IMPACTO DE LA ESPECIE HUMANA EN LA DEGRADACIÓN DEL SUELO Y EL BOSQUE.
Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx
Introducción
El rasgo esencial que define a la especie humana es el trabajo,
entendido como la capacidad de fabricar herramientas para transformar el medio
natural, con el fin de producir los alimentos necesarios para su existencia.
Tan importante son los
instrumentos de trabajo que, la mayor de la historia del hombre, se divide en
dos períodos: el Paleolítico y el Neolítico, división basada en la naturaleza
de las herramientas de trabajo, que determinan la tecnología aplicada a la
producción.
El grado
de impacto sobre los recursos naturales, particularmente en el suelo, está
condicionado por la tecnología y por el contexto socio-económico en la que se
aplica. En este sentido, el incipiente desarrollo tecnológico durante el Paleolítico
(dos millones de años-10,000 años) basado principalmente en instrumentos de
trabajo de piedra, hueso y madera, no alteraron la cualidad
de los recursos naturales, que aunado a la movilidad –nomadismo- y la baja
productividad, condicionaron, la existencia de una comunidad igualitaria
primitiva, en la que la tierra (suelo), es de propiedad comunal y la producción y distribución de los bienes materiales es equitativa. Además, la sociedad primitiva, consideraba los recursos naturales sagrados. En consecuencia, tenían
que cuidarlos, porque de ellos dependía su sobre-vivencia.
La economía
de apropiación directa característica del prolongado periodo Paleolítico,
basada en la recolección de productos vegetales y la caza de animales salvajes,
sentó las bases para el cultivo de plantas –agricultura- y la domesticación de
animales –ganadería-, hace unos 10,000 años e implicó la primera revolución
tecno-productiva, basada en instrumentos de trabajo, principalmente de piedra
pulida y herramientas a base de metales (hachas, coas, hoces, etc.). La nueva economía
productiva sucedió a la de apropiación directa y con una tecnología más
avanzada, permitió una mayor productividad del trabajo y con ello aumentó la
disponibilidad de alimentos, con lo que cubrieron las necesidades de la
comunidad primitiva y además, generó un excedente destinado al intercambio
mercantil; primero, entre comunidades vecinas, que aunado a la división social del
trabajo entre tribus agricultoras y ganaderas, dio como resultado la
propiedad privada del principal medio de producción: la tierra, con la que
aparecieron las sociedades clasistas –esclavismo y feudalismo-, que
relevaron a las comunidades primitivas
igualitarias.
Con
el surgimiento de las sociedades clasistas, aparece la explotación de los
recursos naturales, ya que el aprovechamiento racional es incompatible con el
interés general de la sociedad, en la que los productos se orientan en
beneficio de la clase minoritaria y en detrimento de la clase mayoritaria.
La incompatibilidad
de la sociedad clasista con el aprovechamiento sustentable de los recursos
naturales, principalmente del suelo, se agudizó con la aparición del
capitalismo en el siglo XVI en Europa, particularmente con la Revolución
Industrial (1750-1850) en Inglaterra, de donde se extendió al resto del mundo. La
nueva revolución basada en la máquina y aplicada a la agricultura y la
ganadería impactó radicalmente en el recurso suelo, a través de la mecanización de
las labores agrícolas, actividades que removieron al suelo y lo hicieron
susceptible a la erosión por acción del viento y del agua. La revolución no se
quedó en la máquina, siguió con una revolución química, en la segunda mitad del siglo XIX y su impacto en el manejo del suelo y de los cultivos, que produjo un conjunto
de agro-químicos, particularmente de los pesticidas, han causado una catástrofe biológica de los organismos que interaccionan con el suelo, principalmente de microorganismo, que son cruciales en el reciclaje de los nutrientes, al ser sustento de la vida vegetal
y con ella de los organismo autótrofos y heterótrofos (animales y especie
humana).
Las
consecuencias de las revoluciones tecnológicas en la degradación de los recursos naturales, particularmente del suelo, han sido devastadoras, sobre todo en los últimos 50 años, período en el que las degradaciones, física, química y biológica, del suelo, se han acrecentado, convirtiéndose una verdadera catástrofe ambiental, en la actual sociedad capitalista, en
la que la ganancia del capital, es incompatible con el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, dentro de los cuales está el suelo.
Ante
esta problemática, es evidente que se requiere la implementación de un plan de
manejo de los recursos naturales asociados al suelo, con el objetivo de lograr su conservación y restauración, en el marco de la cuenca hidrográfica,
espacio idóneo que permite su aprovechamiento racional e integral.
