domingo, 21 de septiembre de 2025

 DIALÉCTICA DE LO FINITO Y LO INFINITO  EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA


Valentín Vásquez
Oaxaca, México
Valentin02111956@gmail.com


Introducción


La concepción del universo ha cambiado en correspondencia con el desarrollo de las ciencias particulares y la filosofía. En un inicio fue la filosofía como ciencia general la que respondió a interrogantes de los pensadores antiguos principalmente de los griegos desde Tales de Mileto hasta Aristóteles.

El estudio del universo empezó por la percepción sensorial (órganos de los sentidos) para descubrir el principio (arjé) que rige el mundo (Tierra). Para Tales de Mileto fue el agua, para Heráclito el fuego, para Demócrio el átomo, para para Parménides el ser, para platón la idea, etc. (siglos VII-IV a.C.).

Aristarco de Samos en el siglo III a. C. ya conjeturó genialmente que el Sol estaba en el centro del universo visible y su "familia" de planetas giraba a su alredor.

Desde el Mundo antiguo aparecieron dos corrientes filosóficas que permearon el pensamiento filosófico y que todavía perduran en la actualidad: La corriente materialista que consideraba como fundamento de todo lo existente lo maerial y la corriente idealista que consideraba como fundamento de todo lo que existe lo ideal (idea, pensamiento, espíritu o Dios).

Posteriormente, en lo que respecta a la concepción particular del Mundo (Tierra) se generó el Modelo Geocéntrico de Tolomeo (siglo II d.C.) que postulaba a la Tierra como el centro del universo visible, alrededor de la cual giraban el Sol y el resto de los planetas, como lo percibían los óranos de los sentidos, principalmente la vista.

Con el nacimiento del capitalismo las ciencias experimentales impactaron en corrientes filosóficas. Por un lado, la corriente materialista fue desarrollada por los avances de la Astronomía, el Modelo Geocéntrico de Tolomeo fue relevado por el Modelo Heliocéntrico de Copérnico (ya conjeturado por Aristarco de Samos), el cual implicó una verdadera revolución en la ciencia astronómica, continuada por Galileo, Kepler, Giordano Bruno y Newton.

En lo referente a la corriente idealista, fue desarrollada por muchos filósofos (Descartes, Leibniz, Kant, etc.), siendo Hegen el principal pensador aleman que la desarrolló en su máxima expresión (racionalización de la Teología). Tan es así que concebía a lo sensible como el no ser y a la idea (Dios, Idea, pensamiento, etc.) como expresión de lo espiritual; es decir, creado por Dios (religión), como lo expuso en sus obras filosóficas (Fenomenolgía del espítu (1807, Ciencia de la lógica (1812-1816, Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817).

En el mismo siglo XIX una corriente de sus discípulos lo criticaron. Primero Feuerbach en: Crítica de la filosofía de Hegel (1839), Esencia del cristianismo (1841) y Principios fundamentales de la filosofía del futuro);  luego Marx y Engels que entre 1845 y 1886 escribieron: Tesis sobre Feuerbach, La sagrada familia, Ideología alemana, Miseria de la filosofía, el Capital, el Anti-Dühring y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, obras en las que depuraron a la filosofía hegeliana de su misticismo religioso para  bajarla del cielo a la tierra, creando así el materialismo dialéctico culminando el triunfo de la corriente materialista sobre la filofía idealista que le antecedió: Así lo confirma, el prolongado desarrollo de las ciencias particulares desde la antiguedad hasta el presente.



