domingo, 29 de junio de 2025

 

ELCICLO CIRCADIANO Y LAS ENFERMEDADES

 

Valentín Vásquez

San Andrés Ixtlahuaca, Oaxaca, México.

 

 

Introducción.

 Existe un total desconocimiento entre lo que es la libertad natural vs la necesidad (ley) natural. Son dos aspectos contradictorios que mueven el conocimiento de la naturaleza en general y en particular de los procesos biológicos.

Comúnmente se entiende como libertad natural la independencia de la sociedad humana respecto de las leyes de la naturaleza; es decir, entre más independientes mejor, porque en estas condiciones no somos “esclavos” de la naturaleza; pero es un craso error, porque al igual que las leyes físicas, las leyes biológicas, también se cumplen necesariamente; lo que significa que no podemos liberarnos de las leyes de la naturaleza, por el contrario tenemos que descubrirlas y aplicarlas en beneficio del ser humano, porque también somos parte de esa naturaleza biológica. En suma, la libertad no consiste en la soñada independencia de la naturaleza, sino más bien en su conocimiento que al aplicarlo en la práctica permite generar tecnologías (instrumentos, medicinas, alimentos, etc.) que hacen posible llevar una vida más saludable. En este sentido, el conocimiento existe desde que apareció la especie humana hace unos 2 millones de años con el hombre primitivo, pero el conocimiento se restringía a la sensibilidad, es decir se trataba de un conocimiento sensible que hacía posible que nuestros ancestros salieran a cazar por un camino y regresaban por el mismo, conocer las plantas comestibles para recolectarlas y no confundirlas con las dañinas para nuestro cuerpo; conocimiento de los animales peligrosos y no peligrosos, etc.

El conocimiento racional que es más complejo porque requiere además de la sensibilidad (órganos de los sentidos) el concurso del cerebro (corteza prefrontal) apareció en su “infancia” en los países de Medio Oriente, particularmente, en Mesopotamia (lo que hoy es Irán e Irak), India y particularmente en Egipto y Grecia. Si bien se trataba ya de un conocimiento que se había elevado de la sensibilidad a la racionalidad, todavía se trataba de un conocimiento “rudimentario” de la naturaleza, porque todavía era en lo fundamental “especulativo” producido por el pensamiento.  A pesar de sus limitaciones conjeturó genialmente muchos procesos de la naturaleza (como el atomismo de Leucipo y Demócrito, la contradicción como fuerza que mueva a la materia de Heráclito, el heliocentrismo de Aristarco de Samos, etc.; conjeturas que fueron comprobadas por la Ciencia moderna. Esta a diferencia de la ciencia antigua, dejó de ser especulativa y recurrió a la práctica experimental. Su iniciador principal fue Francis Bacon a principios del siglo XVII en Inglaterra cuando irrumpía el capitalismo como nuevo sistema de producción y posteriormente otros científicos continuaron aplicando el método experimental, entre los que destacan, la Revolución Copernicana, que sentó las bases científicas del heliocentrismo griego, ya no con especulaciones sino con datos experimentales derivados de la observación de los movimientos de la Tierra (rotación y traslación alrededor del Sol); Isaac Newton con el descubrimiento de las Leyes de la Mecánica y la Ley de la gravitación Universal, etc. Los descubrimientos continuaron en los siglos XVIII y XIX. En la segunda mitad del siglo XVIII se produjo una revolución en la Química al descartar la Alquimia que la precedió que no tenía ningún fundamento científico. La revolución química fue liderada por Antoine Lavoisier a fines del siglo XVIII y sentó las bases de la ciencia química. En el mismo siglo XVIII (1752) inventó el pararrayos, para protegernos de las descargas eléctricas de las tormentas, fenómenos físicos (electricidad) que había una tormenta para nuestros ancestros. También a fines del siglo XVIII (1796) Edward Jenner inventó y aplicó la vacuna contra la viruela y en la segunda mitad del siglo XIX Louis Pasteur, inventó vacunas contra la rabia y el ántrax. Los descubrimientos siguieron en el siglo XX y siglo XXI, porque el conocimiento de la naturaleza no tiene fin dada su movilidad permanente. En síntesis, de los numerosos descubrimientos de las leyes naturales y su aplicación para nuestro beneficio, corroboran que la verdadera libertad es el conocimiento de las leyes de la naturaleza y su aplicación para nuestro bienestar.

En lo que respecta al tema que se describe, la ley más general es el carácter cíclico del ritmo circadiano: la sucesión día (luz solar) y oscuridad (noche) es una ley contradictoria muy general y como tal subordinas a otras leyes de menor generalidad. Como toda ley, su transgresión consciente o inconsciente conlleva a la aparición de enfermedades de todo tipo, particularmente el insomnio que está muy relacionado con el ciclo luz-oscuridad. El trastorno del sueño no sólo se debe a la transgresión de esa ley biológica, también se debe a las revoluciones tecnológicas, particularmente la eléctrica que produjo a fines del siglo XIX con la instalación de la primera planta eléctrica (1882) en Estados Unidos. Sus repercusiones para la salud fueron devastadoras, ya que convirtió la noche en día con lo que prolongó el día de 24 horas de luz continua (natural + artificial). Fue la transgresión más radical del ciclo circadiano. Las consecuencias fueron y son catastróficas, particularmente el insomnio se generalizó y con ello las enfermedades, pues la ausencia o insuficiencia de sueño es la base de la salud sobre la que se edifican los pilares: alimentación sana + actividad física + gestión del estrés.

 

 1. Ciclo circadiano.

 2.1. Sueño vs insomnio.

 Acuña (2019) en su trabajo: sueño y vigilia es que el reloj biológico no se puede parar. La conexión entre las señales más importantes que alimentan al reloj son: el fotoperiodo (horas luz)), alimentación y ejercicio, y el reloj central, deben engranarse de tal forma que permitan conectar con la glándula pineal. Las señales homeostáticas desde el propio reloj, y la melatonina desde la pineal, ajustan a su vez todos los ritmos del organismo para mantener la armonía. “El reloj biológico es nuestro pasaporte a esta vida; si no le damos cuerda nos morimos. Y para darle cuerda diariamente, hay que recordar siempre: luz, alimentación, ejercicio y meditación”.

