproco de materia y energía, entre los organismo vivos complejos a nivel celular.


Imagen 2. Intercambio de materia y energía entre los organismos y su ambiente

El intercambio recíproco de materia y energía entre los organismos vivos y el medio ambiente en el que se desarrollan es una propiedad esencial de la vida, como se muestra en la anterior imagen. Es el intercambio de materia y energía, el que determinó en su movimiento la formación de una membrana celular para regular la entrada y salida de materia y energía entre el medio acuoso y la célula. Es decir, que la materia y energía en su movimiento -contenido- genera su forma organizativa -membrana- y con ello la célula. Con ésta, la materia y la energía aportadas por el entorno, son metabolizadas en el interior de la célula y aprovechadas para su desarrollo. Es el intercambio de materia y energía el que en su movimiento se transforma en metabolismo y desarrollo celulares.  inherentes a los organismos vivos.



4. Esencia de la vida


Históricamente es el intercambio de materia y energía el rasgo más general y esencial que aparece primero, como consecuencia del surgimiento de la membrana plasmática, la cual regula dicho intercambio recíproco de materia y energía entre el entorno externo y el medio interno. Con la aparición de una membrana, surge propiamente la célula, en cuyo interior se metabolizan los materiales y energía provenientes del medio ambiente, cuyos productos son utilizados para el desarrollo de todo organismo vivo: desde el más simple -unicelular- hasta el organismo más complejo.

El metabolismo es un proceso contradictorio que mueve y conserva a la materia viva y está compuesto en lo fundamental por la fotosíntesis y la respiración. Así los microorganismos fotosintéticos y las plantas superiores adquieren del medio ambiente –aire, suelo y agua- los materiales inorgánicos – bióxido de carbono, agua y sales minerales- que con la concurrencia de la luz visible como fuente de energía producen compuestos orgánicos más complejos –anabolismo- que son incorporados a su estructura y posteriormente degradarlos –catabolismo- para obtener energía a través de la respiración. Los productos del catabolismo son expulsados al medio ambiente con lo que se cierra el ciclo del intercambio recíproco de materia y energía entre los organismos vivos y el medio ambiente. Para el caso de los animales, se trata de organismos heterótrofos, cuyos alimentos los obtienen del ambiente biológico –plantas y otros animales- y luego son procesados metabólicamente para incorporarlos a sus tejidos. Al igual que los organismos autótrofos, los animales degradan los productos del metabolismo para obtener energía y los desechos son expulsados al medio ambiente. En consecuencia, el intercambio de materia y energía involucra al metabolismo -nutrición autótrofa o heterótrofa- y la respiración -anaeróbica y aeróbica- proceso contradictorio complejo que mantiene vivo al organismo y renueva permanentemente sus componentes vitales. Es el metabolismo, particularmente la contradicción entre anabolismo y catabolismo, el que mueve a la materia viva para que se desarrolle: desde la fecundación, nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte. Es decir, el desarrollo es propiamente el movimiento biológico, que consiste en la unidad de cambios cuantitativos graduales-crecimiento- y cambios cualitativos bruscos o saltos -diferenciación, organogénesis y reproducción-, que se producen una vez que se ha rebasado la medida en la que se mueve la antigua cualidad. Mención especial merece la reproducción como cambio cualitativo que se produce una vez que se han acumulado cambios cuantitativos graduales -crecimiento- que culminan en el momento que todo ser vivo da origen a un nuevo organismo vivo, proceso biológico que implica la continuidad genética.


En síntesis, la vida es metabolismo celular que transforma la energía y la materia que aporta el medio ambiente para su desarrollo (crecimiento y reproducción) o también es el intercambio recíproco de materia y energía aportada por el medio ambiente.

5. Definiendo la vida

Una vez descubierta la esencia de la vida en el anterior apartado, el siguiente paso lógico es integrarla en su definición, puesto, que la definición es la expresión lógica de la esencia.

Pero, antes de definir la vida, es conveniente empezar con lo que afirma Zamorano: "Parece lógico asumir que, si tratamos del origen de la vida adoptemos un punto de vista biológico. Sin embargo, la cuestión del origen de la vida -según piensa Dauviller- puede quedar asignada a distintas disciplinas del conocimiento, cuando manifiesta: "El problema del origen de la vida no es biológico puesto que en aquel momento no existían los seres vivos, es un problema astronómico, geofísico, foto-químico y físico-químico". "Analicemos entonces el planteamiento de Dauviller y preguntémonos: ¿La Biología es la ciencia de la vida o de los seres vivos? Solo si aceptamos a la Biología como una ciencia que estudia la vida, resulta legítimo introducir el problema del origen de la vida dentro de un plano biológico".

El comprender la naturaleza de la vida en un plano biológico es de fundamental importancia para su definición, por que no es posible escribir acertadamente  acerca de su origen, sin saber su definición fundamentada en su esencia.

Lovelock (1979) argumenta que "el siglo XX, algunos físicos han intentado definir la vida. Bernal, Schroendinger y Wigner llegaron a idéntica conclusión general: "La vida pertenece a una clase de fenómenos compuestos por sistemas abiertos capaces de reducir su entropía interna a expensas, bien de sustancias, o bien de energía libre que toman de su entorno devolviéndolas a éste en forma degradada"..."Parafraseándola toscamente, podríamos decir que la vida es uno de esos fenómenos surgidos allí donde haya un elevado flujo de energía. El fenómeno de la vida se caracteriza por su tendencia a la auto-configuración como resultado del consumo de sustancias o de energía, excretando hacia el entorno productos degradados".

Hazen (2012) escribe que la NASA (1994) definió la vida como "Un sistema químico auto-sustentable capaz de experimentar evolución darwiniana". Posteriormente la NASA (Agencia Espacial y Aeronáutica de los Estados Unidos) modificó la definición anterior en los siguientes términos: "La vida es un sistema químico auto-sustentable capaz de incorporar novedades y de experimentar evolución darwinista", en la que está implícita la importancia de los cambios producidos genéticamente.

A continuación, en la imagen 3 se citan otras definiciones de la vida de científicos prestigiados.


Imagen 3. Definiciones de la vida de científicos famosos

En las definiciones citadas de la vida, no existe consenso; sin embargo, todas son verdades relativas que aportan un conocimiento parcial en la construcción de la verdad absoluta de la vida. Para algunos es termodinámica -orden y energía-, para otros es flujo de información y para otros es reproducción y evolución. Sin embargo, si la esencia de la vida es una, por consiguiente, la definición en lo fundamental debe ser una en la que se incluyan los rasgos esenciales que caracterizan a los organismos vivos. En ninguna de la definiciones, se considera al metabolismo celular, como el rasgo esencial que caracteriza a la vida y es el más importante, ya que es su carácter contradictorio el que mueve a la materia viva para que transforme la materia y la energía de su entorno y aprovecharlas para su desarrollo -crecimiento y reproducción-.

Sorprende que entre los científicos famosos que han ha dado sus definiciones generales de la vida, no existan biólogos, que son los que deben conocer la esencia de la vida, la cual debe estar implícita en su definición.

Así pues, la vida puede ser definida como el metabolismo celular que transforma la materia y la energía aportados por el medio ambiente y los aprovecha para su desarrollo, principalmente crecimiento y reproducción o el intercambio recíproco de materia y energía entre los organismos vivos y el medio ambiente.


6. Discusión

Una vez descubierto el metabolismo celular como rasgo esencial de la vida; el siguiente paso es utilizarlos para reconstruir teóricamente el objeto de estudio en su totalidad -la vida-.

Es la materia en su movimiento la que genera su forma y organización correspondiente. En el caso de la vida fue el intercambio de materia y energía, el proceso que generó la formación de una membrana que regulara ese intercambio, con lo que aparece la célula primitiva -procariota- propiamente. Con la célula aparece una organización más compleja como respuesta a sus funciones propias de una nueva cualidad: la vida. La célula tiene que transformar los materiales y energía provenientes del entorno y utilizarlos para su desarrollo. Así, aparece el metabolismo celular que constituye la propiedad esencial que caracteriza a la vida y constituye el fundamento de todas las funciones vitales de los organismos vivos.

En la imagen siguiente se presentan los dos procesos contradictorios fundamentales que integran al metabolismo.


Imagen 4. Metabolismo proceso contradictorio que mueve a la vida



En la imagen 4 se observa que el bióxido de carbono y el agua aportados por la atmósfera, el suelo y el agua, se combinan químicamente con el aporte de energía solar en los cloroplastos de las plantas para convertirse en carbohidratos, que por acción de la respiración son oxidados con la liberación de materia -agua y bióxido de carbono- y energía que se almacena como ATP y posteriormente liberada para que el organismo vivo cumpla sus funciones vitales.

El metabolismo celular -anabolismo vs catabolismo- es un proceso contradictorio que conserva y mueve a la materia viva. El anabolismo no se reduce a la fotosíntesis, característica solo de los microorganismos fotosintéticos y plantas superiores; por consiguiente,  al extenderlo a los organismo no fotosintéticos, se generaliza como nutrición, ya que todo organismo vivo, desde el más simple hasta el más complejo tiene que alimentarse para vivir. La nutrición puede ser autótrofa como ocurre en los organismos fotosintéticos, los cuales toman del medio ambiente, materia -agua y bióxido de carbono- y energía -luz visible- para elaborar sus carbohidratos y al combinarse con el nitrógeno aportado por el ambiente edafológico -suelo-, produce los aminoácidos, unidades estructurales de las proteínas. Los organismos heterótrofos, adquieren sus alimentos del medio ambiente biológico. La respiración es la contraparte de la nutrición y consiste en la inspiración de oxígeno que al combinarse con los carbohidratos a nivel celular los “quema” para producir energía para los procesos metabólicos de la célula y la expulsión de materiales -bióxido de carbono y agua- al medio ambiente.