Marco de referencia

El fundamento teórico del universo físico, particularmente de las galaxias y de las estrellas (soles) como sus componentes principales, es la dialéctica, particularmente sus tres leyes universales, que rigen el movimiento de la materia y del pensamiento, descubiertas por Hegel y expuestas en su Ciencia de la Lógica (1812-1816). Esta obra está dividida en tres partes y estructurada en forma tal que sigue el movimiento del conocimiento científico: de lo finito  a la esencia y de ésta a su expresión lógica (concepto). Así, en la primera parte -doctrina del ser- estudia la naturaleza del movimiento del pensamiento, en la que expone la primera ley de la dialéctica del movimiento: la transformación recíproca de la cantidad vs la cualidad que caracteriza a todo objeto finito. La cualidad y la cantidad son dos aspectos contradictorios de los objetos que se mueven. La cualidad es la que permanece relativamente estable y es idéntica al ser, en cambio la cantidad es la magnitud de la cualidad. La cualidad se mueve cuantitativamente en un rango -medida- en el que se conserva la cualidad, pero en un momento determinado rebasa el límite de la medida y se produce un cambio brusco -"salto"- por medio del cual la vieja cualidad es relevada por una nueva cualidad con su correspondiente cantidad. Para Hegel, la nueva cualidad, es la esencia, objeto de estudio de la segunda parte de su Ciencia de la Lógica, ya que se ha producido un "salto" de lo finito –apariencia- a lo que está oculto detrás de la sensibilidad -esencia-. Es en esta parte, en la que expone la segunda ley dialéctica: la contradicción universal, la cual establece que en el universo todos los procesos son contradictorios. Esta ley, es el "alma" de la dialéctica hegeliana, ya que constituye la "fuerza motriz" que mueve el proceso del conocimiento. Este en su movimiento dialéctico prosigue su marcha y culmina en la doctrina del concepto. Este no es más que la esencia hecha pensamiento. El concepto, es el objeto de estudio de la tercera parte de la Ciencia de la Lógica de Hegel. En esta parte de su obra, expone la tercera ley de la dialéctica: la negación de la negación. En su obra representa el retorno a su punto de partida de su trabajo: la doctrina del ser, pero como doctrina del concepto, resultado de la doble negación: la primera se produce cuando la esencia niega al ser que se ha dado una existencia en lo finito, y la segunda se presenta, cuando la esencia es negada por el concepto. Si bien la negación de la negación, fue expuesta por Hegel en la esfera del pensamiento, pero, como el pensamiento es la expresión lógica de la esencia; por consiguiente, es una ley universal que opera en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La doble negación se produce, porque en el movimiento del objeto se desdobla su unidad contradictoria y en su posterior desenvolvimiento se genera la negación recíproca de sus aspectos contradictorios, cerrándose así el ciclo para retornar a su punto de partida, pero a un nivel superior.

Las tres leyes universales de la dialéctica, son el fundamento teórico y metodológico de todas las ciencias particulares, particularmente de la Astrofísica y la Astronomía, cuyos objetos de estudio son las galaxias compuestas por estrellas, planetas, cometas, etc., que son los objetos del estudio en el presente escrito.

Fue Hegel (1812-1816), quien dio un salto en el conocimiento de la dialéctica de lo finito y lo infinito. Concibe a la esencia de lo finito como: no ser, perecer y morir. Su ser está en lo infinito. Este está en la negación permanente de lo finito. Lo finito es la cualidad del ser dentro de sí. Lo infinito es la afirmación, resultado de la negación de la negación de lo finito. Este no tiene realidad, su realidad está en lo infinito que constituye su fundamento, según Hegel.

Engels (1878) en su polémica con Duhring en el campo de la las ciencias naturales, analizó la naturaleza del universo y afirmó que  la esencia de lo finito no está en su ser, más bien está en su unidad material y la prueba de tal aseveración está en el prolongado período de desarrollo de las ciencias naturales experimentales. Estas confirman que detrás del nacer y perecer de lo finito está la materialidad del universo. En este sentido, el universo en su materialidad es infinito y eterno, es decir, no tiene principio ni fin.

