miércoles, 3 de febrero de 2016

DE LA DIALÉCTICA MATERIALISTA DE HERÁCLITO AL MATERIALISMO DIALÉCTICO

DE LA DIALÉCTICA MATERIALISTA DE HERÁCLITO AL MATERIALISMO DIALÉCTICO

Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

Introducción

Al igual que la mayoría de las ciencias, la dialéctica materialista apareció en la antigüedad griega con Heráclito, en el siglo V a.C. Este pensador griego fue el dialéctico más grande de la antigüedad, al concebir a la contradicción como la fuente del movimiento de todos los objetos materiales de la naturaleza.

La contradicción no solo es inherente a los procesos materiales, también esta presente en el proceso del conocimiento y se manifiesta como la oposición, entre la apariencia (lo que parece ser y no es) percibida por los órganos de los sentidos, contra la esencia (lo que esta oculto detrás de la sensibilidad), la esencia hecha pensamiento se convierte en lógica. Según Heráclito,  los sentidos por naturaleza son irracionales; por consiguiente, el conocimiento científico, tiene que moverse de la sensibilidad irracional a la sensibilidad racional. Así pues, Heráclito, al distinguir entre la apariencia y la esencia, estableció la ley que orienta el movimiento del conocimiento científico: de la apariencia a la esencia, precisando claramente los grados sensible (sensación) y racional (pensamiento) del conocimiento. En este sentido, el conocimiento es la unidad contradictoria entre el conocimiento sensible y el conocimiento racional (pensamiento abstracto).

La dialéctica de Heráclito, fue negada por la lógica aristotélica en el siglo IV a.C. basada en la Ley de de la identidad que excluye la contradicción. La doctrina lógica de Aristóteles es el sentido común hecho pensamiento y perduró en el ámbito durante 2000 años, hasta que la Lógica dialéctica de Hegel la relevó en la segunda década del siglo XIX, cuyas leyes y categorías (conceptos generales), las expuso en su monumental obra: Ciencia de la lógica (1812-1816). La Ley del tránsito recíproco de la cantidad y cualidad la que enunció en la primera parte de su obra en la Doctrina del ser; la Ley de la contradicción la expuso en la parte II de su obra en la Doctrina de la esencia; y, la Ley de la negación de la negación, la formulo en la parte III de su obra en la Doctrina del concepto. Las categorías están inmersas en toda su obra y junto con las leyes, son el resultado de la generalización de los conocimientos filosóficos y de las ciencias particulares de su tiempo.

 Dado que la dialéctica de Hegel era de naturaleza idealista, es decir, se trataba de una dialéctica de los conceptos, era necesario extenderla a los procesos materiales, tarea realizada por Marx y Engels entre 1844 y 1847, con lo que se produjo la inversión idealista de la dialéctica hegeliana para convertirla en dialéctica materialista.

 

1. Dialéctica de Heráclito

El pensador dialéctico más grande que ha dado la antigüedad griega, es Heráclito (536-470 a.C.), que a pesar de que su obra De la Naturaleza no se conserva, por las referencias de sus contemporáneos y de otros filósofos que le sucedieron, se conservan fragmentos fundamentales que permiten caracterizarlo como el “padre” de la Dialéctica. Esta puede ser definida sintéticamente como la ciencia de la contradicción.

