lunes, 6 de junio de 2016

LA EDUCACIÓN:¿UNA MERCANCÍA?

LA EDUCACIÓN: ¿UNA MERCANCÍA?
 Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

1. Introducción

En el universo tanto los objetos materiales de origen natural como los producidos por la actividad humana, tienen carácter contradictorio, siendo la cantidad vs la cualidad, solo dos aspectos contrapuestos inherentes a los objetos finitos accesibles a la sensibilidad. El no comprender la naturaleza contradictoria de la realidad material, ha conllevado a una formación académica unilateral y parcial que solo da énfasis a un aspecto de la contradicción en detrimento de su contra-parte. Así, se ha dado preponderancia a la cualidad –calidad- y se ha dejado de lado a la cantidad. No obstante, sin necesidad de ningún esfuerzo mental en la vida cotidiana, el sentido común nos indica que todo objeto, es la unidad contradictoria entre la cualidad y la cantidad. Todo objeto tiene su identidad propia -cualidad- que lo diferencia del resto de objetos y no es medible, pero además, tiene peso, altura, volumen, etc.; es decir tiene su aspecto cuantitativo que es mesurable.

Así pues, la cualidad y la cantidad son dos aspectos contradictorios propios de los objetos finitos; sin embargo, sin la mínima reflexión se hacen extensivas a procesos complejos como es la educación, que de ninguna manera se trata de un objeto producto de la actividad humana -mercancía-, además, de forma unilateral al considerar únicamente a la calidad dejando de la lado a la cantidad.

La educación consiste más bien un proceso complejo para desarrollar en los hombres la capacidad intelectual –conocimientos-, ética –valores- y las aptitudes –habilidades-  en la que participan la familia, la escuela, la iglesia, la sociedad y los medios de comunicación, para la integración de las personas a la sociedad a la que pertenecen, entonces se trata de un problema complejo en el que intervienen distintos actores. Esta es la concepción generalizada de la educación entre los expertos y su certeza –verdad- es confirmada por  su prolongada historia: desde las sociedades antiguas hasta la actualidad. Estrechamente relacionada con la educación está la instrucción que se restringe al proceso de enseñanza-aprendizaje que tiene como escenario espacial a la escuela, que aunque su participación en el complejo problema de la educación es mínimo, desempeña un papel crucial en la formación de los cuadros científico-técnicos, fundamentales en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que aplicadas a la producción generan cambios importantes en el desarrollo socio-económico de los países, entre los que se encuentra México. Así pues, la educación y la instrucción se complementan para formar a las nuevas generaciones en los rubros científico, moral y actitudinal, para adaptarlos a la sociedad en la que se desarrollan y aun para prepararlos para el porvenir.


La instrucción y aún menos la educación no generan mercancías, porque en realidad el propio individuo y particularmente su fuerza de trabajo ha sido convertida en mercancía por el propio desarrollo del capitalismo. Lo que la educación y la instrucción aportan a la formación de los ciudadanos para su formación son conocimientos teórico-prácticos, valores y actitudes para insertarse a las necesidades de la sociedad a la que pertenecen. Por consiguiente, la educación y la instrucción no generan mercancías “humanas”, es el capitalismo en su desarrollo histórico el que ha transformado a los hombres en mercancías para intercambiarse con el capital principalmente en su forma dineraria. En suma, solo la producción –economía- en sus diferentes modalidades es la única capaz de transformar sus productos en mercancías y en un determinado momento de su historia cuando se torna en producción capitalista hasta a los hombres los convierte en mercancías.

La educación por su naturaleza compleja es difícil de evaluar y prácticamente no se ha hecho, ya que implicaría evaluar a todos los actores que participan en la formación de los ciudadanos que el país requiere, entre los que destacan la familia, la sociedad y los medios de comunicación electrónicos que en la actualidad son estratégicos para la inculcación de valores en las personas. En cambio la instrucción –enseñanza y aprendizaje- que se desarrolla en la escuela, es más fácil de evaluar y es lo que tradicionalmente se ha hecho con los exámenes, prácticas, tareas, etc., cuyos resultados son indicadores del aprovechamiento académico de los estudiantes. El problema es cuando los resultados de la evaluación del aprendizaje se extienden a la educación, y en base a ellos se generan reformas “educativas”, que en realidad son reformas restringidas al ámbito de la instrucción.

La ideología –sistema de ideas- neoliberal oficial le atribuye a la educación y a la instrucción poderes mágicos, a tal grado que las concibe como creadoras de mercancías. En este sentido se considera a los estudiantes como clientes -consumidores- que hay que formarlos con las competencias necesarias para participar en el mercado laboral.