Lipman y Parikh (2022) escriben que “Nos hemos vuelto muy buenos en creer que podemos vivir a nuestros propios ritmos, independientes de los de la naturaleza. Andamos ajetreados con estilo de vida 24/7, normalmente en interiores con iluminación artificial. Intentamos dormir a cualquier hora que podamos, usualmente demasiado tarde y con más luz artificial de pantallas, luce led y fluorescentes, etc. Trabajamos muchas horas; los buzones de correos, las noticias, las llamadas telefónicas y las reuniones virtuales no cesan, y estamos constantemente haciendo malabares con las obligaciones para con nuestros hijos, amigos y familiares, al tiempo que somos bombardeados por otros factores de estrés. Dormimos poco y estamos demasiado cansados, y cuando despertamos por la mañana el ciclo comienza de nuevo. Si presentamos síndrome de desgaste laboral, no hay problema: hay una medicina para eso. Lo mismo ocurre con cualquier efecto secundario que podamos experimentar, como bajones de energía, variaciones en la presión arterial, desequilibrio hormonal, cambios de humor, disminución de la líbido o aumento de la ansiedad y la depresión. Nuestra vida no parece tan anormal porque todos los que nos rodean viven exactamente de la misma manera y experimentan los mismos síntomas”.

Los autores citados continúan: En la vida diaria, nos salimos de sincronía porque continuamente damos a nuestro cuerpo, las señales equivocadas cuando:

  A. Ponemos más atención al reloj de nuestro teléfono que al de nuestro cuerpo,

·         B. Comemos alimentos equivocados en los momentos equivocados,

·         C. Ingerimos sustancias que alteran el ritmo del cuerpo (como cafeína, nicotina y alcohol),

·         D. Nos ejercitamos en los momentos equivocados o no hacemos nada de ejercicio,

·        E.  Estamos perpetuamente estresados,

·         F. No dedicamos suficiente tiempo sólo para la relajación,

·         G. No recibimos suficiente luz natural durante el día, recibimos demasiada luz artificial a todas horas.

·     H. No tenemos hábitos diarios consistentes, especialmente no ir a dormir y despertar a la misma hora, dormimos muy poco o mal, ¡y lo sabemos!”.

 Pazos (2023) dice que “El planeta tarda 24 horas en dar una vuelta sobre sí mismo y, al mismo tiempo, gira alrededor del Sol, un desplazamiento que tarda 365 días en completarse. Si nos remontamos a los orígenes de la vida en la Tierra, nuestros ancestros, tanto mamíferos como bacterias, contaban con mecanismos muy escasos para alterar voluntariamente su entorno, así que vivían a merced de las condiciones atmosféricas. De todas ellas, la que fluctuaba de manera más estable, pero también más extrema, era la luz. El movimiento de la rotación de la Tierra, que nos proporciona una serie de horas luz seguidas de una serie de horas de oscuridad, condiciona el funcionamiento de todas las células de los seres vivos y puede afectar, entre otras cosas, a su capacidad de orientación. De hecho, las horas luz determinan hasta tal punto de que podemos hablar de especies diurnas y nocturnas. Así, las especies nocturnas cazan, comen, se reproducen, se desplazan, buscan cobijo, juegan, etc., por la noche, mientras que durante las horas luz descansan y recuperan energía. Las especies diurnas, , como la nuestra, están adaptadas a que su máximo de energía y actividad coincidan con la salida del Sol y las horas de luz”.

Steve (2024) comentan que: “Desde hace millones de años, la vida en la Tierra danza al ritmo de una sinfonía silenciosa: los ritmos circadianos. Estos son nuestros relojes biológicos internos, sutilmente sincronizados con el ciclo de 24 horas del día y la noche. Marcan nuestro ritmo corporal y guían nuestros ciclos de sueño, nuestros períodos de vigilia (tiempo que estamos despiertos y activos), nuestra alimentación y muchas otras funciones vitales para nuestro bienestar. La vida ha evolucionado para estar en armonía con los ciclos rítmicos del día y de la noche, y la gran mayoría de los seres vivos, incluyendo plantas, seres humanos y demás animales, disponen de ritmos circadianos acoplados a los cambios que ocurren a medida que el planeta gira alrededor de su eje. Así pues, nuestros cuerpos están adaptados para anticipar y responder a esos cambios, lo que nos permite vivir en sintonía con nuestro entorno”.

El mismo autor continúa: “Cada 24 horas se producen ciertos cambios en nuestro ámbito, predecibles en la luz y la temperatura. Los ritmos circadianos son fundamentales para que los seres vivos respondan adecuadamente a estos cambios del día y administren eficazmente el consumo de energía (cuándo localizar la comida, y cuándo consumirla), y para que crezcan, se desarrollen y sobrevivan. Estos ritmos circadianos son, por tanto, ciclos de 24 horas que forman parte del reloj biológico interno del organismo, cuyo objetivo es regular funciones y procesos vitales. Cuando nuestro reloj biológico está sincronizado con el ciclo de día y noche, mantenemos una regularidad en nuestro funcionamiento. Pero no es extraño que los malos hábitos, causados por el trabajo, los viajes, el estrés u otras razones desajusten, desajusten significativamente este equilibrio”.

La estructura anatómica del reloj central es el núcleo supraquiasmático (NSQ) que “se encuentra ubicado en el hipotálamo, justo encima del punto donde los nervios ópticos se cruzan, y actúa el reloj maestro en los mamíferos. Este reloj coordina los relojes periféricos en todo el cuerpo y ajusta el ciclo sueño-vigilia a las señales de luz ambiental. La luz es un sincronizador externo crucial para los ritmos circadianos. Los fotorreceptores en la retina detectan la luz y envían señales al núcleo supraquiasmático que, en respuesta a la luz, ajusta los ciclos de producción de las proteínas involucradas para alinear el reloj biológico interno con el entorno…La melatonina, conocida como la “hormona de la oscuridad” (o del sueño), es producida por la glándula pineal, un órgano del cerebro, en respuesta a la falta de luz, y señala al cuerpo que ya es hora de irse a dormir. Durante el día, la luz inhibe la producción de melatonina, ayudando al cuerpo a mantenerse alerta. Otra hormona que tiene un papel muy importante en el ciclo sueño-vigilia es el cortisol, cuya producción sigue el ritmo circadiano” (Esteve, 2024).

 1.2. Actores del ciclo: día (vigilia) vs noche (sueño)

Lipman y Parikh (2022) precisan que “El camino hacia un buen descanso nocturno comienza con el entendimiento de que hay leyes biológicas fundamentales que son más grandes que tu, más apremiantes que las obligaciones sociales y las responsabilidades laborales, y más poderosas que los avances en la medicina occidental. Estas leyes biológicas fueron escritas mucho antes de que nuestros antepasados vivieran en cuevas y chozas. Despertaban con el Sol, se ejercitaban de forma intensa, comían lo que crecía por temporadas y descansaban cuando el cielo se oscurecía. Nuestras vidas pueden haber cambiado, pero nuestro ADN no. Así es que cuando no sigues estas leyes, tu cuerpo se confunde, se torna disfuncional y finalmente enferma. Tu reloj maestro, al que a veces se le domina “ciclo de sueño-vigilia, es el que rige estas “reglas” biológicas. El nombre científico del reloj maestro es núcleo supraquiasmático (NSQ) y este reside en la base del cerebro en el hipotálamo. Todo lo que necesitas saber es que el reloj maestro es un poderoso mediador interno que coordina tus ritmos circadianos. Estos son los cambios físicos, mentales y de comportamiento en tu cuerpo que siguen un ciclo diario”.

Más adelante los autores antes citados prosiguen en su disertación, “Así que los ritmos dictados por tu reloj maestro le dicen a tu cuerpo: cuando dormir, cuando despertar, cuando comer y cuando ejercitarse. El reloj maestro es esencialmente un marcapasos para el cuerpo, que coordina todos tus sistemas en un bucle continuo de 24 horas. Para ello utiliza la información de tu entorno con el fin de sincronizarse con él. ¿Y cuál es la principal pieza de información que utiliza para hacer esto? La luz. Porque tu cuerpo fue programado originalmente para dormir cuando está oscuro y para estar despierto cuando hay luz. Al usar la información de las células detectoras de luz en los ojos -¡incluso cuando están cerrados!-, el reloj maestro monitorea de forma constante la duración y el brillo de luz, día y noche. Dependiendo de esta información, el reloj maestro usa hormonas y neurotransmisores (mensajeros químicos) para marcar los ritmos en todo el cuerpo”.

 Prosiguen: “Así es como se ve:

A. Con la primera luz del día, el reloj maestro activa todas las funciones que nos ponen en marcha: las hormonas se aceleran para poner en marcha para estimular el metabolismo, la temperatura corporal se eleva, los músculos se preparan para para el movimiento y la función cerebral se enfoca.

·      B. Cuando oscurece, el reloj maestro nos prepara para el sueño: el cuerpo se enfría, la digestión entra en modo de descanso y reparación, y el cerebro comienza su régimen de desintoxicación nocturna, para limpiar todas las sustancias derivadas de la actividad mental al tiempo que consolida y almacena los recuerdos.

1.3. Hormonas reguladoras del ciclo: Melatonina vs cortisol.

Lipman y Parikh (2022) en este rubro estos autores escriben: En el centro de nuestra coreografía de sueño y vigilia hay dos actores principales: las hormonas y los mensajeros químicos, la melatonina y el cortisol. A medida que la luz del día comienza a atenuarse y tu reloj maestro detecta la disminución de la luz, aumenta la producción de melatonina. Esta hormona ayuda de forma natural a conciliar el sueño. Estamos hablando de su versión pura, no de la manufactura que se encuentra en los estantes de la farmacia…En un mundo perfecto y descansado, la producción de melatonina activa la señal para empezar a relajarte y a prepararte para ir a la cama”.

Continúan: “Cuando en tu cuerpo aumentan los niveles de melatonina, el cortisol comienza a disminuir. El cortisol es la contraparte diurna de la melatonina: promueve el estado de alerta, incrementa la energía, regula la presión arterial, ayuda a la digestión y aumenta el azúcar en la sangre -lo que es bueno con moderación-. Sin embargo, el cortisol es también la principal hormona del estrés del cuerpo y se libera siempre que el cerebro percibe un factor de estrés, ya sea que se trate de una amenaza real, , como enfermarse o los efectos del calentamiento global, o lo que percibimos como amenaza a diario, como el correo electrónico relacionado con el trabajo o tráfico congestionado. Así que probablemente puedas ver porque el aumento del estrés, y por lo tanto de cortisol, tiene un efecto tan perjudicial en tu sueño y, por extensión, en tu salud”.

Prosiguen: A medida que tus niveles de cortisol bajan, tus niveles de energía también comienzan a disminuir. Una vez que está completamente oscuro, tu cuerpo secreta más melatonina de modo uniforme y rítmico, con el objetivo de que duermas para que tu cuerpo pueda llevar a cabo sus cruciales tareas de renovación y reparación nocturnas. Tu cuerpo necesita este tiempo para hacer cosas como limpiar y desintoxicar el cerebro, consolidar recuerdos e información, disminuir la presión arterial y producir más células inmunes. Así pues, la melatonina hace mucho más que actuar como una señal de sueño. También es un conductor necesario que coordina importantes funciones metabólicas y mantiene tu ritmo funcionando a tiempo. Luego, cuando el cielo se ilumina por la mañana, tus células sensoriales detectan la luz del Sol, la secreción de melatonina se detiene y el cortisol comienza a elevarse una vez más para que te muevas durante el día…La falta de sueño también aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que disminuye el número de nuevas células cerebrales se crean en el hipocampo, el centro de aprendizaje y memoria del cerebro. No dormir lo suficiente también disminuye la coordinación y aumenta el riesgo de sufrir accidentes y lesiones. Los efectos de la privación del sueño son similares a los de beber demasiado alcohol”.

Pazos (2023) escribió que “Si la melatonina participa de una acción sedante es lógico pensar que exista alguna hormona que nos active. Y así es, se trata del cortisol. Las funciones del cortisol en el organismo son variadas y complejas. Pero en lo relativo a los ritmos circadianos su función está clara: predecir las horas de actividad y preparar al cuerpo para ellas. Lo logra activando mecanismos que hacen que el organismo tenga más azúcar en sangre y que meme grasas como fuente de energía”.

Steve (2024) explica que la melatonina no sólo se produce en la glándula pineal del cerebro, sino también en otros órganos como la retina, la médula ósea, la piel, en el tracto gastrointestinal o el sistema inmunitario. De hecho, las cantidades de melatonina producidas fuera de la glándula pineal son considerablemente mayores (30% o más) que las producidas por esta. La melatonina generada en tejidos fuera del cerebro no actúa estrictamente como inductora del sueño; alojada en otras partes del cuerpo, funciona principalmente como antioxidante. Su rol es reducir las especies reactivas de oxígeno, las cuales están vinculadas al envejecimiento”.

