domingo, 30 de diciembre de 2018

IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA PARA LAS CIENCIAS PARTICULARES

IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA PARA LAS CIENCIAS PARTICULARES

Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

Introducción

El objeto de estudio más general de la filosofía es el problema fundamental: la relación entre materia vs conciencia. En este sentido la pregunta filosófica crucial es: ¿que es lo primario y que es lo secundario o derivado? Las respuestas son las siguientes:

Si la respuesta es en el sentido de que es la materia en su movimiento genera a la conciencia, es decir, que la materia es lo primero y la conciencia lo secundario o derivado, origina como consecuencia al materialismo como corriente filosófica; en cambio, sí la conciencia (concepto, espíritu, Dios) es lo primario y la materia es lo creado o derivado, da origen al idealismo filosófico.

Como la conciencia es el reflejo mental de la realidad material comprende a la religión, el arte y la ciencia en general (filosofía) como su forma superior; por consiguiente, la conciencia también se "mueve" en correspondencia con el movimiento de la materia, particularmente la filosofía que tiene también como objetivo, generalizar los conocimientos científicos y metodológicos de las ciencias particulares. Así pues, sin el concurso de la filosofía los conocimientos analíticos y metodológicos de las ciencias particulares, son incompletos y parciales, que tienen que ser complementados con su contra-parte: el conocimiento sintético-filosófico que al generalizar concluye el ciclo del movimiento del conocimiento científico.

Como se ha dicho, toda ciencia es teoría y es método, puesto, que no es concebible una teoría científica que carezca de su método correspondiente del que se sirva de medio para el descubrimiento de las leyes; es decir, que al igual que los conocimientos teóricos, también los diversos métodos analíticos de las ciencias particulares, tienen que ser sintetizados por la filosofía en un método filosófico general.

El método filosófico fue desarrollado por Hegel, pensador alemán que generalizó los conocimientos filosóficos de la antigüedad griega, particularmente el ser abstracto de Parménides, desarrollado como idea por Platón, al que le asocia el "devenir" de Heráclito, con lo que imprime movilidad al ser-idea abstractos y así crear la dialéctica idealista, así como la generalización de los conocimientos de las ciencias particulares, principalmente de los siglos XVI-XVII y principios del siglo XIX, que conjuntamente, fueron las fuentes referenciales, para escribir su obra monumental: Ciencia de la lógica (1812-1816), en la que expuso las tres leyes generales del método dialéctico. En el primer volumen (Doctrina del ser) expone la Ley de la transformación recíproca de la cantidad y la cualidad, que concibe el movimiento del ser como la unidad contradictoria de cantidad vs cualidad; Ley de la contradicción, cuya exposición la desarrolla en la Doctrina de la esencia de su obra, en polémica con el principio de la identidad de la lógica aristotélica; y finalmente, en la Doctrina del concepto en la que enunció la ley de la negación de la negación, consecuencia de la negación recíproca de la contradicción para retornar al punto de partida, pero a un nivel superior, es decir, que el conocimiento se mueve en espiral, en una tendencia de desarrollo de lo simple a lo complejo y en matemáticas se expresa como (-) (-) = (+). El idealismo hegeliano no solo descubrió las leyes generales de la dialéctica, sino que también expuso las categorías (conceptos generales) que son cruciales para el método dialéctico idealista, en las que destacan: espacio vs tiempo, singular vs general, fenómeno (apariencia) vs esencia, necesidad vs necesidad, causa vs efecto, variabilidad vs ley (reposo), entre otras, que junto con las tres leyes generales integran el método idealista planteado por Hegel.

Como la conciencia en general es el reflejo mental del movimiento de los objetos materiales, en consecuencia, las leyes y categorías del método dialéctico idealista hegeliano están presentes en la realidad material, puesto que todo objeto es la unidad contradictoria de lo singular (particular) vs lo general, por consiguiente, la materia en movimiento es el fundamento de la conciencia en general y de la filosofía en particular, tal como lo concibieron Marx-Engels entre 1840-1850, al unificar a la materia con su movimiento como su modo eterno de existencia, crearon el materialismo dialéctico.

En suma, la filosofía tiene como objeto de estudio las leyes y categorías universales, que rigen el movimiento del universo como totalidad y son el resultado de la generalización de los conocimientos analíticos, es decir, la filosofía y las ciencias particulares están estrechamente relacionadas y se complementan mutuamente. Sin la filosofía las ciencias particulares se mueven a "ciegas" y la filosofía sin las ciencias particulares no puede generalizar y sin generalización no hay ciencia filosófica general.

 

 1. Problema fundamental de la filosofía

Engels (1886) escribió que el problema de la relación entre el pensar y el ser, entre el espíritu y la naturaleza, problema supremo de toda filosofía, tiene, sus raíces al igual que toda religión, en las ideas limitadas e ignorantes del estado de salvajismo de la sociedad humana. Pero no pudo plantearse con toda nitidez, ni pudo adquirir su plena significación hasta que la humanidad europea no despertó del prolongado letargo de la Edad Media cristiana (siglos V-XV). El problema de la relación entre el pensar y el ser, problema que, por lo demás, tuvo también gran importancia entre los escolásticos medievales; la cuestión de saber qué es lo primario, si el espíritu o la naturaleza, revestía frente a la Iglesia la forma agudizada siguiente: ¿El mundo fue creado por Dios, o existe desde toda una eternidad?

Los filósofos se dividían en dos grandes campos, según la respuesta que diesen a esa pregunta. Los que afirmaban el carácter primario del espíritu frente a la naturaleza material, y por tanto admitían en última instancia, una creación del mundo bajo una u otra forma, formaban el campo del idealismo; los otros, los que reputaban la naturaleza como lo primario, figuraban en las diversas escuelas del materialismo.


2. Materialismo vs Idealismo

La respuesta al problema fundamental de la filosofía: ¿Qué es lo primario: la materia o la conciencia (concepto, espíritu, Dios)?

Para responder es necesario retroceder en el tiempo, por lo menos hace 4500 millones de años cuando nuestro planeta se formó. En este sentido, Hazem (2012), escribe que cuando la Tierra tenía unos escasos 50 millones de años de existencia fue impactada por multitud de asteroides, destacando uno del tamaño de marte, dando así origen a la Luna, que en aquel momento estaba a una distancia de 24,000 kilómetros de la Tierra y en la actualidad está a 382,000 km. de nuestro planeta, por consiguiente, se aleja alrededor de 4 centímetros por año. El impacto aportó más materia al joven planeta y con ello aumentó su masa, haciendo posible la retención de una atmósfera, que posteriormente fue crucial en el origen de compuestos químicos orgánicos, que contribuyeron al origen de la vida primitiva. Además, dicho impacto produjo la inclinación del eje terrestre en un ángulo de 23.5°, inclinación que genera la sucesión de las estaciones climáticas durante el año. En los siguientes 50 millones de años de existencia de la Tierra, se formó una corteza de naturaleza basáltica, cuando la temperatura descendió por abajo de los 1500 °C. Cuando el planeta tuvo unos 100 millones de años, la temperatura disminuyó, hasta un valor inferior a los 100 °C, enfriamiento que provocó la condensación del vapor de agua aportado por la intensa actividad volcánica y por la vaporización del agua congelada de los cometas que impactaron con nuestro planeta, para formar las nubes que posteriormente produjeron lluvias torrenciales durante miles o tal vez millones de años, dando así origen de los océanos en los que se almacenó el agua líquida precipitada. El basalto -roca- "selló" la corteza del océano global (solo emergieron islas volcánicas), mecanismo que atrapó el calor interno derivado de los elementos químicos radiactivos -uranio, torio y potasio 40- del manto terrestre, proceso que produjo el aumento de la temperatura (650 °C), con lo que se generó la fusión de la roca basáltica y en presencia del agua oceánica formó el granito, roca intrusiva de menor densidad que el basalto, por consiguiente, emergió para dar origen a los continentes. Así, las condiciones necesarias para el surgimiento de la vida estuvieron presentes: una atmósfera de naturaleza reductora (ausencia de oxígeno), cuyos gases principales eran el bióxido de carbono, el vapor de agua, metano y amoniaco; continentes de roca granítica, el agua liquida contenida principalmente en las cuencas oceánicas y energía abundante proporcionada por el Sol, así como las fuentes hidrotermales de los océanos. Tanto los minerales aportados por las rocas continentales y depositados en los mares y los aportados por las fuentes hidrotermales coadyuvaron en el origen de la vida temprana en la Tierra.

Los gases de la atmósfera reaccionaron químicamente para formar compuestos orgánicos simples, que por acción de la lluvia se depositaron en los océanos, junto con los elementos químicos inorgánicos derivados de las rocas continentales transportados por las corrientes superficiales (ríos) y depositados también en los océanos, así como los provenientes de las fuentes hidrotermales, para dar origen a una "sopa" primordial de sustancias químicas que al combinarse dieron como resultado compuestos orgánicos, tales como azúcares, aminoácidos, nucleótidos, ácidos grasos, etc., que al interaccionar en el océano primitivo formaron sustancias orgánicas más complejas, como fueron las proteínas, ácidos nucleicos y fosfolípidos; moléculas fundamentales para el origen de la vida. Particularmente los fosfolípidos, en su interacción con el agua se organizaron de tal forma que envolvieron a las moléculas orgánicas complejas de la "sopa" primitiva al formar una membrana que las separó del medio externo. Con la formación de la membrana apareció propiamente la célula procariota primitiva carente de núcleo y la propiedad genérica más esencial de la materia viva: el metabolismo, proceso contradictorio (anabolismo vs catabolismo) que transformó la energía y la materia aportada por el medio ambiente, principalmente la procedente del Sol y la derivada de las fuentes hidrotermales para el desarrollo de las bacterias procariotas. Así pues, la vida había aparecido, como consecuencia de un prolongado movimiento cuantitativo y cualitativo de la materia inorgánica. Así, hace 3500 millones de años apareció la forma de vida más primitiva, representada por las bacterias procariotas, organismos unicelulares, que vivían en ausencia de oxígeno, es decir, en condiciones de anaerobiosis. Como uno de los rasgos esenciales de la vida es la nutrición, por consiguiente, los organismos primitivos tenían que buscar compuestos orgánicos sintetizados abióticamente para su alimentación. Como la reproducción es otra propiedad esencial de la vida, en consecuencia la población microbiana aumentó, generando el agotamiento de las fuentes de alimentación, por lo que hace 2500 millones de años aparecieron las cianobacterias, las cuales desarrollaron la capacidad de aprovechar el bióxido de carbono y el agua, que con el aporte de energía proveniente del Sol, produjo la fotolisis del agua, cuyo hidrógeno se combinó con el bióxido de carbono para formar los carbohidratos y la liberación de oxígeno molecular a la atmósfera. A este proceso se le conoce como fotosíntesis y se caracteriza por la capacidad de las cianobacterias para elaborar sus propios alimentos. El oxígeno contribuyó a la formación de formas de vida más complejas, de tal forma que hace 1500 millones de años, aparecieron los organismos eucariotas, que a diferencia de los procariotas tienen un núcleo en el que se concentra el material genético, que controla la reproducción y la síntesis de las proteínas. Con la fotosíntesis de las cianobacterias y posteriormente de las algas y de las plantas superiores, el oxígeno molecular siguió aumentando en la atmósfera hasta alcanzar su valor actual de 21%. Con el oxígeno aparecieron formas de vida más complejas durante el Eón Fanerozoico, las cuales se extendieron a los continentes, hace unos 550 millones de años, particularmente se desarrollaron los reinos animal y vegetal. Dentro del reino animal apareció la clase de los mamíferos, de la que se desprendió una familia la de los primates que en su evolución generó la subfamilia de los homínidos que en su desarrollo dio origen a los Australopitecos, que debido a un cambio climático (enfriamiento) ocurrido hace tres y medio millones de años, desaparecieron los bosques tropicales por lo que se vieron obligados a caminar erectos, liberando así a las extremidades anteriores (manos), que inicialmente les sirvieron de "herramientas" naturales para su defensa ante las fieras salvajes y que posteriormente fueron cruciales para elaborar instrumentos de trabajo y de protección, dando así origen al hombre primitivo (Homo habilis) hace unos dos millones de años. Así pues, fueron los instrumentos de piedra más rudimentarios,

los que permitieron al Homo habilis dar el “salto” para superar a su antecesor el Australopiteco. Las nuevas tecnologías líticas mejoradas elaboradas por el Homo erectus le permitieron sobrevivir en un ambiente adverso frío en la sabana africana con pocos recursos vegetales alimenticios y la presencia de numerosos animales salvajes depredadores. La producción del fuego por el Homo erectus al tallar las piedras y luego por frotamiento de las mismas; así, como por frotamiento de ramas vegetales secas y luego usarlo en el cocido de los alimentos y protegerse del frío y de los animales salvajes que coexistieron con él. La incorporación de carne a la dieta, tuvo consecuencias trascendentales, de tal forma que se produjo un aumento en el tamaño y mayor complejidad del cerebro, al pasar de 650 gramos de su predecesor el Homo habilis a 900 gramos. Es evidente el cambio cuantitativo en el tamaño del cerebro, pero como es obvio no se puede dejar de lado el aspecto cualitativo, por lo que a la par con el crecimiento, el cerebro se volvió más complejo. El hombre de Cro-Magnon (Homo sapiens) que sucedió al Homo erectus, desarrolló un cerebro más grande de 1500 gramos y más complejo.  Perfeccionó los instrumentos de trabajo, con esto su actividad productiva se hizo más compleja socialmente, lo que repercutió en la aparición del lenguaje articulado, base del pensamiento abstracto plasmado en el arte de las pinturas rupestres. Así pues, con la aparición del Homo sapiens, hace unos 40 000 años, apareció la materia pensante (cerebro) y con ella la conciencia, capacidad específicamente humana de reflejar la realidad material, a través de la religión el arte y la ciencia y la ciencia como su forma superior.

Así pues, los conocimientos aportados por las ciencias de la de la Tierra, principalmente de la Geología y de la Biología confirman la veracidad de la doctrina filosófica materialista, en el sentido de que la materia (Tierra) en su prolongada historia de 4500 millones de años culminó con la aparición de la especie humana, cuyo cerebro es el órgano de su conciencia entendida como la capacidad mental de reflejar el mundo material; es decir, que la conciencia humana es lo secundario o derivado y la materia en movimiento es primario, lo que prueba la veracidad del materialismo dialéctico y a su vez demuestra la falsedad del idealismo filosófico, partidario de la prioridad de la conciencia (concepto, espíritu, Dios) como creadora de la realidad material.

Respecto al idealismo filosófico el máximo exponente fue Hegel, pensador alemán que sintetizó y desarrolló el Ser abstracto de Parménides y le imprimió movimiento por medio de la dialéctica de los conceptos (espíritu, idea, Dios). En correspondencia con su idealismo filosófico-religioso Hegel, expuso en su Fenomenología del espíritu (1807) y su Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1807), la concepción de la realidad material como el "ser otro del espíritu", enunciado que reafirma evidentemente la primacía del espíritu (concepto, Dios) como creador de la naturaleza, tesis eminentemente religiosa, lo que demuestra que el hegelianismo representa el último intento de racionalizar la Metafísica en general y en particular la Teología (religión). Los descubrimientos de las ciencias naturales durante los siglos XV-XX, entre las que destacan la Astronomía, la Física clásica y relativista, la Química, la Geología, la Biología, entre otras, desmienten las fantasías "místico-religiosas" del idealismo.

 

4. Discusión

Engels (1886) escribió: Los descubrimientos científicos aportados por las ciencias particulares en su historia de más de 2000 años, particularmente en los siglos XVI-XIX asociados al origen y desarrollo del capitalismo, son los que hicieron posible el surgimiento del materialismo dialéctico, especialmente la “revolución” copernicana expuesta en su obra: Sobre las revoluciones de las órbitas celestes publicada en 1543, en la que Nicolás Copérnico enuncio su descubrimiento: el heliocentrismo en el que el Sol es el centro del sistema solar alrededor del cual se mueven los planetas en órbitas circulares y que la sucesión día-noche, en la que aparentemente el Sol da vuelta a la Tierra es apariencia, porque en realidad lo que ocurre es que nuestro planeta rota cada 24 horas, por eso el Sol aparece por el oriente y se oculta en el poniente, descubrimiento que sucedió al modelo geocéntrico de Tolomeo que le antecedió, el cual concebía a la Tierra como el centro del sistema solar. El heliocentrismo de Copérnico fue un descubrimiento irrefutable de que el movimiento del conocimiento científico, es de la apariencia sensible de las cosas a la esencia oculta a la sensibilidad. Con haber puesto el Sol en el centro del sistema solar, Copérnico había generado una verdadera revolución científica, un cambio cualitativo (“salto”) en el desarrollo del conocimiento astronómico, a pesar de que su teoría heliocéntrica fue perfeccionada después por Kepler al formular que las órbitas planetarias no son circulares sino elípticas; las leyes que rigen el movimiento de los cuerpos físicos de Galileo; descubrimientos generalizados y expuestos por Newton en las tres leyes de la Mecánica y la Ley de la Gravitación Universal, expuestas en su monumental obra: Principios matemáticos de la filosofía natural (1687) de carácter físico-matemático y filosófico. Otro gran descubrimiento revolucionario realizado en 1837-1838 fue la célula ya que probó que todos los organismos vivos, desde los macroorganismos hasta los microorganismos tienen como unidad anatómica y fisiológica a la célula. Este descubrimiento combinado con la revolución química de la segunda mitad del siglo XVIII y la síntesis química orgánica artificial a partir de compuestos inorgánicos de la primera mitad del siglo XIX, sentaron las bases para conjeturar acerca del origen químico de la vida (Engels, 1878) hipótesis desarrollada posteriormente por Oparin (1924) y expuesta en su obra: El origen de la vida, en la que expone el origen químico de la vida, a partir de la transformación cuantitativa y cualitativa de la materia inorgánica. En la década del cuarenta del siglo XIX, fue descubierta la Ley de la transformación y conservación de la materia y la energía, que fundamenta las transformaciones recíprocas de las energías: térmica, calor, mecánica, química, eléctrica, entre otras.

En la biología la teoría de la evolución expuesta por Darwin (1859) en su obra: Origen de las especies y luego extendida al Origen del hombre por el mismo autor en 1871, fue toda una revolución biológica, ya que representó una ruptura radical con el pasado en el que dominaba la creencia del sentido común acerca de la inmutabilidad de los organismos vivos.

Además, de los grandes descubrimientos expuestos por Engels, también se produjeron cambios revolucionarios en la sociedad, tales como las revoluciones burguesas de los siglos XVI y XVII en Holanda e Inglaterra respectivamente que inauguraron el “nacimiento” del capitalismo; pero las revoluciones políticas y sociales radicales que pusieron en evidencia la contradicciones de clases como fuerza motriz del movimiento social, fueron la francesa a fines del siglo XVIII (1789-1794), así como las de mediados del siglo XIX en varios países europeos (Alemania, Italia, Polonia, etc.).

Los principales descubrimientos reseñados desde el Siglo XVI al XIX, tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales y una vez generalizados por Marx y Engels dieron origen al materialismo dialéctico, doctrina filosófica que culmina y eleva a un nivel muy superior a la dialéctica elemental del más grande pensador griego del silgo V antes de Cristo: Heráclito, quien es considerado como padre de la dialéctica al conjeturar que la contradicción es la que mueve a la materia. Pero no solo eso también comprendió que los sentidos por naturaleza son irracionales, lo que significa que el conocimiento científico tiene que moverse de lo irracional sensible a la racionalidad insensible solo accesible a través del pensamiento abstracto.

En el siglo XX, se produjeron otras revoluciones científicas, entre las que destacan en la Física cuántica realizada por Plank (1901), al descubrir que la materia se mueve en pequeños “cuantos” “paquetes” de energía, es decir, que con este descubrimiento culminó una larga polémica de alrededor de 300 años (siglos XVIII-XX) acerca de la naturaleza física de la luz: para Newton eminente físico inglés, la luz era de naturaleza corpuscular y para su contemporáneo Huygens la luz era de naturaleza ondulatoria. Posteriormente, en 1905, Einstein descubrió el efecto fotoeléctrico que concibe que la energía luminosa se concentra en una serie de cuantos de luz. Desde entonces a los cuantos se les llama en física fotones.

Al recurrir a la Ley de la contradicción como guía teórico-metodológica, es posible concebir la naturaleza de la luz como la unidad contradictoria de onda vs partícula, cuya definición puede enunciarse como el movimiento de partículas (cuantos o fotones) que se mueven en forma ondulatoria.

Otro descubrimiento científico trascendental es la Teoría de la Relatividad Especial realizada por Albert Einstein en 1905. Se trata de una profunda revolución en la Física ya que negó la naturaleza absoluta del espacio y el tiempo de la Mecánica newtoniana, pues, demostró que el espacio y el tiempo son relativos y están condicionados por el movimiento de la materia. Para movimientos lentos la Mecánica de Newton es válida, a pesar de su desacierto en la concepción del espacio y del tiempo. Sin embargo, para movimientos cercanos a la velocidad de la luz de 300 000 kilómetros/segundo, el espacio (volumen) se contrae en la dirección del movimiento y el tiempo se dilata o retarda (se vuelve más lento), lo cual se corrobora frecuentemente en el microcosmos físico en el que se mueven micro-partículas (fotones, neutrinos, electrones, etc.) a grandes velocidades. Es decir, que la Teoría de la Relatividad Especial, es una revolución del espacio y del tiempo. Poco tiempo después, el mismo Einstein llevó cabo otra revolución científica en la Física en 1915 con la Teoría General de la Relatividad, en la que a diferencia de la anterior revolución que solo considera el movimiento uniforme, en la nueva incorpora el movimiento acelerado que lo identifica con la gravedad y descubre que el espacio es curvo y está condicionado por la interacción de los cuerpos materiales. Es otra revolución del espacio, puesto, que también desechó la vieja concepción newtoniana de la gravedad que la concibe como una acción a distancia y de acción simultánea, lo cual es imposible. Así pues, el espacio no es el escenario físico en el que ocurren los procesos, es también de naturaleza material y tiene que ver con un orden de las cosas determinado por la interacción.

Ambas revoluciones científicas en la Física protagonizadas por Einstein desafiaron el sentido común, lo que significa que el conocimiento científico tiene que moverse del sentido común dado por la sensibilidad a la esencia oculta detrás de su contra-parte: la apariencia; es decir, que el método científico tiene que moverse de la apariencia de las cosas a su esencia, para descubrir la verdad, como lo concibe el materialismo dialéctico.

A mediados de la década de los cincuenta del siglo XX se produjo otra revolución biológica con el descubrimiento de los ácidos nucleicos y su papel central en la continuidad (herencia) de la vida. Este hallazgo científico trascendental para el desarrollo de las ciencias biológicas dio paso al surgimiento de nuevas disciplinas científicas, como es el caso de la biología molecular, pero que hoy todavía falta ponderar la importancia filosófica de este descubrimiento a la “luz” del materialismo dialéctico, previo conocimiento de la esencia de la vida, ya que se puede adelantar que la vida no se reduce a unas moléculas como los ácidos nucleicos por más complejos e importantes que sean. La vida es más compleja y guiándose del materialismo dialéctico, particularmente de la ley de la contradicción, entonces la vida se podría definir como metabolismo (anabolismo vs catabolismo) que transforma la energía y materia aportada por el medio ambiente para el desarrollo (crecimiento, reproducción, homeostasis, etc.) de los organismos vivos. Creo que en el marco de esta definición se debe valorar la importancia fisiológica y estructural de los ácidos nucleicos para la vida.

Vásquez (2017), escribe que la última revolución científica es la Teoría de la tectónica de placas iniciada por el científico alemán Alfred Wegener en 1912 como hipótesis de la deriva continental, como resultado de evidencias geológicas, climáticas, orográficas y biológicas que lo indujeron a pensar que hace unos 250 millones de años, los actuales continentes tuvieron que estar unidos en un mega-continente llamado Pangea con su correspondiente mega-océano: Panthalasa. Desde entonces los continentes han venido moviéndose horizontalmente hasta alcanzar la distribución espacial actual. No obstante, Wegener no aportó las pruebas físicas para demostrar su hipótesis de la deriva continental, porque era imposible que los enormes bloques continentales se “arrastraran” sobre la corteza basáltica oceánica, por lo que su hipótesis cayó en el olvido. Las pruebas vinieron después con la exploración del fondo oceánico y particularmente con el paleo-magnetismo de las rocas (magnetita) y la expansión del fondo oceánico, que demostraron que efectivamente los continentes se están moviendo a una velocidad de unos centímetros/año, que no es nada a escala humana, pero a escala geológica que tiene que ver con millones de años, ha dado origen a cambios radicales en la distribución espacial de los océanos y continentes, como es el caso de la formación del Océano Atlántico que en el transcurso de unos 170 millones de años ha separado al Continente Americano de África, Europa y Asia miles de kilómetros. Lo mismo ha sucedido con los otros continentes y es lo que explica la existencia de evidencias encontradas por Wegener en diferentes continentes y ambientes, que no serían posibles sin el movimiento de océanos y continentes. Pero ¿de dónde proviene la energía que mueve a los continentes? La respuesta está en la energía interna que aporta el manto terrestre, principalmente oceánico, que en sus movimientos de convección asciende a la corteza terrestre y al elevarse, se enfría y derrama horizontalmente y en ese movimiento horizontal mueve a los continentes. Se trata de una energía muy potente para mover y partir los continentes y elevar la corteza oceánica y como es de esperarse, la energía es de naturaleza nuclear: fisión o fragmentación de átomos pesados (uranio, torio, potasio 40) que liberan energía que gradualmente se va acumulando hasta que se libera a través de terremotos, volcanes, fracturas, etcétera, dando como resultado la fragmentación de la litosfera en placas tectónicas movidas por la energía interna aportado por el manto terrestre, cuya explicación racional dada por Wilson (década del 60 del siglo XX) dio origen a otra revolución científica de carácter geológico: la Teoría de la tectónica de placas.

Al igual que las teorías científicas de la física postuladas por Einstein, la Teoría de la tectónica de placas desafió el sentido común que nos han enseñado en nuestras clases de geografía física, en las que siempre se nos presentaba la inmutabilidad aparente de la distribución espacial de océanos y continentes, como están representados en los mapa-mundi y resulta que la esencia consiste en la movilidad de océanos y continentes. Una vez se confirma lo que el materialismo dialéctico ha descubierto desde hace unos 150 años: el conocimiento científico se mueve de la apariencia (sentido común) a la encía oculta detrás de la sensibilidad.

Las grandes revoluciones científicas del siglo XX confirmaron la veracidad del materialismo dialéctico, en el sentido de que las grandes revoluciones científicas son el resultado de la acumulación gradual de conocimientos, que una vez que alcanzan cierta cantidad se truecan en cambios cualitativos (revoluciones).

Finalmente es importante citar a Xirau (1983), quien sintetiza la dialéctica de lo particular y lo general, al escribir que el objetivo de estudio de la filosofía es la búsqueda de la verdad que está en el todo (general), no en las partes que son objeto de estudio de las ciencias particulares. Además, de lo universal que es objeto de estudio de la filosofía, también cumple otra trascendental función, la de sintetizar (unificar) los conocimientos particulares (analíticos) aportados por las ciencias particulares; es decir, la filosofía y las ciencias particulares se complementan mutuamente.


 5. Conclusiones

La relación entre el Ser vs Conciencia, el problema fundamental objeto de estudio de la filosofía, puesto, que de su respuesta se derivan las dos corrientes filosóficas que están presentes en su historia: Materialismo que concibe a la materia en movimiento como lo primario y a la conciencia como lo secundario o derivado, como prueba la historia de las ciencias particulares; Idealismo que concibe a la conciencia como lo primario y a la materia como lo derivado, corriente filosófica desmentida por los descubrimientos de las ciencias particulares.

El materialismo dialéctico es la filosofía científica que orienta la investigación científica y es el resultado de la generalización de los descubrimientos científicos de las ciencias particulares, de más de 2000 años de desarrollo y tiene como principio fundamental la ley de la contradicción que constituye la fuerza motriz del movimiento de la materia y también del conocimiento científico, ya que tiene un alcance universal.

El idealismo en esencia es religión ya que en el fondo plantea que es la conciencia (Dios o espíritu) la que genera y explica la realidad material, lo cual contradice el sentido común y los grandes descubrimientos de las ciencias particulares.

La filosofía tiene como objeto de estudio el universo como totalidad, cuyas partes son objeto de estudio de las ciencias particulares.

Las verdades analíticas de las ciencias particulares son unilaterales y fragmentarias y requieren el concurso de la filosofía (lógica) para su síntesis para su generalización.

La filosofía tiene como objeto de estudio el todo (universo) en el que está la verdad última de las cosas. En este sentido la filosofía es la síntesis y el remate del conocimiento y la cultura. 

Al igual que los objetos materiales el proceso del conocimiento es contradictorio, por consiguiente, se mueve de la apariencia de las cosas sensibles a la esencia oculta detrás de la sensibilidad y la esencia hecha lógica se convierte en verdad objetiva porque no depende del sujeto. La verdad se expresa por medio de conceptos, definiciones y leyes, que al integrarse en un sistema estructurado lógicamente se convierte en ciencia. La verdad también es contradictoria: verdad relativa vs verdad absoluta. Las ciencias en su desarrollo aportan verdades relativas parciales que gradualmente se acumulan y al llegar a cierto límite y se truecan en verdades absolutas.

En suma la filosofía en general y el materialismo dialéctico en particular es una “guía” teórico-metodológica porque da rumbo a las investigaciones de las ciencias particulares y con la generalización de sus descubrimientos potencia su desarrollo.

La filosofía en general y la lógica en particular es la síntesis del conocimiento y en este sentido es el complemento del conocimiento analítico de las ciencias particulares; es decir, ambas ciencias se complementan recíprocamente para alcanzar un conocimiento analítico y sintético; es decir, sin el concurso de la filosofía los conocimientos parciales de las ciencias particulares solo son verdades parciales incompletas (unilaterales) que deben elevarse a verdades concretas a través de la generalización filosófica para integrar el conocimiento del objeto de estudio como un todo.

 

6. Referencias bibliográficas

Engels F. 1886. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Obra editada (1980). Editorial Progreso. Moscú, URSS.

Hegel F. 1807. Fenomenología del espíritu. Obra editada (1994). Fondo de Cultura Económica. México, D.F.

Hegel F. 1817. Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Obra editada (1980). Editorial Porrúa. México, D.F.

Hazen Robert. 2012. La historia de la Tierra. Los primeros 4500 millones de años. Del polvo estelar al planeta viviente. Editorial Océano (2015). México, D.F.

Vásquez Valentín. 2017. De la hipótesis de la deriva continental a la teoría de la tectónica de placas. metodo2013.blogspot.com

Xirau Ramón. 1983. Introducción a la historia de la filosofía. Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F.


viernes, 28 de diciembre de 2018

IMPORTANCIA DE LA PRÁCTICA EN EL ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CONCIENCIA

IMPORTANCIA DE LA PRÁCTICA EN EL ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CONCIENCIA
Valentín Vásquez
Oaxaca, México
valeitvo@yahoo.com.mx

Introducción

La practica es una actividad social orientada a la transformación de la naturaleza y de la sociedad que condicionó el origen y el desarrollo de la conciencia. Ambos son temas de carácter filosófico, por consiguiente, se tiene que partir de la solución correcta del problema fundamental de la filosofía: la relación y el carácter primario-secundario entre el ser (materia) y la conciencia. Este problema apareció desde el origen de la filosofía en la antigüedad griega hace por los menos 500 años antes de Cristo y desde entonces surgieron las dos tendencias filosóficas fundamentales que han permeado la historia de la humanidad desde la antigüedad: el idealismo y el materialismo. El idealismo representado principalmente por Parménides y Platón en la antigüedad griega, consideraba a la conciencia (idea o espíritu) en forma independiente del ser (materia) y como su creadora, es decir, se trata de la idea religiosa de que el mundo material fue creado por un ser sobre-natural (Dios). Por el contrario, el materialismo, representado en la antigüedad griega por Leucipo, Demócrito y Epicuro, así como por Tito Lucrecio Caro en Roma, consideraba que el ser (materia) formada por átomos en su desarrollo condiciona a la conciencia humana. Mucho tiempo después Marx y Engels, a mediados del siglo XIX invirtieron el idealismo dialéctico hegeliano, junto con la generalización de los descubrimientos científicos más importantes: Teoría celular (1837-1838), Ley de la conservación y transformación de la energía (1843) y la Teoría de la evolución (1859), y lo convirtieron en materialismo dialéctico, que concibe el movimiento material como primario y a la conciencia como secundaria o derivada.

Antes de pensar el hombre primitivo primero tuvo que alimentarse y pasar por una serie de peldaños de desarrollo, en los que los instrumentos de trabajo rudimentarios utilizados para apropiarse directamente de lo que la naturaleza proporcionaba, a través de la recolección de productos vegetales y caza de animales salvajes, situación que perduró por lo menos unos dos millones de años: desde el hombre paleolítico hasta el Homo sapiens (hombre de Cro-Magnon) hace unos 35 000 años, período en el que las tribus nómadas dedicaban todo el tiempo para proveerse de los alimentos vegetales y animales para su sobre-vivencia y ni siquiera tenían tiempo de reflexionar.

Los antecesores del hombre de Cro-Magnon: el Homo habilis y el Homo erectus solo habían desarrollado un lenguaje inarticulado y básicamente se comunicaban con movimientos corporales, principalmente las manos. El lenguaje articulado apareció sólo con el Homo sapiens y fue resultado de la necesidad de comunicarse durante el proceso laboral práctico ejecutado con herramientas de trabajo más perfeccionadas, que aumentaron las disponibilidad de alimentos y un tiempo “libre” mínimo para que algunos miembros de las tribus desarrollaran el arte que por definición es el reflejo de lo abstracto en imágenes concretas (pinturas rupestres).

La experiencia práctica acumulada durante el largo período paleolítico preparó las condiciones para el mejoramiento de los instrumentos de trabajo he hicieron posible el cultivo de plantas (agricultura) y domesticación de animales (ganadería), actividades que representaron una verdadera revolución tecno-productiva que con su mayor productividad cubrió las necesidades básicas de los miembros de las comunidades y, además, produjo un excedente que se intercambió inicialmente entre comunidades vecinas y posteriormente en el interior de las propias comunidades, generando así las condiciones necesarias para el surgimiento de la sociedad esclavista: propiedad privada de la tierra y el ganado, así como de la mano de obra de los trabajadores esclavos y la división social del trabajo.

Con la aparición del esclavismo también apareció la división del trabajo en intelectual y físico. El primero fue desarrollado por los ideólogos de la clase esclavista y el segundo por el esclavo. El primero fue fundamental para el surgimiento de la filosofía y las ciencias particulares todavía muy incipientes y el segundo fue crucial para generar el trabajo excedente para la clase esclavista.

El desarrollo cuantitativo y cualitativo de las ciencias particulares de más de 2000 años con sus descubrimientos, en el que la práctica ha sido decisiva, dan la razón a la filosofía materialista en la solución correcta del problema fundamental de la filosofía: el ser (materia) es lo primario, la conciencia es lo secundario, no existe ningún ser sobre-natural (Dios) creador del mundo material, es la materia en movimiento y después de 4 500 millones apareció la especie humana portadora de un cerebro muy desarrollado sustrato de la conciencia en general y de la ciencia en particular, 

Así pues, la práctica ha sido crucial para la existencia humana y para el origen de su conciencia en general y de las ciencias en particular.


Idealismo vs Materialismo

Hegel en sus obras: Fenomenología del espíritu (1807), Ciencia de la lógica (1812-1816) y Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817), desarrolla el Idealismo en su máxima expresión abstracta y especulativa, del que Marx en sus Manuscritos económico-filosóficos (1844) afirma lo siguiente:

"El sentimiento místico que empuja a los filósofos del pensamiento abstracto a la intuición [sensibilidad] es el hastío, la nostalgia de un contenido".

Las ideas no pueden conducir más allá de las ideas del antiguo estado de cosas. De hecho, las ideas no pueden realizar nada. Para realizar las ideas, se necesitan hombres que ponen en juego una fuerza práctica, expuso Marx y Engels en la Sagrada familia (1845). En el mismo año Marx ya había estudiado a Feuerbach, quien había combatido el idealismo hegeliano al exponer que fuera de la naturaleza no hay nada y el hombre es parte de la misma y se desarrolla por sí misma, sin necesidad de fuerzas sobre-naturales. Rechaza la tesis hegeliana que concibe a la naturaleza como el “ser otro del espíritu”. Filosóficamente procedía de los materialistas de los siglos XVII (Spinoza) y XVIII (enciclopedistas franceses). Por eso dice que su primer pensamiento fue Dios (Dios o Naturaleza de Spinoza), luego la razón creadora de la realidad (Hegel) y finalmente el hombre (materialismo antropológico). Particularmente concibe el panteísmo de Spinoza como materialismo teológico; al idealismo hegeliano, particularmente su lógica la caracteriza como Teología (Metafísica) racionalizada y de los enciclopedistas franceses recupera su concepción materialista de la naturaleza y el hombre.

Después de rechazar la tesis idealista de la prioridad del espíritu respecto de la materia, propone una solución materialista al problema fundamental de la filosofía: “La relación real entre el pensamiento y el ser, es esta: el ser es el sujeto, el pensamiento, el predicado”.

Feuerbach demuestra irrebatiblemente la afinidad del idealismo y la religión. La fuente lógica del Idealismo, lo mismo que de la religión, la ve en la separación del pensamiento respecto del ser sensible y concreto. El Idealismo se vale artificialmente del proceso de abstracción, que genera conceptos generales y los separa de sus fundamentos materiales sensibles, convirtiéndolos en esencias con vida propia e independiente. Tanto el idealismo como la religión consideran lo abstracto, lo no sensible, lo inmaterial, como lo primario, es decir, lo espiritual crea lo concreto sensible. Afirma que la tesis de la naturaleza como el “ser otro del espíritu”, no es más que la creación de la naturaleza por Dios. La doctrina de Hegel es la transformación de la historia de la Teología en un proceso lógico. La filosofía hegeliana es el último refugio y apoyo de la Teología; es el espíritu absoluto en el espíritu de la Teología que se extingue. La filosofía de Hegel es el último intento de restablecer el cristianismo moribundo. Así pues, tuvo el mérito de haber rescatado el materialismo en medio de una “embriaguez” especulativa del hegelianismo.

A pesar del progreso del materialismo antropológico de Feuerbach, no dejó de ser metafísico, contemplativo e idealista en la concepción de la vida social, como lo expuso Marx (1845) en algunas de sus once Tesis sobre Feuerbach en las que destaca la relevancia de la práctica en el proceso del conocimiento científico:

1.- "El defecto fundamental de todo el materialismo anterior, es que solo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco el concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, en La Esencia del Cristianismo (1840-1841) solo considera la actitud teórica [contemplativa] como la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica solo en su forma suciamente judaica de manifestarse. Por tanto, no comprende la importancia de la actuación revolucionaria, práctico–crítica".

2.- "El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico".

3.- "La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educado necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad".

4.- "La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana solo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria".

5.- "Feuerbach, no contento con el pensamiento abstracto, apela a la contemplación sensorial; pero no concibe la sensoriedad como una actividad sensorial humana práctica".

6. "Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales".

8.- "La vida social es, en esencia, práctica. Todos los misterios que descarrían la  teoría hacia el misticismo, encuentra su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de ésta práctica".

9.- "A lo que más llega el materialismo contemplativo, es decir, el materialismo que no concibe la sensoriedad como actividad práctica, es a contemplar a los distintos individuos dentro de la “sociedad civil”.

11.- "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.

Desde Descartes hasta Hegel y desde Hobbes hasta Feuerbach, los filósofos no avanzaban impulsados solamente, como ellos creían, con la fuerza del pensamiento puro. Al contrario. Lo que en la realidad les impulsaba eran, precisamente, los progresos prácticos formidables de las Ciencias Naturales y de la industria. En los filósofos materialistas, esta influencia afloraba a la superficie, pero también los sistemas idealistas fueron llenándose más y más de contenido materialista  y se esforzaron por conciliar panteísticamente la antítesis entre el espíritu y la materia; hasta que, por último, el sistema de Hegel ya no representaba por su método y su contenido más que un materialismo puesto al revés.

La trayectoria de Feuerbach es la de un hegeliano que marcha hacia el materialismo; trayectoria que, al llegar a una determinada fase, supone una ruptura total con el sistema idealista de su predecesor. Por fin le gana con fuerza irresistible la convicción de que la existencia de la idea absoluta anterior al mundo material, que preconiza Hegel, la preexistencia de las categorías lógicas antes que hubiese un mundo, no es más que un residuo de la Fe en un creador ultramundano; de que el mundo material y perceptible por los sentidos, del que formamos parte también los hombres, es lo único real y de que nuestra conciencia y nuestro pensamiento, por muy supra-sensibles que parezcan, son el producto de un órgano material, físico: el cerebro. La materia no es un producto del espíritu: el espíritu mismo no es más que el producto supremo de la materia. Esto es, naturalmente, materialismo puro. Al llegar aquí, Feuerbach se atasca.  No acierta a sobreponerse al prejuicio rutinario, filosófico, no contra la cosa, sino contra el nombre de materialismo.

Materialismo dialéctico

Pero el paso que Feuerbach no dio, había que darlo, había que sustituir el culto del hombre abstracto, médula de la nueva religión feuerbachiana, por la ciencia del hombre real y de su desenvolvimiento histórico. Este desarrollo de las posiciones feuerbachianas, superando a Feuerbach, fue iniciado por Marx en 1845, con la Sagrada Familia.

De la descomposición de la escuela hegeliana brotó además otra corriente, la única que ha dado verdaderos frutos, y esta corriente va asociada primordialmente al nombre de Marx. También esta corriente se separó de la filosofía hegeliana replegándose sobre las posiciones materialistas. Es decir, decidiéndose a concebir el mundo real tal como se presenta a cualquiera que lo mire sin quimeras idealistas que no concordasen con los hechos, enfocados en su propia concatenación y no en una concatenación imaginaria. Y esto, y sólo esto, es lo que se llama materialismo.

Engels (1886) dijo que en Hegel, la dialéctica es el auto desarrollo del concepto. El concepto absoluto no solo existe desde toda una eternidad, sino que es, además, la verdadera alma viva de todo el mundo existente. El concepto absoluto se desarrolla hasta llegar a ser lo que es, a través de todas las etapas preliminares que se estudian por extenso en la Lógica y que se contienen todas en dicho concepto; luego, se enajena al convertirse en la naturaleza, donde, sin la conciencia de sí, disfrazado de necesidad natural, atraviesa por un nuevo desarrollo, hasta que, por último, recobra en el hombre la conciencia de sí mismo; en la historia, esta conciencia vuelve a elaborarse a partir de su estado tosco y primitivo, hasta que por fin el concepto absoluto recobra de nuevo su completa personalidad en la filosofía hegeliana. Como vemos en Hegel, el desarrollo dialéctico que se revela en la naturaleza y la historia, es decir, la concatenación causal del progreso que va de lo inferior a lo superior, y que se impone a través de todos los zigzags y retrocesos momentáneos, no es más que un cliché del auto movimiento del concepto; auto movimiento que existe y se desarrolla desde toda una eternidad, no se sabe dónde, pero desde luego con independencia de todo cerebro humano pensante. Esta inversión idealista era la que había de eliminar. Nosotros retornamos a las posiciones materialistas y volvimos a ver en los conceptos de nuestro cerebro las imágenes de los objetos reales, en vez de considerar a estos como imágenes de tal o cual fase del concepto absoluto. Con esto, la dialéctica quedaba reducida a la ciencia de las leyes generales del movimiento, tanto el del mundo exterior como el del pensamiento humano: dos series de leyes idénticas en cuanto a la esencia, pero distintas en cuanto a la expresión, en el sentido de que el cerebro humano puede aplicarlas conscientemente, mientras que en la naturaleza, y hasta hoy también, en gran parte, en la historia humana, estas leyes se abren paso de un modo inconsciente, bajo la forma de una necesidad exterior, en medio de una serie infinita de casualidades. Pero, con esto, la propia dialéctica del concepto se convertía simplemente en el reflejo consciente del movimiento dialéctico del mundo real, lo que equivalía a poner la dialéctica hegeliana cabeza abajo; o mejor dicho, a invertir la dialéctica que estaba cabeza abajo, poniéndola de pie. Con esto volvía a ponerse en pie el lado revolucionario de la filosofía hegeliana y se limpiaba al mismo tiempo de la costra idealista que en Hegel impedía su consecuente aplicación. La gran idea cardinal de que el mundo no puede concebirse como un conjunto de objetos terminados, sino como un conjunto de procesos, en el que las cosas que parecen estables, al igual que sus reflejos mentales, en nuestras cabezas, los conceptos, pasan por una serie ininterrumpida, por un proceso de génesis y caducidad a través de los cuales, pese a todo su aparente carácter fortuito y a todos los retrocesos momentáneos, se acaba imponiendo siempre una trayectoria progresiva; esta gran idea cardinal se halla ya tan arraigada, sobre todo desde Hegel, en la conciencia habitual, que, expuesta, así, en términos generales, apenas encuentra oposición. Pero una cosa es reconocerla de palabra y otra es aplicarla a la realidad en cada caso concreto, en todos los campos sometidos a investigación. Si en nuestras investigaciones nos colocamos siempre en este punto de vista, daremos al traste de una vez para siempre con el postulado de soluciones definitivas y verdades eternas; tendremos en todo momento la conciencia de que todos los resultados que obtengamos serán forzosamente limitados y se hallarán condicionados por las circunstancias en las cuales los obtenemos; pero ya no nos infundirán respeto esas antítesis irreductibles para la vieja metafísica todavía en boga: de lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo idéntico y lo distinto, lo necesario y lo fortuito, sabemos que estas antítesis solo tienen un valor relativo, que lo que hoy reputamos como verdadero encierra también un lado falso, ahora oculto, pero que saldrá a la luz más tarde, del mismo que lo que ahora reconocemos como falso guarda su lado verdadero, gracias al cual fue acatado como verdadero anteriormente; que lo que se afirma necesario se compone de toda una serie de meras casualidades  y que lo que se cree fortuito no es más que la forma detrás de la cual se esconde la necesidad, y así sucesivamente.

Lenin en Materialismo y empiriocriticismo (1908) profundizó la concepción de las categorías fundamentales de la dialéctica materialista: materia y formas de su movimiento, espacio y tiempo, causalidad, libertad y necesidad, posibilidad y realidad, forma y contenido, etc. Lenin impulsó la concepción de la Ley de la unidad y lucha de los contrarios como ley fundamental del mundo objetivo y del conocimiento, como esencia y núcleo de la dialéctica, formulando proposiciones esenciales sobre las dos concepciones del desarrollo: desarrollo como disminución y aumento, como repetición y desarrollo como unidad de contrarios, de desdoblamiento de lo único en contrarios que se excluyen recíprocamente y se hallan en interacción. En 1914, en sus Cuadernos filosóficos sintetizó el proceso del conocimiento al enunciar que se mueve de la contemplación viva (práctica) al pensamiento abstracto y de éste a la práctica; que la conciencia del hombre es activa, pues no se limita a reflejar el mundo, sino dentro de la práctica humana participa en su transformación revolucionaria. Formuló la teoría de la verdad objetiva, relativa y absoluta, y señaló su ínter-vinculación dialéctica. El punto central en la doctrina de Lenin sobre la verdad lo ocupa el problema del carácter concreto de la misma. Indicó que “la esencia misma, el alma viva del marxismo es el análisis concreto de la situación concreta”.


La práctica en el proceso del conocimiento científico

Marx-Engels (1846) escribieron que el primer acto histórico de estos individuos, en virtud del cual se diferencian de los animales, reside no en pensar, sino en comenzar a producir los recursos indispensables para su vida. Se puede ver el signo distintivo del hombre con respecto al animal en la conciencia, el sentimiento religioso, o algo por el estilo. Pero lo cierto es que el hombre mismo no se siente distinto de aquél, sino desde el día en que empieza a producir sus medios de subsistencia, paso éste condicionado por la organización de su cuerpo. Produciendo sus medios de vida produce indirectamente el hombre su vida material misma. Según sea la actividad vital de los individuos, así serán ellos mismos. Lo que ellos representan coincide, por consiguiente, con su producción, coincide no con aquello que producen, sino con la forma cómo lo producen. Lo que representen de suyo los individuos depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción. Para vivir se requiere ante todo alimentación y bebida, vivienda, vestido y algo más. Así, pues, el primer acto histórico es la producción de los recursos indispensables para la satisfacción de estas necesidades, la producción de la vida material misma. Por lo demás es un asunto histórico tal, una condición fundamental de toda historia, que ahora (lo mismo que hace millares de años) debe cumplirse diariamente y a cada hora solamente para que las gentes puedan subsistir.

Lenin (1908) expuso que Engels da un salto de la teoría a la práctica. Ni uno solo de los sabios (y estúpidos) profesores de filosofía a los que siguen nuestros machistas, se permite jamás tales saltos, vergonzosos para un representante de la “ciencia pura”. Para ellos una cosa es la teoría del conocimiento, donde hay que cocinar con la mayor sutileza las “definiciones” verbales y otra completamente distinta es la práctica. En Engels toda la práctica humana viva hace irrupción en la teoría misma del conocimiento, proporcionando un criterio objetivo de verdad: en tanto que ignoramos una ley natural, esa ley, existiendo y obrando al margen y fuera de nuestro conocimiento, nos hace esclavos de la “ciega necesidad”. Tan pronto como conocemos esa ley, que acciona (como repitió Marx millares de veces) independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos dueños de la naturaleza. El dominio de la naturaleza, que se manifiesta en la práctica de la humanidad, es el resultado del reflejo objetivó y veraz, en la cabeza del hombre, de los fenómenos y de los procesos de la naturaleza y constituye la prueba de que dicho reflejo (dentro de los límites de lo que nos muestra la práctica) es una verdad objetiva, absoluta, eterna. Fuera de nosotros existen cosas. Nuestras representaciones y sensaciones son imágenes de las cosas. La comprobación de estas imágenes, la separación de las verdaderas y las erróneas, la da la práctica.

Lenin (1914) dijo que la práctica del hombre, que se repite cien millones de veces, se consolida en la conciencia del hombre por medio de figuras de la lógica. Precisamente (y sólo) debido a esta repetición de cien millones de veces, estas figuras tienen la estabilidad de un prejuicio, un carácter axiomático.

Marx (1845) escribió que el problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento aislado de la práctica, es una cuestión puramente escolástica. La vida social es esencialmente práctica. Todos los misterios que desvían la teoría hacia el misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica.

Lenin (1908) afirmó que Marx y Engels en 1845 y Engels en 1888 y 1892 colocan el criterio de la práctica en la base de la teoría materialista del conocimiento. Plantear fuera de la práctica la cuestión de "si al pensamiento humano corresponde una verdad objetiva" es entregarse a la escolástica -dice Marx en su segunda tesis sobre Feuerbach. La práctica es la mejor refutación del agnosticismo kantiano y humista, así como de los demás subterfugios filosóficos repite Engels. "Los éxitos de nuestros actos suministran la prueba de la conformidad (la correspondencia) de nuestras percepciones con la naturaleza objetiva de las cosas percibidas", replica Engels a los agnósticos. Además, dijo que la actividad práctica del hombre debe llevar su conciencia a la repetición de las distintas figuras lógicas, miles de millones de veces, a fin de que estas figuras puedan obtener la significación de axiomas. Con su práctica el hombre demuestra la corrección objetiva de sus ideas, conceptos, conocimiento, ciencia.

Lenin (1914) dijo que la práctica del hombre y de la humanidad es la prueba, el criterio de la objetividad del conocimiento. Así pues, sintetizó su pensamiento filosófico diciendo que: la práctica es superior al conocimiento (teórico), porque posee no sólo la dignidad de la universalidad, sino también la de la realidad inmediata. Lenin (1914) dijo la actividad práctica del hombre debe llevar su conciencia a la repetición de las distintas figuras lógicas, miles de millones de veces, a fin de que estas figuras puedan obtener la significación de axiomas. Con su práctica el hombre demuestra la corrección objetiva de sus ideas, conceptos, conocimiento, ciencia.

Lenin (1908) expuso que el punto de vista de la vida, de la práctica, debe ser el primero y fundamental de la teoría del conocimiento. Y conduce infaliblemente al materialismo, apartando desde el comienzo mismo las elucubraciones interminables de la escolástica profesoral. Por supuesto, no debe olvidarse que el criterio de la práctica no puede nunca, en el fondo, confirmar o refutar completamente una representación humana cualquiera que sea. Este criterio es también lo bastante impreciso para no permitir a los conocimientos del hombre convertirse en algo “absoluto”; pero al mismo tiempo, es lo bastante preciso para sostener una lucha implacable contra todas las variedades del idealismo y del agnosticismo. Si lo que confirma nuestra práctica es la verdad única, última, objetiva, de ello se desprende el reconocimiento del camino de la ciencia, que se mantiene en el punto de vista materialista, como el único camino conducente a esta verdad.

Spirkin (1966) dice que el materialismo dialéctico parte del hecho de que el conocimiento es un reflejo del mundo en la conciencia del hombre, inseparable del cambio del objeto de conocimiento en el curso de la práctica social. La práctica es base de la formación y desarrollo del conocimiento en todos sus grados, fuente del saber, estímulo fundamental y meta del conocimiento, esfera de aplicación del conocimiento, criterio de la verdad de los resultados del proceso de conocimiento y “determinante de los vínculos del objeto con aquello que el hombre necesita” (Lenin). La actividad práctica del hombre se halla unida obligatoriamente a la actividad cognoscitiva y esta comienza con la sensación y la percepción. El paso del conocimiento sensorial al pensamiento lógico es un salto del conocimiento de lo individual, casual y exterior, al conocimiento generalizado de lo sustancial y sometido a leyes, de las formas tangibles del reflejo a aquellas formas que se hallan desprovistas de la “sustancia de sensoriedad”.


Discusión

La práctica aparece junto con la especie humana. Esta surgió hace unos dos millones de años en el Período del Pleistoceno en el oriente africano, resultado de un evento tectónico que produjo un hundimiento y la correspondiente elevación de las partes aledañas, modificando así radicalmente el relieve, lo que modificó cualitativamente el clima: de ser un clima cálido húmedo con exuberante vegetación y fauna tropicales  donde vivían y  se movían nuestros antepasados primates, por un clima seco dando origen a un ambiente de sabana caracterizado por la existencia de grandes llanuras de pastizales y matorrales y árboles dispersos. En estas nuevas condiciones ambientales algunos de nuestros antepasados tuvieron que bajar de los bosques al suelo para buscar alimentos, pero al ya no existir la exuberante vegetación tropical tuvieron que caminar erguidos. El caminar erguidos con las extremidades posteriores (patas) de los primeros homínidos implicó una verdadera revolución biológica que, aunque, se desplazan torpemente les quedaron libres las extremidades anteriores (manos) para manipular objetos y protegerse de las fieras salvajes depredadoras. Unos homínidos dieron el salto biológico y se convirtieron en Australopitecos hace unos 3.5 millones de años que con sus manos liberadas empezaron a fabricar instrumentos de trabajo rudimentarios y después de un largo proceso de desarrollo dieron origen al hombre primitivo: el Homo habilis hace unos dos millones de años. Con el Homo habilis inicia propiamente la práctica laboral en el sentido de que ya fabrica instrumentos de trabajo rudimentarios. Su economía se basaba en una economía de apropiación directa de lo que la propia naturaleza le proporcionaba: recolección de productos vegetales y caza de animales salvajes para obtener alimentos para su existencia, es decir, se trató de una economía depredadora. Con el Homo erectus se produjo una mejora en los instrumentos de trabajo, pero su economía seguía siendo de apropiación directa (depredadora). No obstante, su actividad práctica le permitió primero conocer el fuego y luego producirlo. La producción del fuego fue un invento crucial para el posterior desarrollo del hombre primitivo, ya que le permitió protegerse del frío y de los animales depredadores, así como aprovechar el fuego para cazarlos. Pero lo más importante, le permitió cocer los alimentos proceso que hizo a los alimentos más asimilables, lo que repercutió en el desarrollo de un cerebro más grande (900 gramos) a diferencia de su predecesor el Homo habilis que tuvo un cerebro de unos 600 gramos. No obstante, tanto el Homo habilis como el Homo erectus todavía no habían desarrollado un lenguaje articulado: se comunicaban con movimientos corporales, principalmente con las manos. Su práctica laboral era muy incipiente y en correspondencia con ella su lenguaje también era muy rudimentario. El salto biológico más importante en el desarrollo biológico de la especie humana se dio recientemente hace poco en términos geológicos: 35 000 años con la aparición del Homo sapiens (Cro-Magnon) que en comparación con sus antecesores descritos sus instrumentos de trabajo eran más perfectos y ya había desarrollado el lenguaje articulado, lo que condicionó el desarrollo de un cerebro más grande y más complejo de unos 1500 gramos. El hombre de Cro-Magnon con un cerebro más grande y complejo y con el lenguaje articulado le permitió desarrollar el arte, que por definición es la expresión de lo general (abstracto) en imágenes (pinturas rupestres). A pesar del desarrollo de la especia humana en casi dos millones de años, la economía seguía siendo de apropiación directa y nómada, no había producción propiamente.

La larga experiencia práctica del hombre paleolítico de alrededor de dos millones de años, le permitió en un determinado momento, hace unos 10 000 años el cultivo de plantas lo que dio origen a la agricultura y la domesticación de animales lo que dio origen a la ganadería, actividades que implicaron una verdadera revolución tecno-productiva, así como la primera gran división social del trabajo entre tribus ganaderas y tribus ganaderas. Ahora ya no se trataba de una economía de apropiación directa de lo que la naturaleza proporcionaba, sino de una economía productiva. Esta con una mayor productividad del trabajo hizo posible un excedente de productos destinados al intercambio, primero entre comunidades y luego en el interior de las comunidades, lo que posteriormente dio condicionó la aparición de la propiedad privada y a la primera sociedad clasista: el Esclavismo, en Medio Oriente y Grecia hace unos 500-600 años antes de Cristo. Con la sociedad esclavista apareció la división entre el trabajo intelectual desarrollado por los representantes de la clase esclavista y el trajo físico realizado por los esclavos. Así apareció la ciencia rudimentaria, primero como filosofía y luego las ciencias particulares incipientes sistematizadas por Aristóteles (384-322 a. C.). Con la ciencia griega aparece la forma superior de la conciencia humana expresada por medio de conceptos, definiciones y leyes. Fue el resultado de un largo desarrollo de la actividad práctica del hombre paleolítico y neolítico, que al interaccionar con la naturaleza y transformarla la conoció y descubrió los nexos internos y ya con un lenguaje articulado pudo echar mano de la generalización y la abstracción para culminar con el origen de la ciencia.

Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el 476 después de Cristo, inicia el Feudalismo como modo de producción basado en la propiedad de grandes extensiones territoriales en propiedad de los señores feudales, los que recurrían al trabajo de los campesinos siervos para su cultivo. El feudalismo perduró durante unos 1000 años y se basó en una economía cerrada y fundamentalmente agropecuaria y el poder espiritual lo ejerció la Iglesia, lo que le permitió apoderarse de grandes extensiones territoriales y convertirse en una gran propietaria feudal de la tierra. La ciencia en lo general estuvo estancada, por consiguiente, hubo poca innovación tecnológica; sin embargo, en su interior fueron madurando las condiciones para el surgimiento del capitalismo, sistema que hizo su aparición en Europa en el siglo XVI.

Inicialmente el capitalismo retoma los avances culturales heredados por la antigüedad griega, pero en seguida no son suficientes para las aspiraciones del nuevo sistema socio-económico y Francis Bacon a principio del siglo XVII empieza a cuestionar la Lógica aristotélica por su carácter deductivo, el cual no aporta nuevos conocimientos y plantea la necesidad de una nueva lógica basada en la Inducción. Es decir, que la ciencia tiene que ser práctica en beneficio de la sociedad. Las ideas de Bacon fueron desarrolladas por Hobbes y Locke y con ellos se funda propiamente el empirismo ingles a fines del mismo siglo XVII, corriente filosófica que antepone la ciencia a la práctica a la ciencia especulativa griega y escolástica medieval especulativa y religiosa que no respondía a las necesidades prácticas del capitalismo naciente. Los fundadores del empirismo inglés fueron filósofos que confrontaron con los racionalistas (idealistas) europeos continentales, principalmente descartes y seguidores. Desde entonces reaparecieron las viejas tendencias filosóficas “heredadas” de la antigüedad griega y romana: el materialismo y el idealismo. El materialismo representado en la antigüedad griega por Leucipo, Demócrito, Epicuro y el romano Tito Lucrecio Caro; y el idealismo representado principalmente por Parménides y Platón.

El idealismo y el materialismo son dos corrientes filosóficas que esencialmente se distinguen por sus diferencias en la solución del problema fundamental de la filosofía: la relación entre el ser (materia) y la conciencia (mente). Para el idealismo la conciencia es lo primario que antecede y crea a la materia, que traducido a términos religiosos significa que un Dios crea al mundo como establece la Biblia. Para el materialismo dialéctico por el contrario es el ser (materia) la que en su movimiento culminó por lo menos en la historia de la Tierra de unos 4 500 millones de años con el surgimiento de la especie humana, cuyos rasgos esenciales es el trabajo que por esencia es actividad práctica y la conciencia que se deriva del mismo. Es decir que la conciencia es lo secundario y derivado, como lo confirman las historias de las ciencias particulares modernas, tal como lo concibe el materialismo dialéctico.

Las tendencias filosóficas contradictorias siguieron su desenvolvimiento paralelamente con el desarrollo del capitalismo. La tendencia idealista fue retomada por Descartes y continuada principalmente con Leibniz, Kant y culminada brillantemente por Hegel.

La filosofía idealista de Hegel merece mención especial por sus aportes a la filosofía, particularmente de su dialéctica de los conceptos, especialmente por haber descubierto las tres leyes fundamentales de la dialéctica: Ley de la contradicción, Ley de la transición recíproca de la cantidad contra la cualidad y Ley de la negación de la negación (carácter cíclico de los procesos).

La tendencia materialista en la era del capitalismo fue desarrollada por Spinoza, Diderot y particularmente por los grandes filósofos alemanes: Carlos Marx y Federico Engels.

Carlos Marx y Federico Engels desarrollaron la filosofía materialista en el contexto de un capitalismo desarrollado: el existente en Inglaterra de mediados del siglo XIX. Inicialmente fueron hegelianos, es decir, seguidores de la filosofía idealista de Hegel, pero luego evolucionaron hacia posiciones materialistas radicales por necesidades prácticas de la lucha económica y política de los trabajadores. Es en este contexto que Marx recurre a las obras de Hegel en busca de “luz” para responder a las necesidades prácticas de la lucha política y la primera obra que escribió es la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel (1843). Posteriormente y ya conjuntamente con Federico Engels, escriben conjuntamente la “Sagrada familia” en 1845 y la Ideología alemana en 1846, obras en las invierten la filosofía idealista de Hegel al plantear por primera vez que son las condiciones materiales productivas prácticas las que determinan la conciencia, tal como venía sucediendo desde la aparición de la especie humana. La tendencia materialista fue reafirmada y aplicada en el estudio del capitalismo por Marx en El Capital (1867) en el que en el epílogo a la segunda edición (1873) escribió: “Mi método dialéctico no sólo difiere del de Hegel, en cuanto a sus fundamentos, sino que es su antítesis directa. Para Hegel el proceso del pensar, al que convierte incluso, bajo el nombre de idea, en un sujeto autónomo, es el demiurgo (creador) de lo real; lo real no es más que su manifestación externa. Para mí, a la inversa, lo ideal no es sino lo material traspuesto y traducido en la mente humana. La mistificación que sufre la dialéctica en manos de Hegel, en modo alguno obsta para que haya sido él quien, por vez primera, expuso de manera amplia y consciente las formas generales del movimiento de aquélla. En él la dialéctica está puesta al revés. Es necesario darle vuelta, para descubrir así su núcleo racional que se oculta bajo la envoltura mística".


Conclusiones

La práctica ha sido crucial para la existencia humana y para el origen de su conciencia en general y de la ciencia en particular. Es la actividad práctica productiva la que en última instancia genera la conciencia en general y el conocimiento científico en  particular.

El pensamiento abstracto cuya primera premisa fue el lenguaje articulado derivado de la necesidad práctica-laboral de comunicarse y luego la generalización y la abstracción por medio del mismo hizo posible la aparición del arte (pinturas rupestres) en el se plasma lo abstracto en imágenes concretas.

Con la aparición del arte no se agota la posibilidad del desarrollo de la conciencia y tuvieron que pasar otros miles de años para que la actividad práctica productiva se desarrollara y diera origen al primer sistema clasista hace unos 500-600 años a. C. en Medio Oriente, particularmente en Grecia, para que hiciera posible el surgimiento del último peldaño en el desarrollo de la conciencia humana: el Esclavismo. En este sistema socio-económico, aparece por primera vez la contradicción y consecuentemente la lucha de clases entre esclavistas (propietarios del principal medio de producción de aquella época: la tierra y los esclavos para hacerla producir), pero lo más importante para el tema que nos ocupa es la división del trabajo intelectual desarrollado por la clase esclavista y/o sus representantes ideológicos (Sócrates, Platón, Aristóteles, etc.) y el trabajo físico realizado por los esclavos. El trabajo intelectual fue muy importante porque hizo posible el origen de la ciencia primitiva al principio como filosofía y luego como ciencias particulares con Aristóteles (384-322 a. C.) , con lo que surgen las ciencias como formas superiores de la conciencia.

Con Hegel la dialéctica se mistifica en el sentido de que es la idea la que genera la realidad material, lo cual es falso como lo atestiguan el prolongado desarrollo de las ciencias particulares; sin embargo, su dialéctica es muy importante, ya que rescató la dialéctica del pensador más grande la antigüedad griega: Heráclito, quien fue el primero que afirmar que todo se mueve como consecuencia de la contradicción. Respecto al conocimiento dijo que los sentidos por naturaleza son irracionales, en consecuencia, la ciencia tiene que elevarse más allá de la sensibilidad para descubrir la racionalidad de los objetos materiales.

Marx y Engels fundaron el materialismo dialéctico con lo “desmitificaron” y racionalizaron la dialéctica idealista y religiosa de Hegel y sentaron las bases de la filosofía científica moderna, como “guía” en las investigaciones de las ciencias particulares.

La práctica es el punto de partida de la investigación científica al plantear nuevos problemas, la que confirma la veracidad de las hipótesis y teorías científicas.

Así pues, sólo con la filosofía, particularmente con la Lógica, por su naturaleza sintética, se alcanza el escalón más alto en el desarrollo de la especie humana: el mayor grado de generalización y abstracción científicas que no pueden ser alcanzadas con el concurso de las ciencias particulares, por su naturaleza analítica (fragmentaria y parcial).


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