El hecho de que la economía de mercado sustente a la educación actual, no significa que en realidad se trate de una verdad, más bien se trata de una superficialidad del sentido común y la ciencia va más allá de la sensibilidad, para descubrir detrás de la apariencia, la esencia -lo que está oculto- que al transformarse en pensamiento lógico -definición- se convierte en verdad. La definición no es una simple ocurrencia o punto de vista, es la expresión lógica de la esencia. La ciencia no es sensibilidad -sentido común- es pensamiento producto de la abstracción científica.

En síntesis la educación y la instrucción tienen fundamentos filosóficos y económicos, sin los cuales se mueve a "ciegas" en la comprensión de tan complejos problemas.


2. Marco de referencia filosófico 

El marco de referencia teórico es fundamental para entender los problemas particulares, puesto que lo general está inmerso en los objetos particulares o singulares y sin su conocimiento el sujeto cognoscente se mueve a “ciegas”. De hecho todo objeto es la unidad contradictoria de lo general y lo singular.

Como en el centro de la concepción de la educación está la calidad en detrimento de su contra-parte: la cantidad y como ambos conceptos son inherentes a todos los objetos del universo, por consiguiente, se trata de un problema filosófico. Por esto, en seguida se hace una breve síntesis del filósofo que más contribuyó a su conocimiento.

El primero que estudia la dialéctica de la cantidad y la cualidad para analizar el movimiento de los objetos materiales y lo concibe como el movimiento gradual –cantidad-, que paulatinamente se acumula hasta que llega un momento en que la gradualidad se interrumpe bruscamente para dar origen a una nueva cualidad fue Hegel (1807), tal como lo expresa en los siguientes pasajes de su Fenomenología del espíritu.

“No es difícil darse cuenta…de que vivimos en tiempos de gestación y de transición hacia una nueva época. El espíritu [pensamiento] ha roto con el mundo anterior de su ser allí y de su representación y se dispone a hundir eso en el pasado, entregándose a la tarea de su propia transformación. El espíritu, ciertamente, no permanece nunca quieto, sino que se halla siempre en movimiento incesantemente progresivo. Pero, así como en el niño, tras un largo período de silenciosa nutrición, el primer aliento rompe bruscamente la gradualidad del proceso puramente acumulativo en un salto cualitativo, y el niño nace, así también el espíritu que se forma va madurando lenta y silenciosamente hacia la nueva figura, va desprendiéndose de una partícula tras otra de la estructura de su mundo anterior y los estremecimientos de este mundo se anuncian solamente por medio de síntomas aislados; la frivolidad y el tedio que se apoderan de lo existente y el vago presentimiento de lo desconocido son los signos premonitorios de que algo otro se avecina. Estos paulatinos desprendimientos, que no alteran la fisonomía del todo, se ven bruscamente interrumpidos por la aurora que de repente ilumina como un rayo la imagen del mundo nuevo”.

En el anterior párrafo, Hegel plantea la ley dialéctica del tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos y viceversa, la cual explica el surgimiento de los nuevos objetos después de un prolongado movimiento cuantitativo (gradual), pero que en determinado momento se produce un cambio brusco (salto) que rompe la gradualidad para dar origen a un objeto cualitativamente diferente.

Posteriormente, Hegel (1812) expone en forma sistemática y más desarrollada la ley del tránsito dialéctico de la cantidad y la cualidad la en su Ciencia de la lógica, particularmente en la primera parte: la doctrina del ser.

Es en los siguientes pasajes, en los que Hegel formula la Ley de la transformación recíproca de la cantidad y la cualidad:

“Dado que la determinación de cantidad es así, en la existencia, la doble determinación de que una vez es la cantidad a la cual está vinculada la cualidad, pero otra vez es la cantidad donde puede sin perjuicio darse aquel ir y venir, ocurre el perecer de algo, que posee una medida, en el hecho de que su cuanto ha cambiado. Este perecer parece por un lado como repentino, porque puede cumplirse un cambio en el cuanto sin cambiar su medida y cualidad; pero por otro lado se vuelve en un todo comprensible precisamente por medio de la gradualidad. Es tan fácil asirse a esta categoría, a fin de volver representable o de aclarar el perecer de una cualidad o de algo, en cuanto que parece que así se pueda ver casi con los ojos el desaparecer, porque el cuanto está puesto como el término extrínseco, variable por naturaleza, y con esto el cambio se comprende por sí mismo como cambio sólo del cuanto. Pero en la realidad con esto no se explica nada; el cambio es a la vez esencialmente el traspaso de una cualidad a otra, o el traspaso más abstracto de una existencia a una no existencia; en esto hay una determinación diferente de la que se halla en la gradualidad, que es sólo una disminución o aumento, y es el mantenerse unilateralmente adherido a la magnitud”.

Es evidente que Hegel entiende como verdadero cambio el tránsito de una cualidad a otra, producto de la interrupción de la gradualidad.