El autor citado continúa: “Sabemos que la melatonina puede ser sintetizada por nuestro organismo y que también podemos incorporarla directamente a través de lo que comemos. La melatonina creada por nosotros (o endógena) sólo puede ser sintetizada con la ayuda del triptófano que ingerimos con la dieta. El triptófano es un aminoácido esencial, lo cual quiere decir que nuestro cuerpo no puede sintetizarlo y que debemos adquirirlo a través de lo que comemos (está presente en las proteínas de origen animal y vegetal). Todas las proteínas están hechas de una combinación de los 20 tipos de aminoácidos existentes, pero cada proteína tiene una proporción distinta de cada uno de ellos. El proceso de síntesis de la melatonina se realiza a través de un mecanismo enzimático que convierte el triptófano en serotonina, una hormona y neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo y el bienestar emocional”.

 La secuencia para la producción de melatonina es la siguiente:

 Triptófano                                     à serotonina                                        à melatonina

Respecto al cortisol contraparte de la melatonina, se encarga de activar la energía del cuerpo para realizar las actividades durante el día. Al ser la hormona del estrés, su rol principal está relacionada con el estrés crónico característico de la sociedad moderna, en la que las revoluciones tecnológicas han alterado radicalmente el ciclo circadiano natural y sus consecuencias para la salud han sido devastadoras,

 

2. Revoluciones tecnológicas y su impacto en la naturaleza

 Las revoluciones tecnológicas son cambios cualitativos radicales que han aumentado radicalmente la productividad del trabajo y han marcado la historia de la humanidad.

Según Pérez (2004) entre los años de 1770 y el 2000 se han sucedido cinco revoluciones tecnológicas, cuyas características se resumen en el siguiente cuadro.

 Cuadro 1. Revoluciones tecnológicas (1770-2000)

Revolución tecnológica

Nombre

País

Big Bang iniciador de la revolución

Año

Primera

Revolución industrial

Inglaterra

Mecanización de la industria textil

1771

Segunda

Era del vapor y los ferrocarriles

Inglaterra

Prueba del motor a vapor Rocket para el ferrocarril Liverpool-Manchester

1829

Tercera

Era del acero, la electricidad y la ingeniería pesada

Estados Unidos y Alemania

Inauguración de la acería Bessemer de Carnegie en Pittsburgh Pennsylvania

1875

Cuarta

Era del petróleo, el automóvil y la producción en masa

Estados Unidos y Alemania

Salida del primer modelo-T de la planta Ford en Detroit, Michigan

1908

Quinta

Era de la informática y las telecomunicaciones

Estados Unidos

Invento del microprocesador Intel en Santa Clara, California

1971

Fuente: Pérez (2004).

El impacto en la naturaleza biológica de las cinco revoluciones tecnológicas ha sido diferente de acuerdo a su carácter.

2.1. Industriales

Las revoluciones industriales son “hijas” del capitalismo desarrollado que inicia propiamente con la primera revolución industrial en el Reino Unido.

 2.1.1. Mecánica

La primera se produjo entre 1760 y 1840 en Inglaterra y fue de naturaleza mecánica, pues, estuvo basada en la invención de máquinas, particularmente la de vapor, movida con energía fósil (carbón vegetal).

El impacto en la producción fue revolucionario, ya que aumentó considerablemente la productividad del trabajo, lo que implicó aumento de la disponibilidad de alimentos para la población nacional e internacional. Al mismo tiempo provocó la sustitución de mano de obra lo que generó desempleo y la formación de un “ejército” industrial de reserva al servicio del capital.

La mecanización de las actividades agrícolas y forestales hizo más susceptibles a los suelos a la erosión y con ello la pérdida de un recurso muy valioso para la producción agropecuaria.

Como la energía que mueve a las máquinas era carbón vegetal (hulla y antracita) su combustión con el oxigeno genera bióxido de carbono emitido al aire (atmósfera) generando su contaminación desde entonces.

 2.1.2. Química

La industria química ha sido la más dinámica desde mediados del siglo XIX en Europa, particularmente en Alemania que ya avanzaba prodigiosamente por el camino de la industrialización capitalista.

En su inicio tuvo un impacto productivo, puesto que al fabricarse colorantes artificiales desplazó a los tintes naturales derivados de plantas y animales que las naciones europeas importaban de los países coloniales.

La industria química es la más dañina para el planeta y su impacto está presente en la actividad agropecuaria, debido al uso indiscriminado de agroquímicos, particularmente hormonas y alimentos procesados para la engorda de ganado, fertilizantes para el desarrollo de los cultivos y pesticidas para controlar plagas y enfermedades de los mismos, productos químicos que han contaminado el suelo, agua y cultivos, que desde luego han deteriorado la salud de los productores y consumidores de alimentos de origen agropecuario.

Los alimentos industrializados en la que la química orgánica ha sido fundamental, particularmente la industrialización de la caña para producir azúcar refinada y desde los años setenta del siglo pasado la industrialización del maíz para elaborar alta fructuosa, endulzantes utilizados en gran cantidad de alimentos de consumo masivo entre la población de prácticamente todos los países del Mundo. Aunado a lo anterior, también se producen aceites vegetales para la preparación de muchos alimentos, así como la industrialización del maíz para fabricar harinas refinadas. Los azúcares y harinas refinados consumidos en gran cantidad y aunado al estilo de vida sedentario, son los causantes de la obesidad, enfermedad que antecede causalmente a otras enfermedades metabólicas, particularmente la diabetes mellitus 2 y últimamente hay más evidencias de que también están asociadas a la demencia senil (alzhéimer). Por si lo anterior fuera poco, la industria farmacéutica esta coludida con las empresas industriales productoras de alimentos y a pesar de que hay evidencias contundentes de que las harinas y azúcares refinados son los causantes de las enfermedades metabólicas, pero los intereses económicos que están de por medio impiden reducir su consumo y prefieren recetar a los obesos diabéticos productos para seguir con el mismo estilo de vida y que a la larga genera consecuencias colaterales más graves.

En la industria de la refrigeración, fabricación de espráis se producen los Cloro-fluoro-carbonos (CFC) que al emitirse a la atmósfera por acción de las radiaciones ultravioletas liberan el cloro que al combinarse con el ozono lo transforman en oxígeno molecular y atómico, proceso que ha desequilibrado el balance entre la síntesis y la degradación de la molécula de ozono, ya que ahora por la contaminación del aire con los CFC se destruye más ozono que el se forma de manera natural en la Estratosfera y ameniza con la incidencia directa de la radiación ultravioleta dañina en la biosfera.

También la industria química ha sido importante en las industrias de la construcción, automotriz, plástico, etc.; cruciales para el desarrollo de los países, pero, también en el deterioro del medio ambiente (aire, suelo, agua) y desde luego daño en la salud de la población.

Así pues, la industria química está en todas las actividades económicas que sustentan a la sociedad humana y en el marco del capitalismo ha generado una catástrofe ambiental y sanitaria que ameniza a la sociedad humana.

