DIALÉCTICA DE LO FINITO Y LO INFINITO EN EL UNIVERSO Y SU CONOCIMIENTO
Valentín Vásquez
Oaxaca,
México
valeitvo@yahoo.com.mx
valeitvo@yahoo.com.mx
1.
Introducción
El universo como totalidad
es la unidad contradictoria de lo finito y lo infinito. Lo finito, es lo que
tiene principio y fin, por consiguiente, su naturaleza es nacer, crecer y morir,
es decir está en permanente cambio, pero en su continua negación lo finito
afirma a su contra-parte: lo infinito. Este, es lo no finito, lo que no tiene
principio ni fin, lo que permanece en el
continuo aparecer y desaparecer de lo finito.
En general el conocimiento científico se mueve de lo finito sensible a lo infinito insensible, mediante procesos contradictorios de la realidad material. Así el paso inicial para descubrir lo genérico que está detrás de la sensibilidad se recurre a lo singular, que constituye la multiplicidad de objetos finitos sensibles y, mediante la abstracción se descubre lo general que es lo común y reiterativo en la diversidad de objetos singulares y que al expresarlo lógicamente se convierte en concepto. Pero el conocimiento de lo genérico no agota el conocimiento de lo infinito, es necesario destacar del conjunto de rasgos genéricos de lo singular, cual es el principal que fundamenta a su esencia. En este sentido se da otro paso en la profundización del conocimiento de lo infinito, con el descubrimiento de la esencia, cuya contra-parte es la apariencia sensible, a partir de la cual inicia el conocimiento científico. El descubrimiento de la esencia es muy importante, pero tampoco agota el conocimiento de lo infinito, ya que es necesario descubrir la ley que gobierna la variabilidad de los objetos singulares. Es decir, detrás de la movilidad de los fenómenos singulares, hay que encontrar el reposo que constituye su ley. Esto es muy importante, ya que el conocimiento científico tiene que elevarse de la variabilidad de los objetos sensibles a la estabilidad de lo infinito expresada en la ley. Es por lo anterior, que cuando las leyes pueden formularse matemáticamente, se expresan como la unidad contradictoria de constantes (leyes) y variables. Con la ley está asociado otra propiedad fundamental del conocimiento científico: la necesidad de los procesos materiales. Así pues, la ciencia estudia los procesos necesarios que tienen que suceder obligatoriamente, pero la necesidad tiene su contra-parte: la casualidad. Esta es un acontecimiento que puede suceder o no, es decir, está sujeto a probabilidad y como tal no es objeto de estudio de la matemática determinista, pero cuando las casualidades ocurren masivamente, se abre paso una tendencia necesaria que si es objeto de estudio de la ciencia matemática, particularmente de la estadística. Además, la casualidad es la forma como se manifiesta la necesidad. Finalmente, el conocimiento científico concluye cuando se descubre la causa que está oculta detrás del efecto.
En síntesis, el universo es una totalidad contradictoria -finito vs infinito-, cuyo conocimiento científico es un proceso complejo contradictorio, que en general se mueve de la sensibilidad de lo finito a la insensibilidad de lo infinito.
En general el conocimiento científico se mueve de lo finito sensible a lo infinito insensible, mediante procesos contradictorios de la realidad material. Así el paso inicial para descubrir lo genérico que está detrás de la sensibilidad se recurre a lo singular, que constituye la multiplicidad de objetos finitos sensibles y, mediante la abstracción se descubre lo general que es lo común y reiterativo en la diversidad de objetos singulares y que al expresarlo lógicamente se convierte en concepto. Pero el conocimiento de lo genérico no agota el conocimiento de lo infinito, es necesario destacar del conjunto de rasgos genéricos de lo singular, cual es el principal que fundamenta a su esencia. En este sentido se da otro paso en la profundización del conocimiento de lo infinito, con el descubrimiento de la esencia, cuya contra-parte es la apariencia sensible, a partir de la cual inicia el conocimiento científico. El descubrimiento de la esencia es muy importante, pero tampoco agota el conocimiento de lo infinito, ya que es necesario descubrir la ley que gobierna la variabilidad de los objetos singulares. Es decir, detrás de la movilidad de los fenómenos singulares, hay que encontrar el reposo que constituye su ley. Esto es muy importante, ya que el conocimiento científico tiene que elevarse de la variabilidad de los objetos sensibles a la estabilidad de lo infinito expresada en la ley. Es por lo anterior, que cuando las leyes pueden formularse matemáticamente, se expresan como la unidad contradictoria de constantes (leyes) y variables. Con la ley está asociado otra propiedad fundamental del conocimiento científico: la necesidad de los procesos materiales. Así pues, la ciencia estudia los procesos necesarios que tienen que suceder obligatoriamente, pero la necesidad tiene su contra-parte: la casualidad. Esta es un acontecimiento que puede suceder o no, es decir, está sujeto a probabilidad y como tal no es objeto de estudio de la matemática determinista, pero cuando las casualidades ocurren masivamente, se abre paso una tendencia necesaria que si es objeto de estudio de la ciencia matemática, particularmente de la estadística. Además, la casualidad es la forma como se manifiesta la necesidad. Finalmente, el conocimiento científico concluye cuando se descubre la causa que está oculta detrás del efecto.