Más adelante, se pregunta:

“¿Puede acaso el arrancar un pelo de una cabeza o de una cola de caballo convertirse en peladas, o termina un montón de ser un montón si se saca de él un grano? Esto, vale decir, no realiza tal cambio cualitativo, lo cual puede concederse sin dificultad, en tanto semejante sustracción constituye sólo una y por cierto también totalmente insignificante diferencia cuantitativa; y así se sustrae un pelo o un grano, y esto se repite de modo que, según lo que se había concedido, se sustrae cada vez sólo uno; y al final se muestra el cambio cualitativo, que la cabeza o la cola quedaron peladas y el montón ha desaparecido. Se olvidó, en aquella concesión, no sólo la repetición, sino que las cantidades por sí mismas insignificantes (tal como los gastos por sí mismos insignificantes sustraídos de un patrimonio) se suman y que la suma constituye el todo cualitativo, de modo que al final éste ha desaparecido, la cabeza es calva y el bolsillo está vacío”.

Hegel, explica, que la repetición prolongada de la cantidad, culmina con el cambio  de cualidad.

Prosigue en su exposición:

“Cuando el proceso progresivo de una cualidad está en la constante continuidad de la cantidad, las relaciones que se aproximan a un punto calificativo, consideradas cuantitativamente, difieren sólo por el más y el menos. La variación, en este aspecto, es una variación gradual. Pero la gradualidad se refiere sólo a lo exterior de la variación, no a lo cualitativo de ella; la relación cuantitativa anterior, que se halla infinitamente cerca de la siguiente, es sin embargo, otra existencia cualitativa. En el aspecto cualitativo, por lo tanto, el proceder meramente cuantitativo de la gradualidad,  que no es en sí misma de ningún modo un límite, se halla absolutamente interrumpido; y puesto que la nueva cualidad que se introduce, considerada en su relación puramente cuantitativa, es otra indeterminada frente a la que desaparece o sea una cualidad indiferente, el traspaso representa un salto; las dos cualidades se hallan puestas una frente a la otra como completamente extrínsecas”.

Para Hegel, pues, la cualidad representa la identidad relativa del ser y la cantidad es la supresión gradual de la cualidad; pero llega un momento, en el que se produce la supresión brusca, violenta, de la anterior cualidad y su relevo por una nueva cualidad. A la supresión rápida, brusca o violenta, de la antigua cualidad y su sustitución por una nueva cualidad, se conoce como “salto”.

Pone como ejemplo, la variación térmica del agua, la cual puede aumentar o disminuir, generando un salto. Si la temperatura ambiente aumenta gradualmente, llega un momento, en el que se interrumpe repentinamente la gradualidad cuando la temperatura alcanza un valor de 100°C, el agua líquida se ha transformado cualitativamente en agua en estado gaseoso. Si la temperatura disminuye gradualmente, la gradualidad se interrumpe violentamente en el punto de congelación -0°C-, el agua líquida transita al agua en estado sólido –hielo-.

“El agua cuando varía su temperatura, no se vuelve por eso sólo menos caliente, sino que pasa por los estados de sólido, de fluidez líquida y de fluidez elástica. Estos diferentes estados no se introducen gradualmente, sino que precisamente el simple progresar gradual de la variación de la temperatura se halla de una vez interrumpido y detenido por estos puntos, y la introducción de otro estado es un salto. Todo nacimiento y muerte, en lugar de ser una gradualidad progresiva, son antes bien una interrupción de ella, y un salto desde la variación cuantitativa hacia la cualitativa”.

Después, rechaza categóricamente, la opinión generalizada de que en la naturaleza no se producen saltos:

“Ningún salto se da en la naturaleza, se dice; y la representación ordinaria, cuando debe concebir un nacer o perecer, cree, haberlo comprendido al representárselo como un aparecer o desaparecer gradual. Pero se ha mostrado que las variaciones del ser en general no son sólo el traspasar de una magnitud a otra magnitud, sino un traspaso de lo cualitativo a lo cuantitativo y viceversa, un devenir otro, que es un interrumpirse de lo gradual, y el surgir de otro cualitativo, frente a la existencia antecedente. El agua no se convierte en dura poco a poco por el enfriamiento, de modo que se vuelve viscosa y gradualmente se endurece hasta llegar a la consistencia del hielo, sino que es dura de una vez; ya con toda la temperatura del punto de congelación, si está en reposo, puede conservar todavía su fluidez y una pequeña sacudida la lleva al estado de dureza”.

Así pues, Hegel, en la primera parte de su Ciencia de la Lógica, formula la esencia de la ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad: La cualidad se mueve cuantitativamente –gradualmente- hasta que llega un momento, en el que se rebasa la medida y se interrumpe la gradualidad repentinamente –se produce un salto-, para dar paso a una nueva cualidad.

Aunque Hegel descubre la dialéctica de la cantidad y la cualidad en la esfera de la lógica, el pensamiento abstracto no existe “puro”, es decir debe tener un contenido material –esencia-; por consiguiente, es el contenido el que determina al pensamiento abstracto.

Fue Engels quien la extendió al universo material y en su obra el Anti-Duhring (1878), en polémica con Duhring en donde  expone la  ley del tránsito recíproco de la cantidad y la cualidad:

“Detengámonos un momento a comparar esta nítida clasificación de los eficaces esquemas generales y su punto de vista realmente crítico, con las crudezas, arideces y fantasías febriles de un Hegel. Y nos encontramos con que la Lógica de Hegel comienza con el ser, exactamente lo mismo que el señor Duhring; que del ser resulta la nada, igual como en el señor Duhring; con que de este nada –ser-  se pasa al devenir, cuyo resultado es la existencia, es decir, una forma más alta y más colmada del ser, exactamente lo mismo que en el señor Duhring. La existencia nos lleva a la calidad, y ésta a la cantidad…exactamente lo mismo que en el señor Duhring…Ni más ni menos que la línea nodal hegeliana de relaciones de medida en que, al llegar a un determinado nudo, la gradación ascendente o descendente puramente cuantitativa origina ya un salto cualitativo, como acontece, por ejemplo, con el agua puesta a calentar o enfriar, en que el punto de ebullición y el punto de congelación son los nudos en que se efectúa el salto a un nuevo estado de aglutinación, en que, por lo tanto, la cantidad se trueca en calidad”.

Para Engels, la gradación cuantitativa ascendente o descendente se mueve gradualmente en un rango en el que se conserva la vieja cualidad, pero al rebasar la medida se produce un salto que inaugura la aparición repentina de una  nueva cualidad.

En seguida Engels analiza el movimiento material, reafirma la Ley del tránsito de recíproco de la cantidad y la cualidad, explicando que el movimiento cuantitativo gradual, se interrumpe bruscamente –salto-, para dar origen a una nueva cualidad:

Para la dialéctica, el hecho de que el movimiento se exprese en su contrario, en la quietud no representa ninguna dificultad. Para ella…toda esa antítesis es puramente relativa; no existe quietud absoluta ni equilibrio incondicional. Todo movimiento aislado tiende al equilibrio, y el movimiento total altera nuevamente el equilibrio. De aquí que la quietud y el equilibrio sean, donde quiera que se presenten, el resultado de un movimiento limitado, y es natural que ese movimiento pueda medirse y expresarse por sus resultados, y pueda, a la vez, restablecerse partiendo de él, bajo una u otra forma. “La transición de una forma de movimiento a otra, por muy gradualmente que se desarrolle, representa siempre un salto, un viraje decisivo”.


3. Economía productora mercancías y transformadora del hombre en mercancía 


No es la educación la creadora del hombre como mercancía, más bien es la economía en una fase determinada de su desarrollo desarrollo histórico, la que convierte los productos del trabajo en mercancías y después de un largo proceso transforma al hombre en mercancía.

3.1. Producción mercantil simple

La mercancía es un producto del trabajo destinada al intercambio y su origen se remonta a la aparición de la producción mercantil simple en Medio Oriente –Babilonia y Egipto- hace unos 5,000 años antes de Cristo y se prolongó hasta el siglo XV de nuestra era. Esto significa que la mayor parte de la historia humana no escrita: desde la aparición del hombre primitivo –Homo habilis- hace unos dos millones de años hasta hace unos 5,000 años la sociedad humana sobrevivió sin mercancías. Solo producía valores de uso que se distribuían directamente en el interior de las comunidades primitivas, sin necesidad de intercambio.

Como la esencia de la especie humana es el trabajo, rasgo que nos diferencia de los animales y fue el que permitió dar el salto cualitativo del Australopiteco al hombre primitivo y a través de él el hombre primitivo elaboró instrumentos rudimentarios de defensa y de trabajo lo que le permitió desarrollar una economía de apropiación directa: recolección de vegetales silvestres y caza de animales salvajes, para cubrir sus necesidades de sobrevivencia durante un prolongado período de tiempo, hasta que se sentaron las bases para el surgimiento de una revolución tecno-productiva: el cultivo de plantas silvestres –agricultura- y la domesticación de animales salvajes –ganadería-. Esta revolución productiva –salto cualitativo- implicó el aumento de la productividad del trabajo, de forma que se produjo un excedente al principio circunstancial, pero que posteriormente se tornó regular, lo cual permitió el intercambio entre las sociedades primitivas comunitarias en las que predominaba la propiedad comunal de la tierra como principal medio de producción. Así habían aparecido las condiciones para la producción mercantil simple: división social del trabajo –agricultura y ganadería- y un excedente de trabajo que se convirtió en mercancía destinada al intercambio entre comunidades primitivas. Así pues, fue el aumento de la productividad del trabajo la que permitió la producción de un excedente destinado al intercambio entre comunidades, pero que posteriormente en el interior de las mismas permitió la apropiación privada de la tierra como base de la agricultura y la ganadería particulares, con lo que propiamente aparece la propiedad privada, condición fundamental para la generalización de la producción mercantil simple de mercancías, las cuales se intercambiaban ya no entre entidades comunitarias, sino entre propietarios privados, situación que perduró hasta el siglo XV con el surgimiento del capitalismo en su fase manufacturera. Durante la etapa descrita, los modos de producción que prevalecieron fueron el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo manufacturero.


