martes, 28 de octubre de 2014

DEL HELIOCENTRISMO GRIEGO A LA REVOLUCIÓN COPERNICANA

DEL HELIOCENTRISMO GRIEGO A LA REVOLUCIÓN COPERNICANA

Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

1. Introducción

La Astronomía como toda ciencia se desarrolló por las necesidades de la producción y de la navegación desde la época griega. Ya Tales de Mileto (624-547 a.C.), se le atribuye haber predicho un  eclipse de Sol en el año 585 a.C. Posteriormente, se desarrolla el paradigma del Geocentrismo, expuesto por Aristóteles (384-322 a.C.), el cual considera a la Tierra inmóvil en el centro del Universo; particularmente considera que los planetas, el Sol y las estrellas fijas giran en órbitas circulares alrededor de la Tierra. La contra-parte del geocentrismo se le atribuye a Aristarco de Samos (310-230 a.C.), que aunque no se conserva su obra astronómica en lo fundamental, se sabe por comentarios de Tolomeo, Arquímedes y Plutarco, que conjeturaba un universo centrado en el Sol y no en la Tierra; es decir, era partidario del Heliocentrismo, paradigma que consideraba al Sol como centro inmóvil, alrededor del cual se movían en órbitas circulares los planetas y las estrellas fijas.

El Geocentrismo fue desarrollado y sistematizado por Claudio Tolomeo (85-165 d. C.)  y expuesto en el año 140 d. C. en su obra: el “Almagesto”. El movimiento de los planetas alrededor de la Tierra los describe, a través de pequeños círculos –epiciclos- que se mueven en los círculos más grandes de las órbitas geométricas generales de los planetas. Este paradigma astronómico perduró por casi 1400 años, pero durante el renacimiento, cuando las ciencias naturales “despertaron” del largo período de letargo medieval, las observaciones astronómicas, cada vez eran más incompatibles con el Geocentrismo, pues en lugar de explicarlas, lo volvían más complicado. El Geocentrismo estaba “agrietado” por todas partes, por lo que llegó un momento, en el que ya no pudo ser sostenido y saltó hecho añicos, para ser relevado por el Heliocentrismo copernicano. Se produjo la negación de la negación: el Geocentrismo tolemaico, negó al Heliocentrismo griego y este fue negado por el Heliocentrismo copernicano, para retornar al punto de partida: al Heliocentrismo griego pero elevado a un nivel muy superior.

Es evidente, pues, que el movimiento del pensamiento, al igual que los procesos materiales se mueve gradualmente y a saltos –revoluciones-; en este caso, la revolución copernicana, es el resultado de la acumulación gradual de conocimientos desde la época griega y tolemaica durante más de 1500 años, hasta que se interrumpe la gradualidad, a través de un cambio brusco –salto- para dar paso a una nueva cualidad: La revolución copernicana. Esta propició un cambio radical en la ciencia astronómica, al pasar de una concepción de una Tierra inmóvil –apariencia- como centro del Universo a un nuevo paradigma científico, en el que la Tierra se mueve -esencia- junto con el resto de los planetas y las estrellas fijas alrededor de un Sol "inmóvil".

Con el descubrimiento de la movilidad de la Tierra y los planetas, se plantea otra interrogante para la ciencia astronómica: descubrir las leyes del movimiento planetario. Esta tarea fue realizada por Galileo Galilei, pero particularmente por el astrónomo alemán Kepler, quien descubrió tres leyes empíricas que rigen el movimiento en órbitas elípticas de los planetas alrededor del Sol. Finalmente, la generalización del movimiento planetario alrededor del Sol, fue realizada por Isaac Newton  y expuesta en al Ley de la Gravitación Universal en 1687, en cuya ley está implícita la fuerza de atracción como causa del movimiento planetario.

Así pues, el movimiento del conocimiento es muy complejo. Inicia con el movimiento de la apariencia a la esencia, en seguida se mueve al descubrimiento de las leyes y finalmente descubre las causas del movimiento.


2. Fundamentación teórica

2.1. Dialéctica de la apariencia y la esencia

El conocimiento científico se mueve de la apariencia percibida por la sensibilidad a la esencia –lo que está oculto- . La apariencia y la esencia, es un caso particular de la ley de la contradicción universal que impera en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En la Lógica, se trata de dos categorías –conceptos más generales del pensamiento- contradictorias, que reflejan el carácter contradictorio del proceso del conocimiento. La apariencia –lo que parece y no es-, es el punto de partida del conocimiento, puesto, que es la forma de manifestación de la esencia. El conocimiento no puede quedarse en la sensibilidad –apariencia-, tiene que moverse a lo que constituye su esencia- lo interno-, ya que en la esencia está la verdad de los procesos materiales.

Afanasiev (1990) explica que la apariencia y la esencia expresan la compleja unidad de los aspectos internos y externos de los objetos y procesos de la realidad objetiva. En cuanto categorías del conocimiento, reflejan la unidad dialéctica de los grados sensible y racional del proceso cognoscitivo, que revela la esencia profunda de las cosas, sobre la base de la práctica.

La esencia y la apariencia, son dos aspectos indisolublemente vinculados de la realidad objetiva; uno de ellos, el aspecto interno (esencia) no puede manifestarse sino a través del aspecto externo (apariencia). Ahora bien los dos aspectos contradictorios, no coinciden nunca plenamente en el modo de manifestarse, y es precisamente esta falta de coincidencia lo que hace necesario el proceso del conocimiento científico. En efecto, la ciencia no tiene otro fin que el descubrir detrás de lo externo, detrás de lo que se percibe inmediatamente, el fundamento, la esencia de las cosas; es decir, el otro aspecto, el aspecto oculto e interno de los procesos materiales.

La esencia es el aspecto interno relativamente estable, de la realidad objetiva, que permanece oculto tras la superficie de lo aparente y que se manifiesta a través de la apariencia.

La apariencia es el aspecto externo más variable y cambiante de la realidad objetiva, que constituye la forma de manifestarse de la esencia.

En un primer nivel la contradicción entre la esencia y la apariencia se presenta como la unidad contradictoria de los aspectos externos e internos.

El proceso del conocimiento inicia con el aspecto externo cambiante de las cosas y a través de la abstracción descubre la esencia oculta de los fenómenos.

La unidad existente entre la esencia y sus diversas manifestaciones nos permite hallar lo universal en la pluralidad de los fenómenos singulares y descubrir las leyes de su desarrollo.

En el nivel superficial de los fenómenos están los datos científicos proporcionados por la observación directa y por los instrumentos; información que representa la etapa inicial para el descubrimiento de la esencia oculta de los fenómenos.

Para descubrir la esencia, hay que realizar una serie de experiencias y observaciones especiales; hay que separar lo esencial e importante de lo inesencial y casual; hay que desarrollar un complejo trabajo analítico de los datos experimentales obtenidos; en una palabra, es necesario llevar a cabo una profunda investigación científica.

La contradicción entre esencia y fenómeno es precisamente la causa de que la ciencia solo pueda descubrir la esencia de muchos fenómenos al cabo de una prolongada labor y a veces como fruto de investigaciones que duran siglos.