En síntesis, el universo es una totalidad contradictoria -finito vs infinito-, cuyo conocimiento científico es un proceso complejo contradictorio, que en general se mueve de la sensibilidad de lo finito a la insensibilidad de lo infinito.
2. Marco de referencia
El fundamento teórico del universo físico, particularmente de las galaxias y de las estrellas como sus componentes principales, es la dialéctica, particularmente sus tres leyes universales, que rigen el movimiento de la materia y del pensamiento, descubiertas por Hegel y expuestas en su Ciencia de la Lógica (1812-1816). Esta obra está dividida en tres partes y estructurada en forma tal que sigue el movimiento del conocimiento científico: de lo finito a la esencia y de ésta a su expresión lógica (concepto). Así, en la primera parte -doctrina del ser- estudia la naturaleza del movimiento del pensamiento, en la que expone la primera ley de la dialéctica del movimiento: la transformación recíproca de la cantidad y la cualidad que caracteriza a todo objeto finito. La cualidad y la cantidad son dos aspectos contradictorios de los objetos que se mueven. La cualidad es la que permanece relativamente estable y es idéntica al ser, en cambio la cantidad es la magnitud de la cualidad. La cualidad se mueve cuantitativamente en un rango -medida- en el que se conserva la cualidad, pero en un momento determinado rebasa el límite de la medida y se produce un cambio brusco -"salto"- por medio del cual la vieja cualidad es relevada por una nueva cualidad con su correspondiente cantidad. Para Hegel, la nueva cualidad, es la esencia, objeto de estudio de la segunda parte de su Ciencia de la Lógica, ya que se ha producido un "salto" de lo finito –apariencia- a lo que está oculto detrás de la sensibilidad -esencia-. Es en esta parte, en la que expone la segunda ley dialéctica: la contradicción universal, la cual establece que en el universo todos los procesos son contradictorios. Esta ley, es el "alma" de la dialéctica hegeliana, ya que constituye la "fuerza motriz" que mueve al proceso del conocimiento. Este en su movimiento dialéctico prosigue su marcha y culmina en la doctrina del concepto. Este no es más que la esencia hecha pensamiento. El concepto, es el objeto de estudio de la tercera parte de la Ciencia de la Lógica de Hegel. En esta parte de su obra, expone la tercera ley de la dialéctica: la negación de la negación. En su obra representa el retorno a su punto de partida de su trabajo: la doctrina del ser, pero como doctrina del concepto, resultado de la doble negación: la primera se produce cuando la esencia niega al ser que se ha dado una existencia en lo finito, y la segunda se presenta, cuando la esencia es negada por el concepto. Si bien la negación de la negación, fue expuesta por Hegel en la esfera del pensamiento, pero, como el pensamiento es la expresión lógica de la esencia; por consiguiente, es una ley universal que opera en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. La doble negación se produce, porque en el movimiento del objeto se desdobla su unidad contradictoria y en su posterior desenvolvimiento se genera la negación recíproca de sus aspectos contradictorios, cerrándose así el ciclo para retornar a su punto de partida, pero a un nivel superior.
Las tres leyes universales de la dialéctica, son el fundamento teórico y metodológico de todas las ciencias particulares, particularmente de la Astrofísica y la Astronomía, cuyo objetos de estudio son las galaxias compuestas por estrellas, planetas, cometas, etc., que son los objetos del estudio en el presente escrito.
Fue Hegel (1812-1816), quien dio un salto en el conocimiento de la dialéctica de lo finito y lo infinito. Concibe a la esencia de lo finito como: no ser, perecer y morir. Su ser está en lo infinito. Este está en la negación permanente de lo finito. Lo finito es la cualidad del ser dentro de sí. Lo infinito es la afirmación, resultado de la negación de la negación de lo finito. Este no tiene realidad, su realidad está en lo infinito que constituye su fundamento, según Hegel.