En México las sociedades prehispánicas que antecedieron a la conquista española estaban transitando de una economía comunitaria a una economía mercantil, como lo prueban los intercambios entre las sociedades contemporáneas, principalmente los aztecas, teotihuacanos, mayas, zapotecas y los mixtecas, lo que significa que ya existía un excedente mercantil que se intercambias entre las comunidades. La conquista española truncó el desarrollo hacia una economía mercantil de naturaleza esclavista.

Lo que se produjo en los 300 años de dominación española (1521-1821) fue el despojo del principal medio de producción de las comunidades indígenas: la tierra y su transformó en propiedad privada de grandes hacendados tanto particulares como la propia iglesia de carácter feudal, después de un período de transición en el que la fuente de riqueza de los conquistadores españoles fue la encomienda y cuya fuente de trabajo fue inicialmente la mano de obra de los  indígenas sujetos al encomendero. La 

La encomienda fue la forma económica de transición entre las antiguas sociedades prehispánicas y la hacienda feudal, pero que finalmente a finales del siglo XVI y principios del XVII se convirtió en hacienda, cuya tierra como principal medio de producción se explotó a través de la mano de obra de peones acasillados y eventuales, así como con medieros y arrendatarios.

Durante la dominación española, acorde con el papel preponderante de la Iglesia a la que estaban subordinados los hacendados civiles, la educación fue de naturaleza religiosa en correspondencia con la economía feudal. Esta situación continuó hasta después de la Independencia (1821), lo cual fue natural, ya que fue la Iglesia y los hacendados que a través de Iturbide habían negociado con Vicente Guerrero la Consumación de la misma. 

3.2. Producción mercantil capitalista

Fue en la segunda mitad del siglo XVIII cuando se produjo la Revolución Industrial en Inglaterra, acontecimiento que produjo un cambio cualitativo radical en las condiciones de la producción mercantil simple, puesto que las maquinas introducidas en la industria produjeron un aumento vertiginoso en la productividad del trabajo, abaratando así las mercancías y provocando la ruina de los productores directos -campesinos, artesanos y comunidades campesinas principalmente- para convertirse en propiedad privada de la nueva clase triunfante y paralelamente causó la aparición de mano de obra "libre" que el capital industrial exigía. Así, con el advenimiento del capital industrial la producción mercantil se generaliza alcanzando hasta la propia fuerza de trabajo, al convertirse en mercancía destinada al intercambio con el capital.

En México, la Revolución de Reforma encabezada por los liberales, cuyo miembro político más distinguido fue Benito Juárez, produjo el triunfo de la incipiente burguesía industrial y del capital comercial.

El cambio más radical se produjo con la expropiación –despojo- de las tierras comunales de los indígenas, iniciando con la Ley Lerdo de 1856 y después avalada en la Constitución de 1857. Esto produjo por un lado la concentración de los medios de producción –principalmente la tierra- en manos de los vencedores –hacendados, rancheros y comerciantes- y por el otro, mano de obra "libre" de medios de producción que el capital exigía. El proceso de despojo de las tierras comunales fue interrumpido por la invasión francesa en la década de 1860 y después de su derrota en 1867, el gobierno de Juárez favoreció la continuación del mismo, pero fue durante el Porfirismo (1876-1910) cuando se produjo el mayor despojo de tierras comunales de los indígenas y en consecuencia en una mayor concentración de las miasmas como propiedad de los hacendados.

Con la Revolución de Reforma y sus consecuencias, así como con el Porfirismo el capitalismo se se consolida. La educación de esta etapa de la historia de México y en concordancia con la nueva economía capitalista, dejó de ser fundamentalmente religiosa, para transformarse en una educación positiva, basada en las ciencias naturales experimentales.

La política de tinte liberal que Porfirio Díaz implementó durante su gobierno, produjo una concentración inmensa de la riqueza en manos de una reducida oligarquía –solo en el campo 834 hacendados detentaban el grueso de las tierras- y como contra-parte una enorme pobreza de la población trabajadora de la ciudad y del campo. Estas condiciones extremas de desigualdad generaron la Revolución Democrático-burguesa de 1910-1917, la cual derribó del poder político al gobierno de Porfirio Díaz. La estructura económica del Porfirismo quedó intacta, aunque la Constitución de 1917 en su artículo 27 consideraba que la propiedad de las tierras originariamente pertenecía a la Nación, entonces, sentaba las bases jurídicas para el reparto agrario, proceso que se dio gradualmente durante los gobiernos de Álvaro Obregón (1920-1924) y Plutarco Elías Calles (1924-1928).