Vásquez (1993) al interpretar la dialéctica hegeliana de lo infinito y lo finito, al afirmar que Hegel entendía que la filosofía, si pretende ser verdaderamente tal, es idealismo. Evidentemente, la filosofía de Hegel será también idealismo. ¿Qué hay que entender por tal? Por idealismo hay que entender, dice Hegel, "la idealidad de lo finito", esto es, que lo finito solo llega a la verdad cuando logra la identidad con el concepto. Lo finito, es lo perecedero, lo que tiene un nacimiento y un fin. Lo infinito, en cambio, ni nace ni muere ni cambia: permanece siempre igual a sí mismo. Una filosofía no idealista mantiene separados ambos conceptos. Por un lado, lo infinito, del otro, lo finito. Según Hegel, la infinitud verdadera es la unidad de lo finito y lo infinito. La unidad de ambos términos se logra a través del pensamiento. Lo infinito y lo finito son aspectos contradictorios de la realidad, por consiguiente, la unidad tiene que producirse, a través de la dialéctica. Lo finito, por su propia dialéctica tiene que convertirse en infinito. Uno de los ejemplos más claros en los que Hegel expone la dialéctica de lo finito y lo infinito en la Fenomenología del espíritu (1807), es cuando analiza la dialéctica de la certeza sensible -tiempo vs espacio-. El ahora es una determinación del tiempo y a la pregunta de ¿qué es el ahora? contesta que el ahora es de noche. Pero a la noche la sucede el medio día. De este ejemplo infiere Hegel que los ahora, el que se refería al día y el que se refería a la noche han dejado de ser, no se han conservado. Pero se mantiene el ahora que sirve para señalar a ambos, o más bien, a todos los ahora que dejan de ser. Estos, son finitos, empiezan y luego dejan de ser. Pero el ahora que permanece, no perece, no le afecta que los ahora sensibles dejen de ser, no le afecta para nada el surgir y perecer de los ahora, se mantiene en el desaparecer de los ahora sensibles finitos. Ellos tienen dentro de sí su negación, pero esa negación es lo que hace surgir el ahora que permanece. Si no fuera por ese desaparecer, o lo que es lo mismo, por la negación de lo sensible, no surgiría el ahora que no perece. Algo similar ocurre con el espacio. Aquí es un árbol, luego el aquí es una casa. En este ejemplo, el árbol y la casa son negados, pero se conserva el aquí que no perece con lo sensible. A esto que aparece con la negación de lo finito-sensible, es a lo que Hegel denomina como universal y es la verdad de la certeza sensible. El propósito de Hegel es demostrar que lo finito-sensible no es. Esta es una tesis fundamental de su filosofía idealista. El ser sensible no tiene realidad. La dialéctica, esto es, el proceso de negación de lo sensible, se fundamenta en la no realidad de lo finito-sensible. En consecuencia, Hegel tiene como supuesto que lo real es lo universal o infinito, lo que permanece en la negación de lo sensible. En la dialéctica de la certeza sensible ya está operando la base de la filosofía hegeliana: el no ser de lo sensible, la no verdad e irrealidad de lo singular sensible. Así pues, según Hegel, lo finito sensible no es. En contraposición al idealismo de Hegel, el materialismo afirma, que la verdadera realidad, de la que hay que partir para lograr un conocimiento verdadero, es lo finito. La dialéctica de lo finito, su negación es el mecanismo que Hegel utiliza para demostrar que solo hay una realidad, la de lo infinito. Lo finito es lo limitado, lo que tiene comienzo y fin, lo que existe al lado de otros objetos. Estos son su límite, y a la vez, cada ser finito se diferencia de los otros. Un ser diferente de los otros, constituido de modo diferente, limitado en espacio y tiempo, es un ser finito. Feuerbach y Marx invierten la dialéctica idealista hegeliana y ponen como fundamento de lo infinito a lo finito-sensible. En este sentido, el conocimiento tiene que moverse de lo finito-sensible a lo infinito insensible.



El universo finito sensible

El universo finito sensible se ha venido ampliando a medida que se perfeccionan y se inventan nuevos instrumentos de observación. Así, hasta principios del siglo XVII cuando Galileo inventó el telescopio, el universo visible se limitaba a lo que percibía nuestra vista natural y se idealizó en el modelo geocéntrico de Tolomeo, consistente en el sistema solar y las estrellas fijas. Posteriormente, los instrumentos de observación se perfeccionaron y aportaron nuevos datos que complementados con el pensamiento abstracto, el modelo geocéntrico de Tolomeo fue relevado por el modelo heliocéntrico de Copérnico. Ambos modelos consideraban un universo visible finito, como se lee y se observa en la siguiente imagen.


Imagen 1. Modelos geocéntrico y heliocéntrico del universo

Con el perfeccionamiento del telescopio el universo finito sensible se amplio y se descubrió que el sistema solar, es uno de muchos en la Vía Láctea a la que pertenece; además, ocupa una posición marginal en la misma, tal como se observa en la siguiente imagen.

Imagen 2. Posición espacial del Sistema solar en la Vía Láctea


La Vía Láctea es una acumulación de estrellas, planetas, satélites, cometas, etc. que coexisten espacialmente, como se pone en evidencia en la imagen anterior. Su magnitud es impresionante como se lee y observa en la imagen siguiente. Así pues, el universo finito visible se ha estado extendiendo espacialmente en correspondencia con el perfeccionamiento del telescopio. 