Engels (1878) en su polémica con Duhring en el campo de la las ciencias naturales, analizó la naturaleza del universo y afirmó que la esencia de lo finito no está en su ser, más bien está en su unidad material y la prueba de tal aseveración está en el prolongado período de desarrollo de las ciencias naturales experimentales. Estas confirman que detrás del nacer y perecer de lo finito es la materialidad del universo. En este sentido el universo en su dimensión infinita es eterno, es decir, no tiene principio ni fin.
Vásquez (1993) al interpretar la dialéctica hegeliana de lo infinito y lo finito, al afirmar que Hegel entendía que la filosofía, si pretende ser verdaderamente tal, es idealismo. Evidentemente, la filosofía de Hegel será también idealismo. ¿Qué hay que entender por tal? Por idealismo hay que entender, dice Hegel, "la idealidad de lo finito", esto es, que lo finito solo llega a la verdad cuando logra la identidad con el concepto. Lo finito, es lo perecedero, lo que tiene un nacimiento y un fin. Lo infinito, en cambio, ni nace ni muere ni cambia: permanece siempre igual a sí mismo. Una filosofía no idealista mantiene separados ambos conceptos. Por un lado, lo infinito, del otro, lo finito. Según Hegel, la infinitud verdadera es la unidad de lo finito y lo infinito. La unidad de ambos términos se logra a través del pensamiento. Lo infinito y lo finito son aspectos contradictorios de la realidad, por consiguiente, la unidad tiene que producirse, a través de la dialéctica. Lo finito, por su propia dialéctica tiene que convertirse en infinito. Uno de los ejemplos más claros en los que Hegel expone la dialéctica de lo finito y lo infinito en la Fenomenología del espíritu (1807), es cuando analiza la dialéctica de la certeza sensible -tiempo y espacio-. El ahora es una determinación del tiempo y a la pregunta de ¿qué es el ahora? contesta que el ahora es de noche. Pero a la noche la sucede el medio día. De este ejemplo infiere Hegel que los ahora, el que se refería al día y el que se refería a la noche han dejado de ser, no se han conservado. Pero se mantiene el ahora que sirve para señalar a ambos, o más bien, a todos los ahora que dejan de ser. Estos, son finitos, empiezan y luego dejan de ser. Pero el ahora que permanece, no perece, no le afecta que los ahora sensibles dejen de ser, no le afecta para nada el surgir y perecer de los ahora, se mantiene en el desaparecer de los ahora sensibles finitos. Ellos tienen dentro de sí su negación, pero esa negación es lo que hace surgir el ahora que permanece. Si no fuera por ese desaparecer, o lo que es lo mismo, por la negación de lo sensible, no surgiría el ahora que no perece. Algo similar ocurre con el espacio. Aquí es un árbol, luego el aquí es una casa. En este ejemplo, el árbol y la casa son negados, pero se conserva el aquí que no perece con lo sensible. A esto que aparece con la negación de lo finito-sensible, es a lo que Hegel denomina como universal y es la verdad de la certeza sensible. El propósito de Hegel es demostrar que lo finito-sensible no es. Esta es una tesis fundamental de su filosofía idealista. El ser sensible no tiene realidad. La dialéctica, esto es, el proceso de negación de lo sensible, se fundamenta en la no realidad de lo finito-sensible. En consecuencia, Hegel tiene como supuesto que lo real es lo universal o infinito, lo que permanece en la negación de lo sensible. En la dialéctica de la certeza sensible ya está operando la base de la filosofía hegeliana: el no ser de lo sensible, la no verdad e irrealidad de lo singular sensible. Así pues, según Hegel, lo finito sensible no es. En contraposición al idealismo de Hegel, el materialismo afirma, que la verdadera realidad, de la que hay que partir para lograr un conocimiento verdadero, es lo finito. La dialéctica de lo finito, su negación es el mecanismo que Hegel utiliza para demostrar que solo hay una realidad, la de lo infinito. Lo finito es lo limitado, lo que tiene comienzo y fin, lo que existe al lado de otros objetos. Estos son su límite, y a la vez, cada ser finito se diferencia de los otros. Un ser diferente de los otros, constituido de modo diferente, limitado en espacio y tiempo, es un ser finito. Feuerbach y Marx invierten la dialéctica idealista hegeliana y ponen como fundamento de lo infinito a lo finito-sensible. En este sentido, el conocimiento tiene que moverse de lo finito-sensible a lo infinito insensible.
3. Del universo finito al conocimiento del universo infinito
3.1. El universo finito sensible
El universo finito sensible se ha venido ampliando a medida que se perfeccionan y se inventan nuevos instrumentos de observación. Así hasta principios del siglo XVII cuando Galileo inventó el telescopio, el universo visible se limitaba a lo que percibía nuestra vista natural y se idealizó en el modelo de geocéntrico de Tolomeo, consistente en el sistema solar y las estrellas fijas. Posteriormente los instrumentos de observación se perfeccionaron y junto con el pensamiento abstracto, el modelo geocéntrico de Tolomeo fue relevado por el modelo heliocéntrico de Copérnico. Ambos modelos consideraban un universo visible finito, como se lee y se observa en la siguiente imagen.
Imagen 1. Modelos geocéntrico y heliocéntrico del universo
Con el perfeccionamiento del telescopio el universo finito sensible se amplio y se descubrió que el sistema solar, es uno de muchos en la Vía Láctea a la que pertenece; además, ocupa una posición marginal en la misma, tal como se observa en la siguiente imagen.
La Vía Láctea es una acumulación de estrellas, planetas, satélites, cometas, etc. que coexisten espacialmente, como se pone en evidencia en la imagen anterior. Su magnitud es impresionante como se lee y observa en la imagen siguiente. Así pues el universo finito visible se ha estado extendiendo espacialmente en correspondencia con el perfeccionamiento del telescopio.
Imagen 3. Cantidad de estrellas en la Vía Láctea
El universo finito sensible no culmina con la Vía Láctea. Esta es parte de una totalidad llamada Grupo Local, el cual está integrado por tres galaxias, cuyos contenidos se estructuran en formas espirales: Andrómeda, Vía Láctea y el Triángulo. Además, contiene otras galaxias de menor tamaño de formas irregulares, que conjuntamente engloban el vecindarios galáctico de alrededor de 50 galaxias. Lo anterior se observa en la imagen 4.
Imagen 4. Galaxias contiguas a la Vía Láctea
El grupo local no es el límite del universo finito sensible, ya que con el telescopio más moderno se han observado 300,000 trillones de galaxias (300,000 billones de galaxias) y si cada galaxia tiene conservadoramente por lo menos 200,000 millones de estrellas, resulta una cantidad astronómica, como se pone en evidencia en la siguiente imagen.
Imagen 5. Cantidad de galaxias en el universo finito visible
Aun con los datos cuantitativos anteriores, no se agota el universo finito sensible, ya que seguramente conforme se perfeccione el telescopio, seguramente la cantidad de galaxias aumentará. A pesar de la magnitud inmensa del universo sensible descrito, no deja de ser finito, puesto que su rasgo fundamental es el nacer y perecer. Pero en su nacimiento y muerte se niega para reafirmar lo infinito, que constituye la esencia del universo finito sensible y a la cual tiende el conocimiento científico.
3.2. Conocimiento de lo infinito
El conocimiento del infinito es un proceso complejo que inicia con lo singular sensible y por medio de abstracciones sucesivas se descubre lo genérico en la multitud de objetos singulares. El descubrimiento de lo genérico no agota el proceso del conocimiento de lo infinito, es necesario avanzar hasta la esencia partiendo de su contra-parte: la apariencia, ya que existen algunos rasgos genéricos que no son esenciales. Una vez descubierta la esencia oculta detrás de la apariencia, el conocimiento tiene que moverse a la ley (reposo), cuya contra-parte es el movimiento, por el que tiene que iniciar el conocimiento para descubrir la ley. Esta representa la unidad en la variabilidad del movimiento sensible y se expresa matemáticamente por medio de constantes. Un rasgo fundamental de toda ley natural, es la necesidad, es decir, que se trata de un proceso que forzosamente tiene que ocurrir, pero que no puede existir sin su contra-parte: la casualidad. Esta se define como lo que puede o no suceder y cuando sucede puede ser de esta u otra forma. La casualidad en su aparición individual no es objeto de estudio de la ciencia, pero en su accionar conjunto -muestras y poblaciones de objetos- se abre paso una tendencia necesaria, que si es objeto de estudio de la ciencia, en este caso es la Estadística matemática. Finalmente el conocimiento tiene que culminar con la ley de la causalidad que expresa la relación temporal necesaria entre el efecto y la causa de los procesos materiales. Así pues, todas las ciencias naturales particulares, han contribuido al conocimiento de lo infinito, entendido como lo que permanece relativamente constante en el permanente aparecer y perecer de lo finito sensible. Pero dada la naturaleza de lo infinito -lo que no tiene fin- su conocimiento solo se acerca como tendencia, pero no logra su comprensión racional en su totalidad.
En la siguiente imagen se ilustra la naturaleza contradictoria (finito vs infinito) del universo y la dialéctica del conocimiento de lo infinito.
En la imagen anterior, es evidente que el universo es la unidad contradictoria de lo finito vs lo infinito. Lo finito es lo que tiene fin y principio. Su contra-parte lo infinito, es lo no-finito, lo que no tiene principio ni fin, es decir es eterno. Es decir, lo infinito es la materia (contenido) que permanece en la movilidad de lo finito, pero, la materia en su movimiento genera su contra-parte: la forma o estructura del contenido. La contradicción contenido vs formar es la oposición mas universal que mueve a la materia. El conocimiento de lo infinito inicia con lo concreto sensible y a través de una serie sucesiva de abstracciones, se descubre lo abstracto, que no es mas que lo infinito despojado de su sensibilidad y, lo abstracto hecho pensamiento se convierte en verdad abstracta. Esta se caracteriza por ser una verdad muy general y unilateral, por lo que tiene que elevarse a la verdad concreta, en la que el pensamiento aprehende al objeto concreto en su totalidad y se expresa por medio de conceptos, definiciones y leyes. Es evidente que el conocimiento se mueve cíclicamente: parte de lo concreto sensible que es negado por la verdad abstracta y de ésta a la verdad concreta. Se ha retornado al punto de partida, como resultado de la doble negación, pero no a lo concreto sensible, sino a lo concreto del pensamiento, cuya expresión matemática es: (-)(-) = (+).
El conocimiento del infinito es un proceso complejo que inicia con lo singular sensible y por medio de abstracciones sucesivas se descubre lo genérico en la multitud de objetos singulares. El descubrimiento de lo genérico no agota el proceso del conocimiento de lo infinito, es necesario avanzar hasta la esencia partiendo de su contra-parte: la apariencia, ya que existen algunos rasgos genéricos que no son esenciales. Una vez descubierta la esencia oculta detrás de la apariencia, el conocimiento tiene que moverse a la ley (reposo), cuya contra-parte es el movimiento, por el que tiene que iniciar el conocimiento para descubrir la ley. Esta representa la unidad en la variabilidad del movimiento sensible y se expresa matemáticamente por medio de constantes. Un rasgo fundamental de toda ley natural, es la necesidad, es decir, que se trata de un proceso que forzosamente tiene que ocurrir, pero que no puede existir sin su contra-parte: la casualidad. Esta se define como lo que puede o no suceder y cuando sucede puede ser de esta u otra forma. La casualidad en su aparición individual no es objeto de estudio de la ciencia, pero en su accionar conjunto -muestras y poblaciones de objetos- se abre paso una tendencia necesaria, que si es objeto de estudio de la ciencia, en este caso es la Estadística matemática. Finalmente el conocimiento tiene que culminar con la ley de la causalidad que expresa la relación temporal necesaria entre el efecto y la causa de los procesos materiales. Así pues, todas las ciencias naturales particulares, han contribuido al conocimiento de lo infinito, entendido como lo que permanece relativamente constante en el permanente aparecer y perecer de lo finito sensible. Pero dada la naturaleza de lo infinito -lo que no tiene fin- su conocimiento solo se acerca como tendencia, pero no logra su comprensión racional en su totalidad.
En la siguiente imagen se ilustra la naturaleza contradictoria (finito vs infinito) del universo y la dialéctica del conocimiento de lo infinito.
4.
Discusión
A medida que se han perfeccionado y se han inventado nuevos instrumentos de observación, el universo finito visible ha estado ampliándose desde la época de los griegos, hasta la actualidad, al pasar de un universo finito restringido al sistema solar y las estrellas fijas, idealizados en los modelos geocéntrico de Tolomeo y heliocéntrico de Copérnico. La diferencia esencial entre ambos consiste en que el primero postulaba a la Tierra como el centro del universo alrededor de la cual giraban el resto de planetas y el Sol, así como las estrellas fijas y, el segundo considera al Sol como el centro del universo finito alrededor del cual orbitan los planetas. La práctica y el desarrollo de la ciencia astronómica demostró la certeza del modelo heliocéntrico copernicano. Si embargo, ambos modelos coincidían en considerar un universo finito visible formado por el Sol con su "familia" de planetas y las estrellas fijas. Solo con el telescopio perfeccionado por Galileo a principios del siglo XVII, el universo finito visible se extendió espacialmente; desde entonces el telescopio se ha venido mejorando, de tal forma que después se observó que el sistema solar es parte de una galaxia llamada Vía Láctea, la cual está formada por miles de millones de estrellas con sus correspondientes planetas, satélites, cometas, etc. La Vía Láctea no agota el universo finito sensible, puesto, que es parte de un conjunto de galaxias que forman el Grupo Local, integrado por tres galaxias, cuyos contenidos se organizan en formas espirales y son: La Andrómeda, la Vía Láctea y el Triángulo. Además, existen otras galaxias más pequeñas, cuyos materiales se estructuran en formas irregulares, que junto con las anteriores suman alrededor de 50 galaxias. Si se supone conservadoramente que cada galaxia está compuesta por lo menos de 100,000 millones de estrellas, resulta una cantidad muy grande. Así el universo finito sensible se ha extendido aun más. El Grupo Local al cual pertenece la Vía Láctea junto con nuestro sistema solar, no es el limite del universo, pues, con el telescopio más moderno se han detectado unas 300 mil trillones de galaxias. Conforme se perfeccione el telescopio, seguramente la cantidad de galaxias aumentará, pero a pesar de su magnitud astronómica, no dejan de ser objetos finitos dada su naturaleza de "nacer" y "morir". Pero lo finito no puede existir sin su contra-parte lo infinito y, si lo finito es lo que tiene principio y fin, así como su forma de existencia es espacial y temporal; por consiguiente, lo infinito está más allá de la sensibilidad y como tal hay que descubrirlo a través del pensamiento abstracto, es decir, se tiene que dar el salto de la sensibilidad a la racionalidad. En este sentido, el conocimiento de lo infinito tiene que partir de lo finito sensible o singular para descubrir lo universal o general en la multitud de los objetos singulares. Pero el conocimiento no se detiene en el descubrimiento de lo genérico, ya que existen algunos rasgos generales que no son fundamentales, por consiguiente, el conocimiento se mueve a la esencia a partir de la apariencia. El conocimiento sigue profundizando en la esencia y avanza hacia el conocimiento de la ley, que no es más que el reposo relativo en el movimiento de la materia. Y como uno de los rasgos esenciales de la ley es la necesidad, significa que la ciencia solo estudia lo que es relativamente estable o constante y necesario; pero la forma de manifestarse la necesidad es la casualidad, en consecuencia la ciencia también estudia la casualidad, pero no en su manifestación individual, sino en su ocurrencia masiva, ya que detrás de un conjunto de casualidades -muestras y poblaciones- se abre paso una tendencia necesaria; por esto las casualidades son objeto de estudio de la Estadística. Finalmente el conocimiento científico culmina con la ley de la causalidad, la cual establece un nexo necesario de naturaleza temporal entre el efecto y la causa y es inherente a todos los procesos del universo, tanto de los proceso casuales como necesarios. Así pues, todas las ciencias naturales particulares, han contribuido al conocimiento de lo infinito, entendido como lo que permanece relativamente constante en el permanente aparecer y perecer de lo finito sensible.
A medida que se han perfeccionado y se han inventado nuevos instrumentos de observación, el universo finito visible ha estado ampliándose desde la época de los griegos, hasta la actualidad, al pasar de un universo finito restringido al sistema solar y las estrellas fijas, idealizados en los modelos geocéntrico de Tolomeo y heliocéntrico de Copérnico. La diferencia esencial entre ambos consiste en que el primero postulaba a la Tierra como el centro del universo alrededor de la cual giraban el resto de planetas y el Sol, así como las estrellas fijas y, el segundo considera al Sol como el centro del universo finito alrededor del cual orbitan los planetas. La práctica y el desarrollo de la ciencia astronómica demostró la certeza del modelo heliocéntrico copernicano. Si embargo, ambos modelos coincidían en considerar un universo finito visible formado por el Sol con su "familia" de planetas y las estrellas fijas. Solo con el telescopio perfeccionado por Galileo a principios del siglo XVII, el universo finito visible se extendió espacialmente; desde entonces el telescopio se ha venido mejorando, de tal forma que después se observó que el sistema solar es parte de una galaxia llamada Vía Láctea, la cual está formada por miles de millones de estrellas con sus correspondientes planetas, satélites, cometas, etc. La Vía Láctea no agota el universo finito sensible, puesto, que es parte de un conjunto de galaxias que forman el Grupo Local, integrado por tres galaxias, cuyos contenidos se organizan en formas espirales y son: La Andrómeda, la Vía Láctea y el Triángulo. Además, existen otras galaxias más pequeñas, cuyos materiales se estructuran en formas irregulares, que junto con las anteriores suman alrededor de 50 galaxias. Si se supone conservadoramente que cada galaxia está compuesta por lo menos de 100,000 millones de estrellas, resulta una cantidad muy grande. Así el universo finito sensible se ha extendido aun más. El Grupo Local al cual pertenece la Vía Láctea junto con nuestro sistema solar, no es el limite del universo, pues, con el telescopio más moderno se han detectado unas 300 mil trillones de galaxias. Conforme se perfeccione el telescopio, seguramente la cantidad de galaxias aumentará, pero a pesar de su magnitud astronómica, no dejan de ser objetos finitos dada su naturaleza de "nacer" y "morir". Pero lo finito no puede existir sin su contra-parte lo infinito y, si lo finito es lo que tiene principio y fin, así como su forma de existencia es espacial y temporal; por consiguiente, lo infinito está más allá de la sensibilidad y como tal hay que descubrirlo a través del pensamiento abstracto, es decir, se tiene que dar el salto de la sensibilidad a la racionalidad. En este sentido, el conocimiento de lo infinito tiene que partir de lo finito sensible o singular para descubrir lo universal o general en la multitud de los objetos singulares. Pero el conocimiento no se detiene en el descubrimiento de lo genérico, ya que existen algunos rasgos generales que no son fundamentales, por consiguiente, el conocimiento se mueve a la esencia a partir de la apariencia. El conocimiento sigue profundizando en la esencia y avanza hacia el conocimiento de la ley, que no es más que el reposo relativo en el movimiento de la materia. Y como uno de los rasgos esenciales de la ley es la necesidad, significa que la ciencia solo estudia lo que es relativamente estable o constante y necesario; pero la forma de manifestarse la necesidad es la casualidad, en consecuencia la ciencia también estudia la casualidad, pero no en su manifestación individual, sino en su ocurrencia masiva, ya que detrás de un conjunto de casualidades -muestras y poblaciones- se abre paso una tendencia necesaria; por esto las casualidades son objeto de estudio de la Estadística. Finalmente el conocimiento científico culmina con la ley de la causalidad, la cual establece un nexo necesario de naturaleza temporal entre el efecto y la causa y es inherente a todos los procesos del universo, tanto de los proceso casuales como necesarios. Así pues, todas las ciencias naturales particulares, han contribuido al conocimiento de lo infinito, entendido como lo que permanece relativamente constante en el permanente aparecer y perecer de lo finito sensible.
5.
Conclusiones
El universo es todo lo que existe sin excepción y dado que todo lo que existe es materia que se mueve, resultado de sus contradicciones; por consiguiente, la materia en su movimiento dio origen, después de 4500 millones de años a la especie humana, cuyo rasgo esencial es el trabajo, el cual le permitió elevarse por encima del reino animal y desarrollar un cerebro muy complejo, sustrato de la conciencia. Como la especie humana es parte del universo, junto con su pensamiento abstracto; en consecuencia, el universo es materia y conciencia.
El universo es todo lo que existe sin excepción y dado que todo lo que existe es materia que se mueve, resultado de sus contradicciones; por consiguiente, la materia en su movimiento dio origen, después de 4500 millones de años a la especie humana, cuyo rasgo esencial es el trabajo, el cual le permitió elevarse por encima del reino animal y desarrollar un cerebro muy complejo, sustrato de la conciencia. Como la especie humana es parte del universo, junto con su pensamiento abstracto; en consecuencia, el universo es materia y conciencia.
El universo es la unidad contradictoria de lo finito vs lo infinito. Lo finito es lo que tiene fin y principio. Su contra-parte lo infinito, es lo no-finito, lo que no tiene principio ni fin, es decir es eterno. El conocimiento de lo infinito inicia con lo concreto sensible y a través de una serie sucesiva de abstracciones, se descubre lo abstracto, que no es mas que lo infinito despojado de su sensibilidad y, lo abstracto hecho pensamiento se convierte en verdad abstracta. Esta se caracteriza por ser una verdad muy general y parcial, por lo que tiene que elevarse a la verdad concreta, en la que el pensamiento aprehende al objeto concreto en su totalidad y se expresa por medio de conceptos, definiciones y leyes. Es evidente que el conocimiento se mueve cíclicamente: parte de lo concreto sensible que es negado por la verdad abstracta y de ésta es negada por la verdad concreta. Se ha retornado al punto de partida, como resultado de la doble negación, pero no a lo concreto sensible, sino a lo concreto del pensamiento, cuya expresión matemática es: (-)(-) = (+).
La finitud del universo ha venido extendiéndose en su dimensión espacial, pues, al principio con los griegos el universo finito se limitaba al sistema solar y las estrellas "inmóviles" plasmados en el modelo geocéntrico de Tolomeo. Con la Revolución Copernicana, el modelo heliocéntrico sucedió y relevó al modelo geocéntrico de Tolomeo y en su naturaleza espacial seguía siendo igual, puesto también solo consideraba la coexistencia del sistema solar y las estrellas fijas, con la única diferencia esencial, consistente en ubicar al Sol en el centro del universo finito.
Conforme se fueron perfeccionando e inventando nuevos instrumentos de observación -principalmente el telescopio- el universo finito se fue extendiendo, al descubrirse que el sistema solar es parte de una galaxia -Vía Láctea-, la que por lo menos tiene 200 mil millones de estrellas o soles, siendo nuestro Sol uno de ellos. En la actualidad se estima que el universo visible está formado por unas 300 mil trillones de galaxias. De esto se ha deducido erróneamente la infinitud del universo, ya que a pesar de las innumerables galaxias y estrellas con sus correspondientes planetas que las constituyen, no dejan de ser objetos finitos que constantemente están naciendo y pereciendos, por las fuerzas contradictorias que los mueven. En su dimensión temporal el no comprender la la naturaleza contradictoria del universo ha inducido a confusiones, en el sentido de considerar el origen del universo en general, cuando en realidad el universo en su naturaleza infinita no tiene principio ni fin, es decir es eterno, solo lo finito tiene origen y fin; por consiguiente, lo que se considera como teorías del origen del universo, se trata de una parte finita del universo.
Lo finito es accesible a la sensibilidad -principalmente la vista- y la forma de su existencia es el espacio y el tiempo. El espacio es la coexistencia simultánea de la multitud de objetos finitos y el tiempo la sucesión de momentos espaciales, así como, la sucesión de etapas por las que se desenvuelven los objetos finitos. Lo infinito es lo universal inherente a todo objeto finito y se caracteriza por ser lo genérico en una multitud de objetos finitos singulares; se expresa a través del lenguaje y al no ser sensible y estar oculto detrás de los objetos finitos, hay que descubrirlo a través del pensamiento abstracto. Esto es lo que han hecho todas las ciencias naturales en su largo periodo de desarrollo histórico, desde su aparición en la Grecia clásica antes de Cristo hasta el presente.
Conforme se fueron perfeccionando e inventando nuevos instrumentos de observación -principalmente el telescopio- el universo finito se fue extendiendo, al descubrirse que el sistema solar es parte de una galaxia -Vía Láctea-, la que por lo menos tiene 200 mil millones de estrellas o soles, siendo nuestro Sol uno de ellos. En la actualidad se estima que el universo visible está formado por unas 300 mil trillones de galaxias. De esto se ha deducido erróneamente la infinitud del universo, ya que a pesar de las innumerables galaxias y estrellas con sus correspondientes planetas que las constituyen, no dejan de ser objetos finitos que constantemente están naciendo y pereciendos, por las fuerzas contradictorias que los mueven. En su dimensión temporal el no comprender la la naturaleza contradictoria del universo ha inducido a confusiones, en el sentido de considerar el origen del universo en general, cuando en realidad el universo en su naturaleza infinita no tiene principio ni fin, es decir es eterno, solo lo finito tiene origen y fin; por consiguiente, lo que se considera como teorías del origen del universo, se trata de una parte finita del universo.
Lo finito es accesible a la sensibilidad -principalmente la vista- y la forma de su existencia es el espacio y el tiempo. El espacio es la coexistencia simultánea de la multitud de objetos finitos y el tiempo la sucesión de momentos espaciales, así como, la sucesión de etapas por las que se desenvuelven los objetos finitos. Lo infinito es lo universal inherente a todo objeto finito y se caracteriza por ser lo genérico en una multitud de objetos finitos singulares; se expresa a través del lenguaje y al no ser sensible y estar oculto detrás de los objetos finitos, hay que descubrirlo a través del pensamiento abstracto. Esto es lo que han hecho todas las ciencias naturales en su largo periodo de desarrollo histórico, desde su aparición en la Grecia clásica antes de Cristo hasta el presente.
Las ciencias naturales experimentales en sus más de 2000 años de desarrollo han demostrado que la universalidad de lo infinito está en la unidad material del universo, ya que es la materia la que permanece en el continuo aparecer y desaparecer de lo finito.
6.
Bibliografía
Hegel Federico. 1812-1816.
Ciencia de la Lógica. Traducción de Mondolfo Rodolfo (1960). Buenos Aires,
Argentina.
Engels Federico. 1878. Antiduhring. Ediciones de Cultura Popular. México D.F.
Engels Federico.
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