En el segundo nivel la contradicción entre la esencia y el fenómeno se presenta también bajo la forma de contradicción entre lo estable y lo inestable, entre lo que se halla en reposo y lo que se mueve, entre lo que permanece más o menos constante y lo que cambia rápidamente.

Una vez que ha sido descubierta la esencia, es decir, una vez operada la reducción de lo externo a lo interno, de la apariencia a la esencia, la tarea del conocimiento científico consiste en demostrar cómo y porqué la esencia aparece precisamente bajo determinada forma y no bajo otra; en este momento se transita dialécticamente a las categorías de causa y efecto.

El descubrimiento de la contradicción existente entre la esencia y la apariencia en el proceso cognoscitivo constituye, por tanto, un proceso complejo. Este proceso consiste en el movimiento del pensamiento de lo concreto a lo abstracto, al conocimiento de la esencia y estriba, a su vez, en un movimiento inverso: de ascenso de lo abstracto a lo concreto, de la esencia al fenómeno, es decir, de elevación hacia una comprensión más profunda de los fenómenos y de los procesos.

La práctica constituye el fundamento inmediato del conocimiento sensible, también se convierte en el criterio objetivo de la verdad.

La práctica es la fuente, la fuerza motriz del proceso del conocimiento, ella es justamente la que plantea a la ciencia nuevas tareas, a la par que exige el que se penetre cada vez más con mayor profundidad en la esencia de los fenómenos.

El proceso del conocimiento no puede detenerse en la superficie de los fenómenos, sino que debe siempre llegar a su esencia, penetrar en lo más profundo de los procesos, asimilar las leyes por las que se rige el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, ya que solo el conocimiento de la esencia, de los nexos internos de los hechos, permite orientarse en el medio que nos rodea, prever el resultado probable de nuestras acciones y determinar acertadamente el rumbo que han de seguir los procesos históricos.

Por esencia se entienden las relaciones internas, estables. La esencia, como el aspecto interno, es lo opuesto al aspecto externo, mutable de la realidad y conocido como fenómeno.

El conocimiento científico no puede quedarse en la apariencia percibida por la sensibilidad, tiene que moverse a la esencia de las cosas, porque en la esencia está la vedad de los procesos materiales.

La apariencia es contradictoria con la esencia y ambos aspectos contradictorios son inherentes a los objetos singulares.

La apariencia está relacionada con el conocimiento sensible, pero es necesario ir más allá, para avanzar y alcanzar el grado racional del conocimiento.

El no distinguir la apariencia de la esencia, conduce a graves errores, ya que frecuentemente, se toman datos e información proporcionada por la sensibilidad como si fueran verdades, cuando en realidad son falsedades.

La ciencia no es sentimiento, es racionalismo, es decir es pensamiento abstracto.

La discordancia entre  la esencia y apariencia fundamentan la necesidad de la ciencia y de la investigación científica.

2.2. Dialéctica de la cantidad y la cualidad

La dialéctica de la cantidad y la cualidad está expresada en la ley del tránsito recíproco de la cantidad a la calidad, la cual constituye una poderosa herramienta teórica, que permite analizar los procesos materiales y lógicos en movimiento. Esta ley establece que los procesos materiales, se mueven gradualmente –cuantitativamente-, hasta que llega un momento, en el que si se supera un límite –medida- se interrumpe violentamente la gradualidad, dando como resultado el surgimiento de una nueva cualidad que releva a la vieja cualidad.

En la esfera del pensamiento, es de gran utilidad para entender el movimiento del conocimiento, como una acumulación gradual, hasta que llega un momento en el que se rebasa un límite –medida- y se produce un cambio brusco en el conocimiento –salto- dando origen así a una revolución científica.

El primero que ´descubrió la ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad fue Hegel (1807), quien la expuso, en el siguiente pasaje de su Fenomenología del espíritu:

“No es difícil darse cuenta, por lo demás, de que vivimos en tiempos de gestación y de transición hacia una nueva época. El espíritu ha roto con el mundo anterior de su ser allí y de su representación y se dispone a hundir eso en el pasado, entregándose a la tarea de su propia transformación. El espíritu, ciertamente, no permanece nunca quieto, sino que se halla siempre en movimiento incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras un largo período de silenciosa nutrición, el primer aliento rompe bruscamente la gradualidad del proceso puramente acumulativo en un salto cualitativo, y el niño nace, así también el espíritu que se forma va madurando lenta y silenciosamente hacia la nueva figura, va desprendiéndose de una partícula tras otra de la estructura de su mundo anterior y los estremecimientos de este mundo se anuncian solamente por medio de síntomas aislados; la frivolidad y el tedio que se apoderan de lo existente y el vago presentimiento de lo desconocido son los signos premonitorios de que algo otro se avecina. Estos paulatinos desprendimientos, que no alteran la fisonomía del todo, se ven bruscamente interrumpidos por la aurora que de repente ilumina como un rayo la imagen del mundo nuevo”.

Así pues, Hegel descubrió esta importante ley universal del pensamiento hace ya más de 200 años; sin embargo, es desconocida en los medios académicos y científicos, circunstancia que ha provocado que nos movamos a "ciegas" en el complejo mundo de la ciencia.

La importancia de esta ley universal que se analiza, no está a discusión, pues es una valiosa herramienta que permite entender las revoluciones científicas –como la copernicana- como resultado del avance gradual de los conocimientos astronómicos desde la época griega hasta el siglo XVI, cuando se produce un salto –revolución- al transitar del Geocentrismo al Heliocentrismo.

2.3. Ley científica

El descubrimiento de la esencia –movilidad de la Tierra-, no agota el movimiento del conocimiento científico, es necesario avanzar y descubrir detrás del movimiento lo permanente e invariable –ley- que rige la variabilidad del movimiento de los planetas.

Hegel en su obra: Fenomenología del espíritu (1807), caracteriza  a la ley del siguiente modo:

Ley [es]… la imagen constante del fenómeno inestable. El mundo suprasensible es… un tranquilo reino de las leyes, ciertamente más allá del mundo percibido, ya que este mundo solo presenta la ley a través del constante cambio, pero las leyes se hayan precisamente presentes en el, como su tranquila imagen inmediata”

La ley objetiva es una de las formas generales de las relaciones existentes entre los fenómenos.
La ley no expresa todos los vínculos generales existentes entre los fenómenos, refleja solo aquellos que son esenciales para un conjunto de aspectos internos de un conjunto de procesos materiales relacionados.

“No todo lo similar, idéntico, es ley, sino solamente aquello que expresa la esencia de los fenómenos” (Konstantinov, 1976).

Ley es el nexo interno y el condicionamiento mutuo de los fenómenos.

Ley es la conexión interna y necesaria de los fenómenos.

Konstantinov (1979) explica que toda ley es una forma de lo universal: la ley abarca y expresa lo general, la esencia, los nexos internos de una masa inmensa de fenómenos afines, lo que de un modo esencial y general caracteriza a esta masa de fenómenos. Pero cada fenómeno de por si tiene sus cualidades propias, y la acción de la ley se refracta a través de estas cualidades específicas de lo singular.

La ley en su forma general, es una determinada relación necesaria entre cosas, fenómenos o procesos, relación que responde a su naturaleza interna, a su esencia. El concepto de ley es una de las fases del conocimiento de la unidad, los nexos y la acción mutua de los fenómenos del mundo objetivo.

No todo nexo entre los fenómenos es una ley. La ley expresa los nexos internos que tienen carácter esencial. Es lo esencial en el movimiento de los fenómenos. Los conceptos de ley y esencia corresponden al mismo orden, a la misma fase.

La ley es la relación necesaria entre los fenómenos, los nexos sujetos a ley actúan obligatoriamente, por la fuerza de la necesidad.

La ley es lo permanente, lo estable, lo que se repite, lo que hay de idéntico en los fenómenos. La ley refleja aquello en que los fenómenos más diversos son idénticos entre sí. Lo idéntico solo ocurre en lo diverso, y lo diverso no excluye la identidad, la unidad de los fenómenos en cualquiera de sus aspectos o propiedades. La ciencia al descubrir los nexos internos de los fenómenos sujetos a leyes, establece la identidad en lo diverso y la diversidad en lo idéntico. La ley es una relación interna, necesaria, esencial, entre dos fenómenos.

La ley se caracteriza como una relación de causa a efecto; sin embargo, dicha relación es más general que la ley, ya que la incluye en su seno. La relación causal puede no tener fuerza de ley, puede ser casual, es decir, no ser por si misma una manifestación de la ley. Ahora bien, la ley entraña necesariamente cierta relación causal, ya que provoca siempre determinado efecto.

La ley implica un nexo de causa a efecto, en su más profundo sentido. En el nexo esencial entre dos fenómenos, que es lo que constituye la ley, la acción de un aspecto se convierte en causa de la acción de otro y, a la par, en efecto suyo.

Todo fenómeno es internamente contradictorio. En su individualidad es irrepetible y, sin embargo, pese a ello, se repite y reproduce constantemente. El fenómeno es cambiante, pero lleva en sí, al mismo tiempo algo estable, firme y en reposo. La ley representa lo que continuamente se repite y se reproduce en el fenómeno.

Lo estable se haya indisolublemente unido a la universalidad, que es otro rasgo fundamental de la ley. La ley es universal en el sentido de que encarna los nexos necesarios, estables, esenciales, de todos los fenómenos de un determinado campo, sin excepción.

Por muy individual que se presente un fenómeno, sino es casual, siempre se descubrirán en el ciertos rasgos comunes, que le convierten en un fenómeno sujeto a ley.

Así pues, la ley es una relación necesaria, esencial, interna y estable de los objetos y fenómenos, expresada en los movimientos de estos.

Hegel consideró la ley como lo que permanece en calma, en reposo, en la inestabilidad de los fenómenos.

Las Academias de Ciencias de Cuba y la URSS (1981) argumentan la existencia de relaciones estables, permanentes e invariables entre las propiedades, rasgos y características de los objetos y fenómenos que cambian incesantemente, sirve de base para la abstracción de las leyes. Precisamente la ley expresa la relación estable entre determinadas propiedades y características de los objetos y procesos, resultando indiferentes si se trata de las propiedades de un objeto aislado o de diferentes objetos. Tanto los objetos como sus propiedades, no se mantienen iguales, sino que sufren diversas modificaciones que se describen en las ciencias naturales con ayuda de las variables. Pero independientemente de los cambios y las características de los objetos y procesos, en estas modificaciones siempre se pueden separar algunas relaciones estables y permanentes.

Las leyes son como las estrellas que nos orientan o guían en el infinito movimiento de los procesos materiales.

La ciencia no puede restringirse al estudio de lo variable (singular) por que la materia es infinita en su movimiento y nunca alcanzaría la meta de explicar todos los fenómenos individuales, porque estos son infinitos en su manifestación. Sin embargo, detrás de todo ese infinito movimiento de la materia, existe algo en reposo relativo, que es lo que expresa la categoría de Ley. Matemáticamente se expresa como constantes que se derivan de la interacción de las variables o procesos materiales que intervienen; por consiguiente, la ley, puede ser definida como la dependencia necesaria y esencial entre los fenómenos; es decir, las leyes expresan la constancia que se conserva en la variabilidad resultado de la interacción de los objetos materiales y en las ciencias naturales se expresan a través de magnitudes numéricas constantes.

Las leyes pueden clasificarse en estadísticas y deterministas. Las primeras expresan los nexos necesarios que ocurren en una multitud de procesos materiales casuales y por lo mismo están sujetos a probabilidad; en cambio las leyes deterministas constituyen un caso particular de las leyes estadísticas cuando la probabilidad de ocurrencia es igual a 1 y se presentan cuando el promedio coincide con el hecho casual singular. Por ejemplo cuando el precio promedio coincide con el precio individual de una mercancía. Además las leyes deterministas operan al nivel de los fenómenos singulares o individuales.


3. Del heliocentrismo griego a la Revolución Copernicana

3.1. Heliocentrismo griego


El Heliocentrismo no es nuevo, se remonta a la época griega. Así pues, Copérnico no fue el primero en postular el heliocentrismo. Desde la época griega, en el año 270 a.C. ya el astrónomo Aristarco de Samos conjeturó que los planetas se movían alrededor del Sol, describiendo órbitas circulares.

Crispi (2002), afirma que Tolomeo en su obra hace referencia a Aristarco de Samos: "en el Almagesto lo nombra como un concienzudo observador de los solsticios y equinoccios. Parece haber interpretado estas observaciones correctamente, atribuyendo estos fenómenos al movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Dedujo por esto que era necesario que la órbita terrestre estuviera inclinada para explicar los cambios de estación.”

Arquímedes en el Arenario -el contador de Arena- se refiere a Aristarco y su teoría así:

"Aristarco de Samos publicó un libro basado en ciertas hipótesis y en el que parece...que el universo es muchas veces mayor que el que ahora recibe ese nombre. Sus hipótesis son que las estrellas fijas y el Sol permanecen inmóviles, que la tierra gira alrededor del Sol siguiendo la circunferencia de un círculo con el Sol en medio de la órbita, y que la esfera de las estrellas fijas también con el Sol como centro, es tan grande que el circulo en el que supone que la tierra gira guarda la misma proporción a la distancia de las estrellas fijas que el centro de la esfera a su superficie."

Plutarco también hace referencia a Aristarco resumiendo su idea geocéntrica en que el cielo es inmóvil y la Tierra se mueve sobre una órbita inclinada rotando al mismo tiempo sobre su propio eje. En el mismo texto, Plutarco relata que Cleantes (alrededor de 260 a.C.) denunció a Aristarco por impío, basándose en que desplazó la Tierra del centro del universo.

De la literatura se deduce que Aristarco consideraba al Sol como una estrella y probablemente que las estrellas eran soles.

De lo que se conoce de los pensamientos sobre el cosmos se puede resumir que:

Fue uno de los primeros en promulgar la teoría heliocéntrica

Comenzó a medir la distancia y comparar los tamaños relativos en la cosmología utilizando la Trigonometría.

Explicó los movimientos de rotación y traslación terrestres.

Dedujo que el eje de la Tierra se encuentra inclinado.

Amplio el tamaño del universo conocido - aunque con un gran margan de error ya que calculó que el Sol era 19 veces más grande que la Luna y se encontraba 19 veces más lejos, actualmente se sabe que es 400 veces más grande y está 400 veces más lejos-.

Pudo asumir que el Sol era una estrella más de las que se observan en el cielo

3.2. Geocentrismo

La historia de la Astronomía anterior a Copérnico  sistematizó y modeló la apariencia del movimiento de los planetas, el Sol y las estrellas, en un universo finito geocéntrico en el que la Tierra se encontraba inmóvil en el centro del mismo, rodeada de esferas que giraban a su alrededor. Dentro de estas esferas se encontraban (ordenados de dentro hacia afuera): la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno y, finalmente, la esfera exterior en la que estaban las llamadas estrellas fijas. Se pensaba que esta esfera exterior fluctuaba lentamente y producía el efecto de los equinoccios.

El callejón en que se hallaba la astronomía medieval, pues según el modelo Ptolemaico, resultaba cada vez más complicado ajustar la teoría con los nuevos datos observacionales: se necesitaban ya más de 80 epiciclos para describir las trayectorias planetarias, de manera que a partir de las mejoras de las observaciones, en vez de haberse resuelto los problemas, se había, en palabras del propio Copérnico (siglo XVI), "engendrado un monstruo".


Todo esto chocaba con el convencimiento de Copérnico de que el Universo, por ser obra divina, debería estar regido por unas leyes matemáticas lo más simples posibles y que tanto la distribución de los astros como sus movimientos debían constituir una unidad armónica y sistemática.

La estructura -forma- del movimiento de los planetas, el Sol y las estrellas de acuerdo al modelo geocéntrico, se muestran en la figura 1.

Figura 1: Modelo geocéntrico de Tolomeo


3.3. Heliocentrismo

Copérnico (1514), explica que “sus predecesores recurrieron a un elevado número de esferas celestes a fin, sobre todo, de poder explicar el movimiento aparente de los planetas respetando el principio de uniformidad. En verdad parecía completamente absurdo que un cuerpo celeste no se moviera uniformemente a lo largo de un círculo perfecto. Las teorías planetarias propuestas por Tolomeo y casi todos los demás astrónomos, aunque guardaban un perfecto acuerdo con los datos numéricos, parecían comportar una dificultad no menor. Efectivamente, tales teorías sólo resultaban satisfactorias al precio de tener asimismo que imaginar ciertos ecuantes, en razón de los cuales el planeta parece moverse con una velocidad siempre uniforme, pero no con respecto a su deferente ni tampoco con respecto a su propio centro. Por ese motivo, una teoría de estas características no parecía ni suficientemente  elaborada ni tan siquiera suficientemente acorde con la razón. Habiendo reparado en todos estos defectos, me preguntaba a menudo si sería posible hallar un sistema de círculos más racional, mediante el cual se pudiese dar cuenta de toda irregularidad aparente sin tener para ello que postular movimiento alguno distinto del uniforme alrededor de los centros correspondientes, tal y como el principio del movimiento perfecto exige. Tras abordar este problema tan extraordinariamente difícil y casi insoluble, por fin se me ocurrió cómo se podría resolver por recurso a construcciones mucho más sencillas y adecuadas que las tradicionalmente utilizadas, a condición únicamente de que se me concedan algunos postulados. Estos postulados, denominados axiomas, son los siguientes.”

Primer postulado

"No existe un centro único de todos los círculos o esferas celestes".

Segundo postulado

"El centro de la Tierra no es el centro del mundo, sino tan sólo el centro de gravedad y el centro de la esfera lunar".

Tercer postulado

"Todas las esferas giran en torno al Sol, que se encuentra en medio de todas ellas, razón por la cual el centro del universo está situado en las proximidades del Sol".

Cuarto postulado

"La razón entre la distancia del Sol a la Tierra y la distancia a la que está situada la esfera de las estrellas fijas es mucho menor que la razón entre el radio de la Tierra y la distancia que separa a nuestro planeta del Sol, hasta el punto de que esta última resulta imperceptible en comparación con la altura del firmamento".

Quinto postulado

"Cualquier movimiento que parezca acontecer en la esfera de las estrellas fijas no se debe en realidad a ningún movimiento de ésta, sino más bien al movimiento de la Tierra. Así, pues, la Tierra –junto a los elementos circundantes- lleva a cabo diariamente una revolución completa alrededor de sus polos fijos, mientras que la esfera de las  estrellas y último cielo permanece inmóvil".

Sexto postulado

"Los movimientos de que aparentemente está dotado el Sol no se deben en realidad a él, sino al movimiento de la Tierra y de nuestra propia esfera, con la cual giramos en torno al Sol exactamente igual que los demás planetas. La Tierra tiene, pues, más de un movimiento".

Séptimo postulado

"Los movimientos aparentemente retrógrados y directos de los planetas no se deben en realidad a su propio movimiento, sino al de la Tierra. Por consiguiente, éste por sí solo basta para explicar muchas de las aparentes irregularidades que en el cielo se observan".

Es en los postulados en los que está expuesta la esencia de la revolución copernicana, especialmente en el tercero, quinto y sexto; en los que están planteados el Heliocentrismo (3°), movimiento de rotación de la Tierra como generadora del movimiento aparente de la esfera de  las estrellas fijas (5°) y el movimiento aparente del Sol derivado de la movilidad de la Tierra (6°).

La forma -estructura- del movimiento de los planetas alrededor del Sol se presentan en la siguiente figura (2).
Figura 2. Modelo heliocéntrico de Copérnico


En la figura 2 se presenta el modelo del sistema heliocéntrico de Copérnico, en él han desaparecido los epiciclos del modelo de Tolomeo, debido a que con el nuevo modelo en el que la Tierra se mueve, eran ya innecesarios; además, se observa que sigue existiendo la esfera de las estrellas fijas, es decir, todavía de trata de un universo finito.

Así pues la verdadera revolución astronómica de Copérnico, consistió en darle movilidad a la Tierra y al Sol inmovilizarlo y trasladarlo al centro del Universo. Específicamente, para Copérnico la Tierra tiene tres movimientos: el de rotación que se produce cada 24 horas, que es el genera el día y la noche, el de traslación alrededor del Sol en su órbita elíptica que dura un año y la inclinación del eje terrestre –actualmente de 23.5°-.

Crispi (2002), cita un pasaje de la obra astronómica cumbre de Copérnico denominada Sobre las revoluciones de las órbitas celestes de 1543, en el que expone el razonamiento que lo indujo a suponer el movimiento de la Tierra: "cuando un barco navega sin sacudidas, los viajeros ven moverse, a imagen de su movimiento, todas las cosas que les son externas y, a la inversa, creen estar inmóviles con todo lo que está con ellos. Ahora, en lo referente al movimiento de la Tierra, de manera totalmente similar, se cree que es todo el universo íntegro el que se mueve alrededor de ella".

Con sus observaciones astronómicas y razonamiento abstracto, Copérnico ya había llegado a la conclusión que era el movimiento de la Tierra, la que producía la apariencia de los movimientos de los planetas y las estrellas alrededor de sí misma.

Posteriormente con las nuevas observaciones astronómicas de Tycho Brahe y las novedosas observaciones de Galileo con el telescopio, permitieron superar el el viejo Geocentrismo tolemaico, el cual ya era incompatible con el contenido de las observaciones astronómicas, por lo que tuvo que ser relevado por el Heliocentrismo.


4. Leyes del movimiento de los planetas

Una vez establecido el Heliocentrismo y con él la movilidad de los planetas alrededor del Sol -esencia-, el siguiente paso consistió en descubrir las leyes del movimiento de los mismos, tarea emprendida por Kepler.

Para la formulación de las leyes del movimiento de los planetas, fueron de trascendental importancia, las observaciones minuciosas realizadas por el astrónomo Tycho Brahe, quien durante 30 años estuvo registrando sus observaciones y después de su muerte estuvieron a disposición de Kepler.

Las tres leyes del movimiento planetario descubiertas por Kepler, se definen en seguida:

La primera tiene carácter geométrico y expresa que los planetas se mueven alrededor del Sol siguiendo órbitas elípticas, en uno de cuyos focos se encuentra el Sol (figura 3).

Figura 3. Primera ley de Kepler

Cabe ponderar el cambio radical que constituye esta primera ley. Desde los comienzos de la astronomía teórica griega las órbitas utilizadas para salvar el fenómeno fueron siempre circulares, nunca hasta Kepler se había probado otra curva. Por otra parte, las órbitas, que habían sido mantenidos incluso por Copérnico, también desaparecen. Los sistemas de deferentes y epiciclos, así como el ecuante y las circunferencias excéntricas son ya prescindibles.

La segunda ley plantea que los planetas en su movimiento orbital barren áreas iguales en tiempos iguales (figura 4). Esta ley está relacionada con la velocidad que desarrollan los planetas en correspondencia con la distancia al Sol. Cuando están más cerca en el perihelio, se mueven más rápidamente, contrastando con su mayor lentitud cuando están más alejados del Sol durante el afelio.

Figura 4. Segunda ley de Kepler

La tercera ley establece una relación constante entre los períodos orbitales y las distancias medias al Sol. Esta tercera ley de Kepler, se muestra en la figura 5.

Figura 5. Tercera ley de Kepler

Ley de la gravitación universal

El descubrir las leyes del movimiento de los planetas alrededor del Sol, no implica conocer la causa de la movilidad. Ya Kepler intuía que estaba relacionada con la fuerza de atracción entre los planetas y el Sol, pero fue Newton, quién partiendo de las tres leyes de Kepler, logró formular matemáticamente la Ley de la Gravitación Universal, en los siguientes términos: Fa = G (M1) (M2)/R2; es decir, que la fuerza de atracción (Fa) entre dos cuerpos materiales, es directamente proporcional al productos de sus masas -(M1) (M2)- e inversamente proporcional a cuadrado de la distancia que los separa (figura 6). En suma, es la fuerza de atracción –según Newton- la que mueve a los planetas alrededor del Sol, siguiendo órbitas elípticas.

Figura 6. Ley de la Gravitación Universal


5. Discusión

La historia de la Revolución copernicana es “rica” en enseñanzas metodológicas y filosóficas.

En el aspecto metodológico, es evidente, que el conocimiento científico se mueve de la apariencia observada –inmovilidad de la Tierra- a la esencia oculta –movilidad de la Tierra- detrás de la sensibilidad. La apariencia y la esencia son dos aspectos contradictorios inherentes a los objetos materiales y al pensamiento como reflejo mental de los mismos. La contradicción entre la esencia y la apariencia, es la que justifica la necesidad de la ciencia, ya que si coincidieran –identidad- la ciencia fuera superflua, puesto que la esencia se percibiera y la sensibilidad no requiere explicación. Pero el movimiento del conocimiento científico, no se agota con el descubrimiento de la esencia –movilidad de la Tierra y el resto de los planetas alrededor del Sol-, ya que no tiene caso estudiar lo que está cambiando permanentemente, porque hoy es una cosa y mañana es otra, es necesario descubrir lo que permanece en el movimiento, es decir, es forzoso descubrir las leyes que rigen el movimiento, en este caso de los planetas alrededor del Sol. Fue a Kepler a quien le correspondió descubrir las tres leyes del movimiento planetario. De las tres leyes, es la primera la más importante, porque es la que explica las órbitas elípticas por las que se mueven los planetas alrededor del Sol, lo que confirma y mejora el Heliocentrismo copernicano. El descubrimiento de las leyes del movimiento planetario, tampoco agota el movimiento del conocimiento, ya que el siguiente paso metodológico, es descubrir la causa del movimiento. Esta tarea la realizó el genial científico inglés Isaac Newton a fines del siglo XVII, al descubrir como causa del movimiento de los planetas alrededor del Sol, a la fuerza de atracción entre mismos y expuesta en la Ley de la Gravitación Universal. Esta ley establece que el movimiento planetario es producto de una fuerza de atracción, la cual es directamente proporcional al producto de las masas de los cuerpos que se atraen e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa. La constante de gravitación universal, en realidad representa la constancia y la estabilidad que está detrás del movimiento de los objetos materiales y es la que permite explicar la variabilidad.

En el aspecto filosófico, en la Revolución Copernicana, están implícitas las tres leyes universales del movimiento de la materia y del pensamiento. La primera que tiene que ver propiamente con el tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad y aplicada al movimiento del conocimiento científico, indica que la Revolución Copernicana constituye un salto –revolución- resultado de la acumulación gradual de conocimientos astronómicos desde la época griega hasta el Renacimiento de las ciencias –durante más de 1500 años-. La segunda, es la Ley de la Contradicción, la cual establece que en el universo todos los procesos son contradictorios y es precisamente la contradicción la que mueve a los procesos materiales y del pensamiento. La contradicción más general es la que se presenta entre el contenido y la forma. Esta es la forma de existencia del contenido. En la Astronomía el Geocentrismo es la forma como se estructura el contenido –movimiento de los planetas y el Sol alrededor de la Tierra inmóvil-. Las nuevas observaciones astronómicas y el razonamiento abstracto de Copérnico eran incompatibles con el Geocentrismo, por lo que tuvo que ceder el paso al Heliocentrismo - nueva forma- , cuyo contenido consistió en considerar el movimiento de los planetas alrededor de un Sol inmóvil. El contenido siguió desarrollándose con nuevas observaciones más precisas registradas por el astrónomo Tycho Brahe, las cuales fueron cruciales para la formulación de las tres leyes del movimiento planetario por Kepler. Otro salto en el desarrollo del Heliocentrismo, fueron las observaciones astronómicas de Galileo, realizadas con el telescopio, las cuales revelaron nuevas cualidades –satélites de Júpiter, montañas en la Luna, manchas solares, etc.- que compatibilizaban con el Heliocentrismo. El Geocentrismo fue derrumbado por  el movimiento imparable del contenido de las nuevas observaciones astronómicas y relevado con el Heliocentrismo. Con el Heliocentrismo se restableció la unidad del contenido –movimiento del los planetas alrededor del Sol- y la forma –estructura planetaria del contenido-. En este sentido la Revolución Copernicana, es el producto de la contradicción del heliocentrismo griego y el geocentrismo tolemaico. La contradicción entre ambos paradigmas movió al conocimiento desde el Heliocentrismo griego hasta el Heliocentrismo copernicano. Por último, la Ley de la Negación de la Negación, está relacionada con el carácter cíclico de los procesos materiales y en la esfera del pensamiento implica que para completar el ciclo se requiere pasar por doble negación: el geocentrismo tolemaico negó al heliocentrismo griego, finalmente el heliocentrismo copernicano negó al geocentrismo tolemaico, para retornar al Heliocentrismo griego, pero a un nivel superior, en el que se conservan los aspectos positivos de ambos paradigmas; se ha producido pues, la Negación de la Negación.


