viernes, 17 de junio de 2016

NATURALEZA CLASISTA DE LA DEMOCRACIA

APARIENCIA -LO QUE PARECE QUE ES Y NO ES- Y ESENCIA -LO QUE ES- DE LA DEMOCRACIA

Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx


Introducción 

En el mundo de la política el tema central que se discute entre políticos, partidos y gobiernos es la democracia, sobretodo en los períodos electorales, cuando se eligen nuevos gobiernos y los sistemas parlamentarios -cámaras de diputados y senadores-. Sin siquiera ponerse a reflexionar acerca de la naturaleza política de la democracia, la mayoría la entienden como la concebían los griegos desde antes de Cristo: como el poder del pueblo tal como significa su etimología griega: demos = pueblo y cratos = poder. 

Para saber si realmente la democracia es el poder del pueblo como se concibe en la vida cotidiana y el mundo de la política, simplemente hay que recurrir a la experiencia histórica de la democracia, porque es la práctica política la que desde ser el criterio de verdad de cualquier problema, incluyendo el de la democracia. Además, en la política es más necesario, ya que tiene que ver con los intereses del presente y el futuro de la sociedad.

La experiencia histórica de la democracia desde los griegos hasta el presente indica que en realidad la democracia no es el poder del pueblo, sino el poder de una clase social sobre otra clase social; generalmente el poder político de la clase que detenta el poder económico, sobre la clase que esta desposeída de los medios de producción -tierra, fábricas, comercios, etc.-.

Así pues, es necesario descubrir la esencia de la democracia, para conocer la verdad de la misma, ya que la verdad es la esencia hecha pensamiento (lógica).

Para conocer la verdad científica de cualquier objeto de estudio es necesario transitar de la apariencia -lo que parece ser y no es- de las cosas a la esencia -lo que es- de las mismas, la cual se encuentra detrás de la sensibilidad. Para dar ese salto se requiere de una sólida formación filosófica, ya que la filosofía es el fundamento teórico de todas las ciencias particulares y sin su conocimiento las ciencias específicas se mueven a “ciegas” por el simple hecho de que lo general objeto de estudio de la filosofía está inmerso parcialmente en los objetos singulares y constituye su fundamento. La Filosofía tiene como objeto de estudio las leyes y conceptos más generales –categorías- que rigen el movimiento de la naturaleza, la sociedad y el conocimiento. Dentro de los conceptos fundamentales relacionados con el conocimiento científico está la contradicción entre apariencia vs esencia. La apariencia está relacionada con los objetos finitos singulares, que dada su variabilidad no son el objetivo de la ciencia, ya que no tiene sentido, estudiar lo que hoy es una cosa y mañana es otra. La ciencia tiene que descubrir lo que permanece en el cambio, es decir, la esencia y las leyes que explican el movimiento de los procesos materiales. Así pues, el conocimiento científico tiene que moverse de la apariencia de las cosas, a la esencia que está oculta, ya que en la esencia está la verdad de los objetos materiales. En este sentido, los conceptos, definiciones y leyes son formas del pensamiento en los que se expresa la verdad de las cosas. La verdad es la expresión lógica de la esencia, por consiguiente, hay que descubrirla a través de la abstracción, que significa dejar de la lado los aspectos singulares irrepetibles o casuales y concentrarse en lo que permanece en el cambio, es decir, en la ley junto con esencia está detrás de la variabilidad de los objetos materiales.

El no comprender la verdad científica como expresión lógica de la esencia, conduce a una acción práctica “ciega” o sin rumbo, ya que la función de la teoría científica es “alumbrar” el “camino” para resolver acertadamente los complejos problemas que enfrenta la sociedad. En el caso de la política es aún más importante, ya que la democracia y el Estado, son los objetivos centrales de la acción política de las organizaciones en el mundo. De su concepción científica depende la naturaleza de la conducta política (estrategia) y las acciones (tácticas) de los movimientos políticos de las organizaciones, particularmente los partidos políticos.

La educación oficial desde la básica hasta la superior, tiene poco que ofrecer en la fundamentación filosófica de la ciencia en general y la política en particular, ya que en los planes de estudio de los niveles de secundaria y bachillerato, todavía llevan una lógica aristotélica basada en la Ley de la Identidad, la cual niega las contradicciones, cuando en realidad es la contradicción la que mueve a la materia y al pensamiento, tal como lo descubrió Hegel (1812-1816) y lo expuso en su Ciencia de la lógica y, un caso particular es la contradicción de la apariencia vs la esencia la que al conocimiento científico está ausente en los planes de estudio de la educación media.


Verdad científica: expresión lógica de la esencia

La ciencia tiene como objetivo central el descubrimiento de la esencia de los objetos materiales que al expresarse lógicamente se convierte en verdad. Esta es la categoría –concepto general- central de toda ciencia y se manifiesta a través de conceptos definiciones y leyes.

El concepto es la “célula” del pensamiento y se define como el reflejo mediato y generalizado de los objetos materiales por medio del lenguaje. De hecho toda palabra es una generalización. Así, democracia, estado, cultivo, planta, animal, etc. son conceptos que generalizan ya que no hacen referencia a ningún objeto singular o individual, pero el hecho de que no hagan alusión ningún objeto específico, no significa que lo genérico no tenga existencia, pues, si así fuera, la ciencia no tendría razón de existir, lo que pasa es que lo general no tiene existencia sensible, por consiguiente, es necesario descubrirlo mediante la abstracción científica. Esta implica dejar de lado los aspectos singulares o casuales que por su naturaleza variable no deben aparecer en las definiciones y centrarse en los rasgos genéricos y esenciales de los objetos que constituyen lo abstracto del pensamiento.

Pero la ciencia no se restringe a un sistema de conceptos implica también sus correspondientes definiciones.

Una definición no es cualquier ocurrencia, punto de vista u opinión, es la expresión lógica de la esencia, es decir, es la esencia hecha pensamiento. Así pues, para definir un concepto hay que descubrir la esencia que está oculta detrás de la apariencia de la sensibilidad o sentido común accesible a los órganos de los sentidos. Es decir, es necesario comprender la dialéctica contradictoria de la apariencia vs la esencia, ya que es esta contradicción la que hace necesaria la existencia de toda ciencia, ya que si la esencia fuera accesible a la sensibilidad la ciencia no fuera necesaria, puesto que lo que es perceptible a los órganos de los sentidos no requiere explicación. Es precisamente la contradicción entre apariencia vs esencia, la que mueve al conocimiento científico: de la sensibilidad a la esencia.

Los conceptos y definiciones no agotan la verdad de la ciencia, solo se limitan a verdades abstractas –generales- válidas pero insuficientes para conocer al objeto de estudio en su totalidad. Es necesario que el conocimiento científico se mueva de las verdades abstractas a las verdades concretas y este sentido es imprescindible conocer las leyes que explican la naturaleza del objeto de estudio. Una ley no es una norma impuesta a la naturaleza de los objetos por el sujeto cognoscente, es lo que permanece relativamente inmutable en el movimiento de los fenómenos materiales, pues no tendría sentido que la ciencia estudiara lo que hoy es una cosa y mañana otra. Tiene que concentrarse en lo que permanece en el cambio y que cuando es posible formular las leyes matemáticas se expresan como constantes, que son el resultado del nexo cuantitativo entre las variables observadas. En suma, la ley es la constancia o inmovilidad en la movilidad de los procesos materiales. En este sentido el conocimiento descubre a través de la investigación científica las leyes objetivas de los objetos materiales y al expresarlas lógicamente contribuyen a la verdad concreta o teoría científica.

El conocimiento de la esencia de la democracia es de crucial importancia por sus implicaciones prácticas; sin su conocimiento la acción política de las organizaciones, particularmente los partidos políticos se mueven a “ciegas” y son más susceptibles a las derrotas.


Esencia clasista de la democracia

Si la democracia se concibe según el sentido común como el poder político de la sociedad en general, haciendo abstracción de la división de la sociedad en clases, implica que la sucesión de gobiernos son los representantes de la sociedad en general y como tales impulsan políticas públicas de interés general. Si la democracia se concibe como un poder clasista, fundamentalmente en beneficio de la clase que detenta el poder económico, entonces las políticas públicas estarán orientadas esencialmente al servicio de la clase dominante.

Para saber cuál es la concepción verdadera hay que remitirse a la historia de la democracia, ya que es la experiencia práctica la que la confirma su veracidad. En este sentido no es casual sino que es una necesidad que la democracia haya aparecido en las sociedades antiguas, particularmente en Grecia, en la que según Wikipedia se concibe como: “la palabra griega "democracia" ("el gobierno del pueblo") fue inventada por los atenienses para definir un sistema de gobierno de la ciudad en el cual las decisiones eran tomadas por la asamblea de ciudadanos (los ciudadanos no eran ni mujeres ni esclavos ni extranjeros) y no por un rey o emperador como en otras ciudades o imperios de la antigüedad. Sin embargo la mayor parte de la población de Atenas estaba integrada por esclavos. Por esta razón la democracia ateniense tiene pocas similitudes con la democracia moderna, íntimamente vinculada a la abolición de la esclavitud y a los derechos humanos. En el mismo sentido se pronuncia Grondona (2000) al  recordar que no se olvide por otra parte que la democracia de los atenienses sólo beneficiaba a los ciudadanos. En tiempos de Pericles se dispuso que pudieran serlo solamente los hijos de los atenienses por parte de padre y de madre. Fuera de este círculo dorado quedaban las mujeres, los esclavos y los extranjeros o metecos. Si se incluye este dato, habría que decir que Atenas fue una democracia en cierta forma limitada: entre unos 200,000 habitantes, tenía alrededor de 38.000 ciudadanos. Eso sí: cada uno de éstos compartía plenamente el poder con los demás ciudadanos, aunque fuera tan pobre como los remeros de la poderosa flota gracias a la cual Atenas dominaba el mar Egeo. A través de las encendidas palabras de Pericles, la democracia dejó de ser la constitución particular de una ciudad para convertirse en un ideal de vida inspirador de todos aquellos que quisieran imitarla. La oración fúnebre de Pericles es el primer registro del que tengamos memoria sobre la 7 naturaleza de la democracia, donde “los muchos predominan sobre los pocos” dentro del círculo de los ciudadanos. Después de afirmar que Atenas es la gran maestra de Grecia, Pericles concluye que vale la pena morir por ella porque ya no es meramente una ciudad−Estado entre otras sino la encarnación eminente del ideal democrático.

En Roma, Pokroski et al (1966) afirma que en la sociedad esclavista romana las contradicciones de clase fueron más agudas, lo cual se reflejó en la concepción de la naturaleza de la democracia y el Estado. Estos fueron de naturaleza clasista más evidente, ya que las formas de gobierno características fue la monarquía –emperador- con poder ilimitado y además endiosado. Para la clase que gobernaba se hizo evidente que el régimen republicano, nacido de las condiciones de la pequeña comunidad urbana, con contradicciones de clase no desarrolladas, no servía para resolver las nuevas tares que ahora se planteaban ante el Estado esclavista. La estructura estatal de Roma, adaptada a la comunidad urbana como modelo de forma mixta y armónica de gobierno, se fue quebrantando en la tormenta de la guerra civil. Una serie de dictaduras militares implantadas en Roma a fines del siglo I antes de Cristo fueron las etapas transitorias hacia la monarquía, que para la clase gobernante representaba la mejor forma de gobierno con el fin de reprimir a los esclavos y a la parte libre de los trabajadores, así como para retener el poder sobre los pueblos conquistados por el imperio romano. Cicerón (106-43 a.C.) ideólogo del imperio define al Estado esclavista como cosa del pueblo (res publica). Pero no considera pueblo a la multitud –mayoría-. Pueblo, a su juicio, solo lo constituye una unión de personas basada en la comunidad de derechos y en la utilidad común. Sin embargo, él mismo puso al descubierto la esencia de clase de su concepción relativa al Estado, al afirmar que los objetivos de todo Estado es el de proteger los intereses patrimoniales y la defensa de la propiedad privada. La teoría de Cicerón sobre el Estado y el derecho refleja, por lo tanto, las agudas contradicciones de la sociedad esclavista romana y representaba el arma ideológica de la aristocracia en su lucha contra las masas populares. La agudización de las contradicciones de clase halló su expresión en la vasta rebelión de los esclavos acaudillada por Espartaco.