 Mondolfo (1966), realizó una investigación minuciosa de la obra del pensador griego en la que rescata algunos de los fragmentos más importantes del trabajo filosófico, así escribió que Platón (427-347 a.C.), uno de los filósofos más distinguidos de la antigüedad griega al hacer referencia a Heráclito, escribió: “Dice en algún lugar Heráclito que todas las cosas pasan y nada queda inmóvil, y comparando a los seres con la corriente de un río, dice que no podríamos entrar dos veces en el mismo río…Que es el movimiento el que produce el llamado ser y el nacer, la quietud, en cambio, es la que causa el no ser y el perecer”. En el mismo sentido, se pronunció Aecio, al escribir que “Heráclito quitaba del universo el reposo y la estabilidad, pues éstos pertenecen a los muertos; en cambio, él atribuía un movimiento a todos los seres: eterno a los eternos, mortal a los mortales”. La concepción de la contradicción como fuente del movimiento esbozada por Heráclito, se reafirma con lo que comenta Sexto Empírico: “No estarán de acuerdo quienes establecieron como principio los opuestos, ya sea los demás, sea los heraclíteos; pues si uno de los contrarios llegara a faltar, todo desaparecería y quedaría reducido a la nada. Por eso también Heráclito reprochaba a Homero, quien decía: ¡Ojalá se extinguiera la discordia entre los dioses y los hombres¡, pues dice que desaparecerían todas las cosas”. En lo relacionado con la naturaleza de las cosas, Heráclito, consideraba al fuego como principio de todo. Así lo manifiesta Simplicio en su Física, al opinar que Heráclito concibió al fuego como principio de todas las cosas al contemplar “el principio vivificador y creador del calor que circula por todas las cosas y las transforma a todas”. Así pues, Heráclito concebía a las cosas de la naturaleza como devenir, como movimiento necesario (sujeto a ley), producto de las contradicciones internas de los procesos materiales. Otro aspecto de trascendental importancia para el conocimiento científico planteado por Heráclito, es el relativo a los grados del conocimiento, es decir, el conocimiento sensible y el conocimiento racional. Así, Sexto Empírico, en su obra, Contra los dogmáticos, al exponer que “Heráclito tenía [la] opinión de que el hombre estaba dotado de instrumentos para el conocimiento de la verdad, la sensación y la razón, juzgó entre éstas a la sensación indigna de confianza y a la razón, en cambio, la afirmó criterio [de verdad]. Pero refuta la sensación diciendo textualmente: “malos testigos para los hombres [son] los ojos y los oídos de los que tienen almas bárbaras fiarse de las sensaciones irracionales”. Así pues, con Heráclito surge lo que posteriormente se conocerá como apariencia de las cosas percibida por la sensibilidad y su contra-parte: la esencia, oculta, detrás de la apariencia, por lo que hay que descubrirla a través del razonamiento.

Dynnik et al (1968) cita un fragmento de Clemente de Alejandría, en el que describe la dialéctica de Heráclito: "El mundo, unidad de todo, no ha sido creado por ningún Dios, ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y será un fuego eternamente vivo que se enciende y se apaga con arreglo a leyes".   

Editorial Gredos (1982) afirma que Plutarco dice que "Heráclito llama a la guerra abiertamente padre, rey y señor de todos y dice que, cuando Homero implora que la discordia cese tanto entre los dioses como entre los hombres, no se da cuenta de que maldice la generación de todas cosas, ya que éstas tienen su generación a partir de una lucha y de una contraposición".  En otro pasaje, la misma editorial, rescata un pasaje en el que Aristóteles, cita un pasaje de la obra de Heráclito: "En efecto, todo se transforma desde un contrario hacia otro, tal como desde el calor hacia el frío", así como: "la enfermedad hace a la salud agradable y buena; el hambre, a la saciedad; la fatiga, al reposo", juicio también de Heráclito rescatado por otro filosofo griego.

Es conveniente precisar que la guerra para Heráclito (según la editorial), no es un conflicto humano, si no uno de los nombres que el pensador griego utilizaba para designar a la contradicción u oposición existente en el universo.

En lo referente al movimiento del conocimiento, Gredos, cita a Aristóteles, quien escribe, que "La doctrina de las Ideas se les ocurrió a los que la adoptaron por causa de haberse persuadido de la verdad de los argumentos heracliteos, de que todas las cosas sensibles fluyen siempre, de modo que, si ha de haber ciencia y comprensión de algo, debe haber otras naturalezas permanentes, aparte de las sensibles".