El metabolismo celular es el proceso que transforma los materiales aportados por el medio exterior y los reelabora para renovar sus componentes vitales y para su desarrollo. Este, implica movimiento, pero no es movimiento absoluto, es movimiento relativo que implica estabilidad -homeostasis-, rasgo importante de la vida que le da permanencia y equilibrio, a pesar de la variabilidad de las condiciones del entorno con el que interacciona el organismo vivo. Además, el desarrollo es movimiento biológico cíclico, que dada su naturaleza puede iniciar en cualquier parte, pero históricamente la reproducción empieza con los ácidos nucleicos y luego se extiende a la célula. Después el organismo vivo crece cuantitativamente, luego se diferencia cualitativamente y produce la organogénesis, para finalmente reproducirse con lo que se cierra el ciclo biológico. La reproducción está controlada genéticamente y es la que da continuidad a la especie y genera la diversidad biológica necesaria para la evolución por selección natural. 

No solo el organismo vivo se mueve cíclicamente, también sus componentes materiales son reciclados al medio exterior, como son el bióxido de carbono y el agua producidos por la respiración que son liberados al entorno y luego combinados en los cloroplastos de los organismos fotosintéticos, con la aportación de la luz solar, con lo que se completa el ciclo. El reciclaje de los materiales aportados por el medio ambiente, es una condición necesaria para la existencia de la vida, pues si se agotara el bióxido de carbono y el agua, la vida se extingue.

Es evidente que es el rasgo esencial de la vida: el metabolismo celular, el que permite reconstruir teóricamente el objeto de estudio (la vida) y es el fundamento de las otras propiedades de los organismos vivos; como son, la organización, la reproducción que implica la continuidad genética de la especie y la diversidad biológica básicas para la evolución por selección natural darwiniana y la renovación cíclica del organismo vivo y de sus componentes materiales que hacen posible la vida. La vida es movimiento, pero en su movimiento hay estabilidad -homeostasis- que da permanencia y equilibrio a la vida, a pesar de la variabilidad del medio exterior con el que interacciona el organismo vivo. Así pues, el conocimiento se mueve de lo abstracto -esencia- a lo concreto, como síntesis de múltiples determinaciones.

Finalmente sin agua líquida, no hay metabolismo y sin éste no hay vida.


7. Conclusiones

La definición de un concepto es la expresión lógica de lo universal y esencial del objeto de estudio. En este sentido, es una de las formas en que se expresa la verdad científica.

Es el metabolismo celular la esencia de la vida, que fundamenta y condiciona a las otras propiedades de los organismos vivos y permiten reconstruir teóricamente al objeto de estudio. Es decir, el conocimiento se mueve de lo abstracto -esencia- a lo concreto, como unidad de múltiples determinaciones.

El rasgo más general y esencia de la vida es el intercambio recíproco de materia y energía entre la célula y el medio  ambiente en el que se desarrolla. Así, la vida  en su dimensión general o abstracta, puede definirse como un sistema capaz  de  intercambiar materia y energía con el medio ambiente con el que interacciona. 

La materia y la energía aportados por el medio ambiente, son transformados por el metabolismo celular -nutrición y respiración- y aprovechados por los organismos vivos para su auto desarrollo. Por consiguiente, la vida es metabolismo (contradicción) celular que transforma y recicla la materia y  energía aportadas por el entorno para su auto-desarrollo (nacimiento, crecimiento y reproducción) regulado genéticamente.

Es el metabolismo celular -nutrición vs respiración- el proceso contradictorio que mueve y conserva a la materia viva, al transformar  la materia y la energía de su entorno para que la vida se desarrolle, desde el crecimiento hasta la reproducción. Así pues, la vida es contradicción (metabolismo) que transforma la materia y energía aportadas por el medio ambiente y el Sol, para el movimiento (desarrollo)  de los organismos vivos.

La definición de la vida es resultado de una serie de abstracciones mentales para dejar de lado los aspectos singulares variables, para descubrir los rasgos generales y esenciales, los cuales deben estar implícitos en las definiciones -abstracta y concreta- de la vida.

El conocimiento de la vida expresada en sus definiciones -abstracta y concreta- se mueve cíclicamente: de lo concreto sensible expresado como unidad de los múltiples rasgos singulares cambiantes, a lo abstracto -definición general- y de lo abstracto a lo concreto -definición concreta-.

La vida es un proceso cualitativamente nuevo, que tiene sus definiciones y leyes propias; en consecuencia, su naturaleza esencial, no puede ser explicada con base en conceptos, definiciones y leyes de la Física, particularmente de la Termodinámica.


8. Bibliografía

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