6. Conclusiones

Las leyes universales del movimiento material y del pensamiento –Ley del Tránsito recíproco de la cantidad y cualidad, la Ley de la Contradicción y la Ley de la Negación de la Negación- constituyen una poderosa herramienta teórica y metodológica, que “ilumina” el complejo movimiento del conocimiento científico.

La apariencia y la esencia es un caso particular de la ley general de la contradicción. En este sentido es la contradicción de la apariencia y esencia, la que mueve al conocimiento científico.

El conocimiento científico se movió de la apariencia -inmovilidad de la Tierra- a la esencia -movilidad de la Tierra-.

Con el descubrimiento de la esencia no se agota el conocimiento científico, es necesario el descubrimiento de las leyes y las causas del movimiento de los procesos materiales, en este caso del movimiento de los planetas.

La verdad no está en la sensibilidad –apariencia-. La  verdad está en la esencia –aspecto interno- de los procesos materiales. En este sentido la verdad es la expresión lógica de la esencia.

El heliocentrismo copernicano constituye toda una revolución científica –salto- en la Astronomía, resultado de la acumulación gradual de conocimientos durante 1400 años.

El Heliocentrismo griego es negado por el Geocentrismo y éste es negado por el Heliocentrismo copernicano, para retornar al punto de partida, pero a un nivel muy superior; es decir, se ha producido la negación de la negación.


7. Bibliografía

Academia de Ciencias de la URSS-Academia de Ciencias de Cuba. 1981. Metodología del conocimiento científico. Presencia latinoamericana S.A. México, D.F.

Afanasiev V. 1990. Fundamentos de filosofía. Editores Unidos. México, D.F.

Copérnico Nicolás. 1514. Comentariolus. Internet.

Crispi. 2002. Nicolás Copérnico y la Astronomía.

Hegel Federico. 1807. Fenomenología del espíritu. Fondo de Cultura Económica (2003). México, D.F.

Konstantinov. V.F. 1976. Academia de Ciencias de la URSS. Fundamentos de filosofía. Editorial Grijalvo. México, D.F.

Konstantinov V.F. 1979. Fundamentos de filosofía. Editorial Grijalvo. México, D.F.


miércoles, 22 de octubre de 2014

LEYES GENERALES FUNDAMENTO TEÓRICO DE LAS CIENCIAS PARTICULARES

LEYES GENERALES: FUNDAMENTO TEÓRICO DE LAS CIENCIAS PARTICULARES

Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx


Introducción

El conocimiento de las leyes generales que rigen el comportamiento de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, es de trascendental importancia, ya que permite orientarnos en el complejo mundo de la ciencia. Su desconocimiento conduce a polémicas estériles que frenan el desarrollo del conocimiento científico. La historia de la ciencia es “rica” en ejemplos de discusiones estériles que obstaculizaron el avance del conocimiento científico. 

Durante la Edad media (siglos V-XV), según Dynnik (1968) el hecho más sobresaliente es la lucha entre el nominalismo y el realismo. Los realistas afirmaban la existencia real de los universales como entidades ideales, preexistentes a los objetos singulares. Primero existe el "hombre en general" como idea en el hombre y después, como productos de ella, existen los hombres singulares. Los nominalistas insistían en la realidad exclusiva de los objetos singulares y reducían los universales a los puros nombres -del latín nomina- con que los hombres designaban a los objetos individuales. De acuerdo con ellos no existe lo general; éste no es más que el nombre con que se designa, un conjunto de objetos singulares. La incomprensión de la dialéctica de lo general y lo singular llevó a esta polémica estéril, ya que con el conocimiento de las leyes universales, se resuelve fácilmente: todo objeto material es la unidad contradictoria de lo general vs lo singular; la diferencia consiste en que lo singular es múltiple y sensible y lo general es insensible y hay que descubrirlo, a través de la abstracción científica. Lo particular es un eslabón intermedio entre lo singular y lo general.

Acorde con la dialéctica de lo general, lo particular y lo singular, existen leyes universales, leyes particulares y leyes singulares. Ejemplos de lo anterior, son: Leyes universales que son objeto de estudio de la filosofía, leyes particulares que son comunes en varias áreas del conocimiento (ciencias físicas, teoría de la tectónica de placas, teoría de la evolución en las ciencias biológicas, etc.) y leyes singulares (química, edafología, hidrología, etc.).

Como lo particular es general respecto a lo singular y particular respecto a lo general y, como se trata de un eslabón intermedio entre lo general y singular; entonces, si se hace abstracción de lo particular, solo queda la antítesis de lo singular vs lo general; en este sentido, lo singular es particular respecto a lo general, por consiguiente, las leyes se pueden clasificar en generales y particulares. Las primeras al ser la generalización de los conocimientos de las ciencias particulares, son el fundamento teórico de las ciencias particulares.



1. Fundamento teórico (dialéctica de lo general, lo particular y lo singular)

Las categorías son los conceptos más universales que reflejan en forma sintética, los rasgos comunes –generales- existentes en el mundo material.

Afanasiev (1990) explica que al observar el mundo material, lo primero que se revela  ante nuestra vista es una multitud infinita de objetos y fenómenos singulares. Posteriormente, al compararlos y confrontarlos, el hombre descubre a través de la abstracción, lo general –universal-, o sea los rasgos comunes inherentes a los objetos singulares.

Las categorías –conceptos más generales- de lo general y lo singular, expresan los nexos que existen en un conjunto de objetos de la misma clase.

Lo universal –general- es lo que existe realmente en lo singular; es por ello inadmisible cualquier contraposición entre los conceptos que expresan lo universal y los objetos singulares.

Las categorías pares –apariencia vs esencia, casualidad vs necesidad, contenido vs forma, lo general vs lo singular, etc.- expresan en forma particular la ley universal de la contradicción, es decir el hecho real en el sentido de que todos los procesos materiales son contradictorios, pero la contradicción no excluye la unidad relativa y temporal de los aspectos contrapuestos.

