OBJETO DE ESTUDIO DE LA FILOSOFÍA Y SU IMPORTANCIA
Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx
Introducción
Existe
la opinión generalizada de que la filosofía es una “ciencia” inútil porque
tiene que ver con la especulación y no tiene ninguna aplicación práctica para
la sociedad. Que basta con las ciencias particulares para conocer los diversos
aspectos del universo. Sin embargo, desde que apareció la especie humana hace
unos dos millones de años, particularmente desde hace por lo menos unos 500 años a.C en la antigüedad griega, en el marco de la sociedad esclavista,
los grandes pensadores iniciaron la reflexión filosófica teniendo como tema
central la relación mente-cuerpo y, desde entonces se convirtió en el problema
central de la meditación filosófica, porque hablar de la relación mente-cuerpo
es también hablar de la contradicción cuerpo (materia) vs mente (conciencia).
En este sentido, el objeto general de estudio de la filosofía, es la relación
entre materia y conciencia y del carácter primario o secundario de uno de los
dos aspectos contradictorios depende el rumbo de la meditación filosófica. Para
los que conciben a la materia como lo primario y a la conciencia como lo
secundario se les identificó con la doctrina filosófica materialista; los que
por el contrario conciben a la conciencia (espíritu, idea, Dios) como lo
primario y a la materia como lo derivado se les identificó con la tendencia
filosófica idealista.
Tanto el materialismo como el idealismo aparecieron con sus rasgos genéricos en la antigüedad griega. Ambas doctrinas filosóficas perduraron durante la Edad Media (siglos: V-XV) como realismo (idealismo) y nominalismo (materialismo). En los siglos XVI y XVII el capitalismo releva al sistema feudal y con el nuevo sistema reaparece el idealismo como racionalismo (Descartes) y el materialismo como empirismo (Bacon y Locke) y en Francia en el siglo XVIII surge el materialismo mecanicista.
El desarrollo del racionalismo culminó con la filosofía clásica alemana, particularmente con el idealismo hegeliano, sistema en el que la conciencia (idea absoluta) es la que en su desarrollo genera la naturaleza y la sociedad, es decir, que la idea es lo primario y la materia lo secundario. A pesar de tratarse de un sistema idealista, su método dialéctico implicó un salto en el desarrollo del pensamiento filosófico, a pesar de que se trataba de una dialéctica de los conceptos, fue una conjetura genial que adivinaba la dialéctica de los procesos materiales.
Los grandes descubrimientos científicos de mediados del siglo XIX: Teoría celular, Ley de la conservación de la materia y la energía en la física y la Teoría de la evolución biológica de las especies vivas, cuya generalización filosófica hizo posible la unidad entre la doctrina materialista y la dialéctica idealista hegeliana invertida por Marx, para dar origen al materialismo dialéctico como la doctrina filosófica que sintetiza los grandes descubrimientos científicos de las ciencias particulares, cuya esencia es la Ley de la contradicción, la Ley de la transformación recíproca de la cantidad vs la cualidad y la Ley de la negación de la negación, leyes universales que rigen la naturaleza la sociedad y el conocimiento.
La teoría relativista que revolucionó la la física, descubrimiento de los ácidos nucleicos que revolucionaron la ciencia genética, teoría de la tectónica de placas que revolucionó la geología y la neurobiología que revolucionó el conocimiento del cerebro como órgano de la conciencia humana durante el siglo XX, confirmaron la validez científica de la doctrina materialista dialéctica.
En suma la filosofía no es solo una ciencia general, que se limite al estudio del problema fundamental: materia vs conciencia, sino que es mucho más en la medida que sintetiza (generaliza) los conocimientos de las ciencias particulares. En este sentido la filosofía como ciencia general es la contra-parte de los conocimientos de las ciencias particulares que por su carácter analítico requieren de su concurso para darles su "acabado". Es decir, el conocimiento debe ser la unidad contradictoria del conocimiento analítico (ciencias particulares) vs conocimiento sintético (filosofía).
El desarrollo del racionalismo culminó con la filosofía clásica alemana, particularmente con el idealismo hegeliano, sistema en el que la conciencia (idea absoluta) es la que en su desarrollo genera la naturaleza y la sociedad, es decir, que la idea es lo primario y la materia lo secundario. A pesar de tratarse de un sistema idealista, su método dialéctico implicó un salto en el desarrollo del pensamiento filosófico, a pesar de que se trataba de una dialéctica de los conceptos, fue una conjetura genial que adivinaba la dialéctica de los procesos materiales.
