LA
VERDAD CIENTÍFICA: EXPRESIÓN LÓGICA DE LA ESENCIA
Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx
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1. Introducción
En pleno
siglo XXI, las fuentes de información (libros, revistas e Internet principalmente), están saturados de términos del sentido común, que nada tienen
que ver con la ciencia; si esta se concibe, como la explicación objetiva y
racional de los objetos materiales del universo. Este problema, es de
trascendental importancia en los medios académicos y científicos, ya que se
están formando profesionales e investigadores, con un bagaje de conocimientos
empíricos, que no rebasan el ámbito de la apariencia –lo que parece y no
es- de los objetos y como la verdad objeto de estudio de las ciencias, no está
en el sentido común; entonces es necesario, que el conocimiento se mueva de la
apariencia a la esencia, ya que la verdad está en la esencia de los objetos
materiales. Así pues, la verdad es la expresión lógica de la esencia, o, la conformidad del pensamiento con la esencia de los objetos de la realidad
material y se expresa por medio de conceptos, definiciones y leyes.
Todas
las ciencias están estructuradas lógicamente por un sistema de conceptos, definiciones y leyes, que explican teóricamente un campo determinado de la
realidad material. En este sentido, se puede decir que toda ciencia es lógica
aplicada.
La racionalidad, que constituye la esencia del hombre, no se adquiere por el hecho de nacer, hay que lograrla con mucha paciencia y constancia, a través del desarrollo de habilidades mentales (abstractas), derivadas de complejas operaciones mentales como: el análisis y síntesis, inducción y deducción, comparación, abstracción, etc., a través de las cuales la información aportada por la sensibilidad se transforma en pensamiento abstracto.
La racionalidad, que constituye la esencia del hombre, no se adquiere por el hecho de nacer, hay que lograrla con mucha paciencia y constancia, a través del desarrollo de habilidades mentales (abstractas), derivadas de complejas operaciones mentales como: el análisis y síntesis, inducción y deducción, comparación, abstracción, etc., a través de las cuales la información aportada por la sensibilidad se transforma en pensamiento abstracto.
Ante
esta situación, es impostergable precisar lo que se entiende por concepto,
definición y ley, como formas del pensamiento abstracto y como sistema lógico que expresa
la verdad de la esencia de los procesos materiales, para que gradualmente se
disminuya la trasmisión de gran cantidad de conocimientos superficiales inherentes al sentido común, que se consideran como "conceptos" y "definiciones", con los que se “bombardea” a los estudiantes y a
los investigadores; que en realidad nada tienen que ver con la ciencia; para que se formen profesionales y científicos que se
muevan en sus respectivos campos de desempeño profesional de manera consciente,
más allá de la apariencia de los objetos.
2. Dialéctica de la apariencia y esencia
2. Dialéctica de la apariencia y esencia
Rosental
y Straks (1960) expresan la compleja unidad de los aspectos internos -esencia- y externos -apariencia- de los objetos y procesos de la realidad objetiva. En cuanto categorías del
conocimiento, la apariencia y la esencia reflejan la unidad dialéctica de los grados sensible y racional
del proceso cognoscitivo, que revela la esencia profunda de las cosas, sobre la
base de la práctica.
La
solución acertada del problema de las categorías de apariencia y esencia, la
justa interdependencia dialéctica, se haya indisolublemente vinculada al
desarrollo científico de la teoría del conocimiento en general.
El
error de los materialistas sensualistas consistía en subestimar la función del
pensamiento abstracto en el descubrimiento de la esencia de los fenómenos; es
decir, en su incapacidad para comprender la compleja dialéctica del proceso
cognoscitivo. En contraposición a ellos, los materialistas racionalistas
subestimaban el papel del factor sensible. Ni unos ni otros, por otra parte,
comprendían el papel determinante que desempeña la práctica, así como el papel
de la actividad humana transformadora, como bases del progreso del
conocimiento.
Los
filósofos idealistas, por supuesto, no podían resolver tampoco el problema de
las relaciones mutuas entre la esencia y la apariencia. Los agnósticos como
Kant y otros, negaban, en general, la posibilidad de llegar a conocer la
esencia y separaban la esencia y la apariencia, como si fueran dos aspectos
aislados, limitando el objeto del conocimiento simplemente al mundo de los
fenómenos. Los idealistas racionalistas, que reconocían el papel activo que el
pensamiento desempeñaba en el conocimiento, exageraban a tal grado dicho papel,
que acababan por ver en él al creador de la realidad material, la esencia más
profunda de todos los fenómenos del universo.
Los
idealistas empiristas, por el contrario, llevaban a términos absolutos el papel
del factor sensible del conocimiento, considerando las sensaciones como los
elementos primarios del mundo y reduciendo éste a un conjunto de sensaciones.
El
materialismo dialéctico, resuelve de modo muy distinto el problema de la
esencia y la apariencia. Esta filosofía ha superado la unilateralidad, la
limitación, el carácter metafísico del viejo materialismo y arrojado por la
borda la pretensión de los filósofos idealistas de construir un mundo a base de
conceptos lógicos. Para el materialismo dialéctico, la esencia y la apariencia
son dos aspectos indisolublemente vinculados de la realidad objetiva; uno de
ellos, el aspecto interno –la esencia- no puede manifestarse sino a través del
aspecto externo –la apariencia-. Ahora bien, los dos aspectos no coinciden
nunca plenamente en el modo de manifestarse, y es precisamente esta falta de
coincidencia lo que hace necesario el proceso mismo del conocimiento
científico. En efecto, la ciencia no tiene otro fin que el descubrir detrás de
lo externo, detrás de lo que se percibe inmediatamente, el fundamento, la
esencia de las cosas; es decir, el otro aspecto, el aspecto oculto e interno.
Esta dialéctica de la esencia y la apariencia sirve de base para resolver
acertadamente el problema de las mutuas relaciones entre el conocimiento
sensible y el pensamiento abstracto, en el descubrimiento de la esencia de las
cosas. La teoría dialéctica, materialista, del conocimiento parte del principio
de que el hombre, en el curso de su actividad práctica, entra en relaciones de
interdependencia con los objetos y fenómenos del mundo objetivo, de que sus
órganos de los sentidos reflejan dichos objetos y fenómenos, y de que, mediante
el pensamiento abstracto somete a un análisis lógico los datos suministrados
por los órganos de los sentidos. Es así como el hombre avanza del conocimiento
de la apariencia a la esencia; del conocimiento de lo inmediato, de lo externo,
al de lo mediato e interno.
La
unidad de la esencia y la apariencia reviste un carácter contradictorio. La
esencia expresa algo universal, en tanto que la apariencia hace patente a algo
singular; en la esencia se presenta el aspecto interno, profundo, de la
realidad, mientras que en la apariencia se muestra el aspecto externo,
superficial; la esencia tiene mayor estabilidad, se halla en reposo y es
constante; en cambio, la apariencia se distingue por su movilidad y
mutabilidad; la esencia se manifiesta por medio de la apariencia, en tanto que
ésta se presenta en forma directa e inmediata.
Así pues, la esencia es el aspecto interno, relativamente estable, de la realidad objetiva, que permanece oculto tras la superficie de la apariencia y que se manifiesta a través de ella. La apariencia es el aspecto externo más móvil y cambiante de la realidad objetiva, que constituye la forma de manifestarse de la esencia.
Así pues, la esencia es el aspecto interno, relativamente estable, de la realidad objetiva, que permanece oculto tras la superficie de la apariencia y que se manifiesta a través de ella. La apariencia es el aspecto externo más móvil y cambiante de la realidad objetiva, que constituye la forma de manifestarse de la esencia.
3. La verdad científica: expresión lógica de la esencia
El
concepto, constituye la “célula” fundamental con la que opera el pensamiento,
objeto de estudio de la Lógica. Rosental y Straks (1960), señalan que el concepto,
es la forma del pensamiento que sintetiza nuestros conocimientos; en él se
reflejan los rasgos generales y esenciales de un conjunto más o menos amplio de
objetos. El concepto es el resultado de la abstracción de lo singular y
particular, del descubrimiento de lo universal en lo singular y de la fijación
de este último en nuestro pensamiento.
La Lógica
no se agota con los conceptos, como formas abstractas del pensamiento, ya que
su carácter genérico no permite su percepción sensible y sólo es posible su
expresión a través del lenguaje. Es este el que permite generalizar. El hecho
de que lo general o universal expresado en el concepto, no tenga existencia
sensible, no significa que no exista, únicamente significa que al ser inherente
a un conjunto de objetos singulares, no podemos percibirlo debido a que
carecemos de un sentido general; sólo es posible apropiárselo mediante la abstracción
y fijarlo en el concepto.
Todas
las ciencias son lógicas aplicadas y su fundamento básico consiste en ser un
sistema de conceptos. Por ejemplo la Física opera con conceptos particulares,
tales como: materia, movimiento, espacio, tiempo, etc. Los conceptos al ser
abstracciones sintéticas “puras”, son insuficientes para entender la verdad como
sistema. Es necesario progresar a la definición del concepto, para “llenarlo”
de contenido material. La definición en la Lógica, según los autores arriba
mencionados, se llama al pensamiento acerca del contenido del concepto o al descubrimiento
de este contenido. Este está dado por el objeto sensible, pero dado que contiene múltiples propiedades que le pueden dar contenido al concepto; en este sentido puede haber diversas definiciones, muchas de las cuales tienen que ver con la apariencia sensible; por consiguiente, es necesario destacar los rasgos esenciales del objeto que le darán contenido al concepto.
Larroyo
(2011), en la Introducción a los Tratados de Lógica de Aristóteles, explica,
que la definición consiste en buscar el género próximo y añadir, la diferencia
específica. Por ejemplo: El hombre es una animal (género próximo) racional
(diferencia). Es evidente, que la definición, como forma del pensamiento,
implica la unidad del género y la especie; pero, tanto el género como la
especie, son esencias, de primer y segundo orden, como lo prueba el ejemplo, en
el que tanto el género animal, como lo racional, son expresiones de lo
universal en dos niveles: lo general (animal) y lo particular (especie humana). En este sentido, la definición, es un juicio, que establece con precisión los límites del concepto, separando sus dominios de todos los demás (De Gortari, 1959).
Tanto
el concepto como la definición, expresan parcialmente el sistema de la verdad;
esta, también se expresa a través de las leyes (teorías) que son fundamentales
en todas las ciencias.
Es evidente que lo único que existe en el universo es materia que se mueve; pero si todo se mueve, ¿que importancia práctica tiene estudiar lo que hoy es una cosa y mañana es otra? Ninguna; en consecuencia, en la ciencia lo que se busca en el movimiento permanente de la materia, es el reposo relativo que expresa la ley que rige la variabilidad de los procesos materiales.
La ley como concepto fue definida por Hegel (1807) en su Fenomenología del espíritu como el mundo suprasensible, un tranquilo reino de las leyes, ciertamente más allá del mundo percibido, ya que este mundo sólo presenta la ley a través del constante cambio, pero las leyes se hallan precisamente presentes en él, como una tranquila imagen inmediata; es decir, la ley es la imagen constante del fenómeno inestable. Esta concepción de la ley coincide con su expresión moderna, al definirse como lo invariable y permanente en la variabilidad de los fenómenos.
La ley como concepto fue definida por Hegel (1807) en su Fenomenología del espíritu como el mundo suprasensible, un tranquilo reino de las leyes, ciertamente más allá del mundo percibido, ya que este mundo sólo presenta la ley a través del constante cambio, pero las leyes se hallan precisamente presentes en él, como una tranquila imagen inmediata; es decir, la ley es la imagen constante del fenómeno inestable. Esta concepción de la ley coincide con su expresión moderna, al definirse como lo invariable y permanente en la variabilidad de los fenómenos.
Hasta aquí se ha dicho que la verdad es
un sistema, cuyos componentes centrales estrechamente relacionados, son: el
concepto, la definición y la ley. Estas formas del pensamiento, asociadas con
la verdad, tienen como rasgo común, el ser expresiones lógicas de la esencia de los
objetos materiales. La esencia como concepto, expresa lo que está oculto,
detrás de la apariencia de los objetos, lo interno en contraposición a lo
externo, lo relativamente estable en la variabilidad de los fenómenos
materiales. Por la definición de la esencia, es evidente que está íntimamente vinculada
al concepto, a la definición y a la ley. Con el primero, está emparentado, en
el sentido de que el concepto no sólo refleja lo genérico, sino también lo
esencial, lo que está oculto a la sensibilidad de los objetos singulares; la
definición, al ser concebida como la expresión lógica de la esencia material
del concepto, es obvia su correlación con la esencia; finalmente, la ley al
definirse como lo invariable y permanente en el movimiento de los objetos
materiales, también se relaciona con la esencia en la medida que tiene que ver
con la estabilidad y constancia relativas, en la variabilidad de los procesos
materiales.
Es conveniente no confundir la esencia y
la verdad. Esta es la expresión lógica de la esencia; esta, es inherente a los
objetos materiales.
Hegel (1833), fundamenta las diferencias
de la verdad y la esencia en los siguientes términos: “La verdad y la esencia
no son lo mismo; la verdad es la esencia pensada, mientras que la esencia es él
en sí simple”. La verdad es la esencia hecha pensamiento y la esencia está en
los objetos y constituye su fundamento.
Del mismo modo la concibe Feuerbach (1841),
al definir la verdad, en la forma siguiente: “Verdad es aquello que coincide con la
esencia de la especie, error lo que la contradice. Otra ley de la verdad no
existe…” Es decir, la verdad es algo lógico inherente al pensamiento y
la esencia es algo material oculto en los objetos materiales sensibles y que hay que descubrirla a través del pensamiento abstracto.
4. Conclusiones
- El concepto es la "célula" del pensamiento y refleja lo general de los objetos materiales, por medio del lenguaje.
- La definición del concepto es la expresión lógica de su contenido (esencia).
- El concepto como la generalización de lo singular, tiene que individualizarse a través de la definición.
- La verdad es resultado de un proceso complejo, en el que el conocimiento se mueve de la apariencia a la esencia de los objetos.
- La ley es la expresión lógica de lo permanente e invariable en el movimiento de los objetos materiales.
- La verdad no está en el sentido común (apariencia) de los objetos materiales.
- La verdad está en la esencia de los objetos materiales.
- La verdad es la conformidad del pensamiento con la esencia de los objetos materiales.
- La verdad es la expresión lógica de la esencia y se expresa a través de conceptos, definiciones y leyes.
- La verdad no es sensibilidad, es pensamiento.
- Opiniones o puntos de vista, hay muchos; pero, la verdad es una, por que la esencia es una en cada campo particular de la realidad material.
4. Bibliografía
De
Gortari E. 1959. Introducción a la lógica dialéctica. Fondo de Cultura
Económica. México, D.F.
Feuerbach
L. 1841. La esencia del cristianismo. Pdf. Internet.
Hegel W.G. 1807 (1994). Fenomenología del espíritu. Fondo de Cultura económica. México, D.F.
Hegel W.G. 1833 (2011). Lecciones sobre historia de la filosofía. Fondo de Cultura Económica. México, D.F.
Rosental M. y Straks G. M. 1960. Categorías del materialismo dialéctico. Editorial Grijalvo. México, D.F.
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