DESARROLLO SUSTENTABLE INCOMPATIBLE
CON EL CAPITALISMO
Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx
Introducción
La degradación ambiental antrópica inicio con la aparición de la especie humana hace unos dos millones de años en el oriente africano, cuando el Homo habilis sucedió al australopiteco homínido que por la tectónica de placas tuvo que enfrentarse a un ambiente adverso, caracterizado por un clima seco en el que predominaba la sabana en la que solo existían arboles espaciados con pastizales, ambiente en el que australopiteco tuvo la necesidad de caminar erecto y transformarse en en hombre primitivo.
El Homo habilis, así como el Homo erectus y el Homo sapiens que lo sucedieron se caracterizaban por vivir en comunidad y dada su escasa población y su carácter nómada, así como los instrumentos de trabajo rudimentarios para hacer producir la tierra (suelo), su impacto en la degradación del ambiente fue mínimo.
La
catástrofe ambiental ha sido producida por el capitalismo, principalmente desde la segunda mitad del siglo XVIII con la Primera Revolución Industrial de naturaleza mecánica y las que le sucedieron (la química, la eléctrica, la petrolera, la automotriz, etc.), cuyas consecuencias has devastadoras para el medio ambiente, a tal grado que ha alarmado a científicos y
académicos y los ha impulsado para proponer el desarrollo sustentable como
alternativa a la explotación irracional de los recursos naturales, definido
como el desarrollo que satisfaga las necesidades actuales de la sociedad, sin
poner en riesgo la capacidad de las generaciones futuras para atender sus
necesidades.
Sin
embargo, intentar cambiar al capitalismo en un modo de producción sustentable
como lo proponen los ambientalistas, a través del desarrollo sustentable es una
fantasía, pues, implica su renuncia a su esencia explotadora del hombre y de
los recursos naturales aportados por el medio ambiente. Un verdadero desarrollo
sustentable, sólo será posible a través del relevo del capitalismo actual, por
un nuevo sistema de producción basado en la propiedad social de los principales
medios de producción (tierra y sus recursos asociados: suelo, agua, flora,
fauna, etc.), en el que se implementen políticas ambientales sustentables en
beneficio de toda la sociedad y no de una minoría rapaz como sucede
actualmente. Así pues, el desarrollo sustentable es incompatible con el
capitalismo.
Antecedentes
Marx
(1872) en el Capital (Tomo I) analiza el proceso de producción capitalista y lo
inicia con la mercancía por el hecho real de que en el capitalismo se
generaliza la producción mercantil. Como toda mercancía es un producto
destinado al intercambio posibilitado por su valor –trabajo socialmente
necesario para su producción- para después ser consumido como valor de uso por
el comprador. El intercambio de mercancías, después de un prolongado proceso de
desarrollo dio origen al dinero, como medio universal de cambio, pero sólo en
el capitalismo se convierte en capital, cuando previamente se dan las
condiciones necesarias: la existencia privada de los medios de producción en
posesión de los capitalistas y trabajadores “libres” de sus medios de
producción. En estas condiciones los trabajadores despojados de sus medios de
producción tuvieron que vender su única mercancía: su fuerza de trabajo por un
equivalente percibido como salario en su intercambio con el capital. Como toda
mercancía, el trabajo, también tiene valor, por consiguiente, lo que el
trabajador vende en la esfera de la circulación es su capacidad de trabajo
(fuerza de trabajo), es decir sus habilidades físicas y mentales, por la que recibe
un salario, equivalente al valor de la fuerza de trabajo. Pero el valor de uso
de la fuerza de trabajo es propiamente el trabajo que se desarrolla en el
proceso de producción y, resulta que durante toda la jornada laboral, sólo en
una fracción de la misma corresponde a lo que recibe como salario y el resto de
la jornada produce un excedente como plusvalía que es la base de la ganancia de
la que se apropia el capitalista. Así pues, el dinero se ha convertido en
capital y su esencia consiste en la explotación del trabajo asalariado, a
través de la extracción de plusvalía.