Los grandes descubrimientos científicos de mediados del siglo XIX: Teoría celular, Ley de la conservación de la materia y la energía en la física y la Teoría de la evolución biológica de las especies vivas, cuya generalización filosófica hizo posible la unidad entre la doctrina materialista y la dialéctica idealista hegeliana invertida por Marx, para dar origen al materialismo dialéctico como la doctrina filosófica que sintetiza los grandes descubrimientos científicos de las ciencias particulares, cuya esencia es la Ley de la contradicción, la Ley de la transformación recíproca de la cantidad vs la cualidad y la Ley de la negación de la negación, leyes universales que rigen la naturaleza la sociedad y el conocimiento.
La teoría relativista que revolucionó la la física, descubrimiento de los ácidos nucleicos que revolucionaron la ciencia genética, teoría de la tectónica de placas que revolucionó la geología y la neurobiología que revolucionó el conocimiento del cerebro como órgano de la conciencia humana durante el siglo XX, confirmaron la validez científica de la doctrina materialista dialéctica.
En suma la filosofía no es solo una ciencia general, que se limite al estudio del problema fundamental: materia vs conciencia, sino que es mucho más en la medida que sintetiza (generaliza) los conocimientos de las ciencias particulares. En este sentido la filosofía como ciencia general es la contra-parte de los conocimientos de las ciencias particulares que por su carácter analítico requieren de su concurso para darles su "acabado". Es decir, el conocimiento debe ser la unidad contradictoria del conocimiento analítico (ciencias particulares) vs conocimiento sintético (filosofía).
Naturaleza material de la
conciencia humana
La
comprensión racional de la morfología de la neurona fue iniciada por el sabio
español Santiago Ramón y Cajal, quien a fines del siglo XIX y principios del
siglo XX estudió meticulosamente la histología de las células nerviosas especializadas
del cerebro y observó que no presentaban continuidad en sus conexiones, espacio
que luego se conoció como sinapsis en la que se producía una discontinuidad
en la comunicación entre neuronas.
El
misterio de la comunicación interneuronal se fue descubriendo en la segunda
mitad de siglo XX, particularmente en las dos últimas décadas y recientemente
en el presente siglo XXI como lo documentan: Tapia (1987), Aréchiga (2001),
Herrera (2016), Valderas (2017), Sánchez (2017) y Viosca (2017); autores que
coinciden en la naturaleza electro-química de la comunicación entre neuronas.
Específicamente se trata de movimiento iónico (sodio, potasio y cloro) y
neurotransmisores químicos orgánicos en los que participa el calcio liberado en los espacios discontinuos (sinapsis) y luego se conectan con proteínas
de las membranas de las neuronas que funcionan de "canales" para dar continuidad
al potencial de acción de carácter eléctrico. Así pues, ka naturaleza de la conciencia en general y en particular de la filosofía como ciencia general, es de naturaleza material (electro-química), lo que reafirma que es la materia en su prolongado proceso de transformación cuantitativa y cualitativa de 4500 millones de años de historia de la Tierra culmina con la aparición de la especie humana y su conciencia; es decir, que es la materia lo primario y la conciencia lo derivado o secundario como lo concibe la filosofía materialista.
Discusión
Para
dar respuesta científica al problema fundamental de la filosofía es necesario
retroceder en el tiempo, por lo menos hace 4 5000 millones de años cuando se
formó nuestro planeta. Entonces se trataba de una Tierra fundida por las
elevadas temperaturas que imperaban, condiciones que no favorecían el origen de
la vida. Esta requería de enfriamiento para la formación de una corteza
terrestre sólida, tal como ocurrió poco tiempo después de su formación (desde luego a escala geológica), cuando apareció
la corteza terrestre basáltica. El origen del vapor de agua contenido de la atmósfera, fue consecuencia de la intensa actividad volcánica y la vaporización del agua congelada de los cometas al impactar con el joven planeta. Posteriormente la Tierra siguió enfriándose hasta unos 100 °C. el vapor de agua se condensó para formar nubes que al precipitar en forma de lluvia que se prolongó tal vez por millones de años, para dar origen a los océanos., cuando la Tierra tenía unos 200 millones de existencia. Posteriormente y como consecuencia del agua líquida que cubría
la corteza oceánica, el basalto se fundió y al interaccionar con el agua dio
origen a la roca granítica que al ser menos densa emergió a la superficie y
formó los continentes, cuando nuestro planeta cumplía una existencia de unos unos 500 millones de años. Así pues, en 500 millones
de años estaban presentes las condiciones necesarias para el surgimiento de la
vida: atmósfera reductora (metano, amoniaco y vapor de agua), cortezas
terrestres (continental y oceánica), agua líquida almacenada en los océanos. Con esas condiciones el
agua de lluvia interaccionó con los gases de la atmósfera para formar
compuestos orgánicos simples –principalmente aminoácidos- que se depositaron en
el océano y al reaccionar con los compuestos inorgánicos aportados por las
rocas continentales y/o fuentes hidrotermales oceánicas, dieron origen a otros
compuestos simples (nucleótidos) y más complejos (fosfolípidos, proteínas y
ácidos nucleicos) que al interaccionar, particularmente los fosfolípidos con el
agua formaron una membrana que limitaba el medio exterior del medio interno,
con lo que apareció propiamente la célula procariota primitiva y cuyo rasgo
esencial era el metabolismo. Así había aparecido la vida primitiva unicelular,
que después de un prolongado de desarrollo biológico dio origen a la célula
eucariota más compleja hace unos 1500 millones de años. La vida seguía en el
océano y hace aproximadamente unos 450 millones (Era Paleozoica) de años por la
tectónica de placas que transformó los océanos en continentes, muchos organismo
vivos tuvieron que adaptarse en los continentes. La Era Paleozoica fue sucedida
por la Era Mesozoica (250-65 millones de años) en la que coexistieron los
grandes reptiles (dinosaurios) con los pequeños mamíferos que vivieron a la “sombra”
de sus depredadores, pero, probablemente por el impacto de un meteorito de unos
10-15 kilómetros de diámetro en lo que hoy es la Península de Yucatán (México) hace
unos 65 millones de años, cuyas consecuencias causaron la extinción de los dinosaurios y el impulso del desarrollo de los mamíferos, que después hace 30 millones de años una de sus
“ramas” dio origen a los primates de hábitat arborícola. Tiempo después, la tectónica de placas produjo la fractura y
hundimiento del oriente africano, así como la elevación de las zonas aledañas,
procesos que modificaron el relieve y con ello el clima, que de cálido húmedo
se transformó en seco favoreciendo un ambiente de sabana, caracterizada por extensas llanuras cubiertas de pastizales y la distribución dispersa de matorrales y árboles aislados.En estas condiciones, los antecesores de la especie humana tuvieron que bajar de los
árboles de las selvas (bosques) y caminar por el suelo en forma erguida. La posición bípeda implicó una
revolución biológica de trascendental importancia, ya que liberó las
extremidades anteriores (manos) para primero manipula objetos y luego fabricar instrumentos
de trabajo y defensa, para transformar la naturaleza y proveerse de alimentos y
protegerse de los depredadores. Así surgió el hombre primitivo hace unos dos
millones de años, que en el siguiente millón de años inventó el fuego, invento
que permitió el cocido de los alimentos y con ello los hizo más asimilables.
Tanto la fabricación de instrumentos de trabajo como alimentos vegetales y
animales cocidos incorporados en la alimentación, contribuyeron decisivamente
al desarrollo cuantitativo y cualitativo del cerebro humano, de tal forma que hace
unos 35 000 de años apareció el Homo sapiens (hombre sabio), con el
que aparece el arte como una forma de elemental de la conciencia humana plasmado
en las pinturas rupestres, junto con religión que también es una forma de la
conciencia del hombre, que inicialmente surgió por el desconocimiento de las causas de los fenómenos naturales, atribuyéndolas a seres sobrenaturales. Tuvieron
que pasar miles de años hasta que finalmente hace por lo menos unos 500 años a.C. en la sociedad esclavista antigua en Medio Oriente,
principalmente en Grecia apareciera la filosofía como forma superior de la conciencia humana. En síntesis, el prolongado desarrollo histórico de nuestro planeta prueba que fue la materia en su movimiento la que generó la conciencia, es decir, que la materia es lo primario y la conciencia es lo secundario o derivado, tal como lo concibe el materialismo filosófico.
Los
descubrimientos recientes de la fisiología y anatomía de las neuronas,
particularmente de las que constituyen la corteza cerebral que son
características solo de la especie humana, en el sentido de que se trata de
células especializadas en la comunicación y soporte material de la conciencia
humana, revelan que la comunicación interneuronal es de naturaleza
electro-química. Desde luego no se trata de un movimiento electro-químico
característico de la física y de la química, se trata de un proceso más
complejo específico de las células de la mente de
naturaleza irónica (sodio, potasio y cloro) y neurotransmisores orgánicos en
cuya liberación participa el calcio. Estos neurotransmisores se conectan con
proteínas de las membranas de las neuronas, que sirven de "canales" por los que
se mueve el potencial de acción electro-química y así dar continuidad a la
comunicación ínter-neuronal.