Así pues, Heráclito estableció las bases de la dialéctica como ciencia de la contradicción y en lo relacionado con el movimiento del conocimiento científico lo concibió como el salto de la sensibilidad a la insensibilidad, ya que todas las cosas sensibles por su naturaleza cambiante, no pueden ser el fundamento de la ciencia que tiene como objetivo descubrir lo permanente en la movilidad de lo sensible. Es decir, sentó las bases de la dialéctica como ciencia y del método dialectico, ya que toda ciencia es teoría y es método.  


2. Lógica de Aristóteles (384-322 a. C.)

Al igual que la realidad material, el pensamiento (objeto de estudio de la Lógica) es dialéctico. En este sentido la Lógica de Aristóteles es resultado de la confrontación dialéctica con sus antecesores, particularmente Heráclito. Así lo expresa el mismo en su Metafísica“Es imposible, pues, que cualquiera suponga que la misma cosa sea y no sea, así como algunos piensan que lo dice Heráclito…Hay algunos que declaran ellos mismos que admiten que una misma cosa sea y no sea, y así lo sostienen. De este discurso se sirven muchos, aun entre los filósofos naturalistas. Nosotros, en cambio, hemos aceptado ahora como imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo, y por eso hemos mostrado que éste es el más cierto de todos los principios. El discurso de Heráclito que dice que todas las cosas son y no son, parece volver verdaderas todas las cosas. No hay absolutamente ninguna demostración de estas afirmaciones contradictorias, pero hay demostración contra quien las afirma. Si uno hubiese interrogado al propio Heráclito de esta manera, pronto lo habría obligado a reconocer que nunca las proposiciones contradictorias pueden ser verdaderas bajo los mismos aspectos; ahora bien: sin darse cuenta de lo que decía, él acepto semejante opinión. No pueden decir la verdad los que hablan de acuerdo con Heráclito, ni los que hablan de acuerdo con Anaxágoras. De otra manera, ocurriría que predicaran los atributos opuestos del mismo sujeto”.

Es evidente que la Lógica de Aristóteles expuesta en su Metafísica, se formó en la polémica con sus opositores a su doctrina, especialmente Heráclito. Así,  la Ley de identidad que constituye la esencia de su Lógica, niega la contradicción como él mismo lo afirma en los párrafos citados anteriormente, la cual establece que no es posible la contradicción simultánea en todo objeto de estudio. Esto es sentido común, ya que la sensibilidad no va más allá de lo percibido por los órganos de los sentidos, los cuales perciben solo la identidad. No obstante, el mismo Heráclito expresaba, que la sensación derivada de la sensibilidad, es apariencia, por lo que era necesario dar el salto a la racionalidad, es decir, moverse de la sensibilidad a la esencia de las cosas, de la que se deriva la verdad de las cosas, ya que la esencial está oculta en la apariencia percibida por las sensibilidad. Es decir, Aristóteles se dejó llevar por el sentido común de la identidad y lo plasmó en su Lógica, como el principio fundamental del pensamiento. Y de la Ley de la identidad, Aristóteles, dedujo, el siguiente principio fundamental de su Lógica: Ley del tercero excluido. Este establece, que en un mismo objeto: o es una cosa o es otra, no puede haber una tercera opción, es decir, se niega la contradicción existente al mismo tiempo en el objeto de estudio. Así pues, la Lógica aristotélica opera en el ámbito del sentido común.

La Lógica aristotélica negó a la Dialéctica de Heráclito y durante dos mil años perduró sin cambios sustanciales.

 

 3. Lógica dialéctica de Hegel

Las leyes universales de la dialéctica descubiertas y las categorías (conceptos generales) fueron expuestas por Hegel en su Ciencia de la lógica (1812-1816).

La ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad, la expone en la primera parte de su obra: en la Doctrina del Ser. Este en su movimiento se da una existencia como ser finito. El ser finito está constituido por la unidad contradictoria de la cantidad y la cualidad. Esta es idéntica al ser, por consiguiente, en su movimiento cuantitativo se conserva hasta cierto límite, que si se rebasa, se transforma en una nueva cualidad. El rango en el que se mueve la vieja cualidad, se conoce como medida, de tal forma que la cualidad mientras se mueva en los límites que definen a la cualidad, permanece, pero si se supera, se produce un salto (cambio brusco), a través del cual la vieja cualidad es relevada por una nueva cualidad. Así pues, la Ley de la transformación recíproca de la cualidad y la cantidad, establece que todos los objetos, se mueven, es decir, son procesos, que cambian gradualmente, hasta que se produce un cambio repentino, con el que aparece una nueva cualidad. En suma, el movimiento es la unidad contradictoria de la cantidad versus la cualidad, de la continuidad versus discontinuidad, de la evolución versus la revolución, etc. Se aplica, cuando se analiza cualquier objeto de estudio en su movimiento y tiene carácter universal. Es evidente, en esta parte la naturaleza idealista de la lógica de Hegel, pues, no es posible derivar la existencia sensible a partir de un ser abstracto.

 La Ley de la contradicción, la expone en la segunda parte de su lógica, en la Doctrina de la esencia, que resulta de la negación de la Doctrina del Ser, particularmente de su existencia cuantitativa y cualitativa, al rebasarse la medida. La Ley de la contradicción es la más importante, ya que establece que todos los objetos del universo, son la unidad de aspectos o tendencias contradictorias, cuya interacción produce el movimiento de la materia, es decir, la contradicción constituye la “fuerza” motriz que mueve a la materia. Al igual que la Ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad, a Ley de la contradicción tiene naturaleza universal, por consiguiente, opera en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En síntesis, la ley de la contradicción, es el “alma” de la dialéctica y como tal puede ser definida como la ciencia de la contradicción.

 La ley de la negación de la negación (naturaleza cíclica de los procesos), la expone en la tercera parte de su obra: Doctrina del Concepto. En esta parte, se supera, a través de la segunda negación, la esencia, para ser relevada, por el concepto. Este no es mas que la esencia hecha pensamiento. El pensamiento representa un salto (cambio cualitativo) al pasar de la esencia a la esfera del pensamiento (el concepto), con lo que se retorna al punto de partida, el Ser abstracto, del cual parte el análisis de Hegel, después de la doble negación. La Ley de la negación de la negación, es el resultado de la negación recíproca del Ser y la Esencia.

Las tres leyes de la dialéctica descubiertas por Hegel y expuestas en su Ciencia de la lógica, constituyen el punto de partida de su sistema idealista, en el que es el pensamiento o espíritu es el generador de la naturaleza material.


5.  Materialismo dialectico

Dada la naturaleza idealista de la lógica dialéctica de Hegel, incompatible con el desarrollo de las ciencias naturales y sociales, era necesaria su inversión para darle un carácter racional y materialista,  proceso realizado por Marx y Engels entre 1844 y 1847, en sus obras: Manuscritos económico-filosóficos de Marx (1844), La sagrada familia de ambos (1845), La ideología alemana de los dos (1846) y Miseria de la filosofía de Marx (1847). Pero, donde Marx se expresa en forma sintética es, en el Epílogo a la segunda edición del Tomo I del Capital (1873), en que afirma:

"Mi método dialéctico no solo difiere del de Hegel, en cuanto a sus fundamentos, sino que es su antítesis directa. Para Hegel el proceso del pensar, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en un sujeto autónomo, es el demiurgo de lo real; lo real no es más que su manifestación externa. Para mí, a la inversa, lo ideal no es sino lo material traspuesto y traducido a la mente humana...La mistificación que sufre la dialéctica en manos de Hegel, en modo alguno obsta para que haya sido él quien, por vez primera, expuso de manera amplia y consciente las formas generales del movimiento de aquélla. En él la dialéctica está puesta al revés. Es necesario darle la vuelta, para descubrir así su núcleo racional que se oculta bajo su envoltura mística".

Por su parte, Engels (1873-1886) al recopilar información para escribir su Dialéctica de la naturaleza, en la que explicó que las leyes de la dialéctica, son abstracciones de la historia de la naturaleza y de la sociedad humana, que se reflejan en el pensamiento humano; por consiguiente, son leyes universales que operan en la naturaleza, la sociedad y el conocimiento. Estas leyes son:

  • Ley del trueque de la cantidad en cualidad, y viceversa.
  • Ley de penetración de los contrarios.
  • Ley de la negación de la negación.

"Las tres han sido desarrolladas por Hegel, en su forma idealista, como simples leyes del pensamiento: la primera, en la primera parte de su Lógica, en la teoría del ser; la segunda ocupara toda la segunda parte, con mucho la más importante de todas, de su Lógica, la teoría de la esencia; la tercera, finalmente, figura como la ley fundamental que preside la estructura del todo el sistema. El error reside en que estas leyes son impuestas, como leyes del pensamiento, a la naturaleza y a la historia, en vez de derivarlas de ellas. De ahí proviene toda la construcción forzada y que, no pocas veces, pone los pelos de punta: el mundo, quiéralo o no, tiene que organizarse con arreglo a un sistema discursivo, que sólo es, a su vez, producto de una determinada fase de su desarrollo del pensamiento humano. Pero, si invertimos los términos, todo resulta sencillo y las leyes dialécticas, que en la filosofía idealista parecían algo extraordinariamente misterioso, resultan inmediatamente simples y claras como la luz del Sol".

En seguida, Engels en su obra el Anti-Duhring (1878), en polémica con Duhring expone la  ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad:

“Detengámonos un momento a comparar esta nítida clasificación de los eficaces esquemas generales y su punto de vista realmente crítico, con las crudezas, arideces y fantasías febriles de un Hegel. Y nos encontramos con que la Lógica de Hegel comienza con el ser, exactamente lo mismo que el señor Duhring; que del ser resulta la nada, igual como en el señor Duhring; con que de este nada–ser  se pasa al devenir, cuyo resultado es la existencia, es decir, una forma más alta y más colmada del ser, exactamente lo mismo que en el señor Duhring. La existencia nos lleva a la calidad, y ésta a la cantidad…exactamente lo mismo que en el señor Duhring…Ni más ni menos que la línea nodal hegeliana de relaciones de medida en que, al llegar a un determinado nudo, la gradación ascendente o descendente puramente cuantitativa origina ya un salto cualitativo, como acontece, por ejemplo, con el agua puesta a calentar o enfriar, en que el punto de ebullición y el punto de congelación son los nudos en que se efectúa el salto a un nuevo estado de aglutinación, en que, por lo tanto, la cantidad se trueca en calidad”.

Para Engels, la gradación cuantitativa ascendente o descendente se mueve gradualmente en un rango en el que se conserva la vieja cualidad, pero al rebasar la medida se produce un salto que inaugura la aparición repentina de una  nueva cualidad.

En seguida Engels analiza el movimiento material, reafirma la Ley del tránsito de recíproco de la cantidad y la cualidad, explicando que el movimiento cuantitativo gradual, se interrumpe bruscamente (salto), para dar origen a una nueva cualidad:

Para la dialéctica, el hecho de que el movimiento se exprese en su contrario, en la quietud no representa ninguna dificultad. Para ella…toda esa antítesis es puramente relativa; no existe quietud absoluta ni equilibrio incondicional. Todo movimiento aislado tiende al equilibrio, y el movimiento total altera nuevamente el equilibrio. De aquí que la quietud y el equilibrio sean, donde quiera que se presenten, el resultado de un movimiento limitado, y es natural que ese movimiento pueda medirse y expresarse por sus resultados, y pueda, a la vez, restablecerse partiendo de él, bajo una u otra forma. La transición de una forma de movimiento a otra, por muy gradualmente que se desarrolle, representa siempre un salto, un viraje decisivo”.

En seguida analiza el espacio y el tiempo, como las formas más elementales de existencia de la materia, que nos revelan las contradicciones internas que mueven a los objetos. Además, explica que hasta en el movimiento más elemental (el mecánico) se pone de manifiesto la contradicción:

“Mientras consideramos las cosas como estáticas e inertes, cada una de por sí, una al lado de la otra [espacio] y sucesivamente [tiempo], no descubrimos en ellas ninguna contradicción. Nos encontramos con determinadas propiedades, en parte comunes, en parte diferentes y hasta contradictorias entre sí, pero que, en este caso, no albergan ninguna contradicción por estar distribuidas entre objetos diversos. Hasta donde alcanza esta forma de abordar los objetos de investigación, podemos desenvolvernos con el método especulativo, vulgar, de la metafísica. Pero, todo cambia de raíz, tan pronto como queramos analizar las cosas en su movimiento, en su transformación, en su vida, en su influencia recíproca. Entonces, caeremos inmediatamente en un cúmulo de contradicciones. Ya el movimiento es de por sí una  contradicción; el simple desplazamiento mecánico de un lugar sólo puede realizarse gracias al hecho de que un cuerpo esté al mismo tiempo, en el mismo instante, en un lugar y en otro, gracias al hecho de estar y no estar al mismo tiempo en el mismo sitio. Y el surgimiento continúo y la simultánea solución a esta contradicción es precisamente lo que constituye el movimiento. Si ya el simple movimiento mecánico, el simple desplazamiento de lugar encierra una contradicción, tanto más la encierran las formas superiores del movimiento de la materia, y muy especialmente la vida orgánica y su desarrollo. Ya hemos visto que la vida consiste precisamente, ante todo, en que un ser sea al mismo tiempo, en el mismo instante, el que es y otro. La vida no es, pues, a su vez, más que una contradicción albergada en las cosas y en los fenómenos y que se origina y soluciona incesantemente; al cesar la contradicción, cesa la vida y sobreviene la muerte. Hemos visto, asimismo, que tampoco en el mundo del pensamiento nos hallamos libres de contradicciones”.

En la anterior cita, también, Engels explica que cuando los objetos se estudian en sus dimensiones espacial y temporal no se revelan sus contradicciones; las condiciones cambian radicalmente cuando los objetos se estudian como procesos, entonces se ponen de manifiesto las fuerzas contradictorias internas que los mueven, tanto en la naturaleza, la vida y el pensamiento. Es decir, la contradicción, la hace extensiva a todos los objetos del universo, incluyendo el pensamiento.

En seguida explica la Ley de la Negación de la Negación:

“¿Qué es la negación de la negación? Una ley extraordinariamente general y, por ello mismo, extraordinariamente eficaz e importante, que rige el desarrollo de la naturaleza, de la historia y del pensamiento; una ley que, se impone en el mundo vegetal y animal, en la geología, en las matemáticas, en la historia y en la filosofía. La dialéctica no es más que la ciencia de las leyes generales que rigen la dinámica y el desarrollo de la naturaleza, de la sociedad humana y del pensamiento. Negar, en dialéctica, no consiste lisa y llanamente en decir no, en declarar que una cosa no existe, o en destruirla caprichosamente…el carácter de la negación obedece en primer lugar, a la naturaleza general, y en segundo lugar, a la naturaleza específica del proceso. Yo no debo solo negar, sino también eliminar nuevamente la negación. La primera negación ha de ser, pues, de tal naturaleza, que haga posible o permita que siga siendo posible la segunda. ¿Cómo? Eso dependerá del carácter específico de cada caso concreto. Al moler un grano de cebada, al aplastar un insecto, ejecuto indudablemente el primer acto de negación, pero hago imposible la segunda negación. Cada clase de objetos tiene, por lo tanto, su modo peculiar de ser negada de tal manera que engendre un proceso de desarrollo, y lo mismo ocurre con las ideas y los conceptos”.

Así pues, la inversión materialista de las leyes de la dialéctica idealista, descubiertas por Hegel en el pensamiento, realizada por Marx y Engels y con los descubrimientos científicos expuestos por Engels, en su en su Dialéctica de la naturaleza (1873-1886): Teoría celular (1837-1838), la transformación y conservación de la materia y la energía (1842) y la Teoría de la evolución (1859), con los que "La nueva concepción de la naturaleza había quedado delineada en sus rasgos fundamentales: todo lo que había en ella de rígido se aflojaba, cuanto había de plasmado se esfumaba, lo que se consideraba eterno pasaba a ser perecedero y la naturaleza toda se revelaba como algo que se movía en perenne flujo y eterno ciclo. Hemos retornado, así, a la concepción de los grandes fundadores de la filosofía griega, según la cual la naturaleza toda, desde lo más pequeño hasta lo más grande, desde el grano de arena hasta el Sol, desde el protozoo hasta el hombre, se halla, existe en perenne proceso de nacimiento y extinción, en flujo incesante, en un estado continuo de movimiento y cambio. Pero con una diferencia esencial, y es que paraen los griegos sólo era una intuición genial constituye para nosotros el resultado de una investigación rigurosamente científica y experimental, razón por la cual cobra una forma más definida y clara". Así pues, la inversión materialista de la dialéctica idealista hegeliana y los grandes descubrimientos de las ciencias naturales de mediados del siglo XIX, hicieron posible el surgimiento del materialismo dialéctico.


6. Conclusiones


Heráclito es el pensador dialéctico mas grande de la antigüedad griega, por eso es considerado como "padre" de la dialéctica.

La sensibilidad por naturaleza es irracional, por consiguiente, el conocimiento científico, tiene que moverse de la irracionalidad sensorial a la racionalidad de la insensibilidad.

En el proceso del conocimiento la contradicción se presenta como la oposición de la apariencia versus la esencia. En este sentido el conocimiento científico, se mueve de la apariencia a la esencia. Esta hecha pensamiento se convierte en lógica y como tal en verdad de los procesos materiales.

La dialéctica puede ser definida sintéticamente como la ciencia de la contradicción.

El pensamiento se mueve también dialécticamente, ya que la dialéctica como doctrina de la contradicción como fuente del movimiento, aparece con Heráclito en la antigüedad griega en el siglo V a.C. Posteriormente, la dialéctica de Heráclito fue negada por la lógica dialéctica de Hegel. Esta fue negada por el materialismo dialectico de Marx y Engels, con lo que se retornó al punto de partida, pero a un nivel superior, pues, ya no es la dialectica espontánea de Heráclito, sino una dialectica muy superior, basada en la acumulación de conocimientos científicos de más de 2000 años de desarrollo.


6. Bibliografía

 Dynnik M.A. y et al. 1968. Historia de la Filosofía I. De la Antigüedad a comienzos del siglo XIX. Ciencias Económicas y Sociales. Editorial Juan Grijalbo, S.A. México, D.F.

Editorial Gredos. 1982. Los filósofos presocráticos. Volumen I. RBA Coleccionables, S.A. 2015. Madrid, España.

Engels Federico. 1878. Anti Duhring. Ediciones de Cultura Popular. México D.F.

Engels Federico. 1873-1886. Dialéctica de la naturaleza. Editorial Grijalbo, S.A. México D.F.

Hegel W. 1812-1816. Ciencia de la Lógica. Traducción de Mondolfo Rodolfo (1960). Buenos Aires, Argentina.

 Marx Karl. 1844. Manuscritos económico-filosóficos. Fondo de Cultura Económica. México D.F. 

Marx C. y Engels F. 1845. La sagrada Familia (Crítica de la crítica crítica). Editorial Claridad. Buenos Aires, Argentina.

Marx Karl. 1846. La Ideología Alemana. Editorial Pueblo y Revolución. La Habana, Cuba. 

Marx Karl. 1847. Miseria de la Filosofía: Respuesta a la “Filosofía de la Miseria” del Señor Proudhon. Editorial Progreso. Moscú, URSS.

Marx Karl. Epílogo a la segunda Edición del Capital. 1873. Tomo I. Volumen I. Siglo XXI Editores, S.A. 2014. México, D.F.

Mondolfo Rodolfo. 1966. Heráclito: Textos y problemas de su interpretación. Siglo XXI Editores, S.A. Décimo tercera edición (2007). México, D.F.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario