EVOLUCIÓN Y REVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES VIVAS
Valentín
Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx
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1.
Introducción
Ante nuestra sensibilidad lo que que percibimos es la sucesión temporal y la coexistencia espacial de las mismas especies vivas, desde hace miles de años, desde que la especie humana apareció, y seguramente esto ocurre incluso antes de que surgiera el hombre primitivo, hace más de dos millones de años. Es decir, los organismos vivos se presentan ante nuestra sensibilidad como inmutables o inmóviles. Sin embargo, el conocimiento científico, no puede quedarse en la apariencia percibida por la sensibilidad, sino que tiene que moverse de la apariencia a la esencia, ya que en la esencia está la verdad de los objetos materiales. En este sentido, desde el Renacimiento de las Ciencias Naturales, a partir del siglo XVI, sobre todo a fines del siglo XVIII y en la primera mitad del siglo XIX, se acumulan evidencias geológicas y paleontológicas -fósiles-, que por razonamiento inductivo, ponen en duda la inmutabilidad de las especies vivas y gradualmente confirman la movilidad de los organismos vivos. El "salto" en el conocimiento de la vida, se produjo cuando Darwin, después de su prolongado viaje que realizó por el Mundo, en el que recopiló abundante material empírico, más el conocimiento y evidencias aportados por sus antecesores, lo indujeron a formular su Teoría de la Evolución, expuesta en su obra: Origen de las especies a través de la selección natural publicada en 1859. En este trabajo se plasmaron todos los conocimientos acumulados en cientos de años, desde la antigüedad griega, cuando surgen los primeros rudimentos de las Ciencias Naturales, hasta fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Así pues, el desarrollo del conocimiento biológico, confirma una ley que rige el movimiento del conocimiento científico, y si éste es el reflejo del movimiento de los objetos materiales -en este caso de los seres vivos-; por consiguiente, se trata de una ley general que opera en todo el universo. Se trata específicamente de la Ley del tránsito recíproco de la cantidad en cualidad, ley fundamental que orienta cuando se estudian los objetos materiales en su movimiento. Pero la movilidad -evolución- descubierta y fundamentada por Darwin, es un aspecto del movimiento biológico, su contra-parte la revolución, también es inherente al movimiento de la materia viva, puesto que, la contradicción es una ley universal; por consiguiente, es necesario plantear el desarrollo biológico como una nueva teoría de la vida más integral, ya que involucra tanto la evolución como la revolución de las especies vivas, tal como lo confirman las evidencias geológicas y paleontológicas -fósiles-.
Otra cuestión de trascendental importancia que se confirma con el descubrimiento de la Teoría de la Evolución, consiste en la confirmación de que el conocimiento científico se mueve de la apariencia -inmovilidad de los organismos vivos- percibida por la sensibilidad, a la esencia -movilidad o evolución- de los organismos vivos. Esto confirma que la apariencia y la esencia son dos aspectos contradictorios de los objetos materiales -seres vivos- y es esta contradicción la que fundamenta la necesidad de la ciencia, puesto que, si la esencia y la apariencia coincidieran, la ciencia fuera innecesaria, ya que la percibiríamos directamente con los órganos de los sentidos y lo que percibimos no requiere explicación. Pero, la esencia está oculta detrás de la apariencia percibida por la sensibilidad, por consiguiente, no es visible y hay que descubrirla por medio del pensamiento abstracto. La contradicción entre apariencia vs esencia, es un caso particular de otra ley universal: La Ley de la Contradicción, que también opera en todo el universo.
Si en el universo todos los procesos son contradictorios, es evidente que la Teoría de la Evolución formulada por Darwin es unilateral, pues el movimiento de la materia viva no puede ser concebido sin su contra-parte: la revolución. En este sentido, el desarrollo o movimiento biológico, tiene que ser la unidad contradictoria de la evolución y la revolución de las especies vivas.
Es evidente, pues, que el conocimiento de las leyes generales que rigen el movimiento de la materia y el pensamiento, es de trascendental importancia, porque orientan teórica y metodológicamente el estudio de los fenómenos materiales, objetos de estudio de las ciencias particulares, como lo confirma el desarrollo del conocimiento biológico, que tiene como objeto de estudio: la vida.
Ante nuestra sensibilidad lo que que percibimos es la sucesión temporal y la coexistencia espacial de las mismas especies vivas, desde hace miles de años, desde que la especie humana apareció, y seguramente esto ocurre incluso antes de que surgiera el hombre primitivo, hace más de dos millones de años. Es decir, los organismos vivos se presentan ante nuestra sensibilidad como inmutables o inmóviles. Sin embargo, el conocimiento científico, no puede quedarse en la apariencia percibida por la sensibilidad, sino que tiene que moverse de la apariencia a la esencia, ya que en la esencia está la verdad de los objetos materiales. En este sentido, desde el Renacimiento de las Ciencias Naturales, a partir del siglo XVI, sobre todo a fines del siglo XVIII y en la primera mitad del siglo XIX, se acumulan evidencias geológicas y paleontológicas -fósiles-, que por razonamiento inductivo, ponen en duda la inmutabilidad de las especies vivas y gradualmente confirman la movilidad de los organismos vivos. El "salto" en el conocimiento de la vida, se produjo cuando Darwin, después de su prolongado viaje que realizó por el Mundo, en el que recopiló abundante material empírico, más el conocimiento y evidencias aportados por sus antecesores, lo indujeron a formular su Teoría de la Evolución, expuesta en su obra: Origen de las especies a través de la selección natural publicada en 1859. En este trabajo se plasmaron todos los conocimientos acumulados en cientos de años, desde la antigüedad griega, cuando surgen los primeros rudimentos de las Ciencias Naturales, hasta fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Así pues, el desarrollo del conocimiento biológico, confirma una ley que rige el movimiento del conocimiento científico, y si éste es el reflejo del movimiento de los objetos materiales -en este caso de los seres vivos-; por consiguiente, se trata de una ley general que opera en todo el universo. Se trata específicamente de la Ley del tránsito recíproco de la cantidad en cualidad, ley fundamental que orienta cuando se estudian los objetos materiales en su movimiento. Pero la movilidad -evolución- descubierta y fundamentada por Darwin, es un aspecto del movimiento biológico, su contra-parte la revolución, también es inherente al movimiento de la materia viva, puesto que, la contradicción es una ley universal; por consiguiente, es necesario plantear el desarrollo biológico como una nueva teoría de la vida más integral, ya que involucra tanto la evolución como la revolución de las especies vivas, tal como lo confirman las evidencias geológicas y paleontológicas -fósiles-.
Otra cuestión de trascendental importancia que se confirma con el descubrimiento de la Teoría de la Evolución, consiste en la confirmación de que el conocimiento científico se mueve de la apariencia -inmovilidad de los organismos vivos- percibida por la sensibilidad, a la esencia -movilidad o evolución- de los organismos vivos. Esto confirma que la apariencia y la esencia son dos aspectos contradictorios de los objetos materiales -seres vivos- y es esta contradicción la que fundamenta la necesidad de la ciencia, puesto que, si la esencia y la apariencia coincidieran, la ciencia fuera innecesaria, ya que la percibiríamos directamente con los órganos de los sentidos y lo que percibimos no requiere explicación. Pero, la esencia está oculta detrás de la apariencia percibida por la sensibilidad, por consiguiente, no es visible y hay que descubrirla por medio del pensamiento abstracto. La contradicción entre apariencia vs esencia, es un caso particular de otra ley universal: La Ley de la Contradicción, que también opera en todo el universo.
Si en el universo todos los procesos son contradictorios, es evidente que la Teoría de la Evolución formulada por Darwin es unilateral, pues el movimiento de la materia viva no puede ser concebido sin su contra-parte: la revolución. En este sentido, el desarrollo o movimiento biológico, tiene que ser la unidad contradictoria de la evolución y la revolución de las especies vivas.
Es evidente, pues, que el conocimiento de las leyes generales que rigen el movimiento de la materia y el pensamiento, es de trascendental importancia, porque orientan teórica y metodológicamente el estudio de los fenómenos materiales, objetos de estudio de las ciencias particulares, como lo confirma el desarrollo del conocimiento biológico, que tiene como objeto de estudio: la vida.
2.
Marco de referencia
2.1.
Filosófico
La filosofía tiene como objeto
de estudio las leyes generales que rigen el movimiento de la materia y el
pensamiento. Es decir se trata de una ciencia general que orienta el desarrollo
de las ciencias particulares y se retroalimenta de las mismas, para generalizar
los nuevos descubrimientos científicos. Como se trata de una ciencia general y
lo universal no lo podemos desvincular de lo singular –particular-, puesto, que
todo objeto material es la unidad contradictoria de lo singular y lo general,
por consiguiente solo se puede estudiar lo singular a través de lo general o
universal. Con otras palabras solo podemos comprender a profundidad las
ciencias particulares a través de la filosofía como ciencia general.
2.1.1.
Ley de la contradicción
La ley de la contradicción fue descubierta por Hegel y expuesta
en su Ciencia de la lógica (1812-1816) en la segunda parte de su
obra -doctrina de la esencia-, que aunque la concibió en la esfera de la
lógica, el desarrollo de las ciencias naturales y sociales, ha confirmado su
validez universal.
Ley de la contradicción. Es la ley más importante de la dialéctica y constituye el fundamento de las otras dos leyes. Establece que en el universo todos los procesos son contradictorios en sí mismos; es decir, que las contradicciones no son externas a los objetos materiales, sino que están internamente en los propios objetos materiales y son precisamente, las contradicciones internas las que los mueven. Sin contradicción no hay movimiento y si cesa la contradicción el objeto deja de moverse. Así pues, la contradicción es la fuerza motriz que mueve a la materia en el universo y si el pensamiento es el reflejo mental del movimiento de los objetos materiales, por consiguiente, la contradicción es una ley universal.
2.1.1.1. Apariencia vs esencia
Un caso particular de la ley de la contradicción, es la contradicción entre apariencia y esencia, conceptos fundamentales para comprender la naturaleza del conocimiento científico.
El conocimiento científico se mueve de la apariencia percibida por la sensibilidad a la esencia –lo que está oculto- . La apariencia y la esencia, es un caso particular de la ley de la contradicción universal que impera en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En la Lógica, se trata de dos categorías –conceptos más generales del pensamiento- contradictorias, que reflejan el carácter contradictorio del proceso del conocimiento. La apariencia –lo que parece y no es-, es el punto de partida del conocimiento, puesto, que es la forma de manifestación de la esencia. El conocimiento no puede quedarse en la sensibilidad –apariencia-, tiene que moverse a lo que constituye su esencia- lo interno-, ya que en la esencia está la verdad de los procesos materiales.
Afanasiev (1990) explica que la apariencia y la esencia expresan la compleja unidad de los aspectos internos y externos de los objetos y procesos de la realidad objetiva. En cuanto categorías del conocimiento, reflejan la unidad dialéctica de los grados sensible y racional del proceso cognoscitivo, que revela la esencia profunda de las cosas, sobre la base de la práctica.
La esencia y la apariencia, son dos aspectos indisolublemente vinculados de la realidad objetiva; uno de ellos, el aspecto interno (esencia) no puede manifestarse sino a través del aspecto externo (apariencia). Ahora bien los dos aspectos contradictorios, no coinciden nunca plenamente en el modo de manifestarse, y es precisamente esta falta de coincidencia lo que hace necesario el proceso del conocimiento científico. En efecto, la ciencia no tiene otro fin que el descubrir detrás de lo externo, detrás de lo que se percibe inmediatamente, el fundamento, la esencia de las cosas; es decir, el otro aspecto, el aspecto oculto e interno de los procesos materiales.
La esencia es el aspecto interno relativamente estable, de la realidad objetiva, que permanece oculto tras la superficie de lo aparente y que se manifiesta a través de la apariencia.
La apariencia es el aspecto externo más variable y cambiante de la realidad objetiva, que constituye la forma de manifestarse de la esencia.
En un primer nivel la contradicción entre la esencia y la apariencia se presenta como la unidad contradictoria de los aspectos externos e internos.
El proceso del conocimiento inicia con el aspecto externo cambiante de las cosas y a través de la abstracción descubre la esencia oculta de los fenómenos.
La unidad existente entre la esencia y sus diversas manifestaciones nos permite hallar lo universal en la pluralidad de los fenómenos singulares y descubrir las leyes de su desarrollo.
En el nivel superficial de los fenómenos están los datos científicos proporcionados por la observación directa y por los instrumentos; información que representa la etapa inicial para el descubrimiento de la esencia oculta de los fenómenos.
Para descubrir la esencia, hay que realizar una serie de experiencias y observaciones especiales; hay que separar lo esencial e importante de lo inesencial y casual; hay que desarrollar un complejo trabajo analítico de los datos experimentales obtenidos; en una palabra, es necesario llevar a cabo una profunda investigación científica.
La contradicción entre esencia y fenómeno es precisamente la causa de que la ciencia solo pueda descubrir la esencia de muchos fenómenos al cabo de una prolongada labor y a veces como fruto de investigaciones que duran siglos.
En el segundo nivel la contradicción entre la esencia y el fenómeno se presenta también bajo la forma de contradicción entre lo estable y lo inestable, entre lo que se halla en reposo y lo que se mueve, entre lo que permanece más o menos constante y lo que cambia rápidamente.
Una vez que ha sido descubierta la esencia, es decir, una vez operada la reducción de lo externo a lo interno, de la apariencia a la esencia, la tarea del conocimiento científico consiste en demostrar cómo y porqué la esencia aparece precisamente bajo determinada forma y no bajo otra; en este momento se transita dialécticamente a las categorías de causa y efecto.
El descubrimiento de la contradicción existente entre la esencia y la apariencia en el proceso cognoscitivo constituye, por tanto, un proceso complejo. Este proceso consiste en el movimiento del pensamiento de lo concreto a lo abstracto, al conocimiento de la esencia y estriba, a su vez, en un movimiento inverso: de ascenso de lo abstracto a lo concreto, de la esencia al fenómeno, es decir, de elevación hacia una comprensión más profunda de los fenómenos y de los procesos.
La práctica constituye el fundamento inmediato del conocimiento sensible, también se convierte en el criterio objetivo de la verdad.
La práctica es la fuente, la fuerza motriz del proceso del conocimiento, ella es justamente la que plantea a la ciencia nuevas tareas, a la par que exige el que se penetre cada vez más con mayor profundidad en la esencia de los fenómenos.
El proceso del conocimiento no puede detenerse en la superficie de los fenómenos, sino que debe siempre llegar a su esencia, penetrar en lo más profundo de los procesos, asimilar las leyes por las que se rige el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, ya que solo el conocimiento de la esencia, de los nexos internos de los hechos, permite orientarse en el medio que nos rodea, prever el resultado probable de nuestras acciones y determinar acertadamente el rumbo que han de seguir los procesos históricos.
Por esencia se entienden las relaciones internas, estables. La esencia, como el aspecto interno, es lo opuesto al aspecto externo, mutable de la realidad y conocido como fenómeno.
El conocimiento científico no puede quedarse en la apariencia percibida por la sensibilidad, tiene que moverse a la esencia de las cosas, porque en la esencia está la vedad de los procesos materiales.
La apariencia es contradictoria con la esencia y ambos aspectos contradictorios son inherentes a los objetos singulares.
La apariencia está relacionada con el conocimiento sensible, pero es necesario ir más allá, para avanzar y alcanzar el grado racional del conocimiento.
El no distinguir la apariencia de la esencia, conduce a graves errores, ya que frecuentemente, se toman datos e información proporcionada por la sensibilidad como si fueran verdades, cuando en realidad son falsedades.
La ciencia no es sentimiento, es racionalismo, es decir es pensamiento abstracto.
2.1.1.1. Apariencia vs esencia
Un caso particular de la ley de la contradicción, es la contradicción entre apariencia y esencia, conceptos fundamentales para comprender la naturaleza del conocimiento científico.
El conocimiento científico se mueve de la apariencia percibida por la sensibilidad a la esencia –lo que está oculto- . La apariencia y la esencia, es un caso particular de la ley de la contradicción universal que impera en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En la Lógica, se trata de dos categorías –conceptos más generales del pensamiento- contradictorias, que reflejan el carácter contradictorio del proceso del conocimiento. La apariencia –lo que parece y no es-, es el punto de partida del conocimiento, puesto, que es la forma de manifestación de la esencia. El conocimiento no puede quedarse en la sensibilidad –apariencia-, tiene que moverse a lo que constituye su esencia- lo interno-, ya que en la esencia está la verdad de los procesos materiales.
Afanasiev (1990) explica que la apariencia y la esencia expresan la compleja unidad de los aspectos internos y externos de los objetos y procesos de la realidad objetiva. En cuanto categorías del conocimiento, reflejan la unidad dialéctica de los grados sensible y racional del proceso cognoscitivo, que revela la esencia profunda de las cosas, sobre la base de la práctica.
La esencia y la apariencia, son dos aspectos indisolublemente vinculados de la realidad objetiva; uno de ellos, el aspecto interno (esencia) no puede manifestarse sino a través del aspecto externo (apariencia). Ahora bien los dos aspectos contradictorios, no coinciden nunca plenamente en el modo de manifestarse, y es precisamente esta falta de coincidencia lo que hace necesario el proceso del conocimiento científico. En efecto, la ciencia no tiene otro fin que el descubrir detrás de lo externo, detrás de lo que se percibe inmediatamente, el fundamento, la esencia de las cosas; es decir, el otro aspecto, el aspecto oculto e interno de los procesos materiales.
La esencia es el aspecto interno relativamente estable, de la realidad objetiva, que permanece oculto tras la superficie de lo aparente y que se manifiesta a través de la apariencia.
La apariencia es el aspecto externo más variable y cambiante de la realidad objetiva, que constituye la forma de manifestarse de la esencia.
En un primer nivel la contradicción entre la esencia y la apariencia se presenta como la unidad contradictoria de los aspectos externos e internos.
El proceso del conocimiento inicia con el aspecto externo cambiante de las cosas y a través de la abstracción descubre la esencia oculta de los fenómenos.
La unidad existente entre la esencia y sus diversas manifestaciones nos permite hallar lo universal en la pluralidad de los fenómenos singulares y descubrir las leyes de su desarrollo.
En el nivel superficial de los fenómenos están los datos científicos proporcionados por la observación directa y por los instrumentos; información que representa la etapa inicial para el descubrimiento de la esencia oculta de los fenómenos.
Para descubrir la esencia, hay que realizar una serie de experiencias y observaciones especiales; hay que separar lo esencial e importante de lo inesencial y casual; hay que desarrollar un complejo trabajo analítico de los datos experimentales obtenidos; en una palabra, es necesario llevar a cabo una profunda investigación científica.
La contradicción entre esencia y fenómeno es precisamente la causa de que la ciencia solo pueda descubrir la esencia de muchos fenómenos al cabo de una prolongada labor y a veces como fruto de investigaciones que duran siglos.
En el segundo nivel la contradicción entre la esencia y el fenómeno se presenta también bajo la forma de contradicción entre lo estable y lo inestable, entre lo que se halla en reposo y lo que se mueve, entre lo que permanece más o menos constante y lo que cambia rápidamente.
Una vez que ha sido descubierta la esencia, es decir, una vez operada la reducción de lo externo a lo interno, de la apariencia a la esencia, la tarea del conocimiento científico consiste en demostrar cómo y porqué la esencia aparece precisamente bajo determinada forma y no bajo otra; en este momento se transita dialécticamente a las categorías de causa y efecto.
El descubrimiento de la contradicción existente entre la esencia y la apariencia en el proceso cognoscitivo constituye, por tanto, un proceso complejo. Este proceso consiste en el movimiento del pensamiento de lo concreto a lo abstracto, al conocimiento de la esencia y estriba, a su vez, en un movimiento inverso: de ascenso de lo abstracto a lo concreto, de la esencia al fenómeno, es decir, de elevación hacia una comprensión más profunda de los fenómenos y de los procesos.
La práctica constituye el fundamento inmediato del conocimiento sensible, también se convierte en el criterio objetivo de la verdad.
La práctica es la fuente, la fuerza motriz del proceso del conocimiento, ella es justamente la que plantea a la ciencia nuevas tareas, a la par que exige el que se penetre cada vez más con mayor profundidad en la esencia de los fenómenos.
El proceso del conocimiento no puede detenerse en la superficie de los fenómenos, sino que debe siempre llegar a su esencia, penetrar en lo más profundo de los procesos, asimilar las leyes por las que se rige el desarrollo de la naturaleza y de la sociedad, ya que solo el conocimiento de la esencia, de los nexos internos de los hechos, permite orientarse en el medio que nos rodea, prever el resultado probable de nuestras acciones y determinar acertadamente el rumbo que han de seguir los procesos históricos.
Por esencia se entienden las relaciones internas, estables. La esencia, como el aspecto interno, es lo opuesto al aspecto externo, mutable de la realidad y conocido como fenómeno.
El conocimiento científico no puede quedarse en la apariencia percibida por la sensibilidad, tiene que moverse a la esencia de las cosas, porque en la esencia está la vedad de los procesos materiales.
La apariencia es contradictoria con la esencia y ambos aspectos contradictorios son inherentes a los objetos singulares.
La apariencia está relacionada con el conocimiento sensible, pero es necesario ir más allá, para avanzar y alcanzar el grado racional del conocimiento.
El no distinguir la apariencia de la esencia, conduce a graves errores, ya que frecuentemente, se toman datos e información proporcionada por la sensibilidad como si fueran verdades, cuando en realidad son falsedades.
La ciencia no es sentimiento, es racionalismo, es decir es pensamiento abstracto.
La discordancia entre la esencia y apariencia fundamentan la necesidad de la ciencia y de la investigación científica.
2.1.2.
Ley del tránsito recíproco de la cantidad en cualidad
La dialéctica de la
cantidad y la cualidad está plasmada en la ley universal del tránsito recíproco
de la cantidad y cualidad. La cantidad es la magnitud de la cualidad y no la afecta hasta cierto límite. La cualidad es idéntica al objeto. En consecuencia, si cambia la cualidad, cambia el objeto. La ley del tránsito recíproco, es una poderosa "herramienta" conceptual,
que permite analizar a los procesos materiales y mentales en movimiento. Esta
ley establece que los procesos materiales, se mueven gradualmente
–cuantitativamente-, hasta un momento, en el que si se supera un rango –medida- se interrumpe violentamente la gradualidad, dando como
resultado el surgimiento de una nueva cualidad que releva a la vieja cualidad.
En la esfera del pensamiento, es de gran utilidad para entender el movimiento del conocimiento, como una acumulación gradual de conocimientos, hasta llegar a un momento en el que si se rebasa un límite –medida- se produce un cambio brusco en el conocimiento –salto- dando origen así a una revolución científica.
El primero que ´descubrió
la ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad fue Hegel (1807),
quien la expuso, en el siguiente pasaje de su Fenomenología del
espíritu.
“No es difícil darse cuenta, por lo demás, de que vivimos en tiempos de
gestación y de transición hacia una nueva época. El espíritu ha roto con el
mundo anterior de su ser allí y de su representación y se dispone a hundir eso
en el pasado, entregándose a la tarea de su propia transformación. El espíritu,
ciertamente, no permanece nunca quieto, sino que se halla siempre en movimiento
incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras un largo período de
silenciosa nutrición, el primer aliento rompe bruscamente la gradualidad del
proceso puramente acumulativo en un salto cualitativo, y el niño nace, así
también el espíritu que se forma va madurando lenta y silenciosamente hacia la
nueva figura, va desprendiéndose de una partícula tras otra de la estructura de
su mundo anterior y los estremecimientos de este mundo se anuncian solamente
por medio de síntomas aislados; la frivolidad y el tedio que se apoderan de lo
existente y el vago presentimiento de lo desconocido son los signos
premonitorios de que algo otro se avecina. Estos paulatinos desprendimientos,
que no alteran la fisonomía del todo, se ven bruscamente interrumpidos por la
aurora que de repente ilumina como un rayo la imagen del mundo nuevo”.
Así pues, Hegel descubrió esta importante ley universal del pensamiento
hace ya más de 200 años y la desarrolló en su obra cumbre: Ciencia de la
lógica (1812-1812), en la
primera parte, en la doctrina del ser. También ha sido validada por las
ciencias naturales y sociales, particularmente por el desarrollo de la química,
que puede definirse por excelencia como la ciencia de las transformaciones
cualitativas de las sustancia, derivadas de la combinación de las proporciones
cuantitativas exactas. A diferencia de la ley de la contradicción, que expresa
la fuerza motriz que mueve a la materia; la ley del tránsito recíproco de la
cantidad y la cualidad, concibe el movimiento de la materia, como la unidad
contradictoria de los cambios cuantitativos y los cambios bruscos o repentinos,
denominados “saltos”. Los “saltos” son cambios cualitativos revolucionarios,
que se producen después de un prolongado proceso de acumulación gradual de
cambios cuantitativos, que al rebasar el rango –medida- en la que se mueve la
vieja cualidad, se produce la nueva cualidad que releva a la anterior. La ley del tránsito recíproco de la cantidad en cualidad, permite comprender el movimiento biológico como la la unidad contradictoria de evolución vs revolución de las especies vivas, ya que la vida como cualquier proceso del universo, es también contradictoria y no puede existir un contrario, sin su contra-parte.
2.1.3.
Ley de la negación de la negación
También la ley de la
negación de la negación fue descubierta por Hegel en la esfera del pensamiento
–lógica- y expuesta en su Ciencia
de la lógica (1812-1816), en
la tercera parte de su magna obra: en la doctrina del concepto. De hecho, la
estructura de su obra está basada en la doble negación: la doctrina del ser que
constituye el punto de partida de su obra es negada por la doctrina de la
esencia y ésta es negada por la doctrina del concepto, para retornar al punto
de partida del ser abstracto, pero a un nivel muy superior. Específicamente la ley de
la negación de la negación, está relacionada con el carácter cíclico de los
procesos materiales y su fundamento radica en la ley de la contradicción,
puesto, que hay que negar a los dos aspectos contradictorios para retornar al punto
de partida.
Otro aspecto importante de la Ley de la negación de la negación, es que concibe el movimiento de la materia como el desarrollo de lo simple a lo complejo y de lo inferior a lo superior. Este rasgo es muy importante, sobre todo cuando se trata del movimiento biológico, en el que es muy evidente, el desarrollo desde sus formas más simples hasta las más complejas: desde los microorganismos más simples hasta los más complejo, como es la especie humana.
Otro aspecto importante de la Ley de la negación de la negación, es que concibe el movimiento de la materia como el desarrollo de lo simple a lo complejo y de lo inferior a lo superior. Este rasgo es muy importante, sobre todo cuando se trata del movimiento biológico, en el que es muy evidente, el desarrollo desde sus formas más simples hasta las más complejas: desde los microorganismos más simples hasta los más complejo, como es la especie humana.
Las tres leyes de la
dialéctica son de trascendental importancia, ya que por su carácter general,
permiten orientar teórica y metodológica el proceso del conocimiento científico
de los objetos de estudio. Sin embargo, son desconocidas en los
medios académicos y científicos, circunstancia que ha provocado que nos movamos
a "ciegas" en el complejo mundo de la ciencia. Si las hacemos conscientes,
estaremos potenciando el desarrollo científico, ya que las leyes generales
"iluminan" el "camino" de las ciencias particulares,
puesto, que lo general está en lo particular y constituye su fundamento teórico
y metodológico.
2.2.
Uniformismo geológico
El paradigma del Uniformismo,
contra-parte del catastrofismo inició con la publicación de Teoría de la Tierra de James Hutton en 1795. En esta obra
se plantea por primera vez, que los procesos geológicos principales y más
comunes: erosión de los suelos, su sedimentación y posteriormente su
litificación, que se observan actualmente operando sobre la superficie
terrestre, son los mismos que han actuado en el pasado, para modificar
gradualmente el paisaje terrestre. Además, se trata de un proceso cíclico
–ciclo de las rocas- que requiere millones de años para completarse.
Posteriormente Lyell, desarrolla más ampliamente el paradigma Uniformista y lo
denomina actualismo, sintetizado en la siguiente frase: “el presente es la
clave del pasado”. Es decir, que la clave está en entender el presente para
explicar el pasado. Reafirma que los procesos geológicos que han ocurrido a lo
largo de la historia han sido uniformes y semejantes a los actuales. El
actualismo conlleva en la práctica, a la comparación de los estratos
sedimentarios antiguos con los actuales. El Uniformismo se “coronó” con
la publicación de los Principios
de Geología de Lyell entre
1830 y 1833. Desde entonces, fue el paradigma dominante en la Geología
relevando al paradigma anterior –catastrofismo-.
Con el Uniformismo, los
procesos geológicos –erosión, sedimentación, litificación y vulcanismo, entre
otros-, que operan sobre la superficie terrestre, se explican como resultado de
prolongados períodos de acumulación de cambios graduales –evolutivos-. Como
consecuencia, los procesos geológicos graduales, prácticamente eran
imperceptibles a la sensibilidad y solo se deducían por medio del pensamiento
abstracto. Esta situación era más evidente en la distribución espacial de los
océanos y continentes, a tal grado que se consideraba inmutable, por
consiguiente, carecía de movimiento y con ello de historia. Siempre había
existido la misma distribución espacial -coexistencia- de continentes y océanos
y en la misma proporción.
El Uniformismo
como paradigma geológico prevaleció durante el siglo XIX y hasta principios del
siglo XX.
A continuación se presentan
los rasgos cualitativos que identifican el paradigma Uniformista.
Imagen
1. El Uniformismo geológico
Es en el Paradigma del Uniformismo en el que se educó Darwin, por consiguiente, no es casual que su Teoría de la Evolución considere solamente el aspecto evolutivo -gradual-, rechazando el salto -revolución- en la naturaleza, como el mismo lo plasma en su obra cumbre acerca del origen de las especies.
3. La evolución de los organismos vivos
La acumulación de
conocimientos y evidencias empíricas acerca
de los organismos vivos, a mediados del siglo XIX produjeron un “salto”,
en el desarrollo de la Biología como ciencia al afirmar la movilidad –evolución-
de las especies biológicas, en contra-posición de la inmutabilidad que había
perdurado por siglos.
3.1.
Teoría de la evolución
Respecto a la evolución de
las especies biológicas, existen infinidad de libros y artículos publicados,
pero en este trabajo, solo se hace referencia a la magna obra de Darwin: Origen de las especies publicada en 1859, por ser la obra de
gran trascendencia histórica, en la que expone su teoría de la evolución
resultado de haber “introducido” la mutabilidad en el seno de las especies
biológicas, produciendo, así, toda una revolución teórica en la Biología.
Explica que hasta esa
época reinaba la concepción de la inmutabilidad de las especies biológicas,
derivada de la creencia en una breve temporalidad –edad- de la Tierra. En este
sentido escribe: “Puede
preguntarse por qué hasta hace poco casi todos los más eminentes naturalistas y
geólogos que viven no creían en la mutabilidad de las especies. No puede
afirmarse que seres orgánicos en estado de naturaleza no estén sometidos a
variaciones; no puede probarse que el grado de variación en el curso de largas
edades sea una cantidad limitada, no se ha trazado ni puede trazarse distinción
clara entre especies y variedades bien marcadas. No se puede sostener que las
especies cuando se entrecruzan sean invariablemente estériles, y las variedades
siempre fecundas, sin que la esterilidad sea una cualidad especial y un signo
de creación. La creencia de que las especies son producciones inmutables
resultaba casi inevitable mientras se creyó que la historia del mundo era de
breve duración; ahora que hemos adquirido alguna idea del tiempo transcurrido,
nos inclinamos demasiado a creer sin pruebas que el registro geológico es tan
perfecto que nos habría dado pruebas plenas de la mutación de las especies si
éstas hubieran sufrido modificación”.
En el capítulo VII de su
obra: Diversas objeciones a la
Teoría de la Selección Natural, argumenta la defensa su teoría de la
evolución gradual de las especies biológicas indicando que no existen “razones para dudar de que las
especies naturales hayan cambiado tan bruscamente como lo han hecho a veces las
razas domésticas y para no creer de ningún modo que hayan cambiado de la manera
maravillosa indicada por Mr. Mivart, son las siguientes: Según nuestra
experiencia, variaciones bruscas y fuertemente marcadas ocurren en nuestras
producciones domésticas singularmente y con intervalos más bien largos. Si
ocurrieran tales variaciones en estado natural estarían expuestas, como ya dijimos,
a perderse por causas accidentales de destrucción y por los entrecruzamientos
subsiguientes, y se sabe que así ocurre en la domesticidad, a menos que las
variaciones bruscas de esa clase sean especialmente preservadas y separadas por
el cuidado del hombre. Por lo tanto, para que aparezca súbitamente una especie
nueva del modo supuesto por Mr. Mivart es casi necesario creer, en oposición a
toda analogía, que varios ejemplares maravillosamente cambiados aparecieron
súbitamente dentro de la misma región. Esta dificultad, como en el caso de la
selección inconsciente por el hombre, es evitada con la teoría de la evolución
gradual, por la preservación de gran número de individuos que variaran más o
menos en algún sentido favorable y la destrucción de un número mayor, que
variaran en sentido opuesto”.
Es evidente que acepta los
cambios súbitos solo en las especies biológicas domesticadas por el hombre,
pero los niega en las en las especies biológicas naturales.
Más adelante, sigue
argumentando la evolución paulatina y negando los cambios bruscos de las
especies biológicas en los siguientes términos: “De que muchas especies han
evolucionado de manera extremadamente gradual apenas puede caber duda. Las
especies y aun los géneros de muchas grandes familias naturales están
relacionadas tan estrechamente que no pocos de ellos son difíciles de
distinguir…Resulta evidente que multitud de especies están relacionadas de la
manera más estrecha a otras especies que existen todavía o han existido hace
poco; y difícilmente se sostendrá que tales especies se han desarrollado de una
manera abrupta o repentina. Tampoco debe olvidarse, cuando miramos las partes
especiales de especies relacionadas en lugar de mirar las especies distintas,
que pueden seguirse grados intermedios numerosos y maravillosamente finos que
unen entre sí estructuras ampliamente separadas”.
En el capítulo VIII de su
obra, en el que habla del instinto de los animales, destaca, la esencia de la
Teoría de la Evolución: “el
hecho de que los instintos no son siempre completamente perfectos y están
sujetos a errores; de que no puede demostrarse que ningún instinto haya sido
producido para bien de otros animales, aun cuando algunos obtengan provecho del
instinto de otros; de que la regla de la historia natural Natura non facit
saltum (la naturaleza no da saltos) es aplicable a los instintos lo mismo que
la estructura corporal, y se explica claramente según las teorías precedentes,
pero es inexplicable de otro modo, tiende todo ello a confirmar la teoría de la
selección natural”.
No cabe duda que el
paradigma geológico que inspiró la teoría de la evolución de Darwin, fue el Uniformismo,
el cual considera que los procesos geológicos y biológicos, son resultado de
una prolongada acumulación de cambios graduales, por consiguiente, requieren de
períodos de tiempo muy grandes. El fundador fue James Hutton a fines del siglo
XVIII y posteriormente desarrollado por Charles Lyell en la primera mitad del
siglo XIX.
Es el Uniformismo
geológico, el que Darwin aplica al movimiento biológico y lo transforma en
teoría de la evolución de las especies, tal como lo confirma la cita siguiente,
contenida en el capítulo XI de su obra citada, en el que describe la sucesión
geológica de los seres vivos en el sentido de que el “aumento gradual en el
número de especies de un grupo está estrictamente de acuerdo con la teoría,
porque las especies del mismo género, y los géneros de la misma familia, pueden
aumentar solo lenta y progresivamente, ya que la modificación y la producción
de cierto número de formas relacionadas es necesariamente un proceso lento y
gradual, en el que una especie origina primero dos o tres variedades, estas se
convierten poco a poco en especies que a su vez producen por pasos igualmente
lentos otras variedades y especies, y así sucesivamente, como la ramificación
de un árbol grande a partir de un solo tronco, hasta que el grupo se vuelve
grande”.
En el capítulo XIV,
relacionado con la clasificación, Darwin refiriéndose al desarrollo y
embriología de los insectos, continúa argumentado el Uniformismo biológico, al
escribir: “Las metamorfosis de los insectos, con las que todos están
familiarizados, se efectúan por lo general abruptamente en pocas etapas; pero
las transformaciones en realidad son numerosas y graduales aunque ocultas. Que el registro geológico es
imperfecto lo admitirán todos; pero que es imperfecto hasta tal punto en que lo
requiere nuestra teoría, pocos se inclinarán a admitirlo. Si buscamos
intervalos de tiempo lo bastante largos, la geología nos dice claramente que
todas las especies han cambiado, y han cambiado del modo requerido por la
teoría, porque han cambiado lentamente y de un modo gradual. Esto lo vemos
claramente en que los restos fósiles de las formaciones consecutivas siempre
están mucho más relacionados entre sí que los fósiles de formaciones bien
separadas”.
Arzuaga (2009), opina que
con el Origen [de las especies], Darwin se
había convertido en el Lyell de la Biología, igualando en prestigio a su
maestro, ya que la revolución que supuso su libro fue considerado por sus
contemporáneos equivalente a los Principios [de geología] de Lyell. Cuando
el Origen [de las especies] alcanzaba su
mayoría de edad, veintiún años después de publicarse, Thomas Huxley hacía esta
valoración con suficiente perspectiva de lo que había significado el libro:
“La doctrina de la
evolución en Biología es la consecuencia necesaria de la aplicación lógica de
los principios del Uniformismo a los fenómenos de la vida. Darwin es el sucesor
natural de Hutton y de Lyell, y el origen de las especies la continuación
lógica de los Principios de geología”.
3.2.
Teoría de la selección natural
La Teoría de la selección
natural la tomó prestada de Robert Malthus, expuesta en su obra: Ensayo sobre la población, editada en
1798. Esta obra tuvo como eje el
crecimiento geométrico o exponencial de la población inglesa, en comparación
con el aumento aritmético de los medios de subsistencia, desequilibrio que
generaría una catástrofe demográfica, debido a la competencia por los recursos
alimentarios insuficientes, lo que conduciría a la sobre-vivencia de los más
aptos. Este principio demográfico maltusiano ni siquiera en Inglaterra se hizo
realidad, pero lo más grave, es que Darwin lo trasladó mecánicamente de la
sociedad humana al resto de los seres vivos, para explicar su teoría de la
evolución. El supuesto de la Teoría de la selección natural se basa en una sobre-población
de especies biológicas que en su lucha por la existencia, solo las especies más
aptas sobreviven y el resto desaparece.
4.
Discusión
La doctrina de la evolución
es producto del contexto histórico en el que fue formulada, caracterizado por
el predominio del Paradigma Uniformista en la geología, paradigma que concebía
los procesos naturales como resultado de eventos graduales de larga duración.
Este paradigma trasladado a la Biología se convirtió en la Teoría de la
Evolución. Esta no está a discusión, las evidencias geológicas y
paleontológicas, así como las evidencias recopiladas por el propio Darwin en su
prolongado y extenso viaje realizado por el Mundo (1831-1836), confirman la Teoría de la
Evolución. La polémica está en la causa de la evolución. Darwin la explicó, a
través de la selección natural, por analogía a lo que sucede en la sociedad, deducida de la obra de Robert Malthus: Ensayo
sobre la población (1798), en la que planteaba que la población aumenta a
mayor ritmo que los medios de subsistencia, razón por la cual se produce una
lucha por la existencia en la que sobrevive el más apto. Esto es válido en el
seno de la sociedad humana y era evidente en la Inglaterra de mediados del
siglo XIX, pero trasladarlo mecánicamente al interior del resto de las especies
biológicas, cualitativamente diferentes a la especie humana, es un craso error.
Las evidencias geológicas y paleontológicas prueban que han existido varias
extinciones masivas –Precámbrico superior, Pérmico, Cretácico y otras de menor magnitud- y no se han producido por
la lucha por la existencia, sino que más bien tienen su explicación más
probable en factores ambientales, tales como:
a). Tectónica de placas. La
tectónica de placas es el movimiento de
las placas litosféricas, que se mueven por la energía interna proveniente del
interior de la Tierra y en su interacción generan la formación de súper
continentes con sus correspondientes mega océanos, alteran radicalmente el
clima y con este los organismos vivos, los cuales están adaptados al clima, ya
que al parecer los súper océanos y mega continentes están asociados a climas
continentales fríos y secos, debido a que las corrientes marinas cálidas son
bloqueadas en su movimiento al interior de los continentes para aportar energía
calorífica. Cuando los súper continentes se fragmentan, también el clima se
modifica; ahora las corrientes marinas cálidas, se mueven más en contacto con
pequeños continentes, por lo que aportan calor y humedad a los mini-continentes, condicionando la presencia de climas más cálidos y húmedos. Los ciclos
mega continentes-súper océanos al parecer ocurren en ciclos de cada 500
millones de años. En este sentido no es casual, que la primera glaciación que
se registra en la historia del clima haya ocurrido hace aproximadamente 2000
millones de años, cuando al parecer coincide con la presencia de un mega-continente.
Lo mismo ocurrió hace aproximadamente 700 millones de años, cuando la Tierra se
cubrió al parecer globalmente de hielo. Pero la tectónica de placas, no
solamente genera mega-continentes y súper-océanos, también en su interacción
produce la formación de cordilleras, las cuales modifican la trayectoria de los
vientos y con ello el clima, como sucedió hace 45 millones de años, cuando se
aparecieron Los Himalayas y con esto el surgimiento de los monzones asiáticos
de verano –húmedos- e invierno –secos-. Además, la tectónica de placas está
asociada a la formación de volcanes. Estos han desempeñado un papel fundamental
en los ciclos del agua y el bióxido de carbono, y tal vez han sido cruciales en
el rescate de la Tierra en las glaciaciones globales que han ocurrido, debido al efecto invernadero producido por dichos gases.
b). Biósfera. La vida, es el
resultado del movimiento de la materia inorgánica a la materia viva, tal como
se deduce de la Ley del tránsito recíproco de la cantidad a la cualidad. En
este sentido, la vida es un “salto” cualitativo, producto de un prolongado
proceso de cambios cuantitativos graduales de la materia inorgánica, hasta llegar
a un momento en el que se rebasa el límite en que se mueve la materia inerte y
aparece una nueva cualidad: la vida. Las evidencias paleontológicas y
geológicas, evidencian que la vida apareció en forma generalizada hace 3500
millones de años. Las formas de vida primitivas, tuvieron como base un
metabolismo, primero heterótrofo y anaeróbico, posteriormente cuando se agotó la
materia orgánica, apareció un metabolismo quimio-autótrofo y anaeróbico, pero al
consumirse las sustancias inorgánicas como fuentes de nutrición
quimio-autótrofa, surgió la fotosíntesis hace 2400 millones de años, proceso
biológico que utiliza la energía visible del Sol para combinar en los cloroplastos
de la cianobacterias el bióxido de carbono aportado por la atmósfera y el agua,
para producir carbohidratos –alimento y fuente de energía- y la liberación a la
atmósfera de oxígeno. Este, inicialmente oxidó a los metales de los océanos y de
la corteza terrestre y tal vez hace 2000 millones de años se liberó a la
atmósfera. Dada la intensa reactividad química del oxígeno, probablemente oxidó
al metano emitido al aire por los volcanes y por la respiración anaeróbica de
los microorganismos, además, por el proceso de fotosíntesis redujo la cantidad
de bióxido de carbono, procesos que probablemente contribuyeron a la primera
glaciación registrada hace 2000 millones de años, dado que ambos gases son de
efecto invernadero.
c). Factores cósmicos. El
Sol y su familia de planetas se mueven alrededor de la Vía Láctea y tardan 226
millones de años en completar la órbita, a una velocidad de 217
kilómetros/segundo. En su trayectoria pasa por lugares muy densos de materia –cometas, meteoritos,
asteroides, etc.-, al parecer cada treinta millones de años, períodos en los
que existe mayor probabilidad de colisión ´con objetos cósmicos, tal vez eso
fue lo que sucedió hace 65 millones de años cuando un meteorito de 10
kilómetros de diámetro impacto sobre la Tierra y extinguió a los dinosaurios.
En la siguiente imagen se
muestra el movimiento del Sol y su familia de planetas alrededor de la Vía
Láctea.
Imagen 2.
Órbita del Sol y su familia alrededor de la Vía Láctea
Relacionados con los
factores cósmicos están los factores astronómicos, entre los que destacan la
órbita de la Tierra alrededor del Sol, la cual varía de elíptica a circular por
lo menos cada 100,000 años. El cambio cíclico de la órbita implica cambios
climáticos, ya que en una órbita elíptica como la actual, por la geometría de
la elipse, hay épocas en las que la Tierra está más cerca del Sol y recibe más
energía y también hay períodos en los está más lejos del Sol en los que recibe menor energía. Estos
acercamientos y alejamientos provocan cambios climáticos que afectan el
desarrollo de los organismos vivos. También, la inclinación del eje terrestre
respecto al plano de la eclíptica cambia cada 41,000 años, de 21.5 – menor energía-
a 24.5 ° -mayor energía-, impactando en
el clima. Además, está la precesión que se repite cada 22,000 años y consiste en el "cabeceo" que se produce
por la rotación de la Tierra, lo que implica que en algunos períodos esté más
orientada hacia el Sol y en otros no. Los tres factores astronómicos se combinan
para generar cambios climáticos, al parecer son los que están detrás de las últimas
edades del hielo.
En la imagen que sigue se
observan los factores astronómicos estudiados por el astrónomo Milankovitch.
Imagen 3.
Ciclos astronómicos de Milankovitch
Así pues, al parecer son los
factores cósmicos, astronómicos y ambientales, los que más han contribuido a la
extinción repentina de las especies biológicas y no tanto la competencia y la sobre-vivencia derivada de la selección natural, como lo plantea Darwin. Pero, las extinciones han sido "masivas" solo para las especies adaptadas al ambiente, porque deben haber existido otras especies vivas que no habían alcanzado su clímax y son las que sobrevivieron a las extinciones y las relevaron, ya las nuevas especies biológicas no pudieron haberse originado de la nada.
5.
Conclusiones
Las contradicciones internas
son las que mueven a la materia. En el caso de la materia viva, es la
contradicción anabolismo vs catabolismo, inherente al metabolismo la que mueve
a la vida. Si la contradicción cesa el organismo vivo muere.
El conocimiento biológico confirma un principio universal de todas las ciencias: se mueve de la apariencia -inmutabilidad o inmovilidad- de las especies vivas a la esencia -evolución o movilidad- de los organismos vivos. Es la contradicción entre apariencia y esencia, la que mueve al conocimiento científico.
La evolución es una
propiedad general de los seres vivos que no está a discusión y se deduce de la
ley universal del tránsito recíproco de la cantidad a la cualidad, que opera en toda la materia del universo, además, las evidencias empíricas aportadas por
la paleontología y la geología la confirman. El mismo Darwin aportó muchas
evidencias recopiladas en su extenso y prolongado viaje por el Mundo de 1831 a 1836.
El movimiento en general es
la unidad de la cantidad y la cualidad; es decir, se trata de un proceso
contradictorio inseparable, que trasladado al movimiento biológico, se traduce
como la unidad contradictoria indisoluble entre evolución y revolución ya que un
contrario no puede existir sin su contra-parte. En este sentido la teoría de la
evolución darwinista es unilateral, ya que se reduce a un aspecto del
desarrollo biológico: la evolución. En realidad las evidencias geológicas y
paleontológicas, confirman los cambios repentinos, que separan las distintas
eras y períodos geológicos y, son resultado de la acumulación gradual de cambios
evolutivos, que culminan en saltos bruscos o revolucionarios; por consiguiente, el movimiento biológico es la unidad contradictoria entre evolución vs revolución.
Las evidencia geológicas y paleontológicas, confirman que el movimiento biológico, no solo es evolutivo, sino también revolucionario. En este sentido, es importante plantear el desarrollo biológico, como una teoría integral, que engloba tanto a la evolución como a la revolución de las especies vivas, ya que toda especie nueva, es una revolución biológica, resultado de la acumulación gradual de cambios evolutivos que culminan con una nueva cualidad. Así pues, el movimiento -desarrollo- biológico es la sucesión contradictoria de la evolución y la revolución de los organismos vivos.
Las evidencia geológicas y paleontológicas, confirman que el movimiento biológico, no solo es evolutivo, sino también revolucionario. En este sentido, es importante plantear el desarrollo biológico, como una teoría integral, que engloba tanto a la evolución como a la revolución de las especies vivas, ya que toda especie nueva, es una revolución biológica, resultado de la acumulación gradual de cambios evolutivos que culminan con una nueva cualidad. Así pues, el movimiento -desarrollo- biológico es la sucesión contradictoria de la evolución y la revolución de los organismos vivos.
El movimiento de la materia en
general y el movimiento biológico en particular no son lineales, en realidad, tienen
un carácter cíclico derivado de su carácter contradictorio. Tiene que
producirse la doble negación, para retornar al punto de partida, pero a un nivel
superior. La diferencia es temporal: la materia inorgánica la duración tarda
miles y hasta millones de años en completar sus ciclos, tal como sucede con las
estrellas, planetas, rocas, etc.; en cambio la materia viva, sus ciclos tienen
menor duración. Además, el carácter cíclico del movimiento de la materia implica, que el desarrollo de la materia y en particular los organismos vivos, se mueve de lo simple a lo complejo y de lo inferior a lo superior.
La doctrina de la evolución
es producto del contexto histórico en el que fue formulada, caracterizado por
el predominio del paradigma Uniformista en la geología, paradigma que concebía
los procesos naturales como resultado de eventos graduales de larga duración.
Este paradigma trasladado a la Biología se convirtió en la Teoría de la
Evolución. La polémica está en la causa de la evolución. Darwin la explicó, a
través de la selección natural, por analogía a lo que sucede en la sociedad
deducida de la obra de Robert Malthus: Ensayo
sobre la población (1798), en la que planteaba que la población aumenta a
mayor ritmo que los medios de subsistencia, razón por la cual se produce una
lucha por la existencia en la que sobrevive el más apto.
Las extinciones masivas y las de menor extensión y duración que se han presentado en la historia de la Tierra, todas han tenido como causas más probables la interacción con factores cósmicos -cometas, asteroides, meteoritos-, tectónica de placas -súper continentes, mega océanos y vulcanismo-, biológicos -fotosíntesis y astronómicos -ciclos de Milankovitch-; más que con la lucha por la existencia como lo considera la Teoría de la selección natural.
6.
Bibliografía
Afanasiev V. 1990. Fundamentos de filosofía. Editores Unidos. México, D.F.
Afanasiev V. 1990. Fundamentos de filosofía. Editores Unidos. México, D.F.
Arzuaga Juan Luis. 2009.
El reloj de Mr. Darwin. Ediciones Temas de hoy. Madrid, España.
Darwin Carlos. 1859. El origen de las especies. Editorial Porrúa. Novena Edición (2004). México, D.F.
Hegel Federico. 1807.
Fenomenología del espíritu. Fondo de Cultura Económica (1994). México, D.F.
Hegel Federico. 1812-1816. Ciencia de la Lógica. Ediciones Solar S.A. (1968). Buenos Aires, Argentina.
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