Imagen 3. Cantidad de estrellas en la Vía Láctea


El universo finito sensible no culmina con la Vía Láctea. Esta es parte de una totalidad llamada Grupo Local, el cual está integrado por tres galaxias, cuyos cocomponentes se estructuran en formas espirales: Andrómeda, Vía Láctea y el Triángulo. Además, contiene otras galaxias de menor tamaño de formas irregulares, que conjuntamente engloban el vecindarios galáctico de alrededor de 50 galaxias. Lo anterior se observa en la imagen 4.

Imagen 4. Galaxias contiguas a la Vía Láctea


El grupo local no es el límite del universo finito sensible, ya que con el telescopio más moderno se han observado 300,000 trillones de galaxias (300,000 billones de galaxias) y si cada galaxia tiene conservadoramente por lo menos 200,000 millones de estrellas, resulta una cantidad astronómica, como se pone en evidencia en la siguiente imagen.

Imagen 5. Cantidad de galaxias en el universo finito visible


Aun con los datos cuantitativos anteriores, no se agota el universo finito sensible, ya que seguramente conforme se perfeccione el telescopio, seguramente la cantidad de galaxias aumentará. 



Discusión

A medida que se han perfeccionado y se han inventado nuevos instrumentos de observación, el universo finito visible ha estado ampliándose desde la época de los griegos, hasta la actualidad, al pasar de un universo finito restringido al sistema solar y las estrellas fijas, idealizados en los modelos geocéntrico de Tolomeo y heliocéntrico de Copérnico. La diferencia esencial entre ambos consiste en que el primero postulaba a la Tierra como el centro del universo alrededor de la cual giraban el resto de planetas y el Sol, así como las estrellas fijas y, el segundo considera al Sol como el centro del universo finito alrededor del cual orbitan los planetas. La práctica y el desarrollo de la ciencia astronómica demostró la certeza del modelo heliocéntrico copernicano. Si embargo, ambos modelos coincidían en considerar un universo finito visible formado por el Sol con su "familia" de planetas y las estrellas fijas. Solo con el telescopio perfeccionado por Galileo a principios del siglo XVII, el universo finito visible se extendió espacialmente; desde entonces el telescopio se ha venido mejorando, de tal forma que después se observó que el sistema solar es parte de una galaxia llamada Vía Láctea, la cual está formada por miles de millones de estrellas (soles) con sus correspondientes planetas, satélites, cometas, etc. La Vía Láctea no agota el universo finito sensible, puesto, que es parte de un conjunto de galaxias que forman el Grupo Local, integrado por tres galaxias, cuyos componentes se organizan en formas espirales y son: La Andrómeda, la Vía Láctea y el Triángulo. Además, existen otras galaxias más pequeñas, cuyos materiales se estructuran en formas irregulares, que junto con las anteriores suman alrededor de 50 galaxias. Si se supone conservadoramente que cada galaxia está compuesta por lo menos de 100,000 millones de estrellas, resulta una cantidad muy grande. Así el universo finito sensible se ha extendido aun más. El Grupo Local al cual pertenece la Vía Láctea junto con nuestro sistema solar, no es el limite del universo, pues, con el telescopio más moderno se han detectado unas 300 mil trillones de galaxias. Conforme se perfeccione el telescopio, seguramente la cantidad de galaxias aumentará, pero a pesar de su magnitud astronómica, no dejan de ser objetos finitos dada su naturaleza de "nacer" y "morir". Pero lo finito no puede existir sin su contra-parte lo infinito y, si lo finito es lo que tiene principio y fin, así como su forma de existencia es espacial y temporal; por consiguiente, lo infinito está más allá de la sensibilidad y como tal hay que descubrirlo a través del pensamiento abstracto, es decir, se tiene que dar el salto de la sensibilidad a la racionalidad, para descubrir la unidad material del universo tal como lo conbió Engels hace 150 años. Es deccir, que a pesar del cambio permanente de lo finito sensible hay algo que permanece y es su materialidad que se expresa a través del pensamiento abstracto (concepto) en este caso de la materia que se expresa por medio del lenguaje (oral y/o escrito) por ser la expresión práctica del pensamiento humano.