Lo singular es un fenómeno u objeto determinado, un proceso o hecho que se da en la naturaleza y en la sociedad. Lo singular recibe con frecuencia en las obras filosóficas el nombre de individual. También se denomina singular o individual al concepto de un hecho o acontecimiento real único, es decir, al pensamiento que abarca este hecho singular. Por universal se entiende la comunidad que existe objetivamente de rasgos, propiedades y caracteres de los objetos y fenómenos singulares de la realidad objetiva, o también la similitud de las relaciones y nexos entre ellos. Universal es lo que se repite a través de lo múltiple, lo diverso y lo individual. También se denomina universal o general al grupo o clase de objetos, caracterizados por poseer aspectos comunes a todos ellos. Lo universal se refleja en el conocimiento bajo la forma de los conceptos generales, de los juicios universales y de las leyes de la ciencia.

Se denomina particular a un grupo de objetos, fenómenos o hechos que, siendo generales, forman parte al mismo tiempo de otro grupo más general; dentro de este grupo, lo particular se presenta como singular o individual, es decir, como parte de un todo mas amplio. Lo particular es un eslabón intermedio entre lo general y lo singular.

El pensamiento solo puede conocer y definir lo singular considerándolo como universal. El pensamiento no puede expresar lo singular por medio de lo universal, expresado a través del lenguaje.

Lo singular no existe al margen de sus nexos con lo universal, y lo universal solo existe a través de lo singular. Lo singular solo existe en el nexo que lo une a lo universal.

Todo objeto singular, posee al mismo tiempo, el carácter de lo universal. Ello quiere decir que todo lo que es singular es también, de uno u otro modo, universal. Pero lo universal es también una parte, un aspecto o la esencia de lo singular. Lo universal existe en lo singular y este forma parte de lo universal. 
Lo individual o singular es siempre el objeto concreto, el fenómeno individual.

El concepto –reflejo mediato y generalizado de los objetos singulares- es el resultado de la abstracción de lo singular y de lo particular, del descubrimiento de lo universal en lo singular y de la fijación de este último en nuestro pensamiento, por medio del lenguaje articulado. Sin lenguaje no hay pensamiento abstracto, ya que solo la palabra permite generalizar y la generalización es la esencia del pensamiento abstracto.

Así pues, existe una unidad indisoluble entre lo universal y lo singular –particular-, de tal manera que lo general está en lo singular y éste es de alguna forma universal. Es por esto, que lo general constituye el fundamento teórico de las ciencias particulares. Así pues, las leyes universales del movimiento de la materia y del pensamiento, constituyen el fundamento teórico de las ciencias particulares: naturaleza, sociedad y pensamiento.



2. Leyes universales del movimiento de la materia y del pensamiento

2.1. Ley de la contradicción

Esta ley establece que en el universo todos los procesos son contradictorios en sí mismos. Es decir, que todos los objetos materiales y los conceptos son la unidad de aspectos contradictorios, que constituyen la "fuerza motriz" del movimiento de la materia y del pensamiento.

La ley de la contradicción es la más importante, por ser el "motor" que mueve a los objetos materiales y al pensamiento.

La contradicción más general que se presenta en el universo es la de contenido vs forma. No puede existir contenido sin forma, ni forma sin contenido. El contenido es la materia en movimiento y la forma es el modo de existencia del contenido. Este por naturaleza es algo en permanente movimiento y es en su movimiento cuando genera su forma. Mientras existe unidad entre contenido y forma, el objeto se conserva, pero como es evidente, la unidad es temporal, ya que las contradicciones se mueven y de la unidad surgen, las diferencias, que avanzan y en su desenvolvimiento, se transforman en oposición, luego en antagonismo y finalmente culmina en la solución de la contradicción: la forma tiene que adecuarse al contenido cambiante.

Por naturaleza el contenido es cambiante y la forma es relativamente estable, es decir, existe una contradicción entre lo relativamente conservador y el permanente cambio.


En el universo físico y químico la materia se mueve por la contradicción entre repulsión y atracción, y en su movimiento genera las formas que adquiere la materia tanto en el microcosmo -átomo- como en el macrocosmos -galaxias-.

En la siguiente figura (1) se presentan las formas que adquiere el contenido -estrellas en movimiento en las galaxias.

Imagen 1: contenido vs forma en las galaxias

En la figura 1 se observa que las estrellas en su movimiento -contenido- producen básicamente cuatro formas o estructuras en que se organiza el contenido en las galaxias del universo.

En el universo biológico, el proceso que mueve a los organismos vivos es el metabolismo -catabolismo vs anabolismo-, movimiento biológico -contenido- que genera su forma o estructura correspondiente. Particularmente, la contradicción se manifiesta como la contraposición entre fisiología y anatomía. La fisiología –contenido- determina la forma anatómica correspondiente, desde la célula hasta organismo como totalidad más compleja. La anatomía de cada órgano está condicionada por la función –fisiología-. 

En la figura 2 está representada una célula nerviosa -neurona- que dada la función compleja que realiza -producción de pensamiento abstracto-, su anatomía también es la más compleja en el mundo biológico.

Imagen 2: Anatomía vs fisiología de la célula -neurona-.

Cuando no hay correspondencia –unidad entre el contenido y la forma- aparecen fuerzas contradictorias que transforman o relevan a la antigua forma -anatomía- para hacerla corresponder al al nuevo contenido –fisiología-. Así, por ejemplo, la obesidad es la respuesta anatómica al estilo de vida moderno –alimentación “chatarra” y sedentarismo-.

En las matemáticas, la ley de la contradicción se particulariza en una de las leyes de los signos: (+) (-) = (-). En la contradicción uno de los contrarios perece, es decir, es negado.

En la esfera del pensamiento, la ley de la contradicción, evita polémicas estériles, como las que se han presentado en la historia de la ciencia: nominalistas vs realistas en la Edad Media, naturaleza corpuscular de la luz vs naturaleza ondulatoria de la luz, catastrofismo vs uniformismo, evolucionismo vs revolucionismo, etc. Si todos los procesos son contradictorios en el universo, por consiguiente, su reflejo mental también es contradictorio.

2.2. Ley del tránsito recíproco de la cantidad vs la cualidad

Esta ley explica la naturaleza del movimiento en general, en el sentido que considera que la cualidad de los objetos materiales y del pensamiento, se mueve gradualmente –cuantitativamente- en un rango –medida-, en el que se conserva, pero que al rebasar la medida, se interrumpe la gradualidad y aparece bruscamente –salto- una nueva cualidad, que releva a la vieja cualidad. Es decir, el movimiento es la unidad de los cambios cuantitativos- graduales- y el salto –cambio cualitativo-. En otras palabras, el movimiento es la unidad contradictoria entre cantidad vs cualidad.

En la naturaleza física, el recurso natural más importante es el del agua, dada su importancia para el origen y desarrollo de la vida.

El movimiento como la unidad de la cantidad y la cualidad del agua pasa por sus tres estados físicos (figura 3).

Figura 3. Cambios físicos del agua


La cualidad del agua líquida, se mueve cuantitativamente, hasta cierto límite –medida- que si se rebasa, se produce el salto –cambio cualitativo-, en el que el estado del agua líquida es relevado, por una nueva cualidad del agua el estado gaseoso, si la temperatura llega a los 100°C y hielo –estado sólido- si la temperatura disminuye a 0°C. El tránsito recíproco de los tres estados físicos, no es lineal, si no cíclico.

La transformación recíproca de la cantidad en cualidad, no solo se presenta en el universo físico, también ocurre en el movimiento biológico, en el que se manifiesta a través de la sucesión de las diferentes especies biológicas, resultado de la acumulación de cambios graduales –evolutivos-, que al rebasar la medida, dan origen a la aparición de nuevas especies, que relevan a sus antecesoras.

La evolución y revolución de las especies humanas se presentan en la siguiente figura (4).

Imagen 4: movimiento biológico de la especie humana

En la figura 4 se aprecia la sucesión de especies humanas desde el Australopitecus hasta culminar en la el Homo sapiens. El Australopitecus, el Homo habilis, el Homo erectus, el hombre de Neandertal y finalmente el Homo sapiens, representan saltos –cambios cualitativos-, producto de un largo proceso de acumulación de cambios graduales que se acumularon y al rebasar la medida en la que se mueven los cambios cuantitativos, se produjo un cambio repentino conocido con el que apareció una nueva especie humana, que representa cada una nueva revolución biológica. En este sentido, se puede generaliza diciendo, que el movimiento biológica es la unidad contradictoria entre evolución vs revolución de las especies vivas.

La ley del tránsito recíproco es un caso particular de la ley de la contradicción, ya que la cantidad y la cualidad son dos aspectos contradictorios de todos los objetos singulares materiales y del pensamiento.

La matemática es la ciencia que por esencia estudia el aspecto cuantitativo de los objetos materiales.

2.3. Ley de la Negación de la Negación

Esta ley establece que en el universo todos los procesos son cíclicos y para completar los ciclos, tienen que pasar por una doble negación –superación de las contradicciones- para retornar a su punto de partida, pero a un nivel superior.

La diferencia está en la duración de los ciclos, ya que hay procesos que duran miles de millones de años –galaxias, sistemas solares, rocas, etc.-; otros, de menor temporalidad, como los ciclos biológicos, huracanes, agua, etc.-.

La importancia del carácter cíclico de los procesos es crucial, pues si no fueran cíclicos, el agua, el Oxígeno, el CO2, etc., ya se hubieran agotado y la vida ya se hubiera extinguido en el planeta.

Los ciclos están presentes desde el microcosmos –átomo- hasta el macrocosmos –galaxias-.

En la siguiente figura (5) se presenta el ciclo de las estrellas.

Imagen 5. Ciclo de las estrellas

El ciclo de las estrellas, junto con sus sistemas planetarios –como nuestro Sol- tarda miles de millones de años, para retornar a su punto de partida. La duración del ciclo de las estrellas, depende de su tamaño. Así estrellas relativamente pequeñas, como el Sol duran alrededor de 10,000 millones de años, tiempo suficiente para generar la vida y sobre todo la especie humana, que requirió de aproximadamente 4500 millones de años para su aparición. Las estrellas grandes duran algunos millones de años, debido a que sus enormes fuerzas gravitatorias, requieren un elevado consumo de hidrógeno para conservarse. En estas condiciones, es menos probable el origen de la vida y menos de vida inteligente en las estrellas de mayor masa.

En el caso de nuestro planeta Tierra, uno de los principales ciclos es el agua, que si no tuviera carácter cíclico, ya he hubiera agotado, y así la vida ya estaría extinta.

El ciclo del agua se presenta en la siguiente figura (6).

Imagen 6: ciclo del agua

En la figura 6 se observa el ciclo del agua. Históricamente el ciclo del agua aparece en la Tierra primitiva en su atmósfera, en la que se encontraba en su totalidad en forma de vapor y por el enfriamiento gradual, llegó a un momento en el que se produjo la condensación -paso del agua de su estado gaseoso al líquido y/sólido- y con ello se formaron las nubes; con éstas se produce la precipitación -caída del agua de las nubes a la superficie terrestre- que posteriormente se transforma en infiltración y escurrimiento; el agua de la infiltración se almacena en el suelo y es aprovechada principalmente por la vegetación, que conjuntamente con la evaporación del suelo y del océano, generan la evapotranspiración proceso biofísico que aporta a la atmósfera agua en estado gaseoso, con lo que se cierra el ciclo de agua. La importancia del carácter cíclico del agua está en su renovación permanente y de esta manera hace posible la vida y su conservación.

No solo en los procesos físicos, están presentes los ciclos, también ocurren en la vida. Uno de los casos típicos de los ciclos, son los que acontecen en el desarrollo de los insectos, tal como se muestra en la figura 7.

Imagen 7: ciclo de los insectos

En las matemáticas, la ley de la negación de la negación es una de las leyes fundamentales de los signos: (-) (-) = (+). La doble negación hace retornar al punto de partida: (+). Esta ley matemática, significa que en el universo los procesos tienen carácter cíclico.

Al igual que las leyes de la contradicción, la Ley de la negación de la negación, también es una ley universal presente en los procesos materiales y en el pensamiento, que explica el carácter cíclico de los fenómenos materiales y el conocimiento científico.Las tres leyes por su carácter general (universal) están presentes en los objetos singulares con lo que se convierten en su fundamento teórico y metodológico.



3. Conclusiones

Existe una relación indisoluble entre lo universal y lo particular, de tal forma que lo general se manifiestas en las ciencias particulares y constituye su fundamento teórico.

En la esferal de lo material, lo general está en los objetos particulares (singulares), puesto que cualquier objeto es la unidad contradictoria de lo general y lo singular, ya que lo particular solo es un eslabón intermedio entre lo general y lo singular.

Las ciencias particulares confirman la existencia de las leyes universales que son el resultado de la generalización filosófica (lógica) de sus conocimientos científicos particulares.  En este sentido, las leyes generales, constituyen el fundamento teórico de las ciencias particulares.

En el ámbito del pensamiento –teoría-, también lo general está en los conceptos particulares, ya que el concepto, es el reflejo mediato y generalizado de la esencia material y lo general está parcialmente en lo singular –particular-.

Las leyes generales (universales) objeto de estudio de la filosofía (lógica dialéctica) al estar contenidas en las las leyes de las ciencias particulares, las convierte en su fundamento teórico, ya que existe un nexo indisoluble entre lo general y lo particular.

Sin el conocimiento de las leyes generales, el conocimiento se mueve a "ciegas" en el campo de las ciencias particulares y se generan polémicas estériles que frenan el desarrollo de la ciencia, así como despilfarro de recursos económicos.

El conocimiento de las leyes generales orienta teórica y metodológicamente el desarrollo de la ciencia y así potencia el desarrollo del conocimiento científico.



4. Bibliografía

Afanasiev V. 1990. Fundamentos de filosofía. Editores Unidos. México, D.F.

Dynnik et al. 1968. Historia de la filosofía. Tomo I. De la antigüedad a comienzos del siglo XIX. Editorial Grijalbo. México, D.F.