Lo relevante en este período en el rubro educativo fue la creación de la Secretaria de Educación Pública (SEP) en 1921 que sustituyó al anterior Departamento de Instrucción Pública, entidad del gobierno federal encargada de administrar e impartir educación laica y gratuita como lo considera la Constitución de 1917 en su artículo 3°.


En 1921 José Vasconcelos fue nombrado por el presidente Álvaro Obregón Secretario de Educación y durante tres años, hasta su enfrentamiento con él y su posterior exilio en Estados Unidos, llevó a cabo 'una verdadera cruzada nacional' en favor de la educación popular. Hizo todo lo posible para impulsar la educación indígena, la rural, la técnica y la urbana; creó redes de bibliotecas, misiones culturales, escuelas normales y Casas de Pueblo, que convirtió en centros educativos básicos.  y apoyó la obra de los primeros muralistas mexicanos.

Con el Cardenismo (1934-1940) culmina propiamente el programa de reformas que los gobiernos posrrevolucionarios  habían dejado pendientes, destacando la reforma agraria –reparto de las haciendas heredadas del Porfirismo- y la nacionalización de los ferrocarriles y los hidrocarburos, principalmente el petróleo.

En el rubro educativo del nivel básico, según Del Río (2015) el gobierno de Lázaro Cárdenas, implementó una un programa "socialista", el cual consistió en tratar de quitar a la iglesia el control sobre la niñez y la juventud dejando de lado todo tipo de enseñanza religiosa (falsa) e impartir una educación técnica, científica y racional, especialmente en las zonas rurales, donde más influencia tenía la iglesia. Es decir, no impartir enseñanza "antirreligiosa" en la escuela, sino simplemente suplir las fantasías religiosas contenidas en la Biblia por datos científicos y veraces.Nada de Biblia y supersticiones, nada de fanatismos y prejuicios, sino la verdad científica. Las ideas religiosas incorporadas en la mente del niño desde su nacimiento deben suprimirse con la educación laica y por explicaciones claras y precisas de la vida y de la naturaleza. La  "educación socialista" se quedó en un intento, a pesar de que en esencia se trataba de un proyecto capitalista. En la educación superior creó el Instituto Politécnico Nacional, con el objetivo de formar los cuadros técnicos que la industrialización exigía.

A partir de 1940, la tendencia radical de la Revolución Mexicana –Cardenismo- fue desplazada del gobierno con el arribo de Manuel Ávila Camacho a la presidencia de México. Se modificó el carácter “socialista” de la educación y se sustituyó por una educación nacionalista. En la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se implementó la industrialización del país, mediante la estrategia de Sustitución de Importaciones, estrategia que se mantuvo con altibajos más o menos hasta 1970.  Para apoyar el proceso de industrialización en el ámbito educativo, a fines de la década de 1940 se inició la creación de institutos tecnológicos, encargos de impartir educación tecnológica y formar los cuadros científicos y técnicos que la industrialización demandaba.

En la década de 1970 el país se hundió en una profunda inestabilidad económica y política, que culminó con una profunda crisis en septiembre de 1982 con la nacionalización de los bancos. Con la crisis terminó toda una etapa en la economía mexicana en la que el Estado participó cada vez más como propietario de empresas.

En el período que se analiza se siguió extendiendo la educación tecnológica industrial y se agregaron algunos tecnológicos agropecuarios, que conjuntamente con los industriales integraron todo un sistema tecnológico por todo el país.

El viraje socio-económico se produjo con el nuevo gobierno encabezado por Miguel de la Madrid (1982-1988), cuyo programa de naturaleza neoliberal se centró en la liberación comercial y la privatización de las empresas del Estado, así como el control de la inflación. Este programa continuó con el gobierno de Carlos salinas de Gortari (1988-1994), que a diferencia de su antecesor privatizó empresas estratégicas como fueron Telmex y los bancos nacionalizados. El proceso prosiguió con el Presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), gobierno que tuvo que enfrentar una profunda crisis económica.

Durante el período que se analiza lo destacable es la implementación del Programa de Modernización de la Educación Básica, así como su descentralización a los Estados.

En el año 2000 se produjo la alternancia partidaria: el PAN relevó al PRI del gobierno. Vicente Fox llegó a la Presidencia de la República en el 2000 como abanderado del PAN. En lo referente al programa económico mantuvo la política neoliberal y en el terreno educativo no aconteció algo relevante. A Fox lo relevó Felipe Calderón también militante del PAN. En lo económico-laboral desapareció a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro de propiedad estatal. En la educación destaca de este gobierno para lo que se analiza fue la implementación de la Alianza para la Calidad de la Educación (ACE) en el 2009, que como su nombre lo indica estuvo centrada en la calidad educativa.  

Para 2012 el PRI recupera el gobierno y continúa con el programa neoliberal, destacando la apertura de los hidrocarburos a la iniciativa privada y en el ámbito educativo una reforma que tiene como eje la calidad de la educación.


Guevara Niebla (1992) en la obra como compilador: La catástrofe silenciosa actualizada y reimpresa en 2012 hace un diagnóstico del estado de la educación en México y argumenta que todos los indicadores apuntan al fin del ciclo virtuoso que fue la educación pública en nuestro país en el siglo XX. El aspecto más relevante es la baja calidad educativa que se expresa en el bajo rendimiento académico, que se refleja en las calificaciones de los alumnos en exámenes que los interrogan acerca de los contenidos de los planes de estudio que han cursado. Los exámenes de admisión que se aplican para ingreso a secundaria, bachillerato y licenciatura de las escuelas públicas, arrojan calificaciones promedio reprobatorias, en algunos casos muy inferiores a cinco.

Del Río (2015) indica que como consecuencia de los resultados de los bajos indicadores de rendimientos académicos de los estudiantes, la actual administración federal está implementando una nueva reforma educativa, la cual considera que para ingresar al servicio docente o a la promoción para cargos de dirección o supervisión en educación básica y media superior, los maestros tendrán que demostrar mayores conocimientos y capacidades a través de concursos. Además, se evaluará obligatoria y periódicamente a todos los docentes del país, con el fin de asignarles el ingreso salarial, promoción, reconocimiento y permanencia en su plaza; esto lo realizará el Instituto Nacional de la Evaluación de la Educación (INEE), dependiente de la SEP, que también estará a cargo de la calidad, desempeño y resultados del sistema educativo nacional.

El breve esbozo histórico de la economía mexicana y las políticas educativas correspondientes pone en evidencia la estrecha relación que existe entre la economía y la educación. Es la economía la que determina la naturaleza de la educación. En el nuevo milenio en el que se ha intensificado la economía de libre mercado, el mercantilismo se ha extendido hasta sectores que por su esencia no tienen naturaleza mercantil, como es el caso de la educación.


4. Esencia de la educación

Para escribir con propiedad sobre la educación es indispensable su definición. Esta no es cualquier ocurrencia del sentido común, es la expresión lógica de su esencia. Esta está oculta detrás de la apariencia dada en la sensibilidad, por consiguiente, es necesario descubrirla para definirla correctamente.

La educación es un proceso complejo en el que participan principalmente: la familia, la escuela, la sociedad, la iglesia y los medios de comunicación para desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia para integrarlas a la sociedad a la que pertenecen.

Blauberg (1978) argumenta que así como el trabajo creó al hombre primitivo, así también será fundamental para la formación de las capacidades y el talento de los hombres. El proceso de formación de las capacidades sociales constituye el contenido fundamental de la educación y la instrucción. En el proceso de instrucción (aprendizaje) los hombres adquieren conocimientos que contienen los procedimientos para solucionar problemas, por ejemplo, de las matemáticas, de la Física, etc. No es posible lograr ningún éxito en las más diversas áreas de la actividad práctica sin dominar estos conocimientos. La instrucción amplia el horizonte del hombre, permite a este orientarse en la realidad que le circunda, participar en esferas tales de la vida como la política, el arte, la cultura y otras. La división y la especialización del trabajo existentes en la sociedad hacen indispensable no solo la necesidad de recibir una instrucción técnico-profesional general, sino también especializada. Si la instrucción general forma capacidades generales y aporta los conocimientos y los hábitos indispensables para cualquier actividad, la instrucción especializada prepara un oficio inmediato y determinado. A diferencia de la instrucción, la educación no forma en el hombre habilidades y capacidades para cumplir este o aquel otro trabajo, sino cualidades interiores de la personalidad tales como principios morales, valores, orientaciones y rasgos del carácter, forma en él una actitud determinada hacia la realidad, hacia los demás hombres, sin lo cual sería imposible su vida en la sociedad. La educación se realiza fundamentalmente no a base de instituciones sociales rigurosamente delimitadas, sino que prácticamente tiene lugar en todas las instituciones sociales y esferas de la vida en las que participa el individuo. Tienen mucha importancia aquí aquellas influencias –y no siempre son tomadas en cuenta por la sociedad- que el hombre recibe en su vida diaria (familia, convivencia social, medios de comunicación, etc.). Pese a que sus fines y formas son distintos, la educación y la instrucción se hallan, sin embargo estrechamente relacionadas en la vida, y de hecho toda instrucción (aprendizaje) educa como toda educación instruye. Así pues, la educación es un proceso social complejo en el que participan diversos sociales, cuya misión  es el desarrollo armónico y multilateral del hombre.


5. Conclusiones

Es evidente que en el universo tanto los objetos materiales de origen natural como los producidos por la actividad humana -economía-, tienen carácter contradictorio, siendo la cantidad vs la cualidad, solo dos aspectos contrapuestos inherentes a los objetos finitos accesibles a la sensibilidad. El no comprender la naturaleza contradictoria de la realidad material, ha conllevado a una formación académica unilateral y parcial que solo da énfasis a un aspecto de la contradicción en detrimento de su contra-parte. Así, se ha dado preponderancia a la cualidad –calidad- y se ha dejado de lado a la cantidad. No obstante, sin necesidad de ningún esfuerzo mental en la vida cotidiana el sentido común nos indica que todo objeto, es la unidad contradictoria inseparable entre la cualidad y la cantidad. Todo objeto material tiene su identidad propia -cualidad- que lo diferencia del resto de objetos y no es medible, pero además, tiene peso, altura, volumen, etc.
aspectos que determinan su cantidad.

La educación no es una mercancía, porque los actores que participan en el proceso educativo no generan un producto tangible destinado al intercambio. Ni siquiera en el ámbito de la escuela en la que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, se produce una mercancía. Lo que ocurre es el desarrollo de conocimientos teórico-prácticos que permitan a los egresados integrarse a las necesidades de desarrollo del país.

La instrucción y aún menos la educación no generan mercancías, porque en realidad el propio individuo y particularmente su fuerza de trabajo ha sido convertida en mercancía por el propio desarrollo del capitalismo. Lo que la educación y la instrucción aportan a la formación de los ciudadanos para su formación son conocimientos teórico-prácticos, valores y actitudes para insertarse a las necesidades de la sociedad a la que pertenecen. Así pues, la educación y la instrucción no generan mercancías “humanas”; es el capitalismo en su desarrollo histórico el que ha transformado a los hombres en mercancías para intercambiarse con el capital principalmente en su forma dineraria. En suma, solo la producción –economía- en sus diferentes modalidades es la única capaz de transformar sus productos en mercancías y en un determinado momento de sus historia cuando se torna en producción capitalista hasta a los hombres los convierte en mercancías.

La educación y la instrucción se complementan para adaptar a las nuevas generaciones a la sociedad vigente. A pesar de que la instrucción tiene escaso papel en la educación de los niños y jóvenes, desempeña un papel crucial en la formación de los cuadros teórico-prácticos que generan la tecnología que revoluciona la producción –economía- para que la sociedad se desarrolle.

La educación por su naturaleza compleja es difícil de evaluar y prácticamente no se ha hecho, ya que implicaría evaluar a todos los actores que participan en la formación de los ciudadanos que el país requiere, entre los que destacan la familia, la sociedad y los medios de comunicación electrónicos que en la actualidad son estratégicos para la inculcación de valores en las personas. En cambio la instrucción –enseñanza y aprendizaje- que se desarrolla en la escuela, es más fácil de evaluar y lo que tradicionalmente se ha hecho con los exámenes, prácticas, tareas, etc., cuyos resultados son indicadores del aprovechamiento académico de los estudiantes. El problema es cuando los resultados de la evaluación del aprendizaje se extienden a la educación, y en base a ellos se generan reformas “educativas”, que en realidad son reformas restringidas al ámbito de la instrucción.

La ideología –sistema de ideas- neoliberal oficial le atribuye a la educación y a la instrucción poderes mágicos, a tal grado que las concibe como creadoras de mercancías. Cuando en realidad lo que sucede es que la ideología en general y en particular la instrucción y la educación están condicionadas por la producción –economía-.

El hecho de que la economía de mercado sustente a la educación, no significa que en realidad se trate de una verdad, más bien se trata de una superficialidad del sentido común y la ciencia va más allá de la sensibilidad, para descubrir detrás de la apariencia la esencia -lo que está oculto- que al transformarse en pensamiento lógico -definición- se convierte en verdad. La definición no es una simple ocurrencia o punto de vista es la expresión lógica de la esencia. La ciencia no es sensibilidad -sentido común- es pensamiento producto de la abstracción científica.


6. Bibliografía

Blauberg I. 1978. Diccionario marxista de filosofía. Ediciones de Cultura Popular. México, D.F.

Del Río Eduardo (Rius). La reforma dizque heducativa. Penguin Random House Grupo Editorial S.A. de C.V. México, D.F.

Engels Federico. 1878. Anti-Duhring. Ediciones de Cultura Popular. México D.F.

Guevara Niebla Gilberto. 1992. La catástrofe silenciosa. Fondo de Cultura Económica (2012). México, D.F.

Hegel Federico. 1807. Fenomenología del espíritu. Fondo de Cultura Económica. Decimocuarta reimpresión (2003). México, D.F.

Hegel. 1812-1816. Ciencia de la Lógica. Traducción de Mondolfo Rodolfo (1960). Buenos Aires, Argentina.


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