La concepción idealista de Hegel lo indujo a sobrevalor lo ideal o pensamiento (lógica) como fundamento de su filosofía y consecuentemente subvalorar lo finito sensible; no obstante, el prolongado desarrollo del conocimiento de las ciencias particulares, dan la razón a Marx y Engels, en el sentido, de que la materialidad de lo sensible es el fundamento del pensamientom abastracto.



Conclusiones

El universo es todo lo que existe sin excepción y dado que todo lo que existe es materia que se mueve, resultado de sus contradicciones; por consiguiente, la materia en su movimiento dio origen, después de 4500 millones de años a la especie humana, cuyo rasgo esencial es el trabajo, el cual le permitió elevarse por encima del reino animal y desarrollar un cerebro muy complejo, sustrato de la concienciaComo la especie humana es parte del universo, junto con su pensamiento abstracto; en consecuencia, el universo es materia y conciencia.

El universo es la unidad contradictoria de lo finito vs lo infinito. Lo finito es lo que tiene fin y principio. Su contra-parte lo infinito, es lo no-finito, lo que no tiene principio ni fin, es decir, es eterno.

La finitud del universo ha venido extendiéndose en su dimensión espacial, pues, al principio con los griegos el universo finito se limitaba al sistema solar y las estrellas "inmóviles" plasmados en el modelo geocéntrico de Tolomeo. Con la Revolución Copernicana, el modelo heliocéntrico sucedió y relevó al modelo geocéntrico de Tolomeo y en su naturaleza espacial seguía siendo igual, puesto también solo consideraba la coexistencia del sistema solar y las estrellas fijas, con la única diferencia esencial, consistente en ubicar al Sol en el centro del universo finito.

Conforme se fueron perfeccionando e inventando nuevos instrumentos de observación -principalmente el telescopio- el universo finito se fue extendiendo, al descubrirse que el sistema solar es parte de una galaxia -Vía Láctea-, la que por lo menos tiene 200 mil millones de estrellas o soles, siendo nuestro Sol uno de ellos. En la actualidad se estima que el universo visible está formado por unas 300 mil trillones de galaxias. De esto se ha deducido erróneamente la infinitud del universo, ya que a pesar de las innumerables galaxias y estrellas con sus correspondientes planetas que las constituyen, no dejan de ser objetos finitos que constantemente están naciendo y pereciendos, por las fuerzas contradictorias que los mueven. En su dimensión temporal el no comprender la la naturaleza contradictoria del universo ha inducido a confusiones, en el sentido de considerar el origen del universo en general, cuando en realidad el universo en su naturaleza infinita no tiene principio ni fin, es decir es eterno, solo lo finito tiene origen y fin; por consiguiente, lo que se considera como teorías del origen del universo, se trata de una parte finita del universo.


Lo finito es accesible a la sensibilidad -principalmente la vista directa e indirecta- y la forma de su existencia es el espacio y el tiempo. El espacio es la coexistencia simultánea de la multitud de objetos finitos y el tiempo la sucesión  de momentos espaciales, así como, la sucesión de etapas por las que se desenvuelven los objetos finitos. Lo infinito (materia) es lo universal inherente a todo objeto finito y se caracteriza por ser lo genérico en una multitud de objetos finitos singulares; se expresa a través del lenguaje y al no ser sensible y estar oculto detrás de los objetos finitos, hay que descubrirlo a través del pensamiento abstracto. Esto es lo que han hecho todas las ciencias naturales en su largo periodo de desarrollo histórico, desde su aparición en la Grecia clásica antes de Cristo hasta el presente.

Las ciencias naturales experimentales en sus más de 2000 años de desarrollo han demostrado que la universalidad de lo infinito está en la unidad material del universo, ya que es la materia la que permanece en el continuo aparecer y desaparecer de lo finito.



Referencias bibliografícas

Hegel Federico. 1812-1816. Ciencia de la Lógica. Traducción de Mondolfo Rodolfo (1960). Buenos Aires, Argentina.

Engels Federico. 1878. Anti-Dühring. Ediciones de Cultura Popular. México D.F.

Engels Federico. 1873-1886. Dialéctica de la naturaleza. Editorial Grijalbo, S.A. México, D.F.

Internet.

Vásquez Eduardo. 1993. La dialéctica en Hegel y Marx. Apuntes filosóficos. Universidad Central de Venezuela. Caracas, Venezuela.

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