Después la sociedad esclavista fue sustituida por la sociedad feudal, sociedad en la que las clases fundamentales fueron los señores feudales –grandes terrateniente y la Iglesia-, cuya contra-parte fueron los campesinos siervos que trabajaban en las tierras de los terratenientes tanto civiles como de la Iglesia. Posteriormente el feudalismo fue aniquilado por el capitalismo, cuyas clases principales fueron y siguen siendo en lo general la burguesía y el proletariado. Durante el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, los gobiernos siempre han implementado políticas públicas que en lo fundamental han beneficiado a las clases sociales que han detentado el poder económico.

En la actualidad hasta algunos ideólogos del capitalismo -neo keynesianos- afirman que la democracia en general está en riesgo, o más bien ha “muerto”. En este sentido se expresa Piketty (2014) en su libro: El capital en el siglo XXI, en el señala que desde la década de 1970 la desigualdad social creció significativamente en los países más ricos, en los que en la década 2000-2010 la concentración de los ingresos rebasó ligeramente el nivel de la década 1910-1920, previo a la crisis de 1929-1933, cuando la desigualdad también alcanzó niveles elevados. Así también lo confirma Stiglitz (2016) en su libro: El precio de la desigualdad, en el que argumenta que la democracia como la concebimos tradicionalmente –poder de la sociedad en general- está en peligro, como sucede en Estados Unidos en el que el gobierno implementa políticas macroeconómicas que benefician al 1% de la sociedad en detrimento del 99% del resto de la sociedad. Así, el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita.

En síntesis la democracia en general es una abstracción que no existe en la realidad, la verdad de la democracia está en su esencia clasista, por consiguiente, siempre ha estado y está al servicio de la clase que detenta el poder económico y consecuentemente también controla el poder político –el Estado-, a través del cual impulsa políticas públicas en su beneficio de sus intereses económicos.

Si la verdad es la expresión lógica de la esencia, por ende, la democracia puede ser definida como el poder político de la clase que detenta el poder económico, y no puede ser de otra forma, ya que en una sociedad que está “desgarrada” por las contradicciones de clase es imposible que exista una democracia en general al margen de las clases antagónicas.

El Estado surge al igual que la democracia por las contradicciones de clase y es el “órgano” político, jurídico y administrativo que permite ejercer la democracia. Es todo un sistema formado por los poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; además, incluye las fuerzas de seguridad, centros de readaptación social, etc. Así pues, el Estado con sus políticas favorece y protege los intereses se la clase que detenta el poder económico.


Discusión

La comprensión de la esencia de la democracia es de trascendental importancia por sus implicaciones en los movimientos de las organizaciones, particularmente los partidos políticos.

La experiencia histórica desde la antigüedad greco-romana hasta la actualidad confirma que la verdad de la democracia está en su carácter clasista. Desde luego en la antigüedad era más excluyente y en su largo desarrollo histórico ha cambiado y los ciudadanos han logrado innegables conquistas históricas como la participación de las mujeres en los procesos electorales y el sufragio universal de todos los ciudadanos mayores de 18 años, pero aún así, no ha perdido su naturaleza clasista.

En la moderna sociedad capitalista la democracia se reduce al sufragio universal en el que participan todos los ciudadanos mayores de 18 años para elegir a sus representantes políticos, que aun así no deja de ser una democracia clasista, ya que los partidos que participan no van más allá de los intereses de la clase que detenta el poder económico y cuando triunfa –si es que lo dejan- una opción política que puede poner en peligro sus intereses existen una serie de trabas legales que evitan la implementación de políticas públicas que puedan afectar los intereses de los propietarios del capital. Lo mismo sucede con la alternancia partidaria, ya que cuando triunfa en las urnas un partido con un programa contrario a los intereses del gran capital normalmente continúa con el proyecto socio-económico y político afín a los intereses de los propietarios del capital; además, en muchos países la alternancia se da entre dos partidos que esencia ambos representan los intereses de la clase que detenta el poder económico. En este sentido la alternancia política se reduce a un bipartidismo que no rebasa los límites de los intereses del gran capital. Tampoco es la elección periódica de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, ya que los poderes responden en lo fundamental a la clase que detenta el poder económico.

Si bien es cierto que los golpes militares se han reducido para derribar a los gobiernos que no representan los intereses de los propietarios del dinero, no obstante, ahora han sido relevados por los golpes “blandos” –parlamentarios- para derrocar a los gobiernos que ponen en riesgo los intereses de los propietarios del capital.

Las elecciones lo único que hacen es validad –legalizar- lo que ya los poderes fácticos –principalmente empresarios y medios masivos de comunicación- ya decidieron, a través del sufragio universal que la apariencia de una democracia, cuando en realidad los nuevos representantes políticos elegidos responden a los intereses del gran capital.


Conclusiones

La experiencia -práctica- histórica confirma la esencia clasista de la democracia. Esta apareció junto con el Estado, en las sociedades esclavistas, particularmente la de Grecia y Roma. Consecuentemente su naturaleza es clasista, ya que estaban excluidos la clase mayoritaria –los esclavos-, las mujeres y los extranjeros, en el caso de la democracia griega, aspecto que se agudizó más en Roma, en las que las contradicciones de clase fueron más agudas, por consiguiente, la democracia fue más elitista.

Desde entonces la lucha de los pueblos ha sido prolongada y ha conquistado derechos importantes, como el voto de las mujeres y las clases populares, las cuales estaban excluidas de la democracia esclavista, pero aun así no ha perdido su esencia clasista, pues toda la historia de la democracia demuestra que las políticas públicas de los gobiernos han estado y siguen estando esencialmente al servicio de los poseedores del capital. Hoy es más evidente, cuando el 1% de la sociedad es la beneficiaria de las políticas macroeconómicas que implementan los gobiernos prácticamente en todo el mundo en detrimento del 99% de la sociedad. Esto confirma que la democracia en general es una abstracción vacía que no tiene que ver con la realidad, cuando en realidad se confirma la naturaleza clasista de la democracia y el Estado.

La revolución en las tecnología de la información y la comunicación, ha puesto a disposición del público en todo un "océano" de información en el que abundan opiniones del sentido común -apariencia- que las aceptamos como verdades por desconocimiento y/o por intereses, siendo la democracia uno de los innumerables puntos de vista, en los que se oculta su esencia clasista: el ser el poder político de la clase que posee la riqueza y lo ejerce contra su adversaria social.

La alternancia política partidaria tampoco constituye la esencia de la democracia, cuando se trata de partidos que son expresiones políticas de la clase que detenta el poder económico.

El Estado es el instrumento político para ejercer la democracia clasista y la educación, la Iglesia y los medios de comunicación masiva, son los principales medios para el control ideológico de los intereses de la clase dominante.

Las elecciones lo único que hacen es validar –legalizar- lo que los poderes fácticos- ya decidieron: la elección periódica de los representantes políticos que estarán al servicio de los intereses del capital. Si triunfa una opción política que ponga en peligro los intereses le cierran el paso con múltiples pretextos y si no lo frenan, recurren últimamente a los golpes “blandos” –parlamentarios, para derrocarlos, aunque no se descartan los golpes militares en casos extremos.

Los medios de comunicación electrónicos se han convertido en estratégicos en la lucha ideológica contra las opciones políticas que puedan poner en riego los intereses de los propietarios del capital.


Bibliografía

Hegel. 1812-1816. Ciencia de la Lógica. Traducción de Mondolfo Rodolfo (1960).

https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_democracia

Mariano Grondona Mariano. 2000. Historia de la democracia. Universidad del CEMA. Departamento de Ciencias Políticas.

Piketty Thomas. 2014. El capital en el siglo XXI. Fondo de Cultura Económica. México, D.F.

Pokroski et al. 1966. Historia de las ideas políticas. Editorial Grijalbo, S.A. México, D.F.

Stiglitz Joseph. 2016. El precio de la desigualdad. El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita. Penguin Random House Grupo Editorial, S.A., de C.V. México, D.F. 

1 comentario:

  1. Si estamos de acuerdo en que el Estado es la razón de ser de la Democracia y esta a su vez es una abstracción vacía, pienso que no importa que sea o no explicado cientificamente, finalmente la ciencia antigua y moderna siempre se desarrollaron dentro de sociedades de clases, dónde generalmente funcionó como un aparató técnico-ideológico que derivó en formas complejas de dominación, tanto directa como indirectamente. Por lo tanto, no basta con explicar científicamente el desarrollo histórico del Estado, la Democracia, la formación de las clases, etc. y captar su escencia. Sino de desembarazar a la ciencia de esa carga ideológica que sustenta la estructura de las sociedades modernas.

    El problema entonces no está en sí en la explicación científica del mundo, sino en la ideología de los científicos o quienes pretenden serlo, que bajo el supuesto de la "neutralidad" de la ciencia, su pretendida objetividad y ausencia de ideología, propician la permanencia de las clases dominantes, el Estado y en consecuencia contribuyen a la construcción de un pensamiento hegemónico, que lejos de llegar a la escencia de las cosas, puede incluso derivar en escencialismo.

    Recordando un poco las lecciones de A. Gramsci en sus -Quaderni del carcere-, el problema con el pensamiento Hegemónico, radica en que es conscentido y no coercitivo, de lo contrario, sería mucho más fácil, destruir los sistemas de dominación.

    Me parece que es en el terreno ideológico (y no solamente)y particularmente en la apropiación de los medios de información es dónde existe mayor probabilidad de dar un giro al estado de las cosas.

    Esta apropiación sin duda cobraría distintos matices dependiendo de las teorías políticas que sirvan de herramientas para analizar, realizar y transformar la realidad política y social, y por ende la ciencia.

    En relación a los medios de información, hoy en día es interesante ver como el desarrollo del software y los medios libres han contribuido inmensamente a no solo evidenciar el vacío que supone la democracia representativa y su aparato ideológico (la escuela, la tv, el cine, la radio, etc.), sino a empoderar a los pueblos para que desde su cosmovisión y cultura, generen alternativas a las formas de organización económicas, sociales y políticas imperantes.

    Considero que actualmente, además de apropiarce y crear estos medios, existen distintas fases, dentro de las cuales, una de las primeras necesariamente es la agitación. Un ejemplo de esta estrategia, la ponía ya hace más de 100 años, el Oaxaqueño Ricardo Flores Magón, del cuál hoy en día podríamos beber mucho más con el fin de propiciar una revolución del pensamiento político, científico y social en nuestra geografía, en clara oposición al Juarismo imperante.

    No obstante me pregunto y pregunto a quien lea esto ¿Puede realmente existir una ciencia no dependiente del capitalismo, el Estado o las sociedades de clases?

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    "El error de la humanidad ha consistido en quererse libertar de la miseria y de la tiranía, dejando en pie la causa de esos males: el derecho de propiedad privada, y sus naturales consecuencias; el Gobierno y la Religión"

    R. F. M.

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