La
plusvalía puede ser absoluta y relativa. La primera implica la existencia de
una jornada laboral dividida en dos fracciones: tiempo de trabajo necesario en
el que el obrero consume su trabajo equivalente a lo que percibe en salario
para luego adquirir los medios indispensables la subsistencia de él y de su
familia y, el tiempo de trabajo adicional en el que el trabajador genera la
plusvalía que es la fuente de la ganancia capitalista. La división de la
jornada en tiempo de trabajo necesario y adicional, la hereda del régimen
feudal que le antecedió, sólo implica un cambio de forma. Sin embargo, el móvil
del sistema capitalista es la obtención de plusvalía y como la jornada laboral
tiene un límite físico y moral, en consecuencia, la única forma de reducir la
el tiempo de trabajo necesario, para aumentar el tiempo de trabajo para generar
mayor cantidad de plusvalía, es la plusvalía relativa, la cual consiste en
aumentar la a productividad del trabajo, por medio de la tecnología. Así pues,
la innovación tecnológica es una la única forma de generar plusvalía relativa
para el capitalista. Esto explica las continuas revoluciones tecnológicas que
se han producido en los últimos dos cientos años: desde la de carácter mecánico
de la segunda mitad del siglo XVIII hasta la digital en la actualidad. No
obstante, la tecnología tiene el inconveniente de sustituir mano de obra por
las máquinas en el proceso productivo, por consiguiente, hay una tendencia
decreciente en la ganancia capitalista, ya que únicamente los trabajadores
productivos generan plusvalía.
Respecto
a la naturaleza de la ley de la tendencia decreciente de ganancia, Marx,
explica que a medida que se desarrolla el capitalismo, el capital constante (medios
de producción y materias primas) va desempeñando un mayor peso en relación al
capital variable, puesto que el capitalismo produce la innovación científica
para ponerla al servicio de la producción, y como el capital constante no
genera plusvalía, entonces, es evidente que si el capital variable va
disminuyendo en proporción al capital constante, en consecuencia desciende la
tasa de ganancia. Con otras palabras, a medida que se desarrolla el capitalismo
aumenta la composición orgánica del capital, es decir, el capital constante se
incrementa más a prisa que el capital variable, lo cual origina que se genere
un descenso de la tasa de ganancia.
La
competencia capitalista provoca que permanentemente los capitalistas
desarrollen la productividad del trabajo para apropiarse de una mayor cantidad
de plusvalía relativa. Sin embargo, el aumento de la productividad implica un
mayor peso del capital constante en relación al capital variable y por
consiguiente la tasa de ganancia se reduce.
Como
la producción capitalista es en esencia reproducción ampliada –acumulación-,
entonces, tanto el capital constante como el capital variable, en términos
absolutos tienden a incrementarse a medida que se desarrolla la producción
capitalista; por lo tanto, la ley de la tasa decreciente de ganancia implica
únicamente, que en forma relativa el capital variable es menor que el capital
constante.
En
lo relativo a las causas que contrarrestan la ley, escribe, que existen una
serie de causas que contrarrestan el efecto de la ley confiriéndole un carácter
de tendencia que se abre paso entre dichas causas. Entre estas destacan el
aumento del grado de explotación del trabajo asalariado, que al incrementar la
producción de plusvalía frena el descenso de la ganancia; la reducción del
salario por debajo de su valor, que al disminuir el valor de la fuerza de
trabajo también contrarresta el efecto de la ley; disminución del precio de los
elementos del capital constante, como consecuencia del incremento de la
productividad del trabajo; la superpoblación relativa que presiona a la baja al
salario; el comercio exterior, a través del intercambio desigual que favorece
el abaratamiento de los productos, principalmente para los países más
desarrollados y finalmente el aumento del capital por acciones. Este último
factor relacionado con el capital por acciones, contrarresta el descenso de la
tasa de ganancia, mediante la centralización del capital, puesto que la fusión
de capitales aislados produce una gran concentración de obreros en empresas de
mayores dimensiones, favoreciendo así una mayor explotación del trabajo y con
ello una mayor extracción de plusvalía.
En
lo referente a las contradicciones internas de la ley, afirma, que conforme se
desarrolla el capitalismo se incrementa la productividad. Esta al crecer reduce
el tiempo de trabajo necesario, aumentado así la tasa de plusvalía al
prolongarse el tiempo de trabajo adicional. Sin embargo, la productividad
genera un proceso contrario, puesto que al introducirse mejoras tecnológicas se
produce una disminución de la cantidad de obreros, en consecuencia se reduce la
ganancia. Así pues, a pesar de que existen factores que contrarrestan el
descenso de la tasa de ganancia, también existen factores contrarios que en
última instancia favorecen la operación de la ley de la tasa decreciente de
ganancia.