2.1.3. Eléctrica

La revolución de la industria eléctrica representó un cambio cualitativo en la producción de energía y ha sido crucial para el desarrollo de la sociedad humana moderna, ya que sin su concurrencia la vida ya no sería posible. Sin embargo, las fuentes de energía para su producción representan una seria amenaza al medio ambiente natural, ya que si se utilizan combustibles fósiles en la termoeléctricas emiten dióxido de carbono que se acumula en en la atmósfera y a la larga puede producir un cambio cualitativo de clima, cuyos efectos pueden ser devastadores para la propia vida, ya que la adaptación de los seres vivos depende principalmente del clima. En el mismo sentido puede argumentarse el impacto ambiental de las hidroeléctricas que utilizan como fuente de energía el movimiento del agua, que se almacena en grandes presas que alteran radicalmente los cursos de agua y cuyo impacto en la flora, fauna y comunidades campesinas ha sido catastrófico.

Mención especial merecen las centrales nucleares para la producción de energía eléctrica, cuyos accidentes, han sido devastadores para el ambiente natural en general y en particular para la salud humana.

La tendencia en el futuro es la implementación de fuentes de energía sustentables, basadas en fuentes de energía más sanas como son: la energía solar, cuya fuente es amigable con el medio ambiente y prácticamente inagotable y, en menor grado la energía eólica.

2.1.4. Petrolera

La industria petrolera inició desde finales del siglo XIX y desde entonces ha sido crucial para el transporte mecánico (maquinaria pesada, tractores, vehículos, aviación, etc.) y su impacto en el medio natural ha sido devastador, puesto que, al tratarse de una combustión química libera enormes cantidades de bióxido de carbono y vapor de agua a la atmósfera, ambos gases de efecto invernadero que han estado causando el calentamiento global del aire y que al rebasar cierta concentración, puede generar un cambio cualitativo del clima con consecuencias catastróficas para la especie humana.

2.1.4. Digital

La revolución digital comenzó desde el final del siglo XX y durante el presente siglo se ha generalizado. Tiene como base la revolución microelectrónica y consiste en la producción de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) y tiende hacia la automatización de todas actividades económicas productivas (agricultura, ganadería, silvicultura, industria), comerciales y de servicios.

Las transformaciones tecnológicas industriales y su impacto han sido tan radicales que algunos científicos piensan que iniciaron una nueva era geológica conocida como Antropoceno.

Así pues, las revoluciones tecnológicas tienen una prolongada historia; iniciaron desde hace un poco más de 250 años, iniciando con la industria mecánica en 1760 y culminando con la actual revolución digital, pasando por la química, eléctrica y petrolera. Sus impactos en el medio natural y social han sido tan radicales, que justifican lo dicho por Crutzen (1995) en denominar el inicio de una nueva era geológica, en la que la sociedad humana es la actora principal: el Antropoceno. Aunque sería más correcto llamar capitaloceno a la nueva era geológica, puesto que las transformaciones más profundas se realizaron y se siguen realizando actualmente, en el marco del capitalismo.

De las 5 revoluciones tecnológicas descritas, la eléctrica tuvo y tiene un impacto catastrófico en el ciclo circadiano. Según Mathew (2019), desde que en 1882 Thomas Edison construyó la primera planta de electricidad en los Estados Unidos, “la humanidad tenía un método para desengancharse del ciclo natural de 24 horas de luz y oscuridad de nuestro planeta…Nosotros y no el movimiento de rotación de la Tierra, decidiríamos ahora cuándo era de “noche” y cuando era de “día”. Somos la única especie que ha logrado iluminar la noche de un modo tan espectacular…Para los primeros Homo sapiens, la mayoría de las actividades cesaban después de la puesta del Sol. Tenían que hacerlo así, ya que dependían de la visión aportada por la luz del día: el advenimiento del fuego y su limitado halo de luz posibilitó extender algunas actividades más allá del crepúsculo. Pero el efecto fue moderado. Se ha documentado que tribus de cazadores-recolectores como los hazdas y los san realizaban alrededor del resplandor de la hoguera a primeras horas de la noche actividades sociales como el canto y la narración. Sin embargo, las limitaciones prácticas de la luz del fuego anularon cualquier influencia significativa sobre los patrones de sueño y vigilia”.

El autor citado continúa: “Las lámparas de gas y aceite, y, antes de ellas, las velas, permitieron mejorar la calidad de las actividades nocturnas. La luz que, proveniente de las linternas de gas, salía de las casas y llegaba a las calles, empezó a iluminar distritos enteros de la ciudad. En este momento la influencia de la luz artificial empezó a reestructura los patrones del sueño humano, cosa que con el tiempo no haría sino intensificarse. Los ritmos nocturnos de sociedades enteras, no sólo de los individuos o las familias, se vieron rápidamente afectados por la luz nocturna, dando así inicio a nuestra tendencia a acostarnos cada vez más tarde… Para el núcleo supraquiasmático -el reloj de 24 horas del cerebro-, lo peor estaba por venirla planta eléctrica de Edison en Manhattan…Cien años después de Edison, empezamos a comprender los mecanismos biológicos por los cuales los focos eléctricos lograron transformar nuestro tiempo natural y la calidad de nuestro sueño. El espectro de luz visible abarca una amplia gama, desde longitudes de onda más cortas, que percibimos como violetas y azules más fríos, hasta longitudes de onda más largas que percibimos como amarillos más cálidos y rojos. La luz del sol contiene una poderosa combinación de todos estos colores”. Así pues, con la luz eléctrica familiar y pública disponible todo el día (día y noche), se ha alterado totalmente el ciclo circadiano natural (día- noche de 24 horas), así como el sistema hormonal que lo controla, y las consecuencias para la salud han sido catastróficas.

 

3. Revoluciones tecnológicas industriales incompatibles con las leyes biológicas.

3.1. Consecuencias.

3.1. Estrés y sus consecuencias.

Ortiz (2007) define el estrés “como como el conjunto de cambios en la mente y el cuerpo de una persona que permiten su adaptación a las presiones del ambiente…Cuando un evento es percibido como una amenaza a su vida o integridad, el organismo reacciona preparándose para luchar o huir. El sistema nervioso autónomo (simpático]presenta hiperactividad llenándose de energía para escapar o pelear por nuestra vida…También hay que señalar que si la amenaza es muy fuerte y resulta imposible pelear o escapar, puede haber colapso o parálisis. Esto les puede pasar tanto a los niños como a las víctimas de secuestros, campos de concentración o tortura, que no tienen la capacidad de enfrentarse a una situación amenazante o huir de ella”.

Campillo (2020) define al estrés es la reacción que pone en marcha el organismo frente a una situación de emergencia frente a una situación de emergencia, y no al suceso que la provoca…el estrés es el conjunto de cambios fisiológicos que suceden en nuestro organismo frente a cualquier amenaza y nos permite protegernos…En general el estrés es el conjunto de mecanismos que cualquier ser vivo (bacteria, gacela, hombre, etc.) pone en marcha cuando percibe algún acontecimiento como una amenaza para su supervivencia o para su capacidad de reproducción. A ella responde activando unos procesos muy complejos que radican fundamentalmente en diversas partes del cerebro, en los nervios y en algunas hormonas, y cuya misión es preparar al organismo para sobrevivir a esa amenaza.

3.1.1. Estrés de corto plazo.

Walter Cannnon (1871-1945) citado por Soi (2022) concebía al estrés de corto plazo como una situación emocional, física y mentalmente adversa que genera una reacción fisiológica de “lucha o fuga”, la misma que sentían nuestros antepasados cuando aún vivían en cuevas o la intemperie y sufrían la amenaza constante de bestias peligrosas. Así, el estrés es una respuesta fisiológica inducida por amenazas, preocupaciones, ansiedad, hambre, sed, infecciones o frío. La reacción de “lucha o fuga” provoca, por un lado, la activación del sistema simpático-adrenal, que provoca la liberación de la adrenalina y de noradrenalina y, por otro lado, la activación del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, unas vías de comunicación entre nuestro sistema nervioso y las glándulas suprarrenales, que facilitan la llegada a la circulación sanguínea de varias hormonas como el cortisol. A su vez estas hormonas movilizan la glucosa en sangre y aumentan la concentración, la capacidad de reacción y la fuerza. También aceleran los latidos del corazón, aumentan la presión sanguínea, refuerzan el sistema inmunitario y agudizan la memoria. En situaciones normales, ante un contexto de amenaza real, el estrés permite adaptarse a las circunstancias. Después de enfrentarse a una situación de estrés a corto plazo, con una respuesta hormonal en forma de cortisol, el cuerpo regresa a la normalidad. El verdadero problema sobreviene cuando el estrés se vuelve crónico.

En correspondencia con lo anterior, Mcgonigal (2019) escribió que tal “Como lo observó Walter Cannon la respuesta al estrés de pelear o huir principia cuando irrumpe el sistema nervioso simpático. Con el fin de que estés alerta y listo para actuar, ese sistema concentra todo tu cuerpo en la movilización de energía. El hígado vierte azúcar y grasa en la sangre para que sirvan como combustible, la respiración se intensifica para destinar más oxígeno al corazón y el ritmo cardíaco se acelera para llevar este oxígeno, grasa y azúcar a los músculos y el cerebro. Hormonas del estrés como la adrenalina y el cortisol ayudan a los músculos y al cerebro a tomar como usar más eficientemente esa energía. La respuesta al estrés nos prepara de todas estas formas para encarar los retos frente a nosotros…La ene4gía que obtenemos de la tensión no sólo ayuda a nuestro cuerpo a actuar; también activa nuestro cerebro. La adrenalina despierta nuestros sentidos. Las pupilas se dilatan para dejar entra más luz y el oído se agudiza. El cerebro procesa más rápidamente lo que percibimos. Dejamos de divagar y nuestras prioridades menos importantes se desvanecen. La ansiedad genera un estado de atención concentrada que nos da acceso a más información sobre nuestro entorno físico. Cuando nuestra sobrevivencia está en peligro, esos cambios biológicos son más agudos y quizá adoptemos una respuesta clásica de pelear o huir. Pero cuando la situación estresante es menos amenazadora, el cerebro y el cuerpo pasan a un estado distinto: la reacción de desafiar. Como la de pelear o huir, la respuesta de desafío nos da energía y nos ayuda a desenvolvernos bajo presión. El ritmo cardíaco aumenta, la adrenalina se dispara, los músculos y el cerebro reciben más combustible y las sustancias químicas que nos hacen sentir bien se incrementan de modo repentino”.

En el mismo sentido que los dos autores citados, se pronuncia Campillo (2020): “El concepto y el término de homeostasis (del griego homos, que significa similar, y estasis, que significa estabilidad fueron creados por el fisiólogo Walter Cannon el mismo que creó el concepto de estrés. Cannon creo el término de estrés al describir el conjunto de los procesos fisiológicos coordinados que se encargan de mantener la constancia de la composición del medio interno (homeostasis) en contra de los factores que tienden a desestabilizarlo”.

3.1.2. Estrés crónico.

El estrés crónico aparece cuando la amenaza no es ocasional, sino que es permanente y el cuerpo no recupera la normalidad. El estrés crónico afecta a la concentración, capacidad de atención y memoria, depresión e insomnio, problemas que desembocarán en trastornos metabólicos como sobrepeso, obesidad e hipertensión. Si una persona se enfrenta a desafíos permanentes, el cuerpo produce niveles cada vez más altos de cortisol sin parar y sin tiempo para recuperarse. En estas condiciones el sistema inmune se debilita, aumentan los niveles de azúcar en la sangre, disminuye la lívido, aparece la obesidad y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas y neurodegenerativas, como el Alzheimer, enfermedades cardíacas, diabetes tipo2, depresión y asma. Soi (2022) cita a Víctor Vidal (2018), quién concluyó que “El hombre está en peligro de extinción, entre otros motivos porque ha normalizado el estrés y no entiende que le está matando”.

 3.3. Enfermedades generadas por el estrés (sueño vs insomnio).

 El sueño ha estado marginado por los profesionales de la salud. Solo le han dado importancia al control de las enfermedades; sin embargo, no dormir las horas de sueño recomendadas provoca insomnio que destruye el sistema inmunitario del cuerpo humano y lo hace más susceptible a enfermedades, incluyendo el envejecimiento. Por el contrario, dormir bien mejora diferentes funciones cerebrales como son: capacidad de memoria, memoria, toma de decisiones y elecciones lógicas (pensamiento abstracto).

En el cuerpo el sueño reparador favorece al sistema inmunitario, previene infecciones, evita todo tipo de enfermedades, mejora la microbiota intestinal, importante para la salud, disminuye la presión arterial, crucial para evitar enfermedades cardio vasculares y cerebros vasculares que causan los infartos.

En síntesis: "El sueño [reparador] es lo más eficaz que podemos hacer para restablecer nuestra salud cerebral y corporal todos los días, el mayor esfuerzo de la madre naturaleza contra la muerte...Los científicos han descubierto un nuevo tratamiento revolucionario que mejora la memoria y la creatividad. Te mantiene delgado y reduce los antojos; te protege del cáncer y la demencia; te defiende de resfriados y gripes; disminuye el riesgo de ataques cardiacos e infartos, por no mencionar la diabetes. En fin, hará que te sientas más feliz, menos deprimido y menos ansioso" (Walker, 2020). El mismo autor prosigue: ..."la pérdida de sueño [insomnio] produce efectos devastadores en el cerebro relacionados con numerosas afecciones neurológicas y psiquiátricas (por ejemplo, el alzhéimer, la ansiedad, la depresión, el trastorno bipolar, el suicidio, los accidentes cerebrovasculares y el dolor crónico, y en todos los sistemas fisiológicos del cuerpo, (por ejemplo, cáncer, diabetes, ataques cardíacos, infertilidad, aumento de peso, obesidad e inmunodeficiencia). Ninguna faceta del cuerpo humano se salva del daño invalidante y nocivo de la pérdida de sueño". Sin embargo, ningún médico receta la cura del insomnio, a pesar de sus consecuencias catastróficas para la salud y de ser el primer pilar de una vida saludable

Lipman y Parikh (2022) conciben que “La privación del sueño, que se pone en marcha incluso tras una sola noche de dormir menos de lo que necesitas, afecta todos y cada uno de los órganos y sistemas principales, desde el corazón hasta el cerebro y el sistema inmunológico. Impacta negativamente en la capacidad de aprender, en la claridad de pensamiento, en cómo llevas tu edad, en lo bien que te defiendes de las enfermedades, en tu estado de ánimo, en tu humor y en tu peso. La privación de sueño es un factor de riesgo comprobado para Alzheimer, cáncer, enfermedad coronaria, infartos de miocardio o insuficiencia cardiaca, accidentes cerebrovasculares, diabetes, depresión, ansiedad y obesidad”.

Los autores citados, prosiguen y señalan que “El sueño es, en realidad, un asunto de vida o muerte. En un estudio realizado en 2007, investigadores británicos revelaron cómo los patrones de sueño afectaron a 10 mil sujetos observados durante más de 20 años. Los resultados fueron claros: los que escatimaron en sueño casi duplicaron su riesgo de muerte por todas las causas -particularmente por enfermedades cardiovasculares-. Y no es por echarle más leña al fuego, pero según una nueva investigación publicada por el Journal of de American Heart Association, si ya presentas enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas o accidentes cerebrovasculares, entonces corres un riesgo aún mayor de cáncer y muerte y muerte prematura sino duermes lo suficiente. Así que estamos todos de acuerdo en una cosa:  duerme bien, vive mejor”.

 

4. Gestión del estrés.

Ortiz (2007) propone las siguientes recomendaciones para gestionar el estrés:

 a. El estrés es parte de la vida.

Nadie puede vivir sin experimentar cierto grado de estrés todo el tiempo. Así pues, la primera recomendación es reconocer y aceptar que así es y no lo podemos cambiar. De hecho, vivir sin estrés sería como vivir sin excitación, sin retos y sin sentido. Pero vivir con demasiado estrés significa desgaste, enfermedades que podrían evitarse, sufrimiento innecesario, y, posiblemente, una muerte prematura. Se trata de encontrar el equilibrio entre: actividades en las que se pueda poner en juego las habilidades y hacer el mejor esfuerzo, que hagan experimentar una sensación de plenitud. Hay que dejar fluir los acontecimientos y no encerrarse en los que problemas que enfrentamos; hay momentos de no hacer nada en especial, es decir, de soltar todo y simplemente estar; y, actividades que es necesario realizar, independientemente de que nos gusten o no. En esos casos se trata de minimizar los efectos negativos de la situación.

b. la influencia de los eventos estresantes varía mucho de persona a persona.

Un mismo suceso o actividad puede resultar estresante para una persona, neutro para alguna más y hacer que otra se siente plena.

c. No podemos evitar el estrés negativo en muchos eventos de la vida.

Por más que nos esforcemos, no es posible escapar de la mayoría de los eventos que producen estrés. Todos estamos expuestos a estresores moderados como resultado de la relación con los demás, el trabajo, la vida en las grandes ciudades. También, también, tarde o temprano, todos sufrimos pérdidas, envejecemos, enfermamos y padecemos la muerte de algún ser querido. Pero la manera de enfrentar los pequeños y grandes conflictos de la vida puede hacer que, aun en momentos de gran dolor, no haya sufrimiento innecesario. Esto quiere decir que el dolor de la pérdida o el conflicto no se vea aumentado por el efecto de creencias negativas, falsas expectativas o hábitos basados en experiencias del pasado que ya no operan en el presente.

d. Viviremos mejor si rompemos el círculo del estrés crónico.

Muchas personas viven en un estado estrés crónico. Sin que haya una causa externa, o con el mínimo pretexto, se preocupan y se tensan. En esos casos, son ellas mismas las se mantienen en un estado de presente preocupación y malestar. Viven prisioneras de un círculo vicioso de pensamientos negativos, músculos tensos, respiración agitada o superficial y sus emociones entran en conflicto con sus creencias. En esos es necesario trabajar con todas las funciones alteradas. Un buen principio reside en la respiración adecuada. Hcer las cosas de una manera distinta y ser capaces de hacer una pausa para soltar las actividades cotidianas y simplemente estar en el momento ayuda mucho.

e. No se puede acabar con el estrés crónico de la noche a la mañana.

El estrés crónico se mantiene gracias a la interacción de mecanismo físicos y mentales que no suelen ser consistentes. Esto provoca que sean particularmente difíciles de cambiar de un día para otro. Muchas personas se decepcionan cuando los cambios que imaginaron no suceden de inmediato. En realidad, la única forma de empezar a cambiar es a través del trabajo disciplinado y consciente durante al menos cuatro semanas. De esta manera damos tiempo para que los nuevos hábitos de pensamiento, postura y respiración se establezcan en nuestro sistema nervioso. Es necesario volvernos sensibles a los pequeños cambios en la tensión o la sensación de bienestar, que nos indican que vamos en la dirección correcta o debemos rectificar. Cualquier disminución en el estado de estrés crónico, por pequeña que sea, resulta significativa porque nos indica que vamos en el camino correcto.

f. La mejor forma de combatir el estrés crónico es construyendo espacios de paz.

El Dalai Lama (líder espiritual del Tíbet) aconseja construir espacio de paz en nuestras casas y, más importante, en nuestras mentes, Así como debemos estudiar aquello que nos hace sentir estresados innecesariamente, también debemos dedicarnos a conocer mejor aquellas actividades, lugares y personas que hacen que crezca el bienestar y la paz en nuestras vidas. La experiencia demuestra, que aun las personas más estresadas y ansiosas pueden recordar varios lugares, actividades y personas que les hacen sentir bien, pero que por algún motivo han dejado de ir a esos sitios, de hacer lo que les hace sentir bien y de frecuentar a quienes les producen bienestar y tranquilidad. Eso no es justo. Manejar el estrés no sólo es cuestión de disminuir o evitar el malestar sino de cultivar la plenitud.

Una de las enfermedades más extendidas en el mundo, es el insomnio, provocado por la alteración artificial del ciclo circadiano, particularmente por la electricidad que cambió totalmente la duración día (vigilia)-noche (sueño). Ahora todo el tiempo es de día. En este sentido Mosley (2020) y para curarlo propone dos acciones principales:

“Lo primero que te sorprenderá es que la manera más efectiva de curar el insomnio es reiniciar el cerebro con un breve curso de terapia de Restricción del Sueño. Se llama así porque paradójicamente exige que duermas menos. Sí, para dormir mejor te pediré que disminuyas el tiempo que pasas en la cama. Estudios demuestran que la restricción del sueño es más efectiva que los medicamentos y los resultados son más perdurables. El segundo elemento novedoso en mi programa es el énfasis en los alimentos, sobre todo aquellos que se ha demostrado mejoran la calidad del sueño…Resulta que comer más legumbres y alimentos con abundante fibra, y menos refrigerios con azúcares por la noche, es una de las formas de estimular los niveles de sueño profundo y mejorar el estado de ánimo. Eso se debe a que los alimentos con abundante fibra alimentan a las miles de millones de bacterias “buenas” que viven en el intestino, y éstas producen químicos que, se ha demostrado, reducen el estrés y la ansiedad”.

 

5. Conclusiones.

La ley más biológica más general es el carácter cíclico del ritmo circadiano: la sucesión día (luz solar) y oscuridad (noche), es una ley contradictoria muy general y como tal subordina a otras leyes de menor generalidad.

Durante la prolongada existencia de nuestros ancestros desde el período paleolítico hasta la revolución neolítica (aproximadamente dos millones de años, su vida giró en correspondencia con el ciclo circadiano, ya que durante el día recolectaban de alimentos vegetales y cazaban animales salvajes; durante la noche dormían. A pesar de que hace unos 400 mil años, inventaron el fuego que iluminó sus chozas, pero su impacto en el ciclo circadiano fue mínimo; es decir, que en general vivían en correspondencia con la salida y puesta del Sol.

Como toda ley, su transgresión consciente o inconsciente conlleva a la aparición de enfermedades de todo tipo, particularmente el insomnio que está muy relacionado con el ciclo luz-oscuridad. El trastorno del sueño no sólo se debe a la transgresión de esa ley biológica, también se debe a las revoluciones tecnológicas, particularmente la eléctrica que se produjo a fines del siglo XIX con la instalación de la primera planta eléctrica (1882) en Estados Unidos. Sus repercusiones para la salud fueron devastadoras, ya que la luz artificial convirtió la noche en día y así se prolongó a 24 horas de luz continua. Fue la transgresión más radical del ciclo circadiano. Las consecuencias fueron y son catastróficas, particularmente, el insomnio se generalizó y con ello las enfermedades, pues la ausencia o insuficiencia de sueño es la base de la salud sobre la que se edifican los pilares: alimentación sana + actividad física + gestión del estrés.

Los numerosos descubrimientos de las ciencias modernas de las leyes naturales, y su aplicación para nuestro beneficio, corroboran que la verdadera libertad es el conocimiento de las leyes de la naturaleza y su aplicación para nuestro bienestar.

El rasgo fundamente de toda ley es su necesidad, es decir, se cumple obligatoriamente, independientemente de la sociedad humana. En este sentido, la ley cíclica del ritmo circadiano mueve al sistema nervioso autónomo (simpático vs parasimpático) y al sistema endocrino para su cumplimiento. El sistema simpático prepara al organismo para la acción para responder a una amenaza (pelea vs huida), a diferencia del sistema nervioso parasimpático que prepara al cuerpo para el reposo y la recuperación. El sistema nervioso es de respuesta rápida cuando se trata de amenazas que requieren acciones rápidas que no puede demorar, porque está en peligro la vida. En este caso se apoya de las neuro hormonas del estrés (Adrenalina y noradrenalina) de acción rápida y en el cortisol hormona de acción lenta. Las tres son hormonas del estrés. La contraparte de las hormonas del estrés es la melatonina, que se le conoce como hormona del sueño y es inducida por la oscuridad de la noche.

El metabolismo (anabolismo vs catabolismo) que define la vida está condicionado por la ley cíclica del ritmo circadiano.

 

6. Referencias bibliográficas.

Acuña Darío Castroviejo.2019. Sueño y vigilia. Emse, S.L y Editorial Salvat, S.L. Madrid, España.

Campillo Álvarez José e. 2020. El mono estresado. Ediciones Culturales Paidós, S.A. de C.V. Ciudad de México.

Esteve Antoni. 2024. Dime qué comes y te diré cómo duermes. Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V. Ciudad de México.

Lipman Frank y Parikh. 2022. Duerme bien, vive mejor. Penguim Random House Grupo Editorial, S.A. de C.V. Ciudad de México.

Mcgonigal Kelly. 2019. Estrés: El lado bueno. Editorial Océano de México, S.A. de C.V. Ciudad de México.

Mosley Michael. 2021. Duerme en un dos por tres. Editorial Océano de México, S.A. de C.V. Estado de México. México.

Ortiz Lachica Fernando. 2007. Vivir sin estrés. Editorial Pax México, Librería Carlos Cesarman, S.A. México D.F.

Pazos Tamara. 2023. Este libro te hará vivir más (o por lo menos mejor. Ediciones Culturales Paidós, S.A. de C.V. Ciudad de México.

Pérez Carlota. 2004. Revoluciones tecnológicas y capital financiero. Dinámica de las grandes burbujas financieras y las épocas de bonanza. Siglo XXI Editores, S.A. de C.V. México, D.F.

Soi Marcello. 2022. Apágate insomnio. Ediciones Culturales Paidós, S.A. de C.V. Ciudad de México.

Walker Matthew. 2020. ¿Porque dormimos? La nueva ciencia del sueño. Ediciones Culturales Paidós, S.A. de C.V.