Finalmente, no hay nada misterioso o sobrenatural en la comunicación entre las
neuronas, también es de naturaleza material. En este sentido, la conciencia en general
y el pensamiento (fundamento de las ciencias) en particular tienen fundamento material en las neuronas de la
corteza cerebral y se expresa a través de lenguaje.
Conclusiones
La
especie humana y su conciencia es el resultado del movimiento cuantitativo y
cualitativo de 4500 millones de años, desde la aparición de la Tierra hasta
hace dos millones de años cuando aparece el hombre primitivo en el oriente
africano, que con su trabajo basado en herramientas transformaba la naturaleza
y cambiaba él mismo, hizo posible el desarrollo del cerebro humano. Este es el
órgano más complejo, sustrato material de la conciencia característica solo de
la especie humana, cuya aparición se produjo en su forma más elemental con el
Homo sapiens hace unos 35 000 años con el hombre de Cro-Magnon en Europa, como
lo prueban las pinturas (arte rupestre). Tuvieron que pasar mies de años
para que en la antigüedad, principalmente en Grecia 500 a.C. apareciera la filosofía y
las ciencias particulares y con ellas la forma superior de la conciencia
humana, que se expresa a través del pensamiento abstracto. Es suma, el prolongado desarrollo histórico de nuestro planeta, prueba la veracidad de que la materia en su movimiento generó a la especie humana y a su conciencia; es decir, la materia es lo primario y la conciencia es derivada o secundaria, tal como lo concibe la filosofía materialista.
El
prolongado desarrollo de las ciencias naturales particulares de más de dos mil
años, particularmente de la física, la química, la geología, la biología y la
neurobiología; cuya generalización filosófica permite afirmar que la unidad del
universo está en su materialidad, ya que el movimiento de la materia inorgánica
hasta la conciencia humana en general y el pensamiento en particular tienen fundamento material. En este sentido, las revoluciones científicas de las ciencias
naturales fundamentan al materialismo dialéctico, como la doctrina filosófica
materialista científica que sintetiza y da rumbo a los nuevos descubrimientos
científicos de las ciencias particulares.
El
idealismo en sus diferentes versiones (objetivo y subjetivo) parte de la
existencia a priori (antes de la experiencia) de la conciencia (espíritu,
pensamiento, Dios) y de ella deriva la materia (ser), tesis evidentemente
anti-científica, ya que de una sustancia espiritual o inmaterial es imposible
generar la realidad material; por consiguiente, se trata de un acto de fe
religioso que nada tiene que con la ciencia.
No
existe la dualidad entre cuerpo (materia) y mente (espíritu) como lo concibió
Descartes en la primera mitad del siglo XVII. Los descubrimientos recientes de
las ciencias naturales en general y de la neurobiología en particular prueban,
que es la materia en su prolongado movimiento cuantitativo y cualitativo la que
dio origen a la especie humana, cuyo cerebro (específicamente la corteza) es el
sustrato material, cuyas conexiones electro-químicas complejas hacen posible la
conciencia en general y el pensamiento en particular.
La especie humana es muy reciente en la historia geológica de la Tierra, por lo que, prácticamente toda su historia ha sucedido sin la intervención de la conciencia humana, particularmente de los dioses que son productos mentales del hombre y tienen como causas el desconocimiento de las causas de los fenómenos naturales y los intereses de las clases dominantes en las sociedades clasistas.
Los grandes descubrimientos científicos de mediados del siglo XIX: Teoría celular, ley de la conservación de la materia y la energía en la física y la Teoría de la evolución biológica de las especies vivas, cuya generalización filosófica hizo posible la unidad entre la doctrina materialista y la dialéctica idealista hegeliana invertida por Marx, para dar origen al materialismo dialéctico, como la doctrina filosófica más avanzada que sintetizó los grandes descubrimientos científicos de las ciencias particulares, cuya esencia es la Ley de la contradicción, la Ley de la transformación recíproca de la cantidad vs la cualidad y la Ley de la negación de la negación, leyes universales que rigen la naturaleza la sociedad y el conocimiento.
La revolución relativista en la física, el descubrimiento de los ácidos nucleicos que revolucionó la genética, teoría de la tectónica de placas que revolucionó la geología y la neurobiología que revolucionó el conocimiento del cerebro como órgano de la conciencia humana durante el siglo XX, confirmaron la validez científica de la doctrina materialista.
Sin la generalización (síntesis) filosófica de los conocimientos analíticos dispersos de las ciencias particulares, no existe verdadero pensamiento abstracto.
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National Geographic. RBA Editores México, S. de R.L. de C.V. Ciudad de México,
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