El
capitalismo tiende a desarrollar en forma absoluta las fuerzas productivas
independientemente del valor, la plusvalía y las relaciones sociales en que se
desenvuelve; pero por otro lado tiene como objetivo la producción y apropiación
de plusvalía, de aquí que frecuentemente se presenten crisis, que no son más
que soluciones violentas y momentáneas de las contradicciones existentes,
bruscos estallidos que restablecen temporalmente el desequilibrio.
La
tasa de ganancia es la fuerza motriz de la producción capitalista y solo se
origina si se puede producir con ganancia y en la medida en que es posible
producir con ella…El desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social
es la tarea histórica y la justificación del capital. Esa es precisamente la
manera en que se crea, sin saberlo, las condiciones materiales de un modo de
producción superior.
Para
el capitalismo el desarrollo de la productividad solo es importante en la
medida en que aumenta el tiempo de sobre-trabajo de la clase obrera, y no
cuanto disminuye el trabajo necesario para la producción material en general.
Se mueve pues, a través de continuas contradicciones.
Así
pues, fue Marx el que descubrió la esencia explotadora del hombre y de los
recursos naturales por el capitalismo, cuyo móvil es la apropiación de
plusvalía, principalmente de la relativa basada en la innovación tecnológica; esencia que sigue vigente, a pesar de los cambios cualitativos que se han sucedido en el capitalismo desde el de libre competencia, capitalismo monopolista y actualmente el capitalismo financiero y que constituye el principal obstáculo para la implementación de un desarrollo capitalista sustentable.
Klein
(2015) escribe que la desestabilización del clima es el costo que paga la
sociedad, como consecuencia del capitalismo desregulado mundial que, fomenta el
consumo irracional de combustibles fósiles (principalmente petróleo y gas),
cuya quema aporta enormes cantidades de bióxido de carbono de efecto
invernadero.
Mota
y Sandoval (2016) escriben que “La actual crisis socio-ambiental que se vive en
el mundo es fiel reflejo de lo insustentable que ha sido el modelo económico
dominante cuyo discurso, en los últimos treinta años, se ha centrado en una
supuesta preocupación entre el crecimiento económico y el deterioro ambiental,
razón por la que en los primeros años de la década de los ochenta se dio lugar
al desarrollo sustentable y a todo el andamiaje institucional para su
puesta en práctica mediante acciones de política pública en el ámbito
internacional. Pero esta estrategia delineada e impuesta por los organismos
internacionales no ha sido otra cosa más que la prolongación de un modelo
colonizador, concentrado ahora en la mercantilización de la naturaleza para dar
rienda suelta a la explotación de los bienes naturales que se encuentran en
distintos territorios”.
Según
Arner (2017), “La crisis medioambiental que afecta al planeta ha motivado el
interés de gobiernos, medios de comunicación y ciudadanos. Los desafíos
globales y locales han sido discutidos en foros internacionales y cumbres, pero
los enfoques y acuerdos están lejos de una solución efectiva. ¿Están las
soluciones a esta crisis dentro de los marcos del sistema capitalista? La
respuesta es no. El sistema capitalista se centra en la obtención y
maximización de ganancias, sin importarle si los recursos que utiliza son o no
renovables. Por tanto, el sistema encontrará un muro entre sus fuerzas de desarrollo
esenciales y sus patrones de sobreexplotación. El marxismo contemporáneo trae a
consideración una solución basada en la transición a una sociedad socialista.
Un paradigma político y socioeconómico diferente es la única solución
sostenible”.
Es
decir, sólo un nuevo modo de producción de carácter socialista es compatible
con el desarrollo sustentable.
Discusión
El
móvil del capitalismo en general y del capitalismo financiero mundial en
particular, es la producción de plusvalía como fundamento de la ganancia y,
dado que en la actualidad la revolución digital está causando la automatización
de las actividades económicas, específicamente en los sectores productivos
(industria, agricultura, ganadería, silvicultura, etc.) en los que los
trabajadores generan la plusvalía; en consecuencia, existe una tendencia
decreciente de la ganancia no solo en la economía productiva, sino también en
los sectores improductivos, especialmente el sector financiero que como capital
que ha subordinado al capital productivo, también exige su cuota de ganancia en
proporcionar a su función dominante.
Desde
luego como se trata de una ley que se manifiesta como tendencia en la historia
del capitalismo que opera desde el origen del capitalismo industrial en la
segunda mitad del siglo XVIII, cuando se produjo la primera revolución
tecnológica con la que inicia propiamente el relevo de la mano de obra por las
máquinas en la producción y, así sucesivamente con las subsecuentes
revoluciones tecnológicas; pero, es la revolución digital en curso la que está
provocando la robotización de todas las actividades económicas y es la que en
mayor grado está impactando en el descenso de la tasa de ganancia del
capitalismo. Sin embargo, como se trata de una tendencia, el capital recurre a
medidas que contrarrestan la caída de la ganancia, entre las que destacan:
Intensificación
de la explotación de los trabajadores con el objetivo de eliminar tiempo
“muerto” en la jornada laboral y con ello hacer más eficiente la explotación
capitalista.
Disminución
nominal y real de los salarios de los trabajadores a un nivel mínimo de
subsistencia, lo que contribuye a una mayor extracción de plusvalía de los
obreros productivos.
Abaratamiento
de las materias primas aportadas por el medio ambiente, importadas de los
países capitalistas subdesarrollados por parte de los países capitalistas
desarrollados, así como el traslado de las empresas trasnacionales en los
lugares en los que se localizan las materias primas junto con la mano de obra
barata, cuya explotación ha causado y sigue provocando la destrucción del medio
ambiente (contaminación del aire, el agua, el aire, etc.), principalmente por
la extracción y quema de combustibles fósiles (petróleo y gas); la industria
minera que está devastando la calidad de las aguas superficiales y subterráneas
con sus desechos tóxicos, que han reducido la disponibilidad de agua dulce ya
de por sí escasa; la industria que fabrica cloro-fluoro-carbonos, que al
ascender a la estratosfera están destruyendo la capa de ozono, capa atmosférica
de vital importancia que protege a toda la biosfera de las letales radiaciones
ultravioleta; industria química, que elabora los agroquímicos en que se basa la
agricultura convencional, los cuales no solo están contaminado el suelo y el
agua, sino también a los alimentos que sustentan a la sociedad humana y con
ello ponen en riesgo su salud.
En
síntesis, el desarrollo sustentable es incompatible con el capitalismo en
general y con el capitalismo financiero en particular, dado que la ganancia es su
móvil y ésta es incompatible con el aprovechamiento racional de los recursos
naturales, aunque se agoten las materias primas aportadas por el medio ambiente
y se enferme y/o muera la gente, no solo la que participa directamente en la
actividad económica, sino toda la población que coexiste con los recursos
naturales.
En
fin intentar cambiar al capitalismo en un modo de producción sustentable como
lo proponen los ambientalistas, a través del desarrollo sustentable es una
fantasía, pues, implica su renuncia a su esencia explotadora del hombre y de
los recursos naturales aportados por el medio ambiente. Un verdadero desarrollo
sustentable, sólo será posible a través del relevo del capitalismo actual, por
un nuevo sistema de producción basado en la propiedad social de los principales
medios de producción (tierra y sus recursos asociados: suelo, agua, flora,
fauna, etc.), en el que se implementen políticas ambientales sustentables en
beneficio de toda la sociedad y no de una minoría rapaz como sucede
actualmente.
Conclusiones
Lo
que mueve al capitalismo es la ganancia, cuyo fundamento es la plusvalía
generada por los trabajadores productivos, pero no se trata de la plusvalía en
general sino de la plusvalía relativa basada en las revoluciones tecnológicas
que reducen el tiempo de trabajo necesario en el que los obreros reembolsan al
capitalista el equivalente a sus salarios percibidos y, con ello aumenta el
tiempo de trabajo adicional en que generan la plusvalía.
Sin
embargo, el desarrollo tecnológico tiene el inconveniente de relevar mano de
obra en la economía productiva, la única que genera plusvalía; en consecuencia,
provoca el descenso de la ganancia, fundamento en el que descansa el
capitalismo. Ante esta situación, los capitalistas recurren a diversas acciones
para contrarrestar la caída de la ganancia, entre las que destacan:
Intensificación
de la explotación de los trabajadores y así hacer más eficaz la extracción de
plusvalía.
Reducción
de los salarios nominales y reales de los trabajadores a un mínimo de sobrevivencia
y con ello aumentar la generación de plusvalía.
Abaratamiento
de las materias primas consumidas en el proceso productivo, importadas de los
países capitalistas subdesarrollados por parte de los países capitalistas
desarrollados, así como el traslado de las empresas trasnacionales en los
lugares en los que se localizan las materias primas junto con la mano de obra
barata, cuya explotación ha causado y sigue provocando la destrucción del medio
ambiente (contaminación del aire, el agua, el aire, etc.), principalmente por
la extracción y quema de combustibles fósiles (petróleo y gas); la industria
minera que está devastando la calidad de las aguas superficiales y subterráneas
con sus desechos tóxicos, que han reducido la disponibilidad de agua dulce ya de
por sí escasa; la industria que fabrica cloro-fluoro-carbonos, que al ascender
a la estratosfera están destruyendo la capa de ozono, capa atmosférica de vital
importancia que protege a toda la biosfera de las letales radiaciones
ultravioleta; industria química, que elabora los agroquímicos en que se basa la
agricultura convencional, los cuales no solo están contaminado el suelo y el
agua, sino también a los alimentos que sustentan a la sociedad humana y con
ello ponen en riesgo su salud.
La
tecnología operada por los trabajadores para transformar la naturaleza para
generar los bienes que toda sociedad demanda, es la más dinámica y en el marco
del capitalismo se han generado por lo menos cinco revoluciones tecnológicas,
desde la mecánica de la segunda mitad del siglo XVIII hasta la digital actual,
las cuales han desarrollado la productividad del trabajo a un nivel sin
precedentes, a tal grado que las relaciones de producción capitalistas, ya no
corresponden con el desarrollo de las fuerzas productivas; contradicción que
provocará el relevo de la vieja sociedad por un nuevo sistema socio-económico
superior. En este sentido, el desarrollo sustentable solo será realidad cuando
los actuales gobiernos defensores del libre mercado, subordinados a una minoría
rapaz que concentra la riqueza y dirige económica y políticamente al mundo, no
les interesa la conservación del medio ambiente; por consiguiente, solo su
relevo por nuevos gobiernos que rompan con el libre mercado y los poderes
fácticos, tendrán la posibilidad real de implementar políticas sustentables con
el medio ambiente. Lo anterior, no implica que desde los marcos del actual
sistema socio-económico no hay que impulsar desde la sociedad medidas que
mitiguen la catástrofe ambiental en que se debate el capitalismo financiero
actual. En fin intentar cambiar al capitalismo en un modo de producción
sustentable como lo proponen los ambientalistas, a través del desarrollo
sustentable es una fantasía (utopía), pues, implica su renuncia a su esencia explotadora
del hombre y de los recursos naturales aportados por el medio ambiente. Un
verdadero desarrollo sustentable, sólo será posible a través del relevo del
capitalismo actual, por un nuevo sistema de producción basado en la propiedad
social de los principales medios de producción (tierra y sus recursos asociados:
suelo, agua, flora, fauna, etc.), en el que se implementen políticas
ambientales sustentables en beneficio de toda la sociedad y no de una minoría
rapaz como sucede actualmente.
En
síntesis, el desarrollo sustentable es incompatible con el capitalismo en
general y con el capitalismo financiero en particular, dado que la ganancia es
su móvil y ésta es incompatible con el aprovechamiento racional de los recursos
naturales, aunque se agoten las materias primas aportadas por el medio ambiente
y se enferme y/o muera la gente, no solo la que participa directamente en la
actividad económica, sino toda la población que coexiste con los recursos
naturales.
Referencias
bibliográficas
Arner Fernández
Agustín. 2017. Marxismo y crisis ecológica. Departamento de Desarrollo
Económico, Facultad de Economía, Universidad de La Habana, Cuba.
Klein Naomi. 2015. Esto
lo cambia todo. El capitalismo contra el clima. Ediciones Culturales Paidós,
S.A. de C.V. México, D.F.
Marx Karl. 1872. El
Capital. Tomo I. El proceso de producción capitalista. Editorial Cartago (1980).
Buenos Aires, Argentina.
Mota Laura, Sandoval
Forero Andrés y Sandoval Forero Andrés. 2016. La falacia del desarrollo
sustentable. lmotta68@gmail.com.
forerosandoval@gmail.com.