1. Suelo: sustento de la vida
Según la FAO (2017) cada año se pierden
por la erosión entre 12 y 13 millones de hectáreas de suelo en el mundo,
equivalentes a 1.4 veces el Estado de Oaxaca, que por tratarse de un recurso
finito fundamental para sustentar vida, es indispensable conocer su naturaleza,
para implementar un plan integral de conservación y restauración de tan
importante recurso.
Las materias primas a partir de las cuales se genera el suelo, son las
rocas y los organismos vivos, principalmente por la acción de la atmósfera
–clima-, particularmente la humedad y los cambios de temperatura.
Las rocas que constituyen la corteza terrestre aparecieron en los
primeros 500 millones de existencia de la Tierra, en cuyo período, también se
generó el océano, el cual se formó como resultado del enfriamiento de nuestro
planeta, que dio origen a la condensación del vapor de agua de la atmósfera,
formando así las nubes, las cuales precipitaron durante millones de años. La
humedad atmosférica y los cambios de temperatura, alteraron física y
químicamente a la roca, procesos que produjeron la liberación de sus
componentes químicos minerales que se depositaron en los océanos, así como una
atmósfera reductora, en la que predominaba vapor de agua, metano y amoniaco.
Además, existía suficiente energía aportada por la radiación solar
complementada por la generada por fuentes hidrotermales.
Los gases atmosféricos con el concurso
de la energía solar, interaccionaron químicamente con el agua de lluvia y al
precipitar se depositaron en los océanos, en los que se encontraban disueltos
los elementos químicos derivados de las rocas, con los que reaccionaron
químicamente para formas compuestos orgánicos simples (azúcares, aminoácidos,
nucleótidos, etc.) que luego se combinaron para formar moléculas más complejas,
como fueron proteínas, ácidos nucleicos y fosfolípidos. Las nuevas moléculas,
principalmente los fosfolípidos interaccionaron con el agua, que por su
naturaleza química dieron origen a la primera membrana, con la que aparece la
célula procariota, hace 3500 millones de años. Con la vida apareció una nueva
cualidad: el metabolismo, entendido como un proceso contradictorio –anabolismo
vs catabolismo- que transforma la materia y la energía que aporta el medio para
su desarrollo.
El metabolismo de la vida primitiva era
heterótrofo, ya que el océano rebozaba de gran de cantidad de alimento orgánico,
producto de la síntesis química natural a partir de compuestos inorgánicos y
por muerte de microorganismos.
Después de 1000 millones de años, la
población bacteriana aumentó exponencialmente, con lo que el alimento orgánico
se agotó, entonces, surgió el metabolismo autótrofo, principalmente la
fotosíntesis, desarrollada por las cianobacterias, consistente en la
combinación del agua y minerales aportados por el océano y el bióxido de
carbono aportado por la atmósfera, que con el aporte de la energía del Sol,
elaboraron sus propios alimentos orgánicos y oxígeno. Este en su inicio se
combinó químicamente con los metales disueltos en el océano, principalmente el
hierro, proceso de oxidación que duró millones de años y una vez agotado dicho
proceso, el oxígeno se liberó a la atmósfera.
El oxígeno emitido al aire fue letal para la vida primitiva de
metabolismo anaeróbico, adaptada a un ambiente en ausencia de oxígeno, pero
algunos microorganismos respondieron con un metabolismo aeróbico más eficiente
energéticamente.
El oxígeno libre en la atmósfera fue
crucial en el desarrollo de formas más complejas de vida, de tal forma que
después de otros 1000 millones de años, originó hace 1500 millones de años a
las células eucariotas más complejas que las procariotas.
Con la célula eucariota se desarrollaron formas de vida pluricelulares
que aunadas a la glaciación global produjeron la Tierra “bola de nieve”, hace
unos 600-700 millones de años, después de la cual surgieron formas de vida más
complejas, particularmente la fauna de Ediacara en los océanos.
Posteriormente aparecieron organismos
animales que desarrollaron esqueletos resistentes como parte de sus
estructuras, que favorecieron su conservación, dando origen a la Eón
Fanerozoico –vida visible-, que inicio con la Era Paleozoica, hace 550 millones
de años.
La vida seguía siendo
acuática, hasta que en el período Ordovícico de la Era Paleozoica, hace unos
450 millones de años, probablemente, por la acción de la tectónica de placas,
los océanos se transformaron en continentes, por lo que la vida acuática tuvo
que evolucionar en un ambiente continental terrestre, particularmente, las
algas que dieron origen a las plantas vasculares.
Con
la vida terrestre aparece propiamente el suelo, puesto, que las plantas
tuvieron que anclarse en tierra firme, por lo que desarrollaron raíces, que con
su fuerza mecánica fragmentaron la roca y con su metabolismo la alteraron
bioquímicamente también, con lo que dieron origen propiamente al suelo.
Así
pues, la vida y su metabolismo fue el otro actor esencial en la formación del
suelo, ya que al igual que sin roca, sin vida no hay suelo. Tanto las rocas
como los organismos vivos, constituyen los materiales parentales, a partir de
los cuales se forma el suelo, bajo la acción del clima.
Si
el suelo se deriva del intemperismo físico-químico y biológico de la roca, sus
productos son: compuestos minerales inorgánicos y sustancias orgánicas
generadas por el metabolismo de los organismos vivos, por consiguiente, el
suelo puede definirse en una primera aproximación como un complejo
orgánico-mineral, que se estructura en horizontes.
La
vida representa un cambio cualitativo de la materia inorgánica a la materia
viva, cambio, resultado de transformaciones cuantitativas graduales que se
acumularon durante mil millones de años, desde que la Tierra apareció hace 4500
millones de años hasta hace 3500 millones de año.
Si
la materia viva es esa misma materia inorgánica transmutada cualitativamente,
entonces, el suelo, se convirtió en medio que aporta nutrientes para el
metabolismo de nueva vida.
Como
la planta que vive de los nutrientes aportados por el suelo, al metabolizarlos
genera muchos desechos orgánicos, que sirven de alimento a muchos
microorganismos que viven en el suelo, principalmente bacterias, que son
esenciales en el reciclaje de los componentes del suelo, con lo que hacen posible
la continuidad de la vida. La importancia del suelo
como sustentador de la vida vegetal y por medio de ella, a los animales y
especie humana, se visualiza en la siguiente imagen.
Imagen 1. Importancia del suelo en la vida vegetal
En
la imagen anterior, es evidente que el suelo aporta a la planta macro-nutrientes
(nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio y azufre) y micro-nutrientes
(hierro, cobalto, molibdeno, boro, manganeso, cobre y zinc), que disueltos en
el agua son absorbidos por la planta y transportados por el xilema a los
cloroplastos, en los que se realiza la fotosíntesis. Esta es un proceso
bioquímico en el que participa la energía solar, que rompe la molécula de agua:
en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno que proviene del agua del suelo, se
combina con el dióxido de carbono aportado por el aire (atmósfera) para formar
glucosa que luego se combina con el resto de nutrientes provenientes del suelo,
para formar las biomoléculas que se distribuyen por el floema a toda la planta.
El oxigeno emitido a la atmósfera participa en la contraparte de la
fotosíntesis: la respiración. Es evidente que el suelo aporta la mayor cantidad
de nutrientes para el vegetal (14 de 16), dejando los otros dos al aire:
carbono y oxígeno, contenidos en el dióxido de carbono.
Así pues, el suelo es
el medio que aporta agua y nutrientes para el metabolismo de las plantas y a
través de éstas sustenta el metabolismo de los organismos heterótrofos
(animales y especie humana), por consiguiente, es importante conocer el impacto
de la especie humana en tan importante recurso.
2. Origen y desarrollo de la especie
humana
La
especie humana es la cúspide o cima del tallo principal del árbol de la
evolución, ya que, su aparición es relativamente reciente y por lo mismo es el
ser más complejo. El acontecimiento fue una casualidad, porque pudo haber
sucedido o no, pero una vez acontecido, cambió radicalmente el rumbo de la evolución
de la vida. Se trató del impacto de un meteorito de un diámetro de unos 10
kilómetros en lo que hoy es la Península de Yucatán en México.
Las
consecuencias catastrófica del impacto fueron el calor y el frío, cambios ambientales
extremos que produjeron la extinción de
los dinosaurios, desbrozando así el camino para el desarrollo de los mamíferos que
habían coexistido con los dinosaurios, pero ocupando una posición marginal y
subordinada.
Así
se iniciaba una nueva era: la Cenozoica (65-0 millones de años), que según Erickson
(1992) se caracteriza por una intensa actividad tectónica, el relieve cambio y
con ello las condiciones climáticas, las cuales condicionaron el tipo de flora
y fauna. Las gimnospermas de semillas desnudas, particularmente las coníferas fueron
relevadas por las angiospermas –plantas con flores-, destacando los pastos que
fueron los más extendidos desde el Mioceno ( 24-5 millones de años). La vegetación tropical que se había extendido durante la Era
Mesozoica (250-65 millones de años) se retiró a zonas reducidas alrededor del
Ecuador, como consecuencia del clima más frío y seco que originó la elevación generalizada
de las masas continentales y la desaparición de los mares interiores. Los
pastizales se extendieron mientras los bosques se retiraban, y el medio
ambiente fue favorable para el desarrollo de mamíferos herbívoros, así como de mamíferos
carnívoros que se alimentaban de ellos.
Los
mamíferos se extendieron por todos los hábitats y hace 20 millones apareció el
género de los primates y dentro de éstos los monos antropomorfos, nuestros
parientes lejanos que se movían en las selvas tropicales o cálido húmedas, es
decir, estaban adaptados a un hábitat arborícola.
Mientras
la tectónica de placas no alteró el escenario físico geográfico que condiciona
los tipos de clima, los bosques tropicales permanecieron y con ello sus
habitantes; pero, hace unos 10-15 millones de años en el Mioceno (25-5 millones
de años), se produjo un hundimiento tectónico en el Este de África, para formar
el Valle del Rift, paralelamente con el levantamiento de las áreas adyacentes
para formar cordilleras montañosas. Es decir, la tectónica de placas alteró el
relieve por el que se mueve la atmósfera para generar, el tiempo y el clima,
específicamente modificó la trayectoria de los vientos procedentes del océano
Índico que, al chocar con las laderas montañosas orientadas hacia el mar, el
aire húmedo se eleva y se enfría para condensarse en forma de nubes, que
precipitan su humedad y al rebasar la barrera montañosa, descienden ya secos en
el Valle del Rift, condicionando la existencia de un clima seco o árido.
La formación del valle del Rift, resultado de la
tectónica de placas en el Este de África, se muestra en la siguiente imagen.
Imagen 2. Valle del Rift: cuna de la especie humana
El clima que sucedió al antiguo clima tropical húmedo, determinó la aparición de
la sabana africana –grandes llanuras de pastizales coexistiendo con los arboles
muy espaciados-, condición ambiental que condicionó la evolución de nuevas especies
de flora y fauna. Esto repercutió en la reducción de los bosques tropicales
húmedos en los se movían nuestro parientes antropoides, que en las nuevas
condiciones ambientales tuvieron que descender de los árboles para aventurarse
en las extensas sabanas –enormes llanuras de pastizales con árboles espaciados-, pobladas por animales herbívoros y carnívoros, en las que tuvieron que modificar su
desplazamiento cuadrúpedo, por movimientos bípedos torpes todavía, con lo que
dieron origen a los homínidos, grupo emparentado con los antecesores de la
especie humana.
El nuevo ambiente dominado por la sabana en la que aparecieron los antecesores de la especie humana, se ilustra en la imagen que sigue.
Imagen 3. Sabana en el Este de África en la que aparecieron los homínidos
Uno de los homínidos que primero evolucionaron hace unos 7
millones de años fue el Ardipitecus ramidus, que descendió de los bosques y se
movió por la sabana africana. Luego lo sucedió el Australopitecos afarensis,
hace uno 3-4 millones de años, caracterizado por su desplazamiento bípedo y
erecto. Su desplazamiento bípedo era torpe; sin embargo, el movimiento bípedo y
erguido significó un cambio biológico revolucionario, ya que le quedaron libres
las manos, primero para manipular objetos, que aunado su carácter social, le
permitió protegerse de los animales
depredadores y ahuyentarlos para participar como carroñeros de animales cazados
por animales salvajes coexistieron con ellos en la sabana africana. Muchos
australopitecos desaparecieron al ser presas de animales salvajes, los que
sobrevivieron dieron el “salto” cualitativo y dieron origen al hombre
primitivo: el Homo habilis hace unos dos millones de años.
Los australopitecos antecesores inmediatos del hombre primitivo, se presentan a continuación en la siguiente imagen.
Imagen 4. Australopitecos desplazándose en forma bípeda
Con
el Homo habilis apareció el rasgo esencial de la especie humana: el trabajo,
entendido como la capacidad de fabricar instrumentos de trabajo y defensa para
apropiarse de los medios de subsistencia básicos. Desde luego las herramientas
de trabajo, eran muy rudimentarias a base principalmente de piedra, hueso y
madera; instrumentos que fueron cruciales en la sobre vivencia en la infancia de
la especie humana, dada su coexistencia con fieras salvajes depredadoras. Su
dieta era esencialmente carnívora complementada con productos vegetales, lo que
repercutió en el desarrollo de un cerebro más grande -700 gramos- y más
complejo que sus antecesores australopitecos, cuyo cerebro era menor y menos
complejo, con un tamaño de 400-500 gramos.
Los rasgos físicos del Homo habilis son parecidos a los de los australopitecos, pero su rasgo esencial de fabricar instrumentos de trabajo, le permitió desarrollar un cerebro más grande y complejo, como se observa en la imagen que sigue.
Imagen 5. Característica del hombre primitivo (Homo habilis)
El
Homo habilis desapareció y lo relevó el Homo erectus, cuyas características
fundamentales fueron: el caminar erguido –erecto- más firme y posteriormente la
manipulación y el invento del fuego. Esta variante del hombre primitivo mejoró
los instrumentos de trabajo, fundamentalmente de piedra para la recolección y
para la caza. No obstante, el invento principal que revolucionó su desarrollo
fue el invento del fuego, por sus múltiples usos, por el calor producido para
calentar sus viviendas –cuevas-, lo cual fue muy importante, dado el ambiente
frío en el que se desarrolló, ahuyentar a las fieras salvajes y para la caza de
animales silvestres. Sin embargo, la utilidad principal del fuego fue su uso
para la cocina de los alimentos, tanto vegetales como animales, que al
someterlos a la acción del fuego, se hicieron más asimilables para el
metabolismo, proceso que repercutió en el desarrollo de un cerebro más grande y
más complejo, de aproximadamente 900 gramos. Su distribución espacial se
extendió más allá del Este africano, hasta Europa, Asia y Oceanía.
En la siguiente imagen se muestra el invento principal del Homo erectus, el cual fue crucial para su posterior desarrollo.
Imagen 6. Homo erectus y el fuego, su invento principal
El
carácter nómada del hombre primitivo para la búsqueda de alimentos de origen vegetal
y animal, lo impulsaron a su migración a diversos lugares, de tal forma que
hace unos 40,000 años apareció el Homo sapiens en Europa, particularmente, en
lo que actualmente es Francia y España, denominado hombre de Cro-Magno, por el sitio en el que fueron encontrados sus
restos fósiles en Europa. Sus herramientas de trabajo habían mejorado
notablemente, hechas principalmente a base de piedra y hueso, para la caza de
animales salvajes y la recolección de productos vegetales. Se trató del hombre
moderno propiamente, con un cerebro ya muy desarrollado, tanto
cuantitativamente como cualitativamente, cuyo peso rondaba los 1500 gramos. Con
su cerebro más complejo el Homo sapiens desarrolló la conciencia, propiedad
esencialmente humana, de reflejar el mundo material a través de ideas mentales,
las cuales implicaban el desarrollo del lenguaje articulado, fundamento del
pensamiento abstracto. Particular mención merece el arte, expresado en las
pinturas rupestres, en las que plasmaban su vida cotidiana, principalmente la
caza de animales salvajes de la cual dependía su existencia.
El origen africano del Homo sapiens -hombre sabio como lo denota su nombre-, así como sus características, se observan en la imagen que sigue.
Imagen 7. Rasgos del Homo sapiens
En
suma la especie humana moderna, es el resultado de un prolongado desarrollo
histórico, iniciado con la aparición de la vida primitiva, hace 3500 millones
de años culminado hace unos 40,000 años, caracterizado por la unidad
contradictoria de cambios cuantitativos lentos y cualitativos –bruscos-,
empujados por ese metabolismo que caracteriza a la vida de procurarse
alimentos, pero que con el hombre, aparece el metabolismo humano, impulsado por
el trabajo –capacidad de fabricar instrumentos de trabajo- para proveerse de
alimentos, que finalmente concluye con el desarrollo de un cerebro más
complejo, como sustrato de la conciencia humana.
Dada su naturaleza nómada por la necesidad de proveerse de alimentos, el Homo sapiens migro de su cuna: en oriente africano, hacia Europa, Asia, Oceanía y América. En el Continente Americano arribó hace unos 30000 años, a través del Estrecho de Bering, aprovechando un "puente" natural debida a la congelación del océano. A México llego hace unos 20000 años y luego se extendió hacia el sur-sureste, para finalmente llegar hace 13000 años en Sudamérica.
La migración espacial del Homo sapiens se observa en el siguiente mapa del mundo.
Imagen 8. Mapa en la que se aprecia la movilidad de la especia humana
3. Economía
Con
la aparición de la especie humana aparece la economía, como una actividad
práctica para la obtención de los alimentos para cubrir las necesidades
metabólicas del hombre.
3.1. Economía del periodo Paleolítico (2
millones-10,000 años a. C.)
Con
la aparición de la especie humana aparece el trabajo, entendido como la
capacidad de elaborar instrumentos de trabajo para transformar la naturaleza
para obtener los productos necesarios para su subsistencia. Desde la aparición
del hombre primitivo hasta hace unos 10,000 años, período conocido como
Paleolítico, la economía que prevaleció fue la de apropiación, es decir, una
economía que se basó en la apropiación directa de lo que la propia naturaleza
proporcionaba. Desde el Homo habilis hace unos dos millones de años hasta hace
unos 10,000 años ese fue el rasgo distintivo de la economía primitiva. Esta
consistía principalmente en la recolección de productos vegetales –frutos,
hojas, raíces, etc.-, la caza de animales salvajes y la pesca. Dada la dependencia
de la disponibilidad de alimentos producidos por la naturaleza y su carácter estacional,
la comunidad humana primitiva tuvo que movilizarse
permanentemente para acceder a sus medios de subsistencia. Es decir, se trató
de una sociedad igualitaria de carácter nómada. La prolongada experiencia en la
recolección de productos vegetales y animales, preparó gradualmente las
condiciones para el surgimiento de la primera revolución tecnológica y
productiva conocida como la Revolución Neolítica.
La tecnología y la economía de apropiación directa del hombre paleolítico se presenta en seguida.
Imagen 9. Economía del hombre del período Paleolítico
3.2. Economía del periodo neolítico (10 000 años a.C-hoy)
La
Revolución Neolítica –aparición de la agricultura y la ganadería-, representa
un salto en el desarrollo de las fuerzas productivas. Se pasa de una economía
de apropiación directa –recolección de frutos, semillas, hojas, caza y pesca- a
una economía de producción de alimentos agropecuarios, mediante la
domesticación de plantas y animales.
Las condiciones
ambientales que favorecieron el surgimiento de la agricultura y la ganadería fue
el inicio de un período inter-glacial conocido como Holoceno (10000 a.C- hoy)
caracterizado por un aumento de temperatura.
La revolución productiva
generada –agricultura y ganadería-, solo fue posible porque se produjo un salto
cualitativo en el desarrollo de la tecnología –azadón, coa, arado, etc.,-, que
produjo una mejora en la productividad del trabajo y como consecuencia una
mayor disponibilidad de productos alimenticios e incluso excedentes. Estas dos
condiciones: la agricultura y la ganadería dieron origen a la primera gran
división social del trabajo y la mayor disponibilidad de alimentos,
favorecieron las condiciones necesarias para la producción mercantil, primero
con el intercambio de excedentes entre las diversas tribus comunitarias y
posteriormente en el interior de la misma comunidad. Ambas condiciones,
contribuyeron a la aparición de la propiedad privada sobre la tierra y sus
productos naturales en poder de una minoría, contrastando con el resto de la
mayoría de la población que carecía de medios de producción. Así es como surge
la sociedad esclavista, basada en el trabajo esclavo, especialmente en la
antigua Grecia. A pesar de la naturaleza esclava de la sociedad neolítica
avanzada, representó un salto progresivo en el desarrollo de la sociedad, ya
que permitió la división del trabajo en intelectual y físico. El primero
desarrollado por la clase esclavista o por sus representantes, hizo posible el
surgimiento de la ciencia, forma superior de la conciencia humana. Por el
contrario, el trabajo físico lo ejercieron los esclavos al servicio de la clase
esclavista y consistió básicamente en producir los alimentos que la sociedad
esclavista demandaba para su existencia.
Los rasgos principales rasgos de la economía del período Neolítico, se presenta a continuación (imagen 10).
Imagen 10. Economía del período Neolítico
Andreev
(1988) al describir la Revolución Neolítica, escribe que “al lado de la piedra, el hueso, la madera y el metal; figuraban ya, en
un grado, la tierra como medio de producción de comestibles, laboratorio de la
naturaleza y depósito de la materia prima, así como diversos elementos de la
flora y la fauna ligados a ella. Ya los primeros instrumentos de trabajo
artificiales, muy primitivos, hicieron posible elevar visiblemente la
productividad de las plantas y animales
útiles al hombre. La evolución ulterior de la agricultura –horticultura
al principio- y de la ganadería nómada contribuyó al progreso en la fabricación
de herramientas y a la diversificación de los materiales utilizados con este
fin. Así se crearon premisas para unir los logros de la producción industrial
con la fuerza muscular de los animales domesticados en el curso del desarrollo
de la ganadería y con elementos de la naturaleza tales como el viento, el agua,
el calor, etc.”.
3.3. Revolución industrial
La
tecnología utilizada en la domesticación de animales y en la agricultura
permaneció relativamente estable durante miles de años, hasta que se produjo la
primera Revolución Industrial -1750-1850- en Inglaterra, cuya esencia fue la
fabricación de máquinas que al extenderse a la producción agropecuaria
potenciaron la producción de alimentos. Pero con la nueva tecnología, también
se alteró la dinámica natural de evolución de los recursos naturales, tanto
abióticos –suelo y agua- como de los biológicos –flora y fauna-. La agricultura y la ganadería se intensificaron y se
extendieron espacialmente, incorporando enormes extensiones de tierras a las
actividades agropecuarias en detrimento de las áreas forestales. El resultado
fue la destrucción de la cobertura vegetal de los suelos y la consiguiente
exposición a la acción del viento y el agua, generándose así las condiciones
para el surgimiento de la erosión de los suelos y la alteración de los procesos
del ciclo hidrológico –aumento del escurrimiento y disminución de la
infiltración-.
Las características de la Revolución Industrial iniciada en Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XVIII, se describen en la siguiente imagen.
Imagen 11. Revolución industrial y su temporalidad
A la
revolución mecánica basada en las máquinas, le siguió la revolución química
basada en la producción artificial de agroquímicos, que al aplicarlos en la producción
agropecuaria, alteraron radicalmente el medio ambiente, particularmente la
muerte de microorganismos que viven en el suelo en asociación con las plantas
superiores, así como la contaminación del agua y del aire.
Si bien
es cierto que tanto la revolución mecánica como la química se iniciaron en
Europa, posteriormente se extendieron a todo el mundo. Sus consecuencias para
el medio ambiente han sido catastróficas, particularmente en los últimos 50
años, a tal grado que actualmente existe una crisis ambiental extrema,
particularmente la degradación física –erosión- y contaminación del suelo, así
como del agua y del aire.
Los principales problemas de la degradación del suelo a nivel mundial se presentan en la imagen que sigue.
Imagen 12. Problemas principales de la degradación del suelo en el mundo
4. Plan de manejo integral de los
recursos naturales
Los componentes esenciales de un plan
de manejo de los recursos naturales, particularmente el suelo, son los siguientes:
4.1. Objetivos y metas.
Los objetivos y las metas están
condicionados por la naturaleza de la problemática ambiental. Como ya se dijo
en este escrito se tratará únicamente de la erosión de los suelos, por
consiguiente, el objetivo principal es el control de la erosión en niveles que
permitan la productividad de los suelos. En cuanto a las metas –objetivos
cuantitativos- la superficie territorial que hay que atender está determinada
por la disponibilidad de recursos financieros, materiales y humanos.
4.2. Estrategias
Las estrategias consisten en la
orientación general en las que se enmarcan las acciones para la conservación de
los suelos, el agua y los recursos biológicos asociados. Las estrategias más
importantes son las siguientes:
a). Mecánicas. Consisten básicamente en
movimientos de las tierras para reducir la velocidad de los escurrimientos
superficiales y, con ello disminuir la erosión de los suelos.
b). Biológicas. Consisten en el
establecimiento de todo tipo de barreras biológicas que disminuyan la velocidad
del escurrimiento y en contraparte favorecer la infiltración del agua en el
suelo. Así disminuye la capacidad del escurrimiento para generar la erosión de
los suelos, ya que es evidente que la cobertura vegetal es la principal
estrategia para la protección del suelo contra la erosión.
c). Mixtas. Consisten en la combinación
de las estrategias mecánicas y biológicas, de acuerdo a los grados de la
erosión. En regiones en las que la erosión es muy severa como es la existencia
de cárcavas –zanjas de enorme magnitud en las que se ha perdido el suelo-, como
en la Mixteca, la asociación de barreras biológicas con las prácticas mecánicas
es indispensable.
43. Acciones (obras)
Las acciones son las obras específicas
que se implementan y su naturaleza mecánica y/o biológica, depende de los
recursos económicos, materiales y humanos disponibles en las localidades.
Así pues, el plan de manejo
consiste en la disposición espacial –cuenca- y sucesión temporal de las
acciones en el marco de las estrategias para lograr los objetivos y metas.
En su dimensión espacial, las recomendaciones técnicas sugieren que las obras
de conservación de los suelos y el agua deben iniciarse de la parte alta de la
cuenca y avanzar a la parte media y finalmente en la parte baja. Esto se debe
sencillamente a que son las partes altas y medias en las que los suelos son más
susceptibles a la erosión hídrica, por la existencia de mayores pendientes de
las tierras.
El esquema de un plan de manejo en el marco de la cuenca hidrográfica, como espacio en el que se realiza, se muestra en la siguiente imagen.
Imagen 13. Plan de manejo integral de conservación y restauración del suelo
Es en el aspecto temporal, es en el que
se han producido los mayores fracasos, sobre todo en las acciones –obras-
biológicas, puesto que generalmente, los programas de reforestación no se
inician con la plantación en las fechas en las que la disponibilidad de humedad
es la más adecuada. La distribución temporal de las lluvias en su mayor
proporción se presenta de junio a octubre, por consiguiente, las plantaciones
deben iniciarse en junio –específicamente en la segunda quincena del mes-,
cuando el temporal se establece normalmente. No obstante, muchas veces se
reforesta en julio, agosto y a veces hasta septiembre. Aunado a lo anterior, no
existe seguimiento de los programas de reforestación, en consecuencia los
porcentajes de sobre vivencia son muy bajos. En suma, en general
los programas de re-forestación han sido un fracaso debido a las fechas
inadecuadas de las plantaciones y por falta de seguimiento y continuidad de los
programas.
Otro factor que ha sido crucial en el fracaso de las obras de conservación de
los suelos y el agua, particularmente de las acciones –obras- biológicas es el empleo
de especies exóticas que no están adaptadas climáticamente a las regiones en
las que se establecen, en consecuencia, los resultados de los programas de
reforestación han sido escasos.
Los fracasos descritos nos inducen a
pensar en implementar acciones –obras-, sobre todo biológicas, en las fechas
adecuadas en las que la disponibilidad de humedad es la apropiada, seguimiento
permanente de las obras, así como plantaciones con especies biológicas nativas
adaptadas al clima de las localidades en las que se realizan los programas de
re-forestación. El uso de especies nativas en los programas de re-forestación,
requiere del establecimiento de viveros comunitarios en los que se produzcan
las plantas adaptadas a la región.
A pesar
de que la economía de apropiación directa –recolección de productos vegetales y
caza de animales salvaje- fue la que aportó los alimentos para la sobre vivencia de la sociedad humana primitiva de carácter nómada, perduró alrededor de
dos millones de años, su impacto en la degradación de los recursos naturales
fue mínimo, particularmente el suelo, dada la escasa población y la tecnología primitiva
en que se sustentó.
La economía
de apropiación directa fue relevada por una economía productora derivada del
cultivo de plantas –agricultura- y domesticación de animales –ganadería- hace
unos 10 000 años y en México hace unos 4000-5000 años, conocida como Revolución
Neolítica, efectivamente representó un cambio revolucionario, pues, se pasó de
una economía dependiente de lo que proporcionaba el medio natural a una economía productora de alimentos para la
subsistencia de la especie humana. Sin embargo, su carácter sedentario y la
apertura de áreas para el cultivo de plantas y la cría de ganado, implicó la deforestación
de los bosques, proceso que favoreció la erosión del suelo y con ello el
sustento de la vida vegetal. No obstante, que la ganadería y la agricultura impactaron negativamente en el deterioro del
recurso suelo, no se compara con el efecto catastrófico que han causado y están causando con más intensidad, las revoluciones industriales: la mecánica y la
química, a tal grado que actualmente se vive una crisis ambiental,
particularmente la contaminación y degradación física –erosión- del suelo, así
como la contaminación del aire y del agua.
Las sociedades clasistas basadas en la propiedad privada de la tierra como principal medio de producción, que relevaron a la sociedad primitiva igualitaria, basada en la propiedad comunal de la tierra, principalmente en la sociedad capitalista actual, la ganancia derivada de la explotación del trabajo ajeno, es incompatible con el aprovechamiento racional y sustentable de los recursos naturales, particularmente del suelo.
El
suelo no está aislado, está en interacción,
principalmente con la atmósfera –clima- y con la vida autótrofa y heterótrofa que
sustenta. Particular interés tiene la especie humana, que también depende para
su sustento del suelo y es la principal causante de su degradación física,
química y biológica, a través de sus actividades: agricultura, ganadería,
silvicultura e industria. En este sentido, es indispensable implementar un plan
de manejo del recurso suelo, en el marco de la cuenca hidrográfica, espacio que
permite su conservación y restauración en forma racional e integral de tan
importante recurso que sustenta la vida en la Tierra.
6. Bibliografía
Andreev I. 1988. El libro de
Engels: “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”. Editorial
Progreso. Moscú. URSS.
Erickson John. 1992. La vida en la Tierra. Origen y evolución.
McGraw-Hill/Interamericana de España. Madrid, España.
FAO.
2017. Cinco de diciembre día mundial del suelo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario