viernes, 31 de agosto de 2018

REVOLUCIONES TECNOLÓGICAS Y SU IMPACTO EN EL AMBIENTE Y EN LA SOCIEDAD

REVOLUCIONES TECNOLÓGICAS Y SU IMPACTO EN EL AMBIENTE Y EN LA SOCIEDAD
Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

1. Introducción
El rasgo esencial del hombre es la fabricación de instrumentos de trabajo para transformar la naturaleza, para proveerse de los alimentos básicos para su existencia. Precisamente fue la primera revolución, la paleolítica la que inauguro la aparición de la especie humana para elevarse por encima de su antepasado australopiteco. Después de un largo período de alrededor de dos millones de años, en el que predominaron herramientas rudimentarias, principalmente de piedra, fueron las que permitieron al hombre primitivo apropiarse de lo que la propia naturaleza le proporcionaba, básicamente de productos vegetales silvestres y animales de caza salvajes, para cubrir las demandas de alimentos de una población relativamente escasa. La escasa productividad del trabajo que repercutía en los pocos alimentos apropiados, condicionaron la movilidad permanente (nomadismo) de la sociedad humana primitiva, condiciones que tuvieron poco impacto en los recursos naturales, en particular en el recurso suelo. En síntesis, la escasa población y el nomadismo, tuvieron un impacto insignificante en el recurso suelo durante los dos millones de años de existencia del período paleolítico, el cual preparó las condiciones para el surgimiento de la primera revolución tecnológica productiva hace unos 10,000 años a. C. en Asia y Medio Oriente. Con el invento de la agricultura (cultivo de plantas) y la ganadería (domesticación de animales), denominada Revolución Neolítica, basada en una tecnología de piedra, perfeccionada respecto a su antecesora paleolítica, lo que permitió elevarse de una economía depredadora de los recursos naturales a una economía productora de menor dependencia respecto a la naturaleza.
La Revolución Neolítica aumento la productividad del trabajo y con la producción de excedentes, condición que favoreció la aparición de la primera sociedad clasista: el esclavismo en el que se produce la tercera división del trabajo: el nacimiento de la industria artesanal. Asimismo, posibilió la división del trabajo en físico realizado por los esclavos y el intelectual desarrollado por los pensadores al servicio de la clase esclavista, quienes sentaron las bases del surgimiento de los rudimentos de las ciencias, principalmente en Grecia y Roma.
Dada la naturaleza contradictoria entre esclavistas y esclavos y la agudización de su lucha condujo al derrumbe del Imperio Romano en 1476, con lo que formalmente surge el sistema feudal que lo sucedió y cuyas clases contradictorias fueron: los señores feudales propietarios del principal medio de producción (la tierra) y los campesinos siervos que la trabajaban. El sistema feudal perduró durante mil años, hasta que se derrumbó en 1453 con la caída del Imperio Romano de Oriente, el cual se caracterizó por largo estancamiento tecnológico.
El carácter monolítico y rígido del régimen feudal no respondía a las crecientes necesidades de alimentos y manufacturas de una población mundializada, debido a los descubrimientos geográficos (principalmente el Continente Americano) que ensancharon los mercados para los productos europeos. En estas condiciones, el Feudalismo fue relevado por el Capitalismo en el siglo XVI en los Países Bajos (principalmente Holanda) e Inglaterra, sistema en el que la producción mercantil se generaliza y en el que las ciencias y la tecnologías asociadas se desarrollan vertiginosamente, de tal forma que en la segunda mitad del siglo XIX se inicia la primera Revolución Industrial en 1760 y se prolonga hasta 1850. La principal innovación tecnológica fue la máquina de vapor movida a base de energía aportada por la quema de carbón vegetal y vapor de agua. En el terreno laboral implicó la sustitución de la mano de obra humana por la máquina.
Para mediados del siglo XIX también se produjo la revolución química en Alemania que vino a dar al traste con los colorantes naturales que exportaban los países atrasados colonizados por las potencias capitalistas.
Después de la revolución química se produjo la revolución eléctrica alrededor de 1870 y junto con el descubrimiento del petróleo, fueron las principales fuentes de energía a fines del siglo XIX y durante el siglo XXI y el presente siglo XXI. Además, se incorporó la energía nuclear desarrollada primero con fines militares durante la Segunda Guerra Mundial.
Las revoluciones tecnológicas industriales descritas y dado el carácter explotador del sistema capitalista, ha provocado la degradación de los recursos naturales (erosión del suelo, contaminación de aire y del suelo por el uso de agroquímicos tanto en la agricultura como la industria, quema de combustibles fósiles, etc.), a tal grado que amenazan la sobrevivencia de la propia especie humana.
En la segunda mitad del siglo XX se sientas las bases de la revolución electrónica en los países desarrollados a fines del siglo XX y se generaliza en el presente siglo XXI y que ha producido toda una revolución digital, cuyo impacto principal es deterioro del principal recurso humano condenado al desempleo.
En resumen las revoluciones tecnológicas industriales no solo han degradado los recursos naturales (suelo, agua, aire, flora, fauna, etc.) y la revolución digital ha condenado al recurso humano a la precarización laboral y al desempleo.
2. Revoluciones tecnológicas
Las revoluciones tecnológicas son cambios cualitativos radicales que han aumentado radicalmente la productividad del trabajo y han marcado la historia de la humanidad.
2.1. Paleolítica
La tecnología paleolítica a base principalmente de piedra perduró durante un largo período de dos millones de años y marca el “salto” cualitativo del homínido neandertal a la especie humana, con la aparición de primer hombre primitivo: el Homo habilis en Este África. Su rasgo esencial es la fabricación de herramientas líticas rudimentarias, con las que se apropiaba de lo que la naturaleza aportaba directamente, principalmente productos de plantas silvestres (hojas, raíces, frutos, etc.) y la caza de animales salvajes.
Un invento tecnológico crucial para el desarrollo de la especie humana fue el fuego, por el Homo erectus, hombre que relevó al Homo habilis, cuya tecnología que le permitió protegerse de los depredadores salvajes que coexistían con ella y, además, permitió la cocinada de alimentos haciéndolos más asimilables, posibilitando un desarrollo más complejo del hombre, particularmente del cerebro.
El mejoramiento de la tecnología aumentó la disponibilidad de alimentos y con ello aparecieron nuevos sucesores de la especie humana: surgió el hombre de Neandertal y más adelante el Homo sapiens hace unos 40,000 años en Europa (Francia y España), cuyas herramientas más sofisticadas que las de sus antecesores le permitieron elevarse a un nivel muy superior, particularmente del cerebro, lo que le facilitó el desarrollo del pensamiento abstracto expresado en el arte rupestre, en el que plasman sus vivencias existenciales por medio de imágenes (pinturas).
El estilo de vida nómada y la alimentación a base de productos vegetales silvestres y animales salvajes cazados, condicionaron la existencia de una sociedad humana de hombres y mujeres esbeltos, entre los que estaba ausente la obesidad antecedente de las enfermedades metabólicas modernas.
Los hombres que se sucedieron durante el prolongado período paleolítico, así como sus tecnologías se muestran en la siguiente imagen.

imagen 1. Del Autralopithecus al Homo sapiens (período paleolítico)


En la imagen anterior se muestra el "salto" o cambio cualitativo del Australopithecus al Homo habilis hace unos dos millones de años. La diferencia fundamental consistió en que el antecesor homínido del hombre primitivo no tuvo la habilidad para fabricar herramientas de trabajo, solo disponía de sus manos que le sirvieron de órganos naturales para apropiarse los alimentos que la propia naturaleza le proporcionaba; en cambio, el Homo habilis ya fabricaba herramientas, que aunque rudimentarias, fueron cruciales para la recolección de productos vegetales y caza de animales salvajes para su existencia. El rasgo genérico de ambos fue el caminar erguido, que favoreció ese tránsito al hombre primitivo. Después del Homo habilis apareció el Homo erectus, que a diferencia de su antecesor mejoró sus instrumentos de trabajo, pero, el descubrimiento más importante fue el invento del fuego, tecnología que le permitió defenderse a cazar a sus depredadores que coexistieron con él hace unos 900,000 años, así como calentar sus viviendas dado el clima frío en que vivió y cocinar sus alimentos, medidas que fueron trascendentales para su desarrollo, evidenciado en un mayor cerebro y más complejo que el de su predecesor. El período Paleolítico culmina con el Homo sapiens, hombre ya moderno, cuyas herramientas eran mas perfeccionadas que las de su antecesor y un cerebro más complejo y más grande (1500 gramos) que le permitieron inventar el arte, plasmado en las pinturas rupestres como se observa en la imagen descrita.

2.2. Neolítica
El largo período Paleolítico (2 millones de años-10,000 años) y la enorme experiencia acumulada sentaron las bases para el surgimiento de la primera revolución tecno-productiva: La Revolución Neolítica caracterizada por el cultivo de plantas (agricultura) y la ganadería (domesticación de animales), basada en una tecnología más perfeccionada respecto a la tecnología paleolítica que le antecedió, así como el sedentarismo, conjuntamente contribuyeron al origen de las ciudades y el desarrollo a la industria artesanal.
La tecnología neolítica más perfeccionada respecto a la tecnología neolítica que la precedió aumento la productividad del trabajo para lograr cubrir las necesidades de las sociedades y además, un excedente que se comerciaba con las comunidades externas.
La división social del trabajo entre los agricultores, ganaderos y artesanos, así como el intercambio mercantil, condicionaron la aparición de la propiedad privada y con ella surgió la primera sociedad clasista: el esclavismo, en el que la sociedad quedó dividida en esclavistas propietarios de los medios de producción, principalmente la tierra y los esclavos que también eran propiedad de los esclavistas.
A pesar del carácter explotador del nuevo régimen esclavista representó un avance, pues, permitió la división del trabajo en físico e intelectual. En estas condiciones aparecieron pensadores (intelectuales) que se dedicaron a la especulación y dieron a origen al arte, ciencia y ética antiguas, particularmente en Grecia y Roma.
En el ambiente natural el impacto de la agricultura y ganadería se dio principalmente en el suelo, puesto, que dichas actividades implicaban la apertura de tierras forestales para dedicarlas al cultivo y al pastoreo, causó problemas de erosión de los suelo, pero, dada la escasa población no tuvo repercusiones graves en la degradación de los suelos.
El estilo de vida si cambió radicalmente, particularmente en la alimentación, la que a diferencia del período paleolítico fue menos diversa, restringiéndose a los pocos cultivos y su transformación artesanal, así como animales de pastoreo, que aunado al sedentarismo, provocó casos aislados de diabetes hace unos 3500 años en Egipto y otros países.
El hombre neolítico y sus herramientas utilizadas en la agricultura y la ganadería se muestran en la imagen que sigue.
Imagen 2. La revolución neolítica

En la imagen que antecede se lee y observan los esenciales de la revolución neolítica, transformación cualitativa resultado de la acumulación prolongada de experiencias en la recolección de productos vegetales y animales, que le permitieron hace unos 10,000 años la domesticación de animales (ganadería) el cultivo de plantas y, así pasar de una economía de apropiación directa de lo que la naturaleza le aportaba, a una economía productora de sus alimentos; es decir, se trato de una profunda revolución agropecuaria.
2.3. Industriales
Las revoluciones industriales son “hijas” del capitalismo desarrollado que inicia propiamente con la primera revolución industrial en el Reino Unido.
 2.3.1. Mecánica
La primera se produjo entre 1760 y 1840 en Inglaterra y fue de naturaleza mecánica, pues, estuvo basada en la invención de máquinas, particularmente la de vapor, movida con energía fósil (carbón vegetal).
El impacto en la producción fue revolucionario, ya que aumentó considerablemente la productividad del trabajo, lo que implicó aumento de la disponilidad de alimentos para la población nacional e internacional. Al mismo tiempo  provocó la sustitución de mano de obra lo que generó desempleo y la formación de un “ejército” industrial de reserva al servicio del capital.
La mecanización de las actividades agrícolas y forestales hizo más susceptibles a los suelos a la erosión y con ello la pérdida de un recurso muy valioso para la producción agropecuaria.
Como la energía que mueve a las máquinas era carbón vegetal (hulla y antracita) su combustión con el oxigeno genera bióxido de carbono emitido al aire (atmósfera) generando su contaminación desde entonces.
 2.3.2. Química
La industria química ha sido la más dinámica desde mediados del siglo XIX en Europa, particularmente en Alemania que ya avanzaba prodigiosamente por el camino de la industrialización capitalista.
En su inicio tuvo un impacto productivo, puesto que al fabricarse colorantes artificiales desplazó a los tintes naturales derivados de plantas y animales que las naciones europeas importaban de los países coloniales.
La industria química es la más dañina para el planeta y su impacto está presente en la actividad agropecuaria, debido al uso indiscriminado de agroquímicos, particularmente hormonas y alimentos procesados para la engorda de ganado, fertilizantes para el desarrollo de los cultivos y pesticidas para controlar plagas y enfermedades de los mismos, productos químicos que han contaminado el suelo, agua y cultivos, que desde luego han deteriorado la salud de los productores y consumidores de alimentos de origen agropecuario.
Los alimentos industrializados en la que la química orgánica ha sido fundamental, particularmente la industrialización de la caña para producir azúcar refinada y desde los años setenta del siglo pasado la industrialización del maíz para elaborar alta fructuosa, endulzantes utilizados en gran cantidad de alimentos de consumo masivo entre la población de prácticamente todos los países del Mundo. Aunado a lo anterior, también se producen aceites vegetales para la preparación de muchos alimentos, así como la industrialización del maíz para fabricar harinas refinadas. Los azúcares y harinas refinados consumidos en gran cantidad y aunado al estilo de vida sedentario, son los causantes de la obesidad, enfermedad que antecede causalmente a otras enfermedades metabólicas, particularmente la diabetes mellitus 2 y últimamente hay más evidencias de que también están asociadas a la demencia senil (alzhéimer). Por si lo anterior fuera poco, la industria farmacéutica esta coludida con las empresas industriales productoras de alimentos y a pesar de que hay evidencias contundentes de que las harinas y azúcares refinados son los causantes de las enfermedades metabólicas, pero los intereses económicos que están de por medio impiden reducir su consumo y prefieren recetar a los obesos diabéticos productos para seguir con el mismo estilo de vida y que a la larga genera consecuencias colaterales más graves.
En la industria de la refrigeración, fabricación de sprays se producen los Cloro-fluoro-carbonos (CFC) que al emitirse a la atmósfera por acción de las radiaciones ultravioletas liberan el cloro que al combinarse con el ozono lo transforman en oxígeno molecular y atómico, proceso que ha desequilibrado el balance entre la síntesis y la degradación de la molécula de ozono, ya que ahora por la contaminación del aire con los CFC se destruye más ozono que el se forma de manera natural en la Estratosfera y ameniza con la incidencia directa de la radiación ultravioleta dañina en la biosfera.
También la industria química ha sido importante en las industrias de la construcción, automotriz, plástico, etc.; cruciales para el desarrollo de los países, pero, también en el deterioro del medio ambiente (aire, suelo, agua) y desde luego daño en la salud de la población.
Así pues, la industria química está en todas las actividades económicas que sustentan a la sociedad humana y en el marco del capitalismo ha generado una catástrofe ambiental y sanitaria que ameniza a la sociedad humana.
2.3.3. Eléctrica
La revolución de la industria eléctrica representó un cambio cualitativo en la producción de energía y ha sido crucial para el desarrollo de la sociedad humana moderna, ya que sin su concurrencia la vida ya no sería posible. Sin embargo, las fuentes de energía para su producción representan una seria ameza al medio ambiente natural, ya que si se utilizan combustibles fósiles en la termoeléctricas emiten dióxido de carbono que se acumula en en la atmósfera y a la larga puede producir un cambio cualitativo de clima, cuyos efectos pueden ser devastadores para la propia vida, ya que la adaptación de los seres vivos depende principalmente del clima. En el mismo sentido puede argumentarse el impacto ambiental de las hidroeléctricas que utilizan como fuente de energía el movimiento del agua, que se almacena en grandes presas que alteran radicalmente los cursos de agua y cuyo impacto en la flora, fauna y comunidades campesinas ha sido catastrófico.
Mención especial merecen las centrales nucleares para la producción de energía eléctrica, cuyos accidentes, han sido devastadores para el ambiente natural en general y en particular para la salud humana.
La tendencia en el futuro es la implementación de fuentes de energía sustentables, basadas en fuentes de energía más sanas como son: la energía solar, cuya fuente es amigable con el medio ambiente y prácticamente inagotable y, en menor grado la energía eólica.
2.3.4. Petrolera
La industria petrolera inició desde finales del siglo XIX y desde entonces ha sido crucial para el transporte mecánico (maquinaria pesada, tractores, vehículos, aviación, etc.) y su impacto en el medio natural ha sido devastador, puesto que, al tratarse de una combustión química libera enormes cantidades de bióxido de carbono y vapor de agua a la atmósfera, ambos gases de efecto invernadero que han estado causando el calentamiento global del aire y que al rebasar cierta concentración, puede generar un cambio cualitativo del clima con consecuencias catástroficas para la especie humana.
2.3.4. Digital
La revolución digital comenzó desde el final del siglo XX y durante el presente siglo se ha generalizado. Tiene como base la revolución microelectrónica y consiste en la producción de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) y tiende hacia la automatización de todas actividades económicas productivas (agricultura, ganadería, silvicultura, industria), comerciales y de servicios.
Falta una evaluar el impacto de la revolución digital en la salud de la especie humana, pero lo que si es evidente, que el mayor impacto está en el principal recurso humano: la capacidad de trabajo del hombre, pues, la sustitución de la mano de obra está generando un enorme desempleo que engrosa las filas de la economía informal y el poco trabajo empleado en las actividades se reduce y en consecuencia está provocando el descenso de los salarios reales, ya que la presencia de un “ejército” de desempleados presiona a la baja los ingresos salariales.
Las transformaciones tecnológicas y su impacto han sido tan radicales que algunos científicos piensan que iniciaron una nueva era geológica conocida como Antropoceno, tal como se aprecia en la siguiente imagen.

Imagen 3. Antropoceno: nueva era geológica




Las revoluciones tecnológicas que se han producido desde hace un poco más de 250 años, iniciando con la industria mecánica en 1760 y culminando con la actual revolución digital, pasando por la química, eléctrica y petrolera. Sus impactos en el medio natural y social han tan radicales, que justifican lo dicho por Crutzen (1995) en denominar en inicio de una nueva era geológica en la que la sociedad humana es la actora principal: el Antropoceno.


3. Discusión
Las revoluciones tecnológicas no son nuevas. De hecho la primera: la Paleolítica inauguró el origen de la especie humana hace unos dos millones de años, con la aparición del Homo habilis y estuvo basada en herramientas de trabajo rudimentarias, fabricadas principalmente a base de piedra y fueron cruciales para la economía de apropiación directa que caracterizó al período Paleolítico, consistentes en la recolección de productos vegetales silvestre (tallos, raíces, hojas, semillas, frutos, etc.) y la caza de animales salvajes. La baja productividad del trabajo paleolítico condicionó la movilidad (nomadismo) del hombre primitivo en búsqueda de alimentos para su existencia, lo que aunado a la escasa población su impacto en el medio ambiente natural fue mínimo, principalmente en el medio natural (suelo, flora y fauna).
Después del Homo habilis surgió el Homo erectus, que mejoró los instrumentos de trabajo de piedra, pero una tecnología crucial para el porvenir de la especie humana fue el invento de fuego, técnica importante para protegerse de los depredadores salvajes que coexistieron con el hombre primitivo, para calentarse del ambiente frío en que apareció la especie humana y sobre todo para la cocina de los alimentos que los liberaba de microorganismos patógenos y los hacía más asimilables. Esto condicionó el crecimiento del cerebro y desarrollo más complejo, a tal grado que el Homo erectus tuvo un cerebro de unos 900 gramos, muy en comparación con su antecesor: el Homo habilis, cuyo cerebro tenía alrededor de 500 gramos de peso.
Ya casi al final del período Paleolítico, hace unos 40,000 años, surgió el Homo sapiens en Europa, particularmente en Francia y España, que con herramientas de trabajo más perfeccionadas y un cerebro más complejo con un peso de 1500 gramos, fueron el fundamento para que apareciera el arte plasmado en las pinturas rupestres, una forma del pensamiento abstracto expresado en imágenes concretas.
Después de casi dos millones de vida nómada y de la experiencia acumulada en la recolección de productos de origen vegetal y caza de animales salvajes, se generaron las condiciones necesarias para el surgimiento de una una nueva revolución tecnológica: la Neolítica, consistente en el cultivo de plantas, lo que dio origen a la agricultura, así como la domesticación de animales que dio origen a la ganadería, actividades basadas en el uso de herramientas de piedra más perfeccionadas, que hicieron posible el aumento de la productividad del trabajo y con ello mayor disponibilidad de alimentos, con lo que también hizo posible la vida sedentaria, condicionado el surgimiento de las ciudades.
El impacto en el medio ambiente natural implicó la deforestación de los bosques para incorporar las tierras a la agricultura y la ganadería, haciendo más susceptibles a los suelos a los problemas de erosión por acción del viento y del agua de lluvia, debido a la alteración de la cobertura vegetal natural.
El impacto sobre la salud del hombre neolítico fue considerable, pues, respecto a sus antecesores que dependían de una gran diversidad de vegetales silvestres y animales salvajes para su alimentación, ahora la diversidad se redujo a unos cuantos cultivos, que además fueron sometidos generalmente a molienda artesanal; lo que aunado al sedentarismo produjo casos aislados de diabetes mellitus tipo 2 en Medio Oriente.
El mayor impacto de la Revolución Neolítica fue social, ya que la división social de trabajo entre la ganadería, la agricultura y la industria artesanal, aumentó la productividad del trabajo, lo que implicó cubrir las necesidades básicas de las sociedades neolíticas y además generar un excedente para el intercambio mercantil con las comunidades vecinas. Todo lo anterior condicionó la aparición de la primera sociedad clasista: el esclavismo, en el que los esclavistas se apropiaron de las tierras comunales y los esclavos que también eran propiedad de los señores esclavos.
A pesar del carácter explotador del sistema esclavista, representó un progreso, ya que permitió la mejora de los instrumentos de trabajo y también la división del trabajo en físico desarrollado por los esclavos y el trabajo intelectual propio de los pensadores al servicio de la clase esclavista dominante. Esto permitió el origen de la ciencia antigua, principalmente en Grecia y Roma, que al inicio se trató de una ciencia totalizadora o global (filosofía) que posteriormente se fue fragmentado en ciencias particulares, cuya aplicación práctica generó las tecnologías neolíticas.
Las sociedades esclavistas clásicas griega y romana dieron paso a la sociedad feudal con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C., que aproximadamente un siglo antes había decretado al cristianismo como su religión oficial, régimen en el que el principal medio de producción (tierra) era propiedad de los señores feudales y la Iglesia, cuya mano de obra la aportaban los campesinos siervos.
El feudalismo perduró hasta el años 1453 d. C. cuando se produjo la caída del Imperio Romano de Oriente, lo que significa que dicho sistema duró casi 1000 años.
En general durante el régimen feudal la ciencia y la tecnología se estancaron, pero en su seno se desarrolló su contra-parte: el capitalismo, como respuesta a las necesidades de una población cada vez más creciente y un mercado mundial que demandaban alimentos, los cuales no podían ser aportados por un sistema rígido y monopólico, tanto en el campo feudal como en las ciudades los gremios artesanales; por consiguiente, los obstáculos pre-capitalistas fueron “barridos” por la industria capitalista, dando origen a las dos clases fundamentales del nuevo sistema: burguesía industrial vs proletariado industrial.
Las primeras revoluciones burguesas en Europa Occidental ocurrieron en los países bajos (Holanda) e Inglaterra en los siglos XVI y XVII respectivamente y posteriormente en Francia, transformaciones cualitativas que desbrozaron el camino al desarrollo de las fuerzas productivas, particularmente en Inglaterra, país en el se inició la primera revolución industrial durante el período 1760-1840 de carácter mecánico, es decir, fabricación de maquinas de vapor utilizadas en la industria textil y en los transportes (ferrocarriles y barcos), movidas con la energía aportada por el carbón vegetal. Desde entonces comenzó la quema de combustibles fósiles, cuya combustión aporta grandes cantidades de bióxido de carbono y vapor de agua en el aire, que al ser gases de efecto invernadero contribuyeron al calentamiento global de la atmósfera.
La incorporación de máquinas en la industria y en la agricultura implicó la sustitución de mano de obra y el consecuente desempleo, pero resulta que es el trabajo de los obreros productivos el que genera la plusvalía, base de la ganancia capitalista y al disminuir la cantidad de trabajadores, el capitalista tuvo que recurrir a la intensificación de la explotación de la fuerza de trabajo para compensar la mano de obra desplazada por las máquinas, ya que el capital fijo solo transfiere a las nuevas mercancías su valor durante su desgaste.
La mecanización de la agricultura y la silvicultura hizo más susceptibles a los suelos a la erosión hídrica y eólica, provocando la pérdida de tan valioso recurso para la producción de alimentos.
La industria química ha sido la más dinámica desde mediados del siglo XIX en Europa, particularmente en Alemania que ya avanzaba prodigiosamente por el camino de la industrialización capitalista y por su naturaleza ha sido crucial para fabricación de nuevos productos utilizados en las más diversas ramas de la economía.
 En su inicio tuvo un impacto productivo, puesto que al fabricarse colorantes artificiales desplazó a los tintes naturales derivados de plantas y animales que los países europeos importaban de los países coloniales.
La industria química es la más dañina para el planeta y su impacto está presente en la actividad agropecuaria, debido al uso indiscriminado de agroquímicos, particularmente hormonas y alimentos procesados utilizados en la engorda del ganado, fertilizantes para la nutrición de los cultivos y pesticidas para controlar plagas y enfermedades de los mismos, productos químicos que han contaminado el suelo, agua y cultivos, que desde luego han deteriorado la salud de los productores y consumidores de alimentos de origen agropecuario.
Los alimentos industrializados en la que la química orgánica ha sido fundamental, particularmente la industrialización de la caña para producir azúcar refinada y desde los años setenta del siglo pasado la industrialización del maíz para elaborar alta fructuosa, productos utilizados en gran cantidad de alimentos de consumo masivo entre la población de prácticamente todos los países del Mundo. Aunado a lo anterior, también se producen aceites vegetales para la preparación de muchos alimentos, así como la industrialización del maíz para fabricar harinas refinadas. Los azúcares y harinas refinados consumidos en gran cantidad y aunado al estilo de vida sedentario, han causado obesidad, enfermedad que antecede causalmente a otras enfermedades metabólicas, particularmente la diabetes mellitus 2 y últimamente hay más evidencias de que también están asociadas a la demencia senil (alzhéimer). Por si lo anterior fuera poco, la industria farmacéutica está coludida con las empresas industriales productoras de alimentos y, a pesar de que hay evidencias contundentes de que las harinas y azúcares refinados son los causantes de las enfermedades metabólicas; sin embargo, los intereses económicos que están de por medio impiden reducir su consumo y prefieren recetar a los obesos y diabéticos productos para seguir con el mismo estilo de vida y que a la larga genera consecuencias colaterales más graves.
En la industria de la refrigeración, fabricación de sprays se producen los Cloro-fluoro-carbonos (CFC) que al emitirse a la atmósfera por acción de las radiaciones ultravioletas liberan el cloro que al combinarse con el ozono lo transforman en oxígeno molecular y atómico, proceso que ha desequilibrado el balance entre la síntesis y la degradación de la molécula de ozono, ya que ahora por la contaminación del aire con los CFC se destruye más ozono que el se forma de manera natural en la Estratosfera y ameniza con la incidencia directa de la radiación ultravioleta dañina en la biosfera.
También la industria química ha sido importante en las industrias de la construcción, automotriz, plástico, etc.; cruciales para el desarrollo de los países, pero, también en el deterioro del medio ambiente (aire, suelo, agua) y daño a la salud de la población.
La revolución de la industria eléctrica representó un cambio cualitativo en la producción de energía y ha sido crucial para el desarrollo de la sociedad humana moderna, ya que sin su concurrencia la vida ya no sería posible. Sin embargo, las fuentes de energía para su producción representan una seria amenaza al medio ambiente natural, ya que si se utilizan combustibles fósiles en la termoeléctricas emiten dióxido de carbono que se acumula en en la atmósfera y a la larga puede producir un cambio cualitativo de clima, cuyos efectos pueden ser devastadores para la propia vida, ya que la adaptación de los seres vivos depende principalmente del clima. En el mismo sentido puede argumentarse el impacto ambiental de las hidroeléctricas que utilizan como fuente de energía el movimiento del agua, que se almacena en grandes presas que alteran radicalmente los cursos de agua y cuyo impacto en la flora, fauna y comunidades campesinas ha sido catastrófico.
Mención especial merecen las centrales nucleares para la producción de energía eléctrica, cuyos accidentes, han sido devastadores para el ambiente natural en general y en particular para la salud humana.
La tendencia en el futuro es la implementación de fuentes de energía sustentables, basadas en fuentes de energía más sanas como son: la energía solar, cuya fuente es amigable con el medio ambiente y prácticamente inagotable y, en menor grado la energía eólica.
La industria petrolera inició desde finales del siglo XIX y desde entonces ha sido crucial para el transporte mecánico (maquinaria pesada, tractores, vehículos, aviación, etc.) y su impacto en el medio natural ha sido devastador, puesto que, al tratarse de una combustión química libera enormes cantidades de bióxido de carbono y vapor de agua a la atmósfera, ambos gases de efecto invernadero que han estado causando el calentamiento global del aire y que al rebasar cierta concentración, puede generar un cambio cualitativo del clima con consecuencias catastróficas para la especie humana.
La revolución digital comenzó desde el final del siglo XX y durante el presente siglo se ha generalizado. Tiene como base la revolución microelectrónica y consiste en la producción de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s) y tiende hacia la automatización de todas actividades económicas productivas (agricultura, ganadería, silvicultura, industria), comerciales y de servicios.
Falta una evaluar el impacto de la revolución digital en la salud de la especie humana, pero lo que si es evidente, que el mayor impacto está en el principal recurso humano: la capacidad de trabajo del hombre, pues, la sustitución de la mano de obra está generando un enorme desempleo que engrosa las filas de la economía informal y el poco trabajo empleado en las actividades se reduce y en consecuencia está provocando el descenso de los salarios reales, ya que la presencia de un “ejército” de desempleados presiona a la baja los ingresos salariales.
Un aspecto que no debe pasar desapercibido de la revolución digital es su impacto en el desarrollo del capital financiero que ha subordinado al resto de capitales (productivo y comercial) y, por la naturaleza de las tecnologías de la información y comunicación  el sistema financiero se ha vuelo muy inestable.
En resumen las revoluciones modernas desde la industrial de mediados del siglo XVIII hasta la digital en el siglo XXI, todas son inherentes al capitalismo y han tenido impactos severos en la economía, la sociedad, el ambiente natural y la salud humana; a tal grado que actualmente el sistema padece una crisis integral catastrófica que pone en riesgo al propio planeta.
La tecnología en sí no es enemiga de la especie humana y del ambiente natural, más es el capitalismo por su naturaleza explotadora el que está en crisis, lo que indica que es necesario su relevo por un sistema socio-económico más justo, en el las tecnologías heredadas del capitalismo sean compatibles con desarrollo sustentable y amigable con el medio ambiente.

4. Conclusiones
El origen de la especie humana está asociada a la primera revolución tecnológica: la Paleolítica, basada en herramientas de trabajo principalmente de piedra rudimentarias fabricadas por el Homo habilis hace unos dos millones de años. Después, hace aproximadamente un millón de años el Homo erectus inventó el fuego, que fue crucial para el desarrollo del hombre paleolítico, puesto que, le permitieron protegerse de los animales salvajes que coexistieron con él, calentarse del clima frío en el que le tocó vivir, así como la preparación de sus alimentos haciéndolos más asimilables y libres de microorganismos patógenos. Esto aunado a instrumentos más perfeccionados, contribuyeron a un mayor desarrollo de su cerebro, de tal forma que pesaba unos 900 gramos, muy superior a los 500 gramos del cerebro de su antecesor el Homo habilis.
El período paleolítico culminó con la aparición del Homo sapiens, particularmente en Francia y España, que con herramientas de trabajo todavía más perfeccionadas y con la alimentación mixta (vegetariana y carnívora) impacto el crecimiento y desarrollo más complejo de su cerebro, de tal magnitud que pesaba unos 1500 gramos. Con un cerebro más complejo pudo y un lenguaje ya articulado pudo inventar el arte abstracto plasmado en las pinturas rupestres.
Durante el largo período paleolítico de alrededor de dos millones de años el impacto sobre el medio ambiente natural y social fue mínimo dada la baja productividad del trabajo, la escasa población y la movilidad permanente de las comunidades paleolíticas.
La práctica acumulada (experiencia) durante el prolongado período Paleolítico, permitió hace unos 10,000 años el cultivo de plantas, lo que dio origen a la agricultura, así como la domesticación de animales, lo que dio origen a la ganadería. Ambas actividades condicionaron la división social del trabajo y con la tecnología más avanzada, apareció la primera revolución tecno-productiva: la Neolítica, cuyo impacto socio-económico fue el surgimiento de la primera sociedad clasista: el esclavismo, sociedad que favoreció la división del trabajo en físico e intelectual, lo que permitió que los pensadores acomodados de la clase esclavistas desarrollaran las ciencias antiguas, particularmente la filosofía en Grecia y Roma clásicas.
Las revoluciones científicas y tecnológicas más importantes las produjo el capitalismo.  Desde la primera revolución industrial en la segunda mitad del siglo XVIII de naturaleza mecánica, en la que fue inventada la máquina de vapor hasta la revolución digital actual, pasando por la química, eléctrica y petrolera. Todas han tenido impactos severos en el medio natural (contaminación del agua, del suelo, del aire, etc.) y no se diga en lo socio-económico han tenido efectos radicales, como el surgimiento del capitalismo industrial a partir de la revolución de las máquinas, luego la química de los colorantes artificiales que acabaron con los tintes naturales, la eléctrica que implicó nuevas máquinas movidas con la nueva fuente de energía, sobre todo en las industrias; la petrolera de fines del siglo pasado y durante el presente siglo XXI, cuya quema está aportando al aire grandes cantidades de bióxido de carbono y vapor de agua, ambos gases de efecto invernadero que están causando el calentamiento global y que en el futuro amenaza con cambio cualitativo que pondrá en riesgo a la propia especie humana; y, finalmente la revolución digital que está asociada al surgimiento del capital financiero, modalidad del capital que ha subordinado al capital productivo y comercial y, el terreno laboral la automatización de todas las actividades económicas, ha provocado el desplazamiento de la mano de obra lanzándola a la economía informal y al desempleo. Pero como las máquinas en todas sus versiones no producen plusvalía base de la ganancia capitalista, ya que solo transfieren el valor de su desgaste; contrastando con el trabajo que es la fuente de plusvalía de la que se deriva la ganancia capitalista y al reducirse el empleo productivo la plusvalía disminuye y con ellos la ganancia; es decir, el propio capitalismo está cavando su propia tumba.
La tecnología en sí no es dañina para el medio ambiente natural, lo que pasa que en los marcos del capitalismo dada su naturaleza explotadora en la que se funda su ganancia, no le interesa la conservación del medio natural ni la salud de la gente, lo que le interesa es la rentabilidad económica, aunque se acaben los recursos naturales y se muera la gente.
Resultado de todo lo anterior, el sistema capitalista padece una crisis integral (económica, social, ambiental, sanitaria, etc.), cuyos efectos catastróficos amenazan no solo al sistema socio-económico vigente, sino a todo el planeta.
El capitalismo es el sistema socio-económico que más ha desarrollado la ciencia y la tecnología en sus poco más de 400 años de existencia, pero la experiencia ha demostrado que es incompatible con la tecnología, por lo que tendrá que ser relevado por un sistema más justo al que heredará su legado tecnológico y que será la base para un desarrollo sustentable y amigable con el medio ambiente y con la salud de la especie humana.

6. Bibliografía
Vásquez Valentín. 2016. Dialéctica de la salud y la enfermedad en la especie humana. metodo2013.blogspot.mx

No hay comentarios